MARTÍN.
FLASHBACK.
—¡Responde carajo!. —El sonido de la voz de mi hermano Cristobal es casi un susurro.
Estoy en mi habitación dentro de la facultad de medicina, anoche me fui de fiesta y me pase de copas, aunque creo que de otras cosas también.
Estoy metido en este espiral de drogas, sexo y rock and roll, desde hace varios años. Empecé solo bebiendo y luego probando cosas, para no llegar tan ebrio a la casa de mis padres adoptivos.
—Carajo Martín, no tenías que hacer esto, no precisamente hoy, que tengo un examen tan importante. —Cristóbal está realmente molesto. Me sacude con furia, para llevarme al baño.
—Lo siento, es que olvidé por completo el mundo. —Mis palabras son realmente arrastradas.
—Pero el mundo no se olvida de ti Martín. Y te seré sincero hermano, debes volver…
Se que mi hermano tiene razón, desde que empecé en esta descontrolada vida, he tenido dos accidentes de tránsito leves, tres rehabilitaciones y una intervención urgente para desintoxicar mi cuerpo.
Lo que vivo es un infierno, no puedo dejar de beber, no puedo dejar de consumir o de estar en fiestas y menos, cuando Xiomara es quién me llama a invitarme. Ella es la peor persona que he conocido jamás, pero al mismo tiempo es la única que me conoce bien y sabe lo que siento por dentro.
Mis padres murieron, cuando apenas era un niño y la ausencia de las dos personas que más me han amado, me llenó de vacíos y de inseguridades que ni yo mismo sé cómo explicar y a eso le sumó, la falta de familia que quisiera adoptarme, Aunque de mis tíos no esperaba más, me amaban con su vida, pero ya tenían una vida.
—Sabes que eres demasiado importante para nosotros, pero vas a estar mejor con los Laponte. —Veo a mi tío beber de su vaso de Whisky.
—Pero ustedes son mi familia. —Mis ojos están llenos de lágrimas nuevamente.
—Y eso nunca va a cambiar, pero nuestro estilo de vida, no va con la de un niño, debes tener la vida de un niño.
—No quiero estar con ellos. No me merezco nada de lo que me está pasando. ¿Si te das cuenta, que me quedo completamente solo?. —Mis lágrimas acompañan mis puños casi blanco por la fuerza que ejerzo.
—Vas a tener a tu disposición todo cuanto necesites, pero Martín…
—No es cuanto necesito tío, es a quienes necesito.
Ese día supe que estaba solo, que iba a tener que vivir el resto de mi vida en soledad, cargando el peso de una herencia excesiva y nada más. A pesar de que los Laponte me adoptaron como su hijo y de que nunca tuvieron preferencias por Cristóbal sobre mí, sabía que no era mi familia y eso me hizo caer bajo.
Toqué fondo y en cada recaída ellos fueron mi soporte, mi rescate y mi salvavidas.
Xiomara se ha convertido en mi mejor amiga y amante de turno, cada vez que nos vemos, todo se vuelve salvaje y descontrolado, es una chica hermosa, pelirroja con piernas de infarto. Y si hoy voy camino al hospital, una vez más, para que me hagan un lavado, es porque estuve tres días perdido con esa exótica mujer.
—Tienes que dejarla, o no vas a salir de este círculo vicioso Martín.
—Ya lo sé, pero es que ella abre sus piernas y yo, me olvido de quién soy. —Empiezo a temblar, porque tengo un pequeño episodio de ansiedad.
—Además, sabes que sus amistades no son las mejores. —La mirada de mi hermano ahora es seria.— Eso te perjudica mucho.
—Si, solo no se como decirle que no, ella me da todo lo que yo quiero.
—Estás viviendo un infierno Martín, tienes que salir de ahí.
Ese fue el último día que mi hermano Cristóbal me aconsejó, luego de eso decidí internarme en una clínica de rehabilitación de manera voluntaria, pero como siempre yo tenía que tener una última fiesta, esa fiesta de despedida. Esa que me llevó a la ruina definitiva y al mismo tiempo a salir del infierno en el que estaba metido por voluntad.
