Un mes después
-Tal vez no este para navidad -soltó mi padre.
Luciano me miró con su ceño fruncido, yo solo pude encogerme de hombros.
No sabía absolutamente nada.
-¿Por qué? -pregunté, llevando un trozo de fruta a mi boca.
-Después de lo del incendio, es necesario que vaya a revisar todas las sedes de America, el personal nuevo contratado, etc, Leandra y Leah viajaran conmigo, me alcanzaran para el 22 en Brasil.
-Extrañas a mamá, por esa razón quieres llenarte de tanto trabajo en días tan especiales para no extrañarla -comentó tranquilamente Luciano-. ¿En dónde quedamos nosotros dos?
-Lucia
Espero les guste. LOS AMO.
Miraba el techo sin encontrar todavía alguna razón lo bastante clara y sincera que explicara por qué seguía en su cama. No podía creer que estuviera en la cama de Alessandro Rizzo y aun no me hubiera marchado como generalmente siempre lo hacía. ¿En serio me gustaba este hombre? —¿En qué tanto piensas? —sentí como su mano me agarraba de mi cintura y me acercaba a él, quedando frente a frente. Alcé una ceja, recordando las anteriores veces que tuvimos relaciones sexuales y sin querer acababa de encontrar una de sus debilidades, era un libro abierto después del sexo. Eso me hizo replantearme muchas cosas. Alessandro no se acostaba con cualquiera, no era que se abriera mucho a las personas; Posiblemente no estuviera teniendo sexo el día de mis cumpleaños, como también el que no tuviera novia y solo lo usara como una manera indirecta para acercarnos más. Lo miré fijamente a sus
—Necesitamos ir a urgencias —me agarró del codo y me guio hasta la puerta, estaba a nada de entrar en la desesperación—. No te desmayes. Aguanta por favor.Mi papá era un asesino. Era hija de un asesino. Lagrimas silenciosas caían de mis ojos sin siquiera preguntar, no podía retenerlas, estaba en una especie de trance y de aceptación a mi nueva realidad.Me habían quitado abruptamente una venda en mis ojos que por muchos años había llevado, no podía creer eso de la persona más importante en mi vida, mi héroe.—No —susurré—. Estoy bien, solo necesito hablar con papá.Lía me miró insegura y después de varios segundos aceptó, llevándome a pasos lentos hasta la oficina.Enserio que necesitábamos un ascensor.&md
Meses después. Me encontraba sentada en el borde de la cama pensando en cómo nuestras vidas habían cambiado y sosteniendo fuertemente mi celular entre mis manos. Todo era una locura. Estaba por cumplir los cuatro meses de embarazo y agradecía que mi barriga no hubiera crecido aun, mi cuerpo cambiaba con el pasar de los meses, mis caderas se habían ensanchado y lo lógico, mi peso había aumentado, pero mi abdomen aun pasaba por desapercibido, todo gracias a mis vestidos holgados y la ropa oversize que diariamente utilizaba. Hoy empezaba un nuevo semestre y seria todo un reto para mi vida, pronto todos se enterarían que estaba embarazada y tendría que lidiar con los rumores que empezarían a correr sobre mí, pero comenzaría este nuevo año de la mejor manera así que no me importaba, sentía que era mi momento y lo disfrutaría. Por ahora todo estaba en calma en nuestras vidas y la felicidad reinaba; después de dos me
Mordía mis uñas de los nervios y la preocupación ahora por Dalila.¿Por qué mierda se iría de la clase?, ¿a dónde habría ido?, ¿debería de llamar a Liam?Esa mujer tenía algo raro desde que llegó de Rusia.Saqué el teléfono para marcarle a mi hermano cuando Dalila entró por la cafetería muy…feliz.— ¿En dónde estabas? —curioseé en cuanto llegó a nuestra mesa. Siempre nos sentábamos en ella—. Te perdiste por quince minutos. ¿Acaso pondrás una bomba? AlashalmRio y solo negó.Estaba rara. — ¿De dónde sacas tantas cosas?—No lo sé —ladeé un poco mi cabeza y achiqué mis ojos mirándola, algo pasaba—. Te noto distinta, ¿Qué será
Abrí los ojos lentamente para acostumbrarlo a la luz de la habitación. Sentía como si un camión me fuera arrollado, estaba tan cansada que respirar era tan difícil.—Cariño —escuché a Nicole y fijé mi vista en ella—. ¿Cómo estás?, ¿Cómo te sientes?Tenía los ojos rojos y estaba muy demacrada, lo que me confundió.—¿Q-Qué pasó? —pregunté totalmente confundida con la situación—. ¿Por qué tienes cara de muerta?, ¿por qué estoy aquí?—¿No recuerdas?—¿Qué cosa?, ¿por qué estoy aquí? Se supone que debería de alcanzar a Dalila. ¿Qué hora es? Dile que lo siento, más tarde la recompensaré —sus ojos se pusieron vidriosos y rápidamente l
—Siempre que Luciano esta mal, de una u otra forma yo también lo estoy. Es una conexión inexplicable y sé que habrá momentos en que te sentirás vacía, tal vez ahora te sientas muy sola allí adentro —acaricié mi abdomen—. Pero debes de recordar que tu hermano te amo y cuidó aun cuando no sabía que lo hacía. Será nuestro héroe por siempre y para siempre y debe de tener un nombre. Debo pensar en ello.Mi celular vibró, rompiendo la hermosa y primera conexión que había tenido con ella. Cuando vi su nombre dudé en contestar, pero tal vez era para algo importante como: decirme que ya sabía lo de mi padre.—¿Qué quieres Alessandro? —cuestioné fríamente.—Necesito que vengas a mi casa —respondió aún más frio, lo
—Alessandro no te duermas —exigí, dándole pequeños golpes en su rostro.A lo lejos escuchaba la sirena, lo que me hizo tranquilizar y sacar el móvil para marcarle a mi madre.Uno, dos, tres, cuatro…—¿Qué pasa?, ¿estas bien?, ¿hay un problema? —me abordó con preguntas inmediatamente.—Mamá estoy bien, todo va bien, pero han acribillado a Alessandro, la seguridad del edificio llamó a la ambulancia y creo que ya llegaron, quiero que sea atendido por ti, me sentiré más confiada —hablaba rápidamente mientras me aseguraba que el nombrado no cerrara los ojos.—Dejaré pasar el hecho de que no estés en casa y estuvieras en medio de un tiroteo, solo por unas horas —amenazó, empecé a escuchar como daba órdenes y pedía algún tipo de información que desco
Un mes después y aun no nos íbamos, había estado pendiente de Alessandro, cuidándolo y haciéndole compañía el mayor tiempo posible sin llegar a descuidar la relación que tenía con mi novio, pero nunca era suficiente y sabía que Esteban ya había llegado al límite. No podría posponer el tiempo de irnos, ya no más.Estaba por entrar a su cuarto de hospital y despedirme, me di cuenta que la puerta estaba entre abierta, lo que era un poco raro, siempre permanecía cerrada. Me acerqué lentamente y vi Alessandro hablando con alguien.—Necesito tener esa información en mis manos —exigía un poco alterado—. Quiero saber lo malditamente importante que tiene esa memoria, que hizo que Lenard me quisiera ver muerto.—La tendrás, pero no ahora —una voz femenina se escuchó—. Es