Días después.El vendedor le entregó las llaves de la casa a Caden, manifestó que había adquirido una propiedad de excelente calidad. El doctor Greenwood sonrío.—Espero que cumpla con todos los acuerdos que hemos establecido.—No lo olvidaré, señor Alexander —. Gilbert observaba y escuchaba en silencio; el hombre no se sorprendió por el nombre que había usado su jefe; Caden muchas veces se presentaba como Alexander o Alex. Luego de que el vendedor se marchara, Caden entró con Gilbert al interior de la propiedad, se había enamorado por completo de la hermosa cabaña. Las torres octagonales que dominaban el paisaje, en conjunto con las ventanas y las puertas profusamente decoradas en variedad de color y texturas, alegraban su vista. No obstante, lo que más le cautivó era lo lejos que se encontraba de la ciudad, a dos días de camino para ser más exactos.El interior de la cabaña era espacioso y cómodo, constaba de cinco habitaciones, una sala amplia con una hermosa chimenea y cocina, tam
—Cuéntanos Míriam, desahógate con nosotras —le pidió Emma.—Caden lleva dos días sin dormir en la casa —Emma puso una mano sobre su boca, Alyssa puso una expresión severa.—¿No te dijo si saldría con Henry Stanley? Últimamente, él y ese medicucho son uña y mugre.—El doctor Stanley está en el hospital, mi madre me lo comentó hoy que fui a verla antes de venir a tu casa, así que Caden no está con él… Mi esposo tiene que estar con ella —el semblante de Míriam se llenó de ira y el de Alyssa también adquirió la misma expresión.—¿Con quién está mi primo? —Quiso saber Emma.—Con la desdichada de Angelina —le respondió Alyssa con un profundo
Alyssa había llegado a la mansión del duque. Un grupo de sirvientes abrió el portón de la propiedad con el fin de permitir que el carruaje pudiera acceder. En el interior de la propiedad, uno de los sirvientes brindó su asistencia para descender y guiarla hasta la entrada. Emilia observó la llegada de Alyssa desde la ventana de su dormitorio, supo que William caminaba por el jardín, por lo que no dudó ni un instante en que la vería; y así fue. William observó el carruaje de Alyssa Greenwood llegar a la propiedad desde la distancia.—Alianza Greenwood —expresó con incredulidad, se acercó con atención para observar de manera más precisa a la dama que descendía del carruaje, y, en verdad, se trataba de Alyssa Greenwood. —Michael no me comunicó que la había invitado. Esto debe ser responsabilidad de Emilia —reflexionó, mientras recordaba los sucesos acontecidos con Arianna y la acción en que Emilia le había solicitado que permaneciera en Edimburgo.—Carlos —dijo William llamando al jardin
Caden observaba las calles, faltaba poco para llegar a casa de Angelina hasta que observó a Vanessa salir de un establecimiento y, más adelante, a Angelina.—¡Detén el carruaje! —Le ordenó a Gilbert. Luego, en completo silencio, la observó mientras cruzaba la acera. Detalló su sonrisa, lo hermosa y esbelta que se veía. No pudo evitar sentir celos, incluso del aire que le acariciaba la piel y el cabello. Caden descendió del carruaje y caminó con rapidez para encontrarse con Angelina. Vanessa giró y se percató de que Caden se dirigía hacia su dirección.—Angelina no voltees, y camina rápido.—¿Qué sucede?—Caden venía tras de nosotros —Angelina se puso tensa y apresuró el paso, pero fue inútil, Caden ya estaba cerca de ella.—Angelina —la llamó, pero ella lo ignoro. Él se sintió impotente ante el rechazo y quiso tomarla del brazo, pero en el instante en que lo iba a hacer, dos hombres salieron de la nada y lo impidieron tocarla.—¡Suéltenme desgraciados! —riño Caden con rabia, Gilbert q
El deseo intenso de desaparecer que experimentaba Míriam era muy profundo, su madre, al ver el rostro de su hija, no pudo evitar preocuparse, la examinó y notó que había adelgazado. —Miriam, querida ¿Por qué tu esposo no ha venido contigo? Habíamos planeado una cena para ustedes —Míriam no contestó a su madre inmediatamente, estaba absorta, hundida en su mundo de dolor y decepción.—¿Piensas que fue adecuado que me casara con Caden? —Preguntó de repente sin mirar a su madre, la mujer al ver cómo su hija comenzaba a quebrarse se le acercó rápidamente. —¡Caden está saliendo otra vez con esa mujer! —No, madre, pero su fantasma permanece vivo entre nosotros dos. El llanto de Míriam se intensificó —dime madre, ¿cómo puedo recuperar algo que nunca fue mío? ¡No sabes cómo me arrepiento de haber sido tan obstinada y caprichosa, debí haberme alejado!—No cariño, no digas eso. Sé que te sonará muy repetido lo que te voy a decir, pero la experiencia me ha enseñado que muchas veces el amor lle
Míriam. El tiempo que Míriam pasó con Henry hizo que ella olvidara temporalmente sus problemas; Henry traía consigo los recuerdos de sentimientos antiguos que alguna vez fueron parte de su mundo, como la calidez y la paz en un día soleado.Tomó un sorbo de su chocolate caliente, saboreando el dulce sabor que tenía en su paladar, mientras lo hacía, pensaba en Stanley. Nunca había reparado en hacerlo, tenía unos ojos hermosos, negros como el ónix al igual que su cabellera, sus manos eran grandes y las uñas de sus manos las tenía bien cuidada, no podía negarse que Henry Stanley era un hombre atractivo, Miriam se preguntó: ¿Por qué no se había dado cuenta de ello antes? ¿Será casado? ¡Debe serlo! Era un hombre de unos treinta y seis años, aunque no necesariamente porque tuviese es
Angelina dormía tranquilamente, desde que Michael había colocado escoltas, su tranquilidad había regresado.No podía olvidar la tarde en que Caden fue tras de ella, y la alzó por un brazo, ella entendió que Caden ya sabía de su paseo con Michael. Por varios días no pudo olvidar la cólera que traslucía Caden y temió que le hiciera daño, pero ese día los escoltas del duque de St. Moritz la habían rescatado. Angelina empezó a moverse en la cama, su sueño estaba siendo interrumpido por el repentino frío, el calor de su habitación se estaba evaporando, aunque dormida, se arropó con la pesada manta, pero las ráfagas de viento frío seguían molestándola. Entonces giró, y vio que la ventana estaba abierta, el viento que entraba moviendo las cortinas se lo afirmaban. Aquel suceso la aterró, ella sabía a la pe
Los dos escoltas, que habían estado en vigilia cuidando a Angelina, habían sido encontrados en un callejón amordazado y aturdidos. Luego de recuperar la noción del tiempo le dijeron a la policía que eran empleados del duque de St. Moritz. Más tarde, dos agentes de policía acudieron a la residencia de Michael. Uno de los sirvientes avisó a William, quien fue rápidamente a indagar el motivo de la visita. —Disculpen que lo moleste —dijo uno de los policías. —Pero, hallamos a dos hombres, estaban amordazados en un callejón miserable apartado de la ciudad y ellos afirman estar bajo órdenes del duque —William quedó pensativo. —¿Dónde están esos caballeros? —En la comisaría, señor. —Llévenme con ellos. —Los p