Lesley llega a casa y lo primero que hace es buscar su maleta, y recoger algunas de sus cosas. Después coge el periódico del día y busca entre los anuncios algún apartamento para alquilar, ella después de ver a otra mujer entre los brazos de Robert no quiere ni escuchar lo que la tenga que decir.
Con un bolígrafo señala algunos de los teléfonos que hay, aunque sus verdaderos pensamientos son que se tiene que alejar de Robert; del hombre al que ella ama. Está de acuerdo que Robe
Una hora después, una de las enfermeras sale y llama a los familiares de Lesley, para darles la noticia de que tanto el bebé, como ella, se encuentran en perfectas condiciones.Robert se relaja y comienza a respirar algo un poco más tranquilo, aunque la acumulación de sus nervios le juega una mala pasada, y de sus ojos brotan algunas lágrimas.—Tranquilo amigo, Lesley está muy bien ella y el bebé han sido muy fuertes —comenta la enfermera, colocando una mano sobre su hombro para tratar de darle ánimos.—Lo sé, lo sé. Pero es que son tan importantes para mí..., —trata de continuar hablando, pero sus lágrimas le impiden explicarse.—Venga, ya pasó todo además si quiere puede pasar a ver a su hijo y a su mujer —le dice intentando que se calme—, pero será mejor que
Un mes después del parto...Lesley salió del hospital tres días después, y su relación con Robert fue mejor que nunca, aunque Robert muy a su pesar terminó por aceptar que ese niño solo llevase los apellidos de su madre, ya que algún día su padre saldría de la cárcel y podría reclamar su custodia.Y para qué esperar más, como era de esperar Lesley viajó a los estados unidos en cuanto se recuperó un poco, lo primero que hizo fue ir a casa de su madre, para presentar ante toda la familia al pequeño Willians.Después de una gran celebración de más de cinco horas, Lesley decide acudir a su editorial. Al entrar en su despacho después de seis meses se lo encuentra como lo dejó, incluso hay una foto de Bryan boca abajo. La coge entre sus manos y pasa la yema de sus dedos por el
—No puede ser, Lesley no haría algo así. Además, que tiene que ver todo esto con mi hija —espeta su madre, tratando de encontrar alguna relación entre sí.Robert se da cuenta de que la mujer se empieza a alterar demasiado y de que sus nervios comienzan a cortarla la respiración. Brandon y Abraham, tratan de que se calme y coja algo de aire. A pesar de su insistencia, deciden que lo mejor es que lo sepa todo y Robert comienza a contarla todo lo que sabe de Lesley, también la explica lo de la denuncia, y el por qué Bryan terminó ingresando en la cárcel.Sus nervios parecen calmarse durante algunos minutos, hasta que la mujer comienza a almacenar y a procesar cada una de las palabras que le acaban de contar entre Robert, Abraham y Brandon.Es todo tan irreal que pareciera una novela, si no fuese porque su hija sí que está secuestrada
Finalmente recibe esa llamada tan esperada, Robert enciende el altavoz y todos lo escuchan claramente:—Tienes una hora para dejar el dinero en una de las papeleras que hay enfrente de la editorial de Lesley, y no quiero policías ni nada por el estilo.—De acuerdo, pero... ¿Cómo sab
La vida de Lesley no ha mejorado mucho, desde la muerte de su pobre padre. Hace un año exacto de su fallecimiento, para ella no ha sido nada fácil haber heredado la gran editorial. Pero poco a poco, y con el tiempo ha conseguido hacerse con el manejo de la empresa, y por el momento ha logrado llevar al primer lugar la editorial, y a día de hoy es la mejor que hay. Hace poco más de un mes tenía una relación amorosa con Bryan, (su novio). Ellos dos llevaban juntos desde que tenían quince años, se conocieron en clase y, desde entonces habían sido inseparables el uno del otro. Hasta que, por cuestiones de trabajo, la cosa empezó a empeorar entre ellos y a Bryan se lo ocurrió la genial idea de terminar su relación con Lesley. Y así está esta chica ahora, llorando por los rincones. Aunque, Bryan no hacía mucho por Lesley, para ella era un apoyo; con el que poder soportar todo lo que estaba viviendo. Desde que la dejó, su vida se ha vuelto realmente complicada, llevar una empresa de tan
Al día siguiente la vida aburrida de Lesley continúa, es la misma rutina para ella todos los días; realizar reuniones, firmar contratos, revisar libros de nuevos autores, y lo más difícil conseguir ser la primera en el rankin editorial. Sé que suena exagerado, pero ya no lo soporto más, tengo que encontrar una solución para ayudar a esta mujer, se me parte el alma de verla así de mal. Me destroza el corazón verla entrar con esa cara todas las mañanas, y lo que más me fastidia es que ella no consiga olvidarse de Bryan. Ese hombre ha sido un cretino todos estos años, estoy desesperado por solucionar sus problemas, aunque..., se me está ocurriendo una genial idea. ¡Ya lo tengo! Lo será ir a casa de Aurora tengo que hablar con ella. Aurora es la madre de Lesley, y creo que ella me puede llegar ayudar bastante en mi argucia. Tengo la esperanza de que entre los dos llegaremos a una conclusión, y podremos preparar algo a lo grande sin que Lesley se entere, así se llevará una gran sorpr
Lesley le ve marchar, se ha dado cuenta de que su amigo no tiene remedio, y está vez se ha salvado por la campana como se suele decir. —Está claro que hoy no es mi mejor día —comenta decepcionada al no haber obtenido ningún tipo de información—. Editorial bella letra. Dígame que desea —responde viendo a su amigo marchar de la oficina. —Hola, pocholita mía. —Mamááá. Haz el favor de no llamarme así, estoy en la oficina —responde avergonzada, mirando hacia los lados por si a alguien le da por entrar. —De acuerdo Lesley. Perdóname hija, solo quería saber cómo te encuentras —explica su madre, siguiéndola la corriente para que se la pase el cabreo. —Pues no muy bien, ya sabes… —responde pensativa—. No puedo dejar de pensar en Bryan mamá —termina por reconocer. —Hija tienes que pasar página, no puedes hundirte en tus recuerdos. Mientras Lesley y su madre continúan hablando sin cesar, Abraham adelanta su trabajo y confirma que ha anulado todas las citas de los siguientes días de
Que felicidad siento, cuando veo que ya estamos subidos al avión con destino a Hawái. Sentados cada uno en su asiento, presiento que Lesley está un poco más relajada, ella mira por la pequeña ventanilla tratando de entretenerse un rato. La conozco muy bien y sé que piensa que esto no será una buena idea, pero como cuento con el apoyo de su madre no hay vuelta atrás, y se va a tener que aguantar. Llevamos tres largas horas de viaje, y no hemos cruzado ni una sola palabra, supongo que está muy enfadada conmigo por que no ha dejado de mirar su móvil en todo el trayecto que llevamos menos mal que ya llevamos la mitad del viaje. Lo sé porque hay dos señoritas repartiendo bebida y comida con unos carritos por mitad del avión, cuando una de ellas llega a nuestra altura, nos pregunta si deseamos tomar algo, aunque sea un aperitivo. —No, muchas gracias —responde Lesley, devolviendo la mirada a su teléfono. —Dos sándwiches mixtos, y dos botellitas de agua; una normal y la otra con gas, p