Cinco

Cuándo Susan abrió los ojos lo primero que observo fue a James con una copa de vino en manos, la mujer se puso la bata que tenía en la cama posteriormente procedió a vestirse cuando se puso delante de James este hizo como que no la ha visto, como si ella no estuviera en su presencia.

— Con tu desempeño has logrado que tu hermana sea trasladada, ahora puedes irte - expuso James — tus servicios estuvieron a la altura el día de hoy.

Susan frunció el ceño, pero obedeció mientras que James seguía sin dedicarle ninguna mirada ¿La razón? El mismo James quería creer que esto no tenía que cambiar absolutamente nada, ella solamente sería una más del montón, pero al pensar que él había sido su primer hombre dejaba que su instinto posesivo quisiera tomar el control, su mente se nublaba por la ira de imaginarse que Andrés sin necesidad de tocarla también haya visto su cuerpo, ver la Mancha de sangre en la sabana había encendido su posesividad de manera implacable.

Susan al salir del edificio sintió la brisa del viento golpeando su rostro, pero con su dignidad por el suelo empezó a caminar necesitaba esclarecer sus emociones, pero entonces el recuerdo de lo sucedido con James la había golpeado, cerró los ojos y dejó escapar un largo suspiró resulta ser que un día se entregaría a un hombre y aquel no era el hombre a quien ella amaba.

Por estar metida en sus pensamientos no se había percatado de que el cielo estaba gris no fue hasta que las gotas de lluvia chocaron con su rostro que ella cayó en cuenta, las gotas de lluvia se mezclaron con sus lágrimas que fueron inevitables contener a veces las cosas no salen como una las planea mucho menos se había dado cuenta de que estaba frente a una casa comercial de prendas infantiles lo que sus ojos vieron la destrozaron más de lo que ya estaba Susan veía cómo Andrés protegía a una mujer con su chaqueta para que ella no se mojara, todas las atenciones que ella anhelaba él se las estaba dando a otra, pero ella ahora no tenía ningún derecho de estar cerca de él, ella se entregó a otro hombre y claramente se percató que estaban en una tienda de Bebés ¿Acaso Andrés iba a tener un hijo con la mujer? - Susan ya no pudo soportarlo así que se recostó por la pared arrasada por el dolor.

Pero alguien le colocó una chaqueta por encima en la primera persona que ella pensó fue en Andrés, aunque aquel pensamiento carecía de validez, pero cuándo levantó la mirada se sorprendió de encontrar a James.

— No seas imprudente - El hombre la levantó y se la llevó hasta la camioneta.

El vehículo avanzó hasta una Villa cerca del mar - A partir de ahora vivirás aquí y no hagas preguntas solo obedece recuerda que de tu desempeño depende la recuperación de tu hermana - Susan se mordió los labios ¿Qué podía hacer ella? Si el hombre era la única salida para Bianca solamente quedaba un camino y era cooperar.

— Prepárame algo de cenar - La voz de James era gruesa y con tan solo escucharla generaba escalofríos en Susan.— ¿Me estás escuchando? — Susan no quería molestar al hombre así que obedeció.

— Sí - Susan se dirigió a la cocina que era visible, la Villa era espaciosa y cómoda, incluso mucho más grande que la Villa de los Park

James por su lado se puso a revisar los documentos que le habían facilitado más información acerca de Andrés de vez en cuándo el hombre dejaba escapar pequeñas sonrisas peligrosas, Susan desde el umbral de la cocina lo observaba.

Una hora más tarde la mujer se acercó a el - No tenía idea de que son tus gustos, pero prepare costillas de cerdo con una ensalada — Susan lo dijo con mucha timidez.

James levantó la mirada, guardo sus documentos y la acompaño, Susan veía como él no detestaba, los preparados por ella, la mujer se había quedado pensativa, ella no se imaginaba que algún día un hombre se sentaría en la mesa a probar lo que prepara y no era Andrés.

A él lo había esperado cada noche con la mesa servida, pero nunca llegaba y cuándo llegaba era para encerrarse en su despacho matándola con su indiferencia y el desprecio.

Susan sabía que Andrés después del matrimonio le dejó en claro que ella no era nada especial, pero aquel hombre tenía el derecho de despreciarla cada noche y ella de todos modos mantendría la ilusión de que al día siguiente con un nuevo amanecer él cambiará, pero aquello nunca ocurrió.

— ¿Te atreves a pensar en otro estando en mi presencia? - Susan dio un pequeño salto al escuchar a James- Se te prohíbe pensar en otro mientras estés conmigo - James se levantó de la mesa y era muy evidente que se fastidió ante aquello.

Susan levantó todo y volvió junto a él, pero antes de que reaccionará, James la inmovilizó en el sofá debajo de su cuerpo —¿Qué estás haciendo? —. Susan ya tenía la voz temblorosa y su corazón latiendo frenéticamente.

— ¿Qué piensas tu? Claramente cobrando los haberes de la Clínica Sacramento de los medicamentos de tu hermana no hace falta que ni siquiera preguntes - Sentencia James y segundos después el hombre sintió el sabor cereza del labial de la mujer, el cuerpo del hombre reaccionó rápido ante ella, las caricias hicieron temblar a Susan las manos de él, quitaban la frialdad del dolor que ella tenía dando paso a una sensación rara, pero a la vez exquisita —. Sé obediente, este es tu destino y no puedes hacer nada, incluso si intentas escapar no vas a lograr nada, además un paso en falso tuyo y tu hermana muere —. Con aquellas palabras James le arrancó el suéter dejando expuesta su clavícula y sus pechos, Susan hizo el intento de taparse, pero las manos del hombre sostuvo sus manos fuertemente.— Deja que te vea, eres exquisita.

En la voz de James la excitación ya era notable, Susan cerró los ojos cuando sentía como su pequeño cuerpo recibía la ferocidad de las embestidas de James dejándola sin respiración y aunque ella quería no reaccionar, el cuerpo de ella empezó a recibir la manera de tomarla que tenía James con demasiada emoción, la noche había pasado entre gemidos y súplicas, James estaba reclamando su cuerpo de una manera muy extraña, hasta que Susan cerró los ojos y dejó que él hiciera lo que quisiera aunque su cuerpo traicionero disfrutaba de lo ocurrido en aquellas cuatro paredes, eran las 4 de la madrugada cuándo el hombre pareció tener suficiente de ella, las embestidas fueron tan poderosos que Susan estaba exhausta, en la cintura de ella quedan pequeñas marcas de las manos de James, pero sabe que ella se convertirá en talentosa.

El cuerpo desnudo y sudoroso de ella quedó al descubierto ante sus ojos, ella era toda suya, la mujer era extremadamente hermosa, sus curvas estaban salvajes, su piel era suave y sus gemidos un deleite para los oídos de James. Las suplicas para que se detuviera era todo lo que él necesitaba para tomarla con más fuerza, lentamente empezó a subir sus manos por sus piernas, Susan estaba cansada y dormida, mientras que el hombre empezó a dejar pequeñas mordidas en la piel de ella, disfrutando de su sabor, Susan era hermosa y sencilla como una Reina, tierna, suave y sufrida, aquello ante los ojos de James la vuelve tan pequeña y vulnerable, pero en la cama era una Diosa una hechicera que lo hace temblar de placer, como ninguna otra mujer lo ha logrado.

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