Al día siguiente, cuando Susan abrió los ojos, sintió el cuerpo adolorido se levantó lentamente y el dolor en la entrepierna, un claro recuerdo de lo sucedido en la noche —. Basta Susan este es tu destino -. Con aquellas palabras se mira en el espejo su cuerpo tenía mordidas, en ese momento la puerta fue abierta, Susan rápidamente intentó agarrar algo para taparse, pero James la detuvo.
— No te tapes, ahí, no hay nada que yo no haya visto aún y no haya acariciado —. Las palabras expresadas por el hombre hicieron que ella se sonrojara. ¿Había necesidad de ser más descarado? por supuesto no había necesidad de aquello. El teléfono de Susan había sonado descubriendo que era de su madre, así que ella contesta. — ¡Mamá! - Respondió ella sin esperarse la acción siguiente del hombre que se colocó por detrás de ella, depositando pequeñas mordidas en el lóbulo de su oreja, logrando que Susan emitiera un pequeño quejido de dolor. —¿Qué estás haciendo?— Gabriela Lefebvre se escuchó molesta. — ¿Qué pasa mamá? - Susan intento alejar a James, pero este la sostuvo más fuerte. — Tu hermana ha sido trasladada a Sacramento y ahora entiendo cómo lo estás logrando, pero mientras tu hermana esté con vida que te conviertas en una prostituta no me interesa, al menos sé que serviste para algo .— Gabriela terminó con la llamada, Susan dejó escapar un suspiro. — Empezarás a trabajar como Chef en el Restaurante Sacramento - Las palabras de James dejó a Susan sorprendida.— En una hora deberás estar allí. Susan era la mejor en el área de la Cocina, bien ya se había dicho, y si lo dejo fue porque su madre le había dicho que le avergonzaba tener una hija cocinera y que cómo sería la señora Park no debería ensuciar su imagen, pero aquí estaba ella su mayor sueño era dirigir Restaunt Sacramento, el mejor de toda Inglaterra, incluso tenía su presentación en cada Ciudad. Susan se había vestido mientras que James había ordenado ropas de diseñadores para ella, nadie se imaginaba que James Campbell sentía algo que era más fuerte que su racionalismo la cercanía de Susan en la intimidad en ocasiones sus pequeños gemidos lo incitan a no detenerse, él se volvería loco cada vez que la tuviera debajo de él. 30 minutos después Susan había salido de la Villa que se encontraba en un área en dónde los taxis poco o nada se veía, la mujer no tuvo otra opción que caminar, pero un Ferrari se detuvo al lado de ella —¿Quiere ayuda señorita? - La voz de un Joven asustó a Susan. —No, gracias - Aunque ella si necesitaba llegar a Restaurante Sacramento tampoco se subiría con un desconocido, la manera de mirarla que tenía el hombre la había puesto nerviosa. —Bien, toma mi tarjeta, supongo que somos vecinos, así que si necesitas un amigo puedes contar conmigo.— Antes de que Susan aceptará la tarjeta, un Rolls-Royce también se detuvo por delante de ellos. — Súbete al vehículo Susan - La voz de James había asustado aún más a Susan, que inesperadamente ya estaba a su lado, pero era lógico sus largas piernas, le daban aquella facilidad. —¿Te consideras su dueño? - Preguntó el otro hombre con ironía en su voz al escuchar y observar a James. — No estás calificado para que te responda aquella pregunta - James le lanzó una mirada retadora al hombre, pero este ni siquiera había pestañeo, mientras que Susan ya estaba en el interior del rodado unos segundos después James también se introdujo - Mírame - Su voz irradiaba poder - No se te permite estar cerca de otro hombre que no sea yo ¿Me entiendes? - Sus manos habían agarrado la barbilla de la mujer ejerciendo un poco de fuerza en ella - No hace falta que te recuerde que de tu desempeño depende la evolución de tu hermana y que eres mi amante y James Campbell no comparte mujer con nadie porque lo mío es solamente mío. El Vehículo se estacionó en el parqueadero.— Sé buena chica - James beso a la fuerza a Susan con una mordida de por medio. — No hagas eso - Susan parecía adolorida luego de la mordida. — Yo hago lo que a mí se me plazca - Susan se apartó de él, pero antes de que abriera la puerta del vehículo el hombre le había entregado un Identificatorio —CHEF PRINCIPAL - RESTAURANT SACRAMENTO. Aunque Susan estaba emocionada también se sentía culpable, quizás la manera en la que ella lo esté logrando todo no estaba bien, pero no había vuelta atrás. En el vehículo, James observaba cómo los pasos de Susan se arrastraban. — Tu único error fue casarte con mi peor enemigo, de lo contrario no existiría barreras para considerar convertirte en alguien muy poderosa en Inglaterra, pero lo que fue de Andrés no me sirve y sé que la familia Park no te dejaría ir fácilmente - El hombre volvió a marcar el número de alguien —. Te la encargó enséñale lo necesario es tu misión, además tú también deberías aprender de ella - James termino la llamada observando a su chofer.