—Martín, ¿estás seguro?. Eso es demasiada droga.
—¡¡¡Si!!!. Es mi fiesta de despedida, hoy debe ser así. —Ya la borrachera no me deja pensar.
—Yo me quiero ir ya. —Mi amigo de la universidad Joel, el más noble personaje que había conocido jamás.
—Eres tan débil Joel, que aburres.
Luego de esnifar toda esa droga, no recuerdo mayor cosa, hasta que el grito de Xiomara me sacó del lugar en el que estaba mi mente. Me moví como pude por el lugar y llegué a ella, que estaba intentando reanimar a Joel.
Cuando lo vi, sabía que estaba muerto, sabía que no había nada que hacer, no tenía ni la más mínima idea de lo que había sucedido ese día. Solo recuerdo que, en realidad, no recuerdo nada.
—¡¡¡Vámonos!!!. Tenemos que irnos Martín. —Xiomara, me tomó del brazo en un intentó por apartarme de Joel.
No le digo nada y sigo haciendo RCP, porque por alguna razón creo que él sigue vivo, pero se que no es así.
—¡¡¡Nos vamos carajo!!!. —Grita y me empuja. —Lo matamos, vámonos.
Empiezo a retroceder y a caminar, pero sin quitar mi vista del cuerpo Inerte de Joel y es cuando me doy cuenta que si no salgo de este lugar, voy a terminar como el.
—Suéltame.
—Estamos juntos en esto. ¡Ni siquiera lo pienses!. —Los ojos de Xiomara se inyectan de sangre.
—No estamos juntos en nada, nunca hemos estado juntos. Tengo que cambiar, esto no puede seguir así, yo no puedo seguir así.
—¡Oyeme bien!. Esto te va a salir caro, un día te voy a encontrar y te voy a hacer pagar por todo esto, yo no soy una mujer que se usa y se deja. —Su mirada ahora me da miedo.
—Tu sabes que nos usamos todo el tiempo, yo solo me tengo que alejar.
Y así fue, me fui a rehabilitación por seis meses, luego volví, terminé mi carrera de medicina, pero yo no volví a ser él mismo, había matado a un amigo, a una inocente, por mi descontrolada vida y eso era una cruz que iba a cargar por siempre.
FIN DEL FLASHBACK.
***
HOY.
Luego de verla y sentirla como lo hice entre ese baño, quería salir y gritarle la verdad, pero aún no era momento de hacerlo.
Tenía que terminar de solucionar mis problemas y mi pasado, porque no podía pasar nuevamente por lo mismo.
Lo único que tenía claro, era que a Ana no la iba a perder, no dos veces.
MARTÍN.No me podía creer que de verdad este frente a mi, justo ahora su olor invade mi alma y me llena de felicidad, sus ojos reflejan una confusión total, pero no me importaba, se que esto que estoy haciendo no es sano para ninguno de los dos, sobre todo porque nuestro pasado sigue sin ser aclarado y mi pasado sigue persiguiéndome, aunque en realidad es Xiomara.Finalmente me decido a tomarla por las caderas con fuerza y la alzó para poder sentarla en el lavabo y me olvido de todo, mis besos ruedan por su rostro, mis labios se mueven hasta su cuello, mientras mis dedos aprietan sus caderas y sutilmente mis manos empiezan a subir el vestido azul y vaporoso que lleva puesto, sus manos ya no están en puños a lado y lado de su cuerpo, ahora están sobre mi cuello y siento como una de ella se desliza por mi cabellera para apretar.Nos detenemos por un segund
ANA.Cada beso y cada caricia que Martín me acaba de dar en ese baño, arde y duele. También me recordó lo mucho que lo amo y lo infinitamente tatuado que lo tengo dentro de mi alma. Puedo parecer la más masoquista de todo el mundo, porque pude detenerlo cuando yo quisiera, pero no quería. Lo quería conmigo. Una última vez.Salir del baño y encontrarme con la mirada escrutadora de Julián, fue un golpe duro que me aterrizó en la realidad que ahora vivo, de nada vale haber llorado noches enteras, de nada vale haber huido como una criminal y haberme escondido.Ya no soy de Martín, porque además él nunca fue mío.&
