Mordía mis uñas de los nervios y la preocupación ahora por Dalila.
¿Por qué mierda se iría de la clase?, ¿a dónde habría ido?, ¿debería de llamar a Liam?
Esa mujer tenía algo raro desde que llegó de Rusia.
Saqué el teléfono para marcarle a mi hermano cuando Dalila entró por la cafetería muy…feliz.
— ¿En dónde estabas? —curioseé en cuanto llegó a nuestra mesa. Siempre nos sentábamos en ella—. Te perdiste por quince minutos. ¿Acaso pondrás una bomba? Alashalm
Rio y solo negó.
Estaba rara.
— ¿De dónde sacas tantas cosas?
—No lo sé —ladeé un poco mi cabeza y achiqué mis ojos mirándola, algo pasaba—. Te noto distinta, ¿Qué será
Abrí los ojos lentamente para acostumbrarlo a la luz de la habitación. Sentía como si un camión me fuera arrollado, estaba tan cansada que respirar era tan difícil.—Cariño —escuché a Nicole y fijé mi vista en ella—. ¿Cómo estás?, ¿Cómo te sientes?Tenía los ojos rojos y estaba muy demacrada, lo que me confundió.—¿Q-Qué pasó? —pregunté totalmente confundida con la situación—. ¿Por qué tienes cara de muerta?, ¿por qué estoy aquí?—¿No recuerdas?—¿Qué cosa?, ¿por qué estoy aquí? Se supone que debería de alcanzar a Dalila. ¿Qué hora es? Dile que lo siento, más tarde la recompensaré —sus ojos se pusieron vidriosos y rápidamente l
—Siempre que Luciano esta mal, de una u otra forma yo también lo estoy. Es una conexión inexplicable y sé que habrá momentos en que te sentirás vacía, tal vez ahora te sientas muy sola allí adentro —acaricié mi abdomen—. Pero debes de recordar que tu hermano te amo y cuidó aun cuando no sabía que lo hacía. Será nuestro héroe por siempre y para siempre y debe de tener un nombre. Debo pensar en ello.Mi celular vibró, rompiendo la hermosa y primera conexión que había tenido con ella. Cuando vi su nombre dudé en contestar, pero tal vez era para algo importante como: decirme que ya sabía lo de mi padre.—¿Qué quieres Alessandro? —cuestioné fríamente.—Necesito que vengas a mi casa —respondió aún más frio, lo
—Alessandro no te duermas —exigí, dándole pequeños golpes en su rostro.A lo lejos escuchaba la sirena, lo que me hizo tranquilizar y sacar el móvil para marcarle a mi madre.Uno, dos, tres, cuatro…—¿Qué pasa?, ¿estas bien?, ¿hay un problema? —me abordó con preguntas inmediatamente.—Mamá estoy bien, todo va bien, pero han acribillado a Alessandro, la seguridad del edificio llamó a la ambulancia y creo que ya llegaron, quiero que sea atendido por ti, me sentiré más confiada —hablaba rápidamente mientras me aseguraba que el nombrado no cerrara los ojos.—Dejaré pasar el hecho de que no estés en casa y estuvieras en medio de un tiroteo, solo por unas horas —amenazó, empecé a escuchar como daba órdenes y pedía algún tipo de información que desco
Un mes después y aun no nos íbamos, había estado pendiente de Alessandro, cuidándolo y haciéndole compañía el mayor tiempo posible sin llegar a descuidar la relación que tenía con mi novio, pero nunca era suficiente y sabía que Esteban ya había llegado al límite. No podría posponer el tiempo de irnos, ya no más.Estaba por entrar a su cuarto de hospital y despedirme, me di cuenta que la puerta estaba entre abierta, lo que era un poco raro, siempre permanecía cerrada. Me acerqué lentamente y vi Alessandro hablando con alguien.—Necesito tener esa información en mis manos —exigía un poco alterado—. Quiero saber lo malditamente importante que tiene esa memoria, que hizo que Lenard me quisiera ver muerto.—La tendrás, pero no ahora —una voz femenina se escuchó—. Es
Me sentía como en el cielo, sus manos simplemente eran mágicas y justo ahí donde tocaban me hacían querer blanquear los ojos…era intenso, diablos que sí y lo estaba disfrutando mucho, no quería que parara por ningún motivo, lo mataría si lo hiciera…—Aaah —gemí complacida cuando bajo un poco e hizo presión. Era todo un conocedor —. Por favor no pares, sí…así… ¡diablos, si eres un experto!Respondió con un gruñido y reí, sabiendo que estaba cansado ya, llevaba más de media hora dándome placer, quedaría agotado pero el embarazo me tenía así…era inevitable.—¿Te sientes mejor ahora cariño? —preguntó, minutos después. Sonreí complacida, Esteban era el mejor&mdash
POV ALESSANDRORespiré profundo y me contuve de detenerla, no podía hacerlo, era lo mejor para ellas estar alejadas de mí, lo único que haría es que sufrieran o en el peor de los casos que sus vidas corrieran peligro, tenía que estar lo más alejado posi…A la mierda, claro que no lo haría.¿Dejar a mi hija y a esa mujer malditamente loca?Ni siquiera era una maldita opción y ella misma lo sabía, pero si pensaba que iba a ir tras ella y detenerla no lo haría…jamás. Volveríamos a encontrarnos, tal vez no dentro de una semana, tal vez en un año, mierda no estaba seguro, pero de lo que sí estaba, era que sucedería, tarde o temprano.Mataría más pronto de lo que pensaba al puto rey de la mafia italiana, claro que lo haría.Mi teléfono vibr&oacu
Miraba fijamente mi abdomen demasiado abultado en el espejo, se me era imposible no pensar que lo estaría aún más, si estuviera mi príncipe allí dentro, era una herida que jamás se cerraría, siempre estaría ahí…doliendo por ratos y recordándome lo que algún día pudo ser y no fue.Una pequeña lagrima silenciosa cayó y la limpié rápidamente, no había ni un día en que no lo llorara a él y a mi Dalila, mi corazón estaba incompleto.Sonreí sin poder evitarlo, la Luciana de ahora era muy madura y jamás creí que podría serlo, tener una vida dentro de ti, estar en el proceso de formar una familia te cambia y para bien. Ya había pasado varios meses desde que dejamos Italia para estar en la tranquilidad que Alemania nos ofrecía, había cambiado de universidad, acababa de te
—Pa-Papá, ¿por qué razón Esteban no contesta el teléfono? —pregunté entre dientes, sintiendo otra contracción un poco más leve que las anteriores, respiré profundo y exhalé lentamente. Le había marcado más de cinco veces y Esteban no contestaba, lo que me parecía verdaderamente raro viniendo del. Estaba muy pendiente últimamente, sabíamos que en cualquier momento podría nacer nuestra hija. —Fue hacer un trabajo y en ese lugar no hay mucha señal, tardara un día en volver —comentó un poco distraído, seguro estaba muy ocupado, pero haría que enloqueciera un poco. —Va a nacer tu nieta, así que harás hasta lo imposible para que su padre en menos de media hora este en el hospital —susurré amenazante y colgué. Alessandro me miró de reojo y frunció el ceño, sabía lo que estaba pensando y me adelante. —No —dije firme. —Soy su padre, Luciana —advirtió. —Ay ¡mierda duele mucho! —grité, agarrando su brazo y ap