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NADA MÁS MARAVILLOSO QUE VER ESOS RIZOS

--Señorita hemos llegado… --observo hacia la izquierda y la ventana del avión me muestra los cielos de Estados Unidos, hacía mucho que no tocaba tierras americanas, por lo menos no del país que me vio crecer, me fui de aquí con tan solo quince años --En cuanto aterricemos el avión, estarán esperando por usted… Por cierto, me gustaría tener un autógrafo de usted, usted es el ídolo de mi hija, sueña con ser tan buena como es usted… Los juegos olímpicos… Por Dios felicidades, no sabía siquiera que ese salto existía, mi hija dice que pocas patinadoras podían hacerlo… Gracia por representar tan bien a nuestro país.

Sonreí ante ella y aunque aún no me acostumbraba al hecho de dar autógrafos y de ser la cara de varias firmas comerciales, lo cierto era que con mucho esfuerzo lo había logrado, había sido un trabajo duro, había estado estudiando y entrenando sin parar por años, aquello me había llevado a los juegos olímpicos, y me había llevado a ser ganadora de regionales y de estatales, había sido duro, pero lo había logrado, había logrado aquella meta que me había propuesto aquel día en medio del llanto, me prometí que jamás dejaría que me rompieran el corazón de nuevo y solo me concentraría en lo que de verdad era importante, y eso era solo yo.

--Muchas gracias por todo, se han comportado de manera maravillosa --no mentía, había sido maravillo, el vuelo había sido de lo más gratificante, ¿Peor cuál no lo sería? Cuando había sido un vuelo en jet privado y la habían tratado como una reina, mi hermano había insistido en enviar aquel aparato ostentoso para que fuese mi transporte.

Todo por el simple hecho de que yo me había negado una y otra vez en venir a este evento, por el hecho de que no deseaba estar en la fiesta de compromiso de mi prima y su prometido, además del hecho de que no deseaba verle el rostro a ellos, no deseaba tener que idear con la felicidad de los otros, aunque algo que me había animado era el hecho de que tal vez con esto pueda cerrar aquel ciclo y pueda seguir adelante, poder pisar mi ciudad natal sin sentir que esta me rompía el corazón en cada sentimiento mi mirada no llegaba a disimular ni un poco.

--Bienvenida señorita, por aquí por favor… --el auto negro con vidrios oscuros se mostraba ante mí, todo era tan ostentoso.

No había duda que mi hermano le había estado lleno bien en la empresa que trabajaba con su mejor amigo, no había duda que vivían como reyes, por lo menos eso era que lo que solía decir, que le iba bien, que estaba en perfecto estado y que me extrañaba, tanto así que cuando estaba a punto de subir en el auto observe a un hermoso hombre rubio hablar por teléfono, mientras que sus lentes oscuros tapaban sus lindos ojos dorados que ahora sabía muy bien que se conectaban en mí, más al ver su brillante sonrisa, aquella sonrisa tan parecida a la de mi madre, aquella que había extrañado desde hacía tanto tiempo.

--Mi amor… Oh… Al fin llegaste… No te hablo a ti imbécil, más te vale que arregles todo rápido o Anakin se enojara, solo es un aviso… --no tuve tiempo en pensar en nada más, además del dolor en el fondo de mi estómago al escuchar aquel nombre.

Pero ya estaba siendo levantada por mi hermano mayor con sus fuertes brazos, mientras que yo sonreía como una pequeña niña quien extraña demasiado las caricias de aquel enorme hombre que tanto me había amado desde mi nacimiento, mi hermano mayor, el único que siempre ha estado allí para mí y el único que me apoyo cuando decidí marcharme de esta ciudad para siempre a pesar de las supleciones de mis padres.

--Al fin te veo grandote, deberías dejar los esteroides, eso y malo para el crecimiento… --una carcajada surco de los labios de mi hermano, en lo que me apretó aún más fuerte en sus brazos y su perfume a cítricos me envolvieron por completo.

--También te extrañé señorita oro… No puedo creerlo, ganaste el oro en las olimpiadas, la verdad es que no esperaba nada menos de tu parte, discúlpame por no haber estado allí, he estado trabajando mucho y Anakin me tiene sujeto de las pelotas… --Anakin, olvidaba que la vida de mi hermano giraba alrededor de aquel hombre, del hombre que me rompió el corazón cuando era solo una niña.

--No hay problema, ya sabes que ganaría de igual manera y tu regalo llego unos días antes, la verdad eso me motivo muchísimo en poder conseguir el oro… --sacudió mi cabello como siempre solía hacerlo, y mis rebeldes crespos rubios parecían tener vida propia, pues se fueron de un lado a otro volviéndose aún más rebeldes, como odiaba que hiciera aquello.

--No me despeines, odio que toquen mi cabello --otra carcajada de mi hermano, pero no tuvimos más tiempo de aquel recibimiento, él me había arrastrado de la mano adentro del auto alegando el hecho y tener un frío tremendo y también por el hecho de que mis padres me estaban esperando.

Que falsedad era más que obvio que no lo estarían haciendo, debían estar llenos de trabajo con la fiesta que se celebraba en aquel instante en su casa, Megan al ser criada por mi padre había pedido que por favor dejaran hacer el matrimonio y la fiesta de compromiso en la que un día fue mi hogar y mis padres habían aceptado de inmediato, recuerdo esa llamada en la que mi madre había llamado llena de dicha a contarme sobre el hecho de que Megan se casaría, yo había dejado de escuchar de inmediato, sobre todo al imaginarme con quien lo había hecho, al pensar que ellos se casarían, con el solo hecho de imaginar aquello había llegado a indicar que no iría a la boda y que no estaba dispuesta a participar en lo más mínimo, al parecer no fue algo en lo que pusiese negarme, pues ahora mismo estaba en camino a casa mientras que mi hermano sujetaba mi mano al parecer temiendo que me escapara de su lado en cualquier parada del semáforo.

