REGRESARÁ

Gianna estaba tomando el té con total tranquilidad en el último piso, lugar donde prefería pasar la mayor parte de su tiempo, había una gran biblioteca, pasó los últimos días pensando sobre su vida. 

Estaba casada con el hombre que más odiaba en el mundo, por ser arrogante, prepotente y odioso, había pasado cuatro años en ese lugar, era su jaula de oro, no era feliz allí, su amado esposo nunca se había interesado en ella. 

Escucho pasos acercándose, mantuvo su postura, miraba al jardín a través del enorme ventanal, había tomado una decisión y no pensaba cambiar de opinión por ningún motivo. 

El mayordomo se aclaró la garganta para llamar la atención de Gianna, pero ella decidió ignorarlo como siempre, no se llevaban bien, él nunca la había tolerado. 

—Su esposo llegará mañana en horas de la noche, debe prepararse señora Leroux. 

Una sonrisa jocosa se formó en los de la joven, ahora si era su esposo, todos ellos eran conscientes de que su matrimonio era una farsa, su esposo había pasado fuera de ese lugar los primeros cuatro años de su matrimonio. 

—Mi esposo dices —levanto la mirada lentamente, revelando el hermoso azul intenso de su mirada —ese hombre no es mi esposo —respondió en tono seco. 

El mayordomo la miró con disgusto, él había visto al joven Leroux crecer, así qué le tenía mucho aprecio, no iba a permitir que Gianna se expresará de esa manera del joven amo. 

—Tenga mucho cuidado cuando habla de su esposo, señora. 

—Mi esposo se marchó con su glamurosa amante, ya que su esposa no era suficiente buena para él y nunca lo fue, acaso lo olvidaste —le dijo retándolo con la mirada. 

Gianna se levantó de donde estaba molesta, iba a ir a casa de su suegra para dejarle el documento de divorcio, había firmado con ayuda del abogado de su marido, no pensaba esperarlo, el contrato era por cinco años, solo faltaba un año, así que no habría problemas, no estaba dispuesta a vivir bajo el mismo techo qué Dexter, eso jamás. 

Entro a su habitación, se cambió de ropa, subió a su costoso auto y condujo hasta la mansión de la familia Leroux

Detuvo su coche y bajó, su belleza llamaba la atención de todos en la mansión, era la segunda vez en años que visitaba el lugar, obviamente muy pocos la recordaban, además había cambiado demasiado. 

 —Señorita, es un gusto verla ¿a quién busca? —Pregunto el ama de llaves con recelo. 

Todos sabían que ella solo estaba casada con el joven amo por un contrato, así que pocos la respetaban. 

—¡A la señora Isabella!

—Se encuentra en su despacho —respondió la mujer mientras se marchaba del lugar, dejándola sola. 

Subió las escaleras sin pensarlo, llevaba el documento en un sobre, ese era su momento de escapar de ese desafortunado matrimonio. 

Se detuvo frente a la enorme puerta color caoba, toco con suavidad, escucho la voz de su suegra desde adentro, abrió y entró. 

Observo al asistente de la mujer acomodando documentos, su suegra ni siquiera se dignó a mirarla, algunas cosas nunca cambiaban. 

—¡Buenas, señora Isabella! Necesito hablar con usted en privado —hablo la chica. 

La mujer levantó la mirada de los documentos que tenía en sus manos, se sorprendió al ver a su nuera, esa vez se veía muy diferente, vestía a la altura, parecía una dama de la alta sociedad. 

Antes tenía unos kilos de más, vestía desalineada, su cabello era un desastre al igual que su manicura, pero ahora ya no había rastro de la antigua Gianna Carter, la chica tímida y asustadiza que conoció, al parecer se había ido de viaje. 

—¡Hola querida! Di lo que necesitas, estoy realmente ocupada —respondió la mujer volviendo a sus documentos. 

Tan idéntica a su hijo, pensó la chica, personas sin un gramo de sentimientos, arrogantes y egocéntricas hasta la médula, trato de mantener la calma. 

—Quiero que le entregue esto a su hijo, quiero que lo firme y me lo haga llegar. 

—Entrégaselo tú misma, regresará mañana en horas de la noche —le respondió con tranquilidad sin siquiera mirarla —no tengo tiempo para tonterías, no soy tu recadera. 

