DOS

Susan bebía copas tras copas hasta que perdió la cuenta, el joven se había compadecido de ella así que decidió buscar el móvil de ella, al encontrarlo sin contraseña buscó el nombre de alguien, el primer nombre que se había aparecido fue el de Marido, el barman marcó el número y por supuesto tuvo contestación de manera inmediata.

— ¿Hola? - La voz de una mujer se escuchaba al otro lado de la Línea - Susan deja de molestar a mi hombre ya firmaron el divorcio y esperó que el show erótico que te dimos fuera suficiente para que entiendas que él nunca fue tuyo - La llamada había terminado sin que ni siquiera el Barman expresará algunas palabras o dijera el motivo de aquella llamada, pero segundos después alguien ha llegado junto a él.

— Dame el teléfono - Una voz grave y escalofriante erizo la piel del joven cuándo se dio la vuelta se encontró con un hombre vestido totalmente de negro con unos ojos oscuros que podrían penetrar incluso el alma - No me hagas repetirlo yo la llevaré conmigo - Al momento en que James pronuncio aquello cargó en brazos a Susan uno de sus hombres dejó mucho de propina para posteriormente salir del Bar.

Aquello quizás es ¿destino o casualidad? Esta pregunta quizás tenía una respuesta quizás los Dioses están a favor de que las dos personas se encuentren o solamente es casualidad. La Frialdad de la Villa estremecería a cualquiera, pero los hombres que rodeaban aquel lujoso y misterioso sitio ya estaban acostumbrados a sentir aquella sensación, el peligro parecía estar lejos de allí; sin embargo, el Peligro se encontraba bajo el mismo techo y era el hombre sentado en el despacho con un cigarro entre los dedos y un vaso de whisky por delante de él.

— Señor, tenemos la información que solicitó a su llegada - Leandro Zocco uno de los miembros más importantes de la Mafia Inglesa amigo y mano derecha de James era considerado la sombra del hombre, se encontraba delante del Gran Líder.

Unos documentos habían caído en las manos de James, lo primero que se observó fue la fotografía de Andrés Park, nadie se imaginaba que detrás de la venida de James Campbell a Inglaterra se ocultaba un secreto.

— Imposible - La sonrisa arrogante del hombre solamente dejaba en claro algo, él informé dejo al descubierto algo importante y como no, si en sus manos estaba la información de la mujer que dormía plácidamente en su cama - Así que Susan Lefebvre - James sonreía de manera maliciosa - Las casualidades de la Vida - Susurró el hombre, tan coqueto y peligroso a la vez.

James se había colocado de pie, observó el reloj que colgaba en su brazo, volviendo a dirigir su mirada a Leandro - Quiero una Reunión con los Park, alega de que quiero tratos con ellos, pero después de 4 meses, prepara la destrucción de las empresas Park, para posteriormente ofrecerles un trato — James tenía decidido destruir el Imperio Park.

Leandro asintió con la cabeza, sabía que allí después de aquella reunión se daría inicio a la destrucción de toda la Familia Park, sin importar absolutamente nada, de hecho Andrés Park era consciente a quién estaba tentando.

— Me retiro, Señor - Leandro se alejó del despacho, James también había imitado su acto subiendo elegantemente las escaleras hasta llegar a su habitación, fría y oscura como su personalidad.

Susan sentía que la cabeza estaba por estallar cuándo abrió sus ojos había caído en cuenta de que se encontraba en la misma habitación que el día anterior - El destino se empeña en ponernos en el mismo lugar - James sostenía una de las armas más peligrosas del mundo en sus manos, la misma que fue recientemente armada por la Gente de Mafia Inglesa— El mal de amores no se cura emborrachándose, Susan - El nombre de la mujer en la boca del hombre se escuchó bastante raro, generando una sensación agridulce en la mujer que aún no salía del trance de observar el arma de Fuego, era un gánster encantador.

— ¿Qué hago aquí? - Fue la primera pregunta realizada por la mujer al recobrar mínimamente la compostura ante el imponente y peligroso hombre.

— Te emborrachaste luego de descubrir a tu marido en la cama con otra - James lo había expresado sin ninguna consideración - No me pidas que te deje volver porque si el destino te puso en mi camino por segunda vez es porque debes estar a mi lado incluso a la fuerza - Sentenció James Campbell dejando en claro que no había manera de que él se retracte de aquella decisión.

— ¿Qué quieres decir? - Susan tenía miedo al hacer aquella pregunta, pero más miedo tenía de la respuesta aunque ya tenía una mínima idea.