— Sanatorio Sacramento - Ordenó el hombre y el chófer puso en marcha el vehículo. Mientras tanto Susan había llegado a destino— ¿Tú eres Susan? - La voz alegre de una mujer la había recibido. — Sí - Susan dejó escapar un suspiro. —No sientas miedo, yo soy Alexandra Montes, la Gerente y mano derecha de James, así que tú estás en mi cargo - La mujer era agradable todo lo contrario al hombre dominante que es James Campbell. Habían pasado 2 horas Susan se había adaptado rápidamente además de demostrar sus cualidades, Alexandra había visto un potencial en ella y aquello era espectacular para la mujer además de notar la mirada triste y perdida en Susan sabía que detrás de su llegada estaba actuando de mala manera su amigo. Entre tanto, en el Sanatorio Sacramento, una multitud de Guardaespaldas ya esperan por el único Médico capaz de encontrar la cura a Enfermedades terminales, sus pasos ya se sentían en el pasillo, aquel Área que era exclusivamente de él. — Doctor— Lo saludo una Doctora observándolo con sus ojos emocionados. — Fedra - Saludó el hombre con indiferencia y con su mirada de no soportar a nadie. — ¿Necesitará ayuda Doctor? - Preguntó la mujer con una sonrisa dulce. — No, y puedes retirarte - la mujer obedeció dejando a solas al Médico que prosiguió con su camino hasta llegar a la Habitación de Bianca Lefebvre, el rostro pálido de la joven hizo que el corazón del doctor doliera y el recuerdo más amargo de su vida lo golpeó - Tú no tendrás el mismo final - susurró el hombre. — ¿Quién eres tú? - Preguntó Bianca con timidez, es que la perfección del hombre era imposible de pasar por alto, incluso alguien que no ve, pero que si es capaz de sentir su presencia se enamoraría de él. — Soy el Doctor James Campbell, y seré yo quien te salvé.Eran las 4 de la tarde cuando Susan entregó su puesto en el Restaurante - Te felicitó, eres muy capaz - Alexandra le extendió la mano - Bienvenida, nos vemos mañana — Alexandra era muy alegre y rápidamente había logrado que Susan entre en confianza.— Gracias — la pequeña rubia se había sonrojado, Susan siempre había esperado con ansias el momento en que la elogian como Chef, después de despedirse de la Gerente, Susan salió a buscar un taxi, como no había ninguno cerca había optado por alcanzar la próxima parada la mujer siguió avanzando, pero sin prestar atención al frente de su camino, ella había chocado con alguien— Porque no atiendes por donde caminas - La voz de Sandra Lefevbre su hermana mayor la había sorprendido.— ¿Sandra? - Susan miraba fijamente a su hermana, mientras que Sandra se veía nerviosa, Susan antes de decir algo más levantó algo del suelo al mismo tiempo que alguien llego.— Cariño, lamentó que hayas venido sola - Esa voz, esa voz Susan la conocía muy bien y fue u
— Llévame de inmediato— James agarró su chaqueta y salió, 15 minutos llevó al vehículo para que se estacionara delante de un lugar de mala muerte, James ni siquiera esperó a que el vehículo se detuviera para salir de ella y adentrarse en aquel edificio deteriorado.En una habitación oscura, la pequeña mujer atada suplicaba mientras una pequeña daga recorría su abdomen los hombres dejaban en claro en sus miradas que iban a disfrutar este momento.— Sé buena y no dolerá— uno de los hombres estaba por proceder a quitarse la ropa, mientras que Susan ya no podía soportar sus lágrimas, las suplicas, los sollozos no tendrían contestación, pero en su último intento un grito que podía condenarla o salvarla resonó en el pasillo, los ojos negros de James y su intuición lo llevaron rápidamente hacía él sitió de donde provenía aquel grito aunque ya estaba un poco afónica él lo conocía. — Cállate - una fuerte bofetada y con una mordaza hicieron que se callara, y un segundo antes de que uno de los
Él cantó de los pájaros ya se escuchaba un nuevo día había llegado, Susan no había visto bien, pero cuando enfocó a la perfección su mirada se encontró con aquella mirada oscura que ella ya conoce - Hola - La voz de la mujer se escuchaba bastante baja, pero a James tal parece no importarle.— Deberías levantarte te llevaré en la Villa - James estaba más distante que de costumbre, Susan lo obedeció, pero antes de abandonar las instalaciones del Sanatorio había pasado en dónde estaba su hermana.Media hora después, James ya la había trasladado hasta la Villa junto al mar - Gracias por suprimir las fotografías — ella sabe que el único que podía lograr aquello era James y lo mínimo que podía hacer era dar las gracias.— No irás al Restaurante por estos días hasta nuevo aviso tampoco saldrás a ningún lado es probable que algunas personas sigan queriendo hacerte daño - Con aquellas palabras James se fue, ella veía cómo el vehículo se alejaba se notaba que el hombre estaba raro, justo en ese
