Seis

Al día siguiente, cuando Susan abrió los ojos, sintió el cuerpo adolorido se levantó lentamente y el dolor en la entrepierna, un claro recuerdo de lo sucedido en la noche —. Basta Susan este es tu destino -. Con aquellas palabras se mira en el espejo su cuerpo tenía mordidas, en ese momento la puerta fue abierta, Susan rápidamente intentó agarrar algo para taparse, pero James la detuvo.

— No te tapes, ahí, no hay nada que yo no haya visto aún y no haya acariciado —. Las palabras expresadas por el hombre hicieron que ella se sonrojara. ¿Había necesidad de ser más descarado? por supuesto no había necesidad de aquello.

El teléfono de Susan había sonado descubriendo que era de su madre, así que ella contesta.

— ¡Mamá! - Respondió ella sin esperarse la acción siguiente del hombre que se colocó por detrás de ella, depositando pequeñas mordidas en el lóbulo de su oreja, logrando que Susan emitiera un pequeño quejido de dolor.

—¿Qué estás haciendo?— Gabriela Lefebvre se escuchó molesta.

— ¿Qué pasa mamá? - Susan intento alejar a James, pero este la sostuvo más fuerte.

— Tu hermana ha sido trasladada a Sacramento y ahora entiendo cómo lo estás logrando, pero mientras tu hermana esté con vida que te conviertas en una prostituta no me interesa, al menos sé que serviste para algo .— Gabriela terminó con la llamada, Susan dejó escapar un suspiro.

— Empezarás a trabajar como Chef en el Restaurante Sacramento - Las palabras de James dejó a Susan sorprendida.— En una hora deberás estar allí.

Susan era la mejor en el área de la Cocina, bien ya se había dicho, y si lo dejo fue porque su madre le había dicho que le avergonzaba tener una hija cocinera y que cómo sería la señora Park no debería ensuciar su imagen, pero aquí estaba ella su mayor sueño era dirigir Restaunt Sacramento, el mejor de toda Inglaterra, incluso tenía su presentación en cada Ciudad.

Susan se había vestido mientras que James había ordenado ropas de diseñadores para ella, nadie se imaginaba que James Campbell sentía algo que era más fuerte que su racionalismo la cercanía de Susan en la intimidad en ocasiones sus pequeños gemidos lo incitan a no detenerse, él se volvería loco cada vez que la tuviera debajo de él.

30 minutos después Susan había salido de la Villa que se encontraba en un área en dónde los taxis poco o nada se veía, la mujer no tuvo otra opción que caminar, pero un Ferrari se detuvo al lado de ella —¿Quiere ayuda señorita? - La voz de un Joven asustó a Susan.

—No, gracias - Aunque ella si necesitaba llegar a Restaurante Sacramento tampoco se subiría con un desconocido, la manera de mirarla que tenía el hombre la había puesto nerviosa.

—Bien, toma mi tarjeta, supongo que somos vecinos, así que si necesitas un amigo puedes contar conmigo.— Antes de que Susan aceptará la tarjeta, un Rolls-Royce también se detuvo por delante de ellos.

— Súbete al vehículo Susan - La voz de James había asustado aún más a Susan, que inesperadamente ya estaba a su lado, pero era lógico sus largas piernas, le daban aquella facilidad.

—¿Te consideras su dueño? - Preguntó el otro hombre con ironía en su voz al escuchar y observar a James.

— No estás calificado para que te responda aquella pregunta - James le lanzó una mirada retadora al hombre, pero este ni siquiera había pestañeo, mientras que Susan ya estaba en el interior del rodado unos segundos después James también se introdujo - Mírame - Su voz irradiaba poder - No se te permite estar cerca de otro hombre que no sea yo ¿Me entiendes? - Sus manos habían agarrado la barbilla de la mujer ejerciendo un poco de fuerza en ella - No hace falta que te recuerde que de tu desempeño depende la evolución de tu hermana y que eres mi amante y James Campbell no comparte mujer con nadie porque lo mío es solamente mío.

El Vehículo se estacionó en el parqueadero.— Sé buena chica - James beso a la fuerza a Susan con una mordida de por medio.

— No hagas eso - Susan parecía adolorida luego de la mordida.

— Yo hago lo que a mí se me plazca - Susan se apartó de él, pero antes de que abriera la puerta del vehículo el hombre le había entregado un Identificatorio —CHEF PRINCIPAL - RESTAURANT SACRAMENTO.

Aunque Susan estaba emocionada también se sentía culpable, quizás la manera en la que ella lo esté logrando todo no estaba bien, pero no había vuelta atrás.

En el vehículo, James observaba cómo los pasos de Susan se arrastraban.

— Tu único error fue casarte con mi peor enemigo, de lo contrario no existiría barreras para considerar convertirte en alguien muy poderosa en Inglaterra, pero lo que fue de Andrés no me sirve y sé que la familia Park no te dejaría ir fácilmente - El hombre volvió a marcar el número de alguien —. Te la encargó enséñale lo necesario es tu misión, además tú también deberías aprender de ella - James termino la llamada observando a su chofer.— Sanatorio Sacramento - Ordenó el hombre y el chófer puso en marcha el vehículo.

Mientras tanto Susan había llegado a destino— ¿Tú eres Susan? - La voz alegre de una mujer la había recibido.

— Sí - Susan dejó escapar un suspiro.

—No sientas miedo, yo soy Alexandra Montes, la Gerente y mano derecha de James, así que tú estás en mi cargo - La mujer era agradable todo lo contrario al hombre dominante que es James Campbell.

Habían pasado 2 horas Susan se había adaptado rápidamente además de demostrar sus cualidades, Alexandra había visto un potencial en ella y aquello era espectacular para la mujer además de notar la mirada triste y perdida en Susan sabía que detrás de su llegada estaba actuando de mala manera su amigo.

Entre tanto, en el Sanatorio Sacramento, una multitud de Guardaespaldas ya esperan por el único Médico capaz de encontrar la cura a Enfermedades terminales, sus pasos ya se sentían en el pasillo, aquel

Área que era exclusivamente de él.

— Doctor— Lo saludo una Doctora observándolo con sus ojos emocionados.

— Fedra - Saludó el hombre con indiferencia y con su mirada de no soportar a nadie.

— ¿Necesitará ayuda Doctor? - Preguntó la mujer con una sonrisa dulce.

— No, y puedes retirarte - la mujer obedeció dejando a solas al Médico que prosiguió con su camino hasta llegar a la Habitación de Bianca Lefebvre, el rostro pálido de la joven hizo que el corazón del doctor doliera y el recuerdo más amargo de su vida lo golpeó - Tú no tendrás el mismo final - susurró el hombre.

— ¿Quién eres tú? - Preguntó Bianca con timidez, es que la perfección del hombre era imposible de pasar por alto, incluso alguien que no ve, pero que si es capaz de sentir su presencia se enamoraría de él.

— Soy el Doctor James Campbell, y seré yo quien te salvé.

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