La luz del día comenzaba a ceder, dando paso a la oscuridad. Otro día más en que Milen o, mejor dicho, Estefanía, como ahora todos la llamaban, no encontraba esa pieza que le faltaba a su vida, una que encajara con su nuevo nombre, su nueva vida, su nuevo yo.
Una chica universitaria que anhelaba comerse al mundo de un bocado mientras se abría paso a la madurez, disfrutando de esa felicidad sin responsabilidades y siendo inmensamente feliz.
A ella le faltaba precisamente esa felicidad. Intentó recuperarla, dios sabe que lo hizo, cada día, cada segundo… y nada, su esfuerzo la llevaba siempre a lo mismo, a la desesperación y la locura.
Se forzó tantas veces a fingir que estaba bien, que después de tantos meses lo había conseguido, ya le salía natural. Se volvió como un reflejo predestinado que su cuerpo activaba cada vez que tenía a alguien frente a ella.
Como ahora que conversaba con Rigo, mientras caminaba por uno de los jardines que rodeaban los dormitorios de la universidad.
— Estás jugando con fuego — el abogado intentaba por milésima vez convencerla de trasladarse a la universidad de Londres, tal y como les había hecho creer a todos.
— Te preocupas por nada Rigo — replicó ella con fingida tranquilidad — No ha pasado nada en más de seis meses, no pasará nada. Él no está buscándome — la amargura envolvió su boca, cualquier mención de Itzam era como si tragara vidrios filosos, podía sentir como su interior se desgarraba.
Era verdad, Itzam se encontraba sumido en su propio infierno, desolado y perdido, en todo este tiempo no mostró ningún interés por buscar a Milen aun cuando agonizaba lentamente por no tenerla a su lado.
— No me refiero a él — aclaró el abogado. ¿Cómo podía explicarle que el que realmente le preocupaba era Neron — Mientras estés aquí, no avanzaras, — señaló — ¿qué clase de vida es, está recluida en el dormitorio?
— Te lo he explicado mil veces, la experiencia — argumentó Milen encogiéndose de hombros.
— Encuentra la experiencia en otro lado, viaja por el mundo, tienes dinero de sobra— aconsejo él.
— De hecho… lo he estado pensando y me mudaré al departamento — la experiencia universitaria no resultó ser tan agradable para Milen, adoraba a su compañera de cuarto; pero esta le encantaba usar el dormitorio como sede reuniones y si algo atesoraba Milenka en este momento, era su soledad.
–¿En serio?, ¿por qué?, ¿pasó algo? --- indagó con sorpresa el abogado.
—No, nada, creo que me hará bien ir y venir a la universidad, me darán otros aires — explicó con calma Milen.
No era lo que Rigo buscaba; pero sí un comienzo, con pequeños pasos se logran grandes cosas, tal vez en unos meses más y ella aceptara irse.
— Vamos a ver el departamento ahora mismo — Rigo no se preocupó por ocultar su emoción. Si por él fuera, la mudaba en ese mismo instante antes de que cambiara de opinión.
— No creo que sea necesario, pensaba llevar mis cosas el fin de semana … Además, está a punto de oscurecer …
— Está listo para usarse de inmediato, puedes ir llevando tus cosas durante estos días, es más, yo enviaré por ellas, tú no te preocupes por eso, mañana mismo las tendrás — en un par de segundos y Rigo ya tenía todo resuelto.
— ¿Cómo pasamos de ver el departamento a mudarme ahora? — quiso saber Milen desconcertada. Tomó el brazo de Rigo impidiendo que este realizará las llamadas necesarias para mudarla al instante.
— No veo por qué esperar — contractó él.
Milen alzó su mirada al cielo al mismo tiempo que suspiraba con frustración — Rigo, no sabes cuanto agradezco todo lo que haces por mí; pero podrías ir a mi ritmo, por favor — pidió la joven.
— Lo lamento — se disculpó Rigo — es solo que quiero que estés bien, sé qué crees que estar en el campus te ayuda a distraerte de… bueno, ya sabes; sin embargo, yo creo que solo lo usas para encerrarte en ti misma.
— Rigo — demandó Milenka, sabía hacia donde iba la conversación.
— Seamos sinceros, no lo has soltado del todo, no estás bien, te la pasas recluida en el campus, en el dormitorio, sobrepasando las cosas, no te hace bien, estoy seguro de que, mudándote, podrás comenzar avanzar, tendrás tu propio espacio, claro que, si fuera de país y no solo de casa, sería mucho mejor; pero respeto tu ritmo, como dices.
— No salgo porque no tengo necesidad de hacerlo — alegó en su defensa la joven.
— Por qué no quieres. Sabes que él tiene el poder para encontrarte; donde sea que te encuentres, si no lo ha hecho es por qué no quiere …
— Creí que era porque hiciste un buen trabajo ocultándome — reclamó Milen con el corazón hundido por la dura verdad en las palabras de Rigo.
— También es por eso claro, sin embargo, sé muy bien que no ha hecho nada — dijo con firmeza.
— Lo que haga no me importa, tampoco pienso huir de él toda la vida, este mundo a veces es tan pequeño que no puedes evitar toparse con cosas desagradables; pero estoy decidida dejárselo a la suerte, si tengo que enfrentarlo en algún momento lo haré con valentía y madurez, si no es así… pues mejor para todos — aseguró.
— Sería mejor no tentar a la suerte.
— Eres un paranoico, anda, vamos al departamento, así me libraré de ti — bromeó la joven. Tomó del brazo a Rigo animando a apresurar su andar.
Justo al llegar al estacionamiento, Rigo se detuvo en seco, la sangre se le congeló y por segundos su corazón se paralizó. Un suceso inesperado y por demás desastroso, estaba a punto de suceder si no intervenía de inmediato.
—Sabes, acabo de recordar que tengo algo urgente que hacer, iremos mañana, a primera hora te lo prometo — dijo con premura al mismo tiempo que empujaba a Milenka de nuevo hacia los dormitorios.
— ¿Qué?, ¿estás seguro?, puedo ir yo sola — aseguró ella.
— No, no, no, ya está grande para que andes por ahí sola, regresa a descansar, mañana tienes clase temprano, yo te llamaré, te lo prometo — Rigo sentía que corría contra el tiempo.
— Está bien, está bien — Milen no tardó en aceptar al fin y al cabo no tenía muchos ánimos de ir al dicho departamento.
— Perfecto, anda, vete — la animó Rigo.
— Lo haré en cuanto subas a tu auto.
— Ve tu primero, te veré desde aquí, soy un caballero, quiero asegurarme de qué iras bien — explicó torpemente.
— ¿Seguro que estás bien? — inquirió Milen al verlo fuera de sí.
— Por su puesto — aseguró el abogado, ocultando sus ansias por lograr que Milenka regresara al dormitorio.
— Bien, entonces, nos veremos mañana — la joven se despidió con un gesto de mano y echó a andar por el pasillo que acababan de recorrer.
Rigo ni siquiera había girado hacia el estacionamiento cuando un auto negro se detuvo a sus espaladas — sube — ordenó una voz que jamás se esperó escuchar en aquel lugar.
Sin más que hacer, el abogado se dio la vuelta para enfrentar la dura mirada oscura del mismo Itzam Balcab.
El abogado subió al vehículo tal y como Itzam se lo había pedido, lamentándose por haber sido descubierto, mientras tanto Itzam clavó su mirada en Milen, quien caminaba de regreso a su dormitorio, ajena a lo que sucedía.Una oleada de dolor cubrió su ya adolorido corazón como miles de aguas filosas clavándose en él. Solo lograba ver su espalda, sin embargo, de inmediato notó cambios en ella, su cabello era más largo, un poco más abajo de la cintura, se notaba más delgada, y no pudo evitar culpase de eso también.La impotencia aumentaba en él.Estaba tan cerca de ella, unos pasos y podría envolverla en sus brazos para no dejarla ir nunca más, sin embargo, un inmenso mar de traiciones y verdades dolorosas se interponía entre los dos.Itzam no podía olvidar ese detalle, no debía dejar de lado la razón de porque sacrificó su amor por el bienestar y felicidad de ella. Luchaba contra su propio egoísmo, cada segundo.Aunque significaba la agonía eterna para él, deseaba que ella siguiera con
— Por favor, por favor, juro que seré tu esclava un mes, si así me lo pides, haré todas tus tareas; pero di que sí — suplicaba la joven morena juntando sus manos a la altura de su rostro para reforzar su súplica.— No es necesario que hagas nada por mí; pero no puedo, ya te lo he dicho — respondió Milen con calma.— No me lo tomes a mal, Katy; pero sé que no tienes planes y estoy segura de eso porque yo siempre te pido que salgas — señaló su amiga.— ¿Quién dice que no? — reclamó la joven — voy a preparar bocadillos para llevar a la casa de ancianos.— Me dejas de lado por una bola de vejestorios — su amiga torció el gesto, indignada.— No digas eso, se los prometí, los pobres ya tienen bastante con ser abandonados en ese lugar por su propia familia, como para que venga yo y les mienta — Milen habló con toda seguridad.— Oye, te prometo que te acompañaré y llevaremos pastelitos para que coman hasta que entren en coma diabético; pero por favor ayúdame — el gesto de la morena se volvió
— No creí que vinieras — espetó Noah a Itzam, llevó la copa que sostenía en sus manos a su boca en un sutil movimiento.— Mi madre insistió — respondió su amigo cortante — El firme rechazo hacia todo lo que tenga que ver con ese maldito, le parece sospechoso — agregó.— No es la única, Ramona también se dio cuenta — reveló Noah.— ¿Ahora son amigos? — inquirió incrédulo Itzam.La pregunta de Itzam tomó desprevenido a Noah, hacía tiempo que él y Ramona sostenía una relación y no había sido capaz de encontrar el momento para decírselo y al paso que iban jamás lo encontraría.— Con quien más podría hablar, ahora que tú has desterrado a todos de tu vida — señaló Noah, esperando que su respuesta no le hiciera sospechar lo había entre ellos.> le había señalado Ramona>> Itzam no tiene la más remota idea de nuestra relación>>Noah esperaba que en verdad Ramona tuviera razón en eso, de llegar a ser lo contrario, Itzam lo mataría, aunque eso sería lo de menos, lo peor era
En medio de una fuerte exhalación, Milen se incorporó de golpe, respiraba con dificultad, sus pulmones abrazaban el aire que apenas les llegaba, como si hubiera pasado mucho tiempo privada de ese elemento.Sus ojos desorientados observaron a su alrededor, no reconoció el lugar, por la decoración sobria y elegante supuso que ya no se encontraba en el salón, se preguntó entonces cómo es qué había llegado hasta ahí.Apenas consiguen aplacar su respiración, esta volvió a agitarse con los recuerdos de lo sucedido antes de perder la conciencia. Los rostros sorprendidos de Ramona, Luciana y los demás, de la mirada aterradora que le dedicó Itzam al percatarse de su presencia; la fuerza de su agarre y cómo la obligó a abandonar aquel lugar.Con el pánico recorriendo cada parte de su ser, se contrajo sobre el elegante sofá en el que se encontraba recostada minutos antes. Él estaba ahí, Itzam, el hombre que la destruyó sin mostrar un ápice de compasión y ella no estaba ni cerca de tener la fuerz
— ¿Cómo está? — preguntó Itzam al ver regresar a Rigo. Se encontraba inquieto, no fue el mejor de los encuentros con Milen, aunque tampoco esperaba que lo fuera, aun así, resultó ser peor de lo que hubiese imaginado.— Feliz y contenta, por su puesto, ¿cómo crees que se va a encontrar después de lo que pasó? — respondió con sarcasmo el abogado, recordando como Milen aunque intentó disimularlo, no paró de llorar durante todo el trayecto al nuevo departamento.La joven no puso mucha resistencia cuando Rigo le informó que su departamento había sufrido un percance y tendría que ser trasladada; aunque la verdad era que Itzam dispuso de un lugar mucho más privado y repleto de vigilancia para ella.Ahora que Nerón había descubierto
—¡Mierda!, tu ex es Itzam Balcab — chilló con sorpresa Miranda. Al acudir ese día a la universidad, Milenka fue plenamente consciente que se enfrentaría a un bombardeo de preguntas por parte de su amiga.Y siendo sincera consigo misma, la chica se lo había ganado a pulso. Siempre era muy respetuosa con lo que Milen quería contarle sobre su vida, nunca indagaba más allá y en ocasiones rellenaba esos vacíos con sus propias historias, jamás se molestaba por tener que dar más detalles de su vida, cuando Milen solo decía lo mínimo indispensable para socializar.Por esa razón, Milen decidió que era momento de contarle un poco más sobre ella, sobre todo por qué tras su infortunado reencuentro con Itzam, era normal que Miranda tuviera preguntas y no pensaba mentirle, no cuando ella era completamente sincera y transparente con ella.Literalmente, Miranda era la primera amiga que tenía en su vida, una amiga real, de esas a las que puedes contarle todo y al mismo tiempo no necesites contarle nad
— Sé que mi presencia aquí no es del todo bienvenida — Ramona fue quien inicio la conversación — sin embargo, tenía que venir… tengo que saber … ¿Por qué? — su voz se volvió un murmullo. No era quién para pedir explicaciones; pero que más podía hacer cuando Itzam y hasta el mismo Noah se negaban a darle una explicación de por qué una de sus mejores amigas desapareció tan repentinamente sin decir nada, de la misma forma que apareció en sus vidas.— ¿Por qué?, que Itzam no te lo dijo — la voz de Milen sonó más dura de lo que hubiera querido, casi como un reproche.— Aunque tal vez no lo creas, no, no han querido contarme nada — respondió Ramona con sinceridad — y no me sorprende él y Noah, siempre han sido así. Reservados; pero tú … — Apretó los labios, lo último que quería al ir a buscarla era reclamarle algo — creí que éramos amigas.La culpa y el arrepentimiento despertaron poco a poco en el interior de Milen. Ramona, había salido pagando los latos rostros de algo que no tenía nada q
Pasaron ya varias semanas. Milen recuperaba casi por completo su rutina diaria, con ciertos cambios al integrar de nuevo en su vida a Ramona; esta se ha integrado de maravilla a ella y Miranda, compartían cierto gusto por llevar una vida social demasiado activa para Milen.Se mantenía en constante comunicación con ella, salían de compras, paseos o simplemente a tomar un buen café por lo menos tres veces a la semana. Milen sentía que necesitaba unas vacaciones muy largas, entre esas dos y la universidad ya casi no le quedaba tiempo para refugiarse en sí misma como solía hacerlo.Y extrañaba esa sensación de poder estar solo con sus pensamientos, de revivir el dolor en ella, aplastando su pecho hasta robarle el aliento; que las lágrimas corrieran por sus mejillas mientras ella miraba a la nada y no emite sollozo alguno. Se había vuelto adicta al sufrimiento por qué este la hacía sentir viva.Pasaba sus días con Ramona y Mirando y pese a que era entretenido y por momentos la distraía, no