MARTÍN.No sabía en qué momento de mi vida me iba a enamorar, tampoco sabía si me iba a enamorar, no tenía idea de que se trataba el amor. Particularmente de esa clase, y de alguna manera me ha sido muy difícil sentirme amado.Sé que es extraño que diga algo como esto, cuando tuve el amor de mis padres y el amor de mis padres adoptivos y el de mi hermano. Pero al mismo tiempo se siente un amor tan lejano, que se que puedo ser realmente desagradecido, pero siempre sentí que algo me falto.Pero cuando la vi entrar, cuando me fije en sus ojos negros, su rostro, esa firmeza en su mirada. Sentí que el mundo se abrió en dos y me enamoré. No ten&i
Estaba listo para esperarla a la salida, para invitarla a terminar su día conmigo.Pasar el día se me hizo eterno, tenía muchas ganas de verla y cuando por fin llegó la hora, yo era un ser de nervios, más que de carne y hueso. La veo salir y mi corazón se acelera, muevo mi mano en dirección a ella y me siento estúpido, no volví a ingresar a las oficinas, porque debía obedecer a mi hermano, que no estaba de buen genio y me había llamado a maldecirme por haber hecho caso omiso a su orden.—Hola. ¿Por qué trajiste flores?…otra vez. —Su voz es extraña.—¿No te gustan?. —Le pregunto tímido.—Las gardenias si, las otras no.
ANA.Dirigí mi vista al frente, justo en la entrada del elegante edificio veo a mi elegante padre, está molesto, lo veo en su mirada. Estiro mi pequeña mano y tomó la de Martín, entrelazó nuestros dedos y soy consciente de que se acaba de dar cuenta que estoy tensionada.—Ana.—Padre. —Dijo sin un ápice de sentimientos en su voz, es como si hubiese pasado de estar viva a muerta en un segundo.—Nos quedamos esperando por ti.—Bueno, tenía planes, lamento no avisar. —su voz era demasiado fría. Y mi mano comenzaba a doler, pues cada vez que hablaba, yo apretaba con más y más fuerza la de Mart&iacut
MARTÍN.Las puertas del ascensor se abren y Ana sale adelante buscando las llaves de su apartamento. Pero antes de poner la llave en la cerradura, la detengo.—¿Estás segura?. —Le pregunto con una media sonrisa.—¿A qué te refieres?. —Su mirada tiene una expresión de confusión.—Nos conocemos hace prácticamente nada y tu quieres que yo entre a tu hogar, a tu espacio privado, quiero saber si estás segura de dejar entrar a un extraño así.—Sabes que no eres el primer hombre que entra por primera vez a mi casa, ¿verdad?.Esta vez
ANASonrío mirando al techo, luego de despertar con este hombre a mi lado, había sido una noche increíble, hace mucho tiempo no me sentía tan tranquila o más bien relajada.—Buenos días. —Escucho su voz, pero mi mirada sigue fija al techo. —¿En que piensas?.—Que desde hace mucho tiempo no me sentía como una persona de mi edad, la verdad es que nunca me había sentido como una persona de mi edad. —Guardó silencio, suspiro y lo miro. — Siempre he tenido que estar perfecta para todo, para todos. —Me doy cuenta de que Martín hizo que eso cambiará en solo una noche. Me gusta la sensación de no tener tanta presión sobre mis hombros. Aunque a veces la presión la po
ANA.—Del afán, solo queda el cansancio hija. —Las palabras de mi madre tallaban hoy en mi mente.Pero tampoco puedo decir que tengo precisamente afán por estar con Martín, solamente hemos dejado que las cosas fluyan y tomen su curso de manera natural.Comprendo que las cosas rápidas no siempre funcionan bien, no se que clase de persona puedo llegar a ser a veces, pero se que no siempre soy gentil, intento descubrir quién soy día a día, pero no siempre es fácil.De un día para el otro recibí un golpe en la cabeza, llegué a un hospital y conocí a un médico torpe, hermoso, atento, divertido, tierno, pero torpe.Último capítulo