──────⊰·☆·⊱──────Después de la visita indeseada de Joe a la casa de sus padres, Morgana estaba evitando quedarse a solas con su madre, puesto que la conocía y sabía muy bien no iba a dejar pasar cuando llegara el momento de preguntarle, que era lo que había pasado en la entrada. —Estuvo bien la comida, cariño —su padre comenzó la conversación.—Sí, deliciosa como siempre —agregó Morgana. —Lo más aburrido fueron los vegetales —expresó su hermano arrugando la nariz—, pero el postre que trajo Nana no se compara. —Oh, gracias por tu comentario, jovencito —la voz de su madre era de indignación fingida.El niño se sonrojó un paco, miró a su padre pidiendo auxilio.—Ya que hemos terminado aquí, creo que lo mejor es que vayamos por nuestro partido regular de ajedrez, Xavier.—¡Por supuesto! —exclamó el niño tratando por todos los medios de salir rápido de la vista de su madre. Miró a su hermana, y esta le guiñó un ojo. —No te preo
──────⊰·☆·⊱──────En el instante en que encendió el motor del auto, Morgana supo que había cometido un error al invitar a Arthur a su casa. Sus padres hicieron de su visita un circo, ya que era increíble la manera en que habían atacado al recién llegado. Parecía que hasta su hermano se hubiera puesto de acuerdo. Apretó los dedos alrededor del volante, movió la cabeza de un lado a otro en contrariedad. —¡Qué tonta, Morgana! —se reclamó en voz alta— ¡Qué tonta has sido!Se pasó la mano por la cabeza, tenía que pensar rápido. Además, sentía que Arthur estaba molesto con ella, y tenía razón. Prácticamente, lo había echado de la casa de sus padres. Así que no le quedaba de otra, él parecía ser todo un caballero y estaba naciendo en ellos una bonita amistad.A pocos minutos estaban entrando al estacionamiento subterráneo del edificio en donde Morgana vivía, no sin antes darle instrucciones al vigilante que el BMW que la seguía er
──────⊰·☆·⊱──────Arthur salía de la cama, como Dios lo había traído al mundo directamente al cuarto de baño. Habían pasado seis días después de aquel encuentro entre tres, y todavía no había podido convencer a Jennifer de su insistencia de que él fuera a Hawái. Esa tarde habían quedado para almorzar, pero ella lo había persuadido para que la cita fuera en su ático de soltero.—¿Qué tienes pensado hacer esta tarde? —Jennifer se apoyó con sus codos sobre el colchón para observarlo.De manera descarada posaba sus ojos sobre él de arriba hasta abajo, dio un suspiro y se relamió los labios sin importarle que Arthur se sintiera un poco incómodo.Algo que sí sucedía, él sabía como disimularlo muy bien. Puesto que ni siquiera le contestó, solo cerró la puerta detrás de él.—Te hice una pregunta —ella insistió. Arthur apretó los dientes al darse cuenta de que, sin pedir permiso, Jennifer abrió la puerta y estaba adentro.—¡Q
──────⊰·☆·⊱──────Una semana después… Morgana chequeaba todo por quinta vez, quería que todo fuera perfecto. Industrias Centauro & Co había sido todo un reto, ya que por vez primera incursionaban en el tequila, y si todo salía según ella lo había planeado, tendría ya ganada la campaña publicitaria del nuevo producto, que consistía en un vodka en el que estaba la empresa trabajando en la última semana. Para nadie era un secreto que en SM Busines Inc, Morgana era una de las ejecutivas más prometedoras, sobre todo por ser una de las más efectivas. Tenía la habilidad de llegar a las necesidades de los clientes de una manera espontánea y profesional. Su cartera de clientes lo respaldaba, y eso era algo de lo que se enorgullecía. Sin embargo; no pretendía quedarse para siempre en esa empresa. Ya que el escalón más alto que podía tener era el de socia de la firma, y eso no pasaría. Por esa razón quería tener trabajar en su sueño
──────⊰·☆·⊱──────Morgana salió prácticamente corriendo, no quería darle tiempo a Joe de que le dijera nada más. Esa noche no toleraría sus amenazas, pero tenía muchas cosas que perder en caso de que él decidiera armar un escándalo. Lo cierto era que estaba cansada de siempre estar justificándose ante los demás su actitud con él. «Recuerda una cosa, nena y no lo olvides nunca: Tú eres tu propio dueño».Las palabras de Arthur resonaban en su cabeza, su amistad había avanzado tanto en las últimas semanas, que había decidido explicarle su relación con Joe cuando se lo preguntó. Pero todavía no tenía el valor suficiente para enfrentarlo, por eso una vez más fue al baño para esconderse. Dándole tiempo a que se enfriara un poco las cosas, también quería aprovechar retocar su maquillaje y hacer sus necesidades. No sabía si tendría tiempo más adelante, puesto que era la anfitriona esa noche. Se disponía a salir de su cubículo, cuando entraron dos mujeres. Por el olor de su perfume, Morgana s
──────⊰·☆·⊱──────Otra jodida fiesta benéfica a la que debía ir con Jennifer. Estaba cansado de estar toda la semana trabajando a su lado, como si fuera su felpudo con la supuesta organización de ese evento. Lamentablemente, había sido el precio por no haber ido con ella a Hawái. Pero si lo pensaba bien era mejor hacer de mandadero en la beneficencia que pasar dos semanas con ella en otro país.Llegaron uno detrás del otro, y estaba con Nancy Coleman. Otra de las amigas que él tenía y que eran muy caritativas no solo por su causa, sino también con él. Jennifer lo miró de reojo, porque sabía perfectamente que ellos tenían sexo de vez en cuando. Aunque ella se moría de celos, no decía nada porque estaba tomada del brazo de su esposo. Sin embargo; en su rostro se reflejaba otra cosa. Nancy era una mujer divorciada de cincuenta años, los cuales no aparentaba. Además de ser: inteligente, elegante y atractiva. Vivía de la manutención generosa de su último divorcio con el dueño de una empres
──────⊰·☆·⊱──────El cuerpo de Morgana se tensó, cuando vio que Arthur se alejaba. —¡Vaya! —exclamó Joe—. No has perdido tiempo, nada más y nada menos ese imbécil de Graham estaba contigo. —¿Para eso fue que me obligaste a venir? —cuestionó ella alzando una ceja.—Eres…—Si continúas con tus estupideces, me marcharé.Todavía ella no entendía por qué había aceptado a ir con él.«¡Eres una necia, Morgana!», se regañó.La verdad es que le había dolido enterarse por la misma boca de Joe de que ellos eran la pareja que la directiva de la empresa había escogido para asistir a ese evento. —Viniste porque no te queda de otra —Joe expresó apretando los dientes—, ahora necesito que te comportes y que no llames la atención.Puso su mano en la baja espalda de Morgana, y ella sintió que un poco mareada. Porque se sentía una marioneta, en donde él era quien poseía los hilos. Era mejor decir eso que pensar que era un trofeo del cual, estaba alardeando. Llegaron hasta donde estaba un grupo de per
──────⊰·☆·⊱──────Morgana miraba su teléfono celular una y otra vez, diez días habían pasado desde aquel evento. Le había llamado, le había enviado mensajes de texto y no había contestado. Sabía que la leía, simplemente la estaba ignorando. Sospechaba que Arthur iba a cumplir su promesa de no tener contacto con ella, hasta que se alejara completamente de Joe.¿Es que acaso no entendía que no era tan fácil? Trabajaba con él, tenía que verlo y compartir no solo la oficina, sino también algunas fiestas. «¡Eres un idiota, Arthur!», se dijo.Todavía creía que su comportamiento era algo infantil. Respiró profundamente, realmente lo extrañaba. Arthur era tan calmando, le hacía sentir que no estaba tan sola como me sentía, la mayoría de las veces.—¿Por qué estás tan distraída esta noche? —quiso saber Lorena.—Estoy un tanto estresada.—¿Por eso miras tu teléfono celular cada tres minutos? —le guiñó un ojo—. Pareciera que esperaras la llamada de alguien importante, supongo. Morgana entornó l