— Serás mi Dama de compañía o pareja de cama no existen negativas que funcionen ni suplicas que escuche porque cuándo James Campbell toma una decisión ni siquiera el propio Presidente puede oponerse - Susan se había puesto pálida al notar que el hombre estaba hablando con la verdad - Has firmado los papeles del divorcio, eres una mujer dejada, tu madre te ha dejado en claro que no te quiere cerca y tu hermana necesita el tratamiento para el Cáncer ante los ojos de la sociedad eres una mujer sucia, no volverán a querer casarse contigo, te van a despreciar tanto o peor como lo hizo tu exesposo, porque eso es lo que eres, una dejada y desde ahora en más me perteneces— dictaminó con seguridad el hombre.

 — No pienso aceptar nada de usted aunque me tenga que morir - Susan lo había enfrentado, la mujer aún era ajena a la identidad del apuesto y peligroso hombre que tenía delante de ella.

— Tú no morirás, pero tu hermana sí y quizás también tu madre - James se acercó a ella agarrándola fuertemente de la barbilla - Tres días, te daré tres días para que descubras que yo cumplo con mis palabras y te juro pequeña Hada que vendrás suplicando para qué te acepté como mi compañera de cama, pero sabes algo - James se veía aterrador— Quizás llegues un minuto tarde y ya no quiera tenerte en mi cama y al día siguiente asistas al funeral de tu madre y tu hermana.

James la soltó con una sonrisa de total superioridad, salió de la habitación una vez más, Susan se derrumbó las lágrimas no podían ser controladas lentamente salió de la cama, se vistió y salió de la Villa, esta vez se guio hasta el gran portón recordando el andar del vehículo el día de ayer.

La villa se encontraba en una de las Colinas más altas, pero aquello no le importaba a ella resulta ser que en un día su vida se había derrumbado completamente el hombre al que amaba nunca sintió nada por ella, y a pesar de eso ella incluso está dispuesta a recibir migajas por parte de Andrés porque cuándo uno ama incluso con esos restos de cariño se conforma, ella caminaba lentamente viendo borroso por las lágrimas, el paraíso se había vuelto un infierno.

— ¿Susan? - Un vehículo se había detenido en ella estaba Andrea Park la hermana menor de Andrés - Su - aquella era una manera cariñosa que tenía de llamarla Andrea - ¿qué te ha pasado? - La joven se bajó rápidamente a inspeccionar a su cuñada, pero al ver los ojos llorosos de Susan supo que algo no andaba bien.

— ¿Mi hermano te hizo daño? - Preguntó Andrea, ella sabía lo mucho que Susan adoraba a su hermano.

— Firmamos el divorcio— Entonces ella la abrazó, Andrea entendía perfectamente lo que Susan estaba sintiendo, aquel fuego que quemaba el cuerpo era conocido como el desamor, perder a una persona que se ama duele, Andrea seguía abrazando a Susan fuertemente mientras ella lloraba por su hermano, unos minutos después Susan se había calmado.

— Explícame lo sucedido, saca lo que tienes adentro, saca lo que te tiene de esta manera,  tú sabes que en mí puedes confiar - Andrea se veía bastante preocupada por Susan.

— El ama a otra persona, él soltó mi mano para sostenerse de otras manos, ayer me pidió el divorcio y se los firmé - la mujer se mordió los labios intentando controlar las lágrimas.

— Susan - susurró Andrea - No digas más nada ya lo entendí todo y sé que mientras más me lo expliques aumentaré más tu dolor.

— Es que yo pensé que lograría enamorarlo, pero su corazón tenía dueña y si se casó conmigo solamente fue por la Herencia, yo lo sabía y me hice falsas ilusiones, siempre supe que su corazón tenía dueña.

— ¿De dónde venías? Andrea le acarició el cabello.

— Supongo que confundí alcohol con agua - Susan dejó escapar una pequeña sonrisa después de dos días.

— Oh, aquello suele ocurrir, sécate esas lágrimas te mereces sonreír más acompáñame a mi Restaurante yo sé que siempre quisiste ser Chef, así que te cumpliré el sueño por hoy.

— ¿Es verdad?— Los ojitos del color azul cielo de Susan brillaron.

— Por supuesto si mi hermano te hace llorar yo voy a hacerte sonreír, vamos - Había pasado una hora más cuando llegaron al Restaurante Occidental la compañía de Andrea hizo que Susan por aquellas horas pasará por alto el dolor de su corazón, pero la tranquilidad duró poco cuándo Gabriela volvió a llamar a su hija.

— ¿Mamá? - contestó temerosa la mujercita.

— Susan, la casa ha sido embargada no entiendo cómo pasó solamente nos dan 3 días de plazo para pagar la deuda o de lo contrario debemos abandonarla - Susan Lefebvre se quedó sin respiración al oír lo expresado por su madre, su padre había muerto la casa se encontraba a nombre de él, las deudas estaban canceladas mucho antes de la muerte de su padre, las empresas iban bien y había mejorado mucho más posterior a su boda con Andrés no entendía qué estaba ocurriendo.

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