Era momento de soltar la bomba como dicen, era momento de pensar en sí misma y no en los demás, debía de ser más egoísta. 

—No estaré para cuando él regrese, ya firme el divorcio y quiero que él también lo haga, no tengo más que decir, para que esté tranquila, no pedí ni un solo centavo, puede leerlo si gusta. 

Camino hasta la puerta cuando escucho la voz de la mujer. 

—Espera un minuto, Jimmy sal por favor —le dijo a su asistente, el chico salió rápidamente —no puedes marcharte, no todavía jovencita —tenía que buscar la manera de hacer que Gianna se quedará, la reputación de su hijo estaba en juego. 

Gianna mantuvo la frente en alto, conocía muy bien a la señora Isabella, nunca aceptaba un "no" por respuesta, los ricos siempre estaban acostumbrados a hacer lo que quisieran con los demás. 

—Tome una decisión, su hijo me odia y usted lo sabe, él prefirió a Aurora, me lo grito nuestra noche de bodas, no tiene idea de lo humillante que fue, así que no pienso seguir malgastando mi tiempo. 

La mujer guardó silencio, ella sabía que Gianna tenía motivos de sobra para odiar a Dexter y no la culpaba, quizás ella era la única persona que podía ayudarlo en ese momento, ella era su esposa y era su deber. 

—¿Cuánto quieres? Dímelo, todos tiene un precio —la señora saco un cheque en blanco y se lo mostró —es tu momento, di la cifra que quieras, no importa lo ridícula que sea. 

Gianna no entendía qué sucedía, pero no pensaba dejarse comprar por unos cuantos billetes, prefería su libertad. 

—No estoy interesada en su dinero, señora, olvídelo, mi libertad no tiene precio. 

—No quiero ser mala contigo Gianna, pero te recuerdo que ese contrato tiene una vigencia de cinco años, eso significa que falta un año, así que no puedes marcharte. 

Gianna no estaba dispuesta a perder esa discusión, Dexter podía quedarse con Aurora, ella no sería un impedimento para que esos dos fueran felices. 

—Su hijo tampoco quiere este matrimonio y lo sabe, además si nos divorciamos, él podrá casarse con su amante y ser feliz el resto de sus días. 

La mujer le dio una mirada de disgusto a su nuera, parecía decidida a abandonar a Dexter, esa m*****a zorra de Aurora tenía cuentas pendientes con ella.

—Si te marchas, pondré una demanda y deberás pagarle una suma millonaria a mi hijo, está en el contrato, tú eliges Gianna —le dice la mujer con una sonrisa de triunfo. 

Coloca el documento frente a ella, lo tomo sin pensarlo, empezó a leer, encontró esa m*****a cláusula donde hablaba del pago al que solicitará el divorcio antes de los cinco años, esa mujer era una m*****a desgraciada.

Respiro profundamente y dejo el documento sobre el escritorio de la mujer, había perdido la discusión, pero no se daría por vencida. 

—No se preocupe, yo misma hablaré con él, estará feliz de divorciarse de mí, de eso puede estar segura señora Isabella —murmuro. 

Salió de la mansión de su suegra molesta. 

Jimmy entró al despacho de su jefa y le dio una mirada acusatoria mientras se cruzaba de brazos. 

—¿Por qué no le dijo la verdad? Ella es su esposa, merece saber la verdad sobre el accidente de Dexter, ¿no lo cree? 

—Se enterará mañana en horas de la noche, para que amargarla antes de tiempo, además ella es su esposa, es su deber estar con él, lo prometieron en la iglesia, lo recuerdas, "en la salud y en la enfermedad" 

Jimmy no podía creer lo que decía su jefa, no era justo para Gianna, siempre se llevaba la peor parte. 

—Bueno, al parecer solo se acordaron de ella en la enfermedad, porque en la salud su hijo se la paso con Aurora, disfrutando de los placeres de la vida, mientras ella estaba sola, en navidad, su cumpleaños, San Valentín. 

—Ese no es tu problema —respondió la mujer con fastidio —preocúpate por tus asuntos y déjame a mí resolver lo míos, llama a Antonio y pregunta por mi hijo, quiero saber como está.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo