Un mes después y aun no nos íbamos, había estado pendiente de Alessandro, cuidándolo y haciéndole compañía el mayor tiempo posible sin llegar a descuidar la relación que tenía con mi novio, pero nunca era suficiente y sabía que Esteban ya había llegado al límite. No podría posponer el tiempo de irnos, ya no más.
Estaba por entrar a su cuarto de hospital y despedirme, me di cuenta que la puerta estaba entre abierta, lo que era un poco raro, siempre permanecía cerrada. Me acerqué lentamente y vi Alessandro hablando con alguien.
—Necesito tener esa información en mis manos —exigía un poco alterado—. Quiero saber lo malditamente importante que tiene esa memoria, que hizo que Lenard me quisiera ver muerto.
—La tendrás, pero no ahora —una voz femenina se escuchó—. Es
Me sentía como en el cielo, sus manos simplemente eran mágicas y justo ahí donde tocaban me hacían querer blanquear los ojos…era intenso, diablos que sí y lo estaba disfrutando mucho, no quería que parara por ningún motivo, lo mataría si lo hiciera…—Aaah —gemí complacida cuando bajo un poco e hizo presión. Era todo un conocedor —. Por favor no pares, sí…así… ¡diablos, si eres un experto!Respondió con un gruñido y reí, sabiendo que estaba cansado ya, llevaba más de media hora dándome placer, quedaría agotado pero el embarazo me tenía así…era inevitable.—¿Te sientes mejor ahora cariño? —preguntó, minutos después. Sonreí complacida, Esteban era el mejor&mdash
POV ALESSANDRORespiré profundo y me contuve de detenerla, no podía hacerlo, era lo mejor para ellas estar alejadas de mí, lo único que haría es que sufrieran o en el peor de los casos que sus vidas corrieran peligro, tenía que estar lo más alejado posi…A la mierda, claro que no lo haría.¿Dejar a mi hija y a esa mujer malditamente loca?Ni siquiera era una maldita opción y ella misma lo sabía, pero si pensaba que iba a ir tras ella y detenerla no lo haría…jamás. Volveríamos a encontrarnos, tal vez no dentro de una semana, tal vez en un año, mierda no estaba seguro, pero de lo que sí estaba, era que sucedería, tarde o temprano.Mataría más pronto de lo que pensaba al puto rey de la mafia italiana, claro que lo haría.Mi teléfono vibr&oacu
Miraba fijamente mi abdomen demasiado abultado en el espejo, se me era imposible no pensar que lo estaría aún más, si estuviera mi príncipe allí dentro, era una herida que jamás se cerraría, siempre estaría ahí…doliendo por ratos y recordándome lo que algún día pudo ser y no fue.Una pequeña lagrima silenciosa cayó y la limpié rápidamente, no había ni un día en que no lo llorara a él y a mi Dalila, mi corazón estaba incompleto.Sonreí sin poder evitarlo, la Luciana de ahora era muy madura y jamás creí que podría serlo, tener una vida dentro de ti, estar en el proceso de formar una familia te cambia y para bien. Ya había pasado varios meses desde que dejamos Italia para estar en la tranquilidad que Alemania nos ofrecía, había cambiado de universidad, acababa de te
—Pa-Papá, ¿por qué razón Esteban no contesta el teléfono? —pregunté entre dientes, sintiendo otra contracción un poco más leve que las anteriores, respiré profundo y exhalé lentamente. Le había marcado más de cinco veces y Esteban no contestaba, lo que me parecía verdaderamente raro viniendo del. Estaba muy pendiente últimamente, sabíamos que en cualquier momento podría nacer nuestra hija. —Fue hacer un trabajo y en ese lugar no hay mucha señal, tardara un día en volver —comentó un poco distraído, seguro estaba muy ocupado, pero haría que enloqueciera un poco. —Va a nacer tu nieta, así que harás hasta lo imposible para que su padre en menos de media hora este en el hospital —susurré amenazante y colgué. Alessandro me miró de reojo y frunció el ceño, sabía lo que estaba pensando y me adelante. —No —dije firme. —Soy su padre, Luciana —advirtió. —Ay ¡mierda duele mucho! —grité, agarrando su brazo y ap
Un día después. Habían traído a Mia conmigo, todo estaba bien con ella así que en un par de horas estaríamos en casa, descansando.Sonreí inconscientemente al verla, estaba entre mis brazos y dormía plácidamente, no podía parar de observarla, se me era imposible no tener mis ojos puestos en ella, era tan perfecta que dolía.—Eres tan hermosa —susurré con lagrimas en mis ojos.Fue justo en ese momento donde supe que nada era más importante en mi vida que ella, que el amor que había tenido en relaciones anteriores no se comparaba con el amor que tenia por esta bebé, no había un amor en la tierra que lo sobrepasara, podría dar mi vida por ella.Fue algo tan difícil saber que estaba embarazada, pensaba que no podr&iac
Una semana después. —¿Todo va bien con la niña? —le pregunté a mamá.Hoy ambas teníamos revisión y todo estaba bien conmigo, así que ahora revisaba muy feliz a su nieta.—Todo muy bien —empezó a besar sus mejillas sin parar—. Mi nieta es una niña muy saludable.—Que bien —sonreí, viéndolas ambas—. ¿Puedes vestirla tu?Esta asintió sin ningún problema. —Tú no estás bien —dijo, volteándome a ver con su ceño fruncido—. ¿Qué ha pasado?Me sentía un poco incomoda hablar con mamá sobre mi vida amorosa, jamás habíamos tenido ese tipo de confianza tan fuerte con respecto a ese ámbito, como para que lo hicier
Estaba verdaderamente feliz mientras caminaba por el hospital, Elian seria mi hijo, claro que sí o me dejaba de llamar Luciana Licciardi, quería darle esta oportunidad y esperaba que él me la diera a mí, ambos sanaríamos nuestras heridas.Unos gritos se empezaron a escuchar y maldije internamente, sabía de quien se trataba, incluso Mia quien estaba dormida y ahora tenía sus ojos completamente abiertos a la espera del estúpido.Caminé más rápido para no toparnos, pero jamás tenía suerte en esta vida.Alessandro venia gritándole a unos pobres internos, esperaba que nunca me gritaran o no sabría lo que podía pasar.—¡Casi se muere con un procedimiento tan malditamente fácil! ¡¿Qué es lo que hacen la facultad?! ¡No puedo pasar en alto esta…! &mdash
Salí corriendo del hospital, rogando a Dios que Esteban aun estuviera, era el único que podría llevarme donde estaba mi padre y advertirle sobre lo que sucedería.—¡Esteban! —grité, al verlo aun en el estacionamiento. Hablaba por teléfono—. Por favor, necesitamos tu ayuda.Se despidió rápidamente y colgó, viéndome impresionado al verme aquí.—No quiero verte Luciana, ve y pídesela a Alessandro —abrió la puerta del auto y la cerré—. ¡Aléjate!—Todo lo que dije fue para salvar a mi padre —aclaré rápidamente, él tenía que saber la verdad—. Pero ahora resulta que no valió la pena porque Alessandro no me creyó y ahora nos matara.Este frunció su ceño, viéndome como si estuviera l