Pero entonces pasamos por todas aquella calles, aquellas en las que una vez hoy caminaba, aquel lugar en donde lo había conocido, el lugar donde yo había notado por primera vez que estaba enamorada de él, que él hacia mi corazón enloquecer y había logrado hacerme reír sin parar al decir que sus ojos realizaban deseos y por aquella razón sus ojos eran mágicos, yo me enamore del amigo de mi hermano, me enamore de aquel chico que iba a casa todos los días, de aquel chico que siempre me mostraba una sonrisa y jugaba a las muñecas conmigo, aquel que un día viendo la televisión me dijo que las patinadoras eran las mujeres más hermosas del mundo y yo había decidido que como futura esposa de Anakin Craig yo sería patinadora, aquel que me había dado un sueño y al final aquel sueño se había convertido en mi salvación cuando me di cuenta de que jamás sería dado mi amor y que Anakin caiga jamás me amaría.

--Bien, no olvides que me debes una grande…. --mi hermano por fin había colgado la octava llamada que había entrado a su teléfono en todo el camino a casa --La verdad es que deseaba pasar mi tiempo contigo a solas, pero me imagino que quieres darte un baño y cambiarte antes de bajar de la habitación… --mi hermano hablo al ver que habíamos llegado, no imagine que aquel lugar me traería tantos pensamientos, buenos y malos, todos llegando a mí como si fuesen un huracán a toda potencia.

--Yo también, pero tendremos tiempo eso en estos tres días…

--¿Tres días? Creía que como ya había acabado la temporada de competencia tu estría en nuestro hogar por lo menos unos tres meses, no me imagine que serían tres días, no me dijiste nada, ¿Te irás en cuanto acabe la boda? --asentí a la pregunta de mi hermano y bote su disgusto de inmediato.

--Debo prepararme para algunos patrocinios, además del hecho de que en primavera inician los entrenamientos y las nuevas rutinas, no tengo tiempo que perder… --mentira, todo era mentira, estaba libre por lo menos unos seis meses, mis patrocinios podían ser grabados aquí, Dany me lo había indicado, pero yo no deseaba estar en este lugar y por eso escaparía como una cobarde.

--Carajo… Bien, ve adentro, le diré a papá y a mamá que has llegado, vamos…

--Iré por la puerta trasera, no quiero ser una molestia, me imagino que ya hay invitados y no quero arruinar la fiesta de Megan… --mi hermano arrugo el ceño y yo solo le mostré una sonrisa incómoda, él no sabía que había llegado a ocurrir, que era aquello que me separaba de Megan y de Anakin, solo nosotros sabíamos por qué razón había esta enemistad entre nosotros, solo nosotros sabíamos por qué en aquella llamada de Megan indicándome que le gustaría mi presencia en su boda, en lo que yo la había mandado al diablo y le había cortado la llamada antes de que siquiera pudiese terminar la frase.

--No debes hacerlo, eres la señorita de esta casa, es tu hogar al que no le guste verte que se vaya al diablo si tiene algún problema que venga a decírmelo y yo arreglo todo de una buena vez… --aquella mirada era tan distinta, había algo más allí, algo que me dio un escalofrío tremendo de inmediato, pero decidí ignorarlo y solamente sonreír para darle una caricia en las mejillas y sin más caminar hacia la parte trasera de la mansión ignorando su mirada disgustada.

--Vamos… Solo una noche más, te juro que te va a encartar, seguramente me pedirás una más… --una voz melodiosa y llena de sensualidad me saco de mis pensamientos pesimistas, en lo que observe al hombre de hombros anchos que tenía arrinconada a la morena de vestido ajustado contra la pared y esta parecía estar deseando con ansias sus caricias, en lo que el hombre no tenía la más mínima muestra de querer en su rostro, solo notaba como sus brazos grandes y llenos de tatuajes estaban a su alrededor en lo que ella parecía deseada porque la tocaran.

--Me gustaría, pero la verdad es que he tenido mejores noches de las que pase contigo… --que hijo de p**a, además, ese acento, no, él no era Anakin, él se casaría con mi prima, él no podía ser, sin contar que los Craig solían tener todos aquel acento escocés tan de ellos, que era más que imposible, me hubiese gustado poder seguir pensado en la posibilidad, pero entonces.

La mujer lo observo con una mirada furibunda y lo empujo lejos de ella y se fue del callejón que conectaba a la puerta trasera hecha una fiera, tanto así que me golpeo al pasar por mi lado, pero no presto la mayor atención, mujer loca, me hubiese gustado seguir insultándola en mis pensamientos, pero entonces el hombre solamente giro sobre sus talones y aquellos ojos tan diferentes se conectaron con mi míos, aquel rostro que solo mostraba la belleza que jamás imagine que seguiría despertando en mí aquellas mariposas que una vez llego a despertar durante mi infancia y mi adolescencia.

--Mujeres, consideran que por el hecho de que ella está enamoras de ti, tú debes corresponderles como una regla… Hola mi bella hada, no hay nada más maravilloso que ver esos rizos de nuevo…

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