Susan tragó saliva, había salido de la guarida de un lobo para meterse en la de otro lobo aún más peligroso, pero por alguna razón con James la sensación era diferente.El vehículo se había detenido en una pequeña playa en ese momento caían pequeñas gotas de lluvia, Susan se había perdido ante la vista que se observaba a través del cristal hasta que sintió las manos del hombre en su muslo - ¿Qué vas a hacerme? - Preguntó Susan.— Tú sabes perfectamente que hacemos luego de un favor - el hombre había pasado al asiento de atrás obligando a Susan a hacer lo mismo, ella sabía que no importa cuánto supliqué que no lo hiciera, el hombre iba a hacer oídos sordos y le iba a hacer el amor.Las prendas de la mujer iban desapareciendo lentamente ella aún seguía resistiéndose, pero sus pensamientos fueron nublados cuando sintió los fríos labios del hombre que descendía de su cuello hasta llegar hasta la clavícula un pequeño gemido se escapó de la mujer reaccionando ante aquellas caricias, ella se
Los rayos del sol se infiltraba por las Cortinas de la habitación, Susan lentamente abrió los ojos, sintiendo de manera inmediata la ausencia de James a su lado y en la habitación, el hombre se había llevado consigo la calidez del lugar, la mujer no sabía la razón por el cual aquello parecía dejar un sabor amargo en su corazón, el hecho de que él se haya ido sin ninguna palabra. — ¿Qué te pasa Susan? - Se reprendió ella misma ante aquellos pensamientos que estaba albergando — No puedes hacer esto, debes de mantenerte en línea.Se había puesto de pie inmediatamente el dolor en su entrepierna hizo que la mujer se sonroje, recordar la manera dominante que James tenía intimidad con ella hizo que su rostro se calentará gradualmente y un cosquilleo exquisito se despliegue por su abdomen, se dirigió al cuarto del baño había llenado la bañera dejando que su cuerpo se sumerja buscando darle liberación a la tensión y al cuerpo adolorido, por su mente mientras cerraba sus ojos pasaron innumerabl
10 días habían pasado desde que James había salido de viaje y Susan supo que algo no estaba bien con ella, puesto que empezaba a extrañar la cercanía de James y aquello empezaba a aterrar a la pequeña mujer, que no esperaba que después de lo ocurrido con Andrés ella empezará a albergar sentimientos hacia alguien más, y mucho menos hacia alguien como James.Sabe que esto es un amor imposible ella no puede esperar que sus sentimientos sean correspondidos, de hecho nunca será correspondido, James Campbell era el hombre más imposible sentimentalmente para ella, aunque de manera sexual era lo contrario, pero el sexo y el amor no iban juntos de la mano, uno puede disfrutar del sexo con una persona, pero no amarla y aquella era la realidad de James que la desea, pero no la quiere.Susan no se había percatado de que había arrugado la tela de su vestido mientras pensaba en James, la chica aliso su vestido y se dispuso a dirigirse a la cocina, hoy estaba de muy mal humor vale aclarar, pero la c
La poca luz que la Luna infiltra a través de la cortina se convierte en la única fuente de luz en la habitación, Susan había luchado para no perder la compostura después de las palabras de Andrés y tuvo que fingir que todo estaba en orden que no le afectaba escuchar que James Campbell estaba casado, pero aquello era mentira, aquella información era la razón por la que Susan no puede conciliar el sueño, estaba dando vueltas y vueltas en la cama y las palabras de su exesposo la golpean con más fuerza, hasta que escucho un ruido abajo, Susan supuso que un ladrón había entrado, pero había algunos guardias rondando la casa, no obstante la puerta de su habitación se abrió asustando a la pequeña mujer que sentía que el oxígeno no llegaba a los pulmones.— ¿Que estabas haciendo en la Mansión Park? - entonces ella siente como su cuerpo se sacude ante la voz ronca de James - Dame una respuesta ahora, o estaban festejando la reconciliación.Su voz se escuchaba mordaz, Susan se mordió los labios
Cuando los rayos del Sol se infiltran en la habitación, Susan se había puesto de pie inmediatamente, hoy debía de hacer algo más productivo se comunicara con Alexandra para preguntarle si hoy ya puede incorporarse, ya no aguantaba estar sin hacer nada, la mujer había vuelto a darse una ducha, posteriormente había bajado para preparar el desayuno, ya después se dispuso a marcar el número de Alexandra.— Habla Susan - expuso la pequeña mujer - Disculpa que te moleste, pero quería saber si hoy puedo reintegrarme nuevamente en el Restaurante ya paso mucho tiempo.— Se lo preguntaré al Gran Jefe - responde Alexandra - sabes perfectamente que solamente seguimos sus órdenes, te devuelvo la llamada en un momento.— Te lo agradecería - responde Susan.Entre tanto James se encontraba en su despacho había esperado el amanecer allí, no podía mirar a la cara a Dalia, sabía que la estaba lastimando, pero no podía hacer nada, no podía ni quería tocarla, antes de que siguiera pensando aún más y cayen