Si había algo que le gustaba a Katerina desde siempre, era la música, amaba bailar y sentirse libre con el sonido, sentir como ese sonido invadía su cuerpo y la llenaba de emociones que realmente no podía explicar.Pero amaba aún más el baile, porque fue el modo por el que conoció al que era su esposo, bailando de manera espontánea en la calle y siendo ella, sin pedirle permiso a nadie. Nada en la vida, la había preparado para perderse a ella misma, en sus años había visto la muerte de primera mano, sin intermediarios o arandelas que le mostraran el lado dulce de la misma. Frente a sus ojos murió Alex a quién no pudo auxiliar, frente a sus ojos murió Agustín porque el destino lo quiso así, pero también frente a sus ojos había dado vida y para ella por sobre todo y lo más importante, estaba la vida.Katerina valoraba la vida de todos y cada uno de los seres vivos que habitaban el mismo planeta que ella, le parecía inconcebible que algunos vivieran para matar, o que se dedicaran a eso.
—¡Quiero que se vayan! —gritaba Simón, con la poca fuerza que tenía en la habitación de la que un día fue una gran mansión y ahora parecía algo más a una casa embrujada. —No nos vamos a marchas, puedes gritar tanto como quieras, nadie más allá de la enfermera y la señora de la cocina te van a escuchar. La rubia, que ahora tenía una panza prominente debido a sus 6 meses de embarazo, caminaba alrededor de la cama en la que estaba postrado el hombre que un día le dijo ser su padre. Era más una sombre de lo que un día fue un hombre imponente con una vida prominente, desde que había quedado invaldio, parecía que sus amigos habían desaparecido, nadie venía a visitarlo, nadie le hacía compañía, eso demostraba no solo la poca fidelidad de sus allegados, también demostraba lo mucho que lo despreciaban por su actitud pedante y orgullosa. —No necesito a nadie alrededor.—Espero que sepas, que a pesar de tus intentos Stephen volvió a conseguir patrocinadores, aunque se va a retirar del deport
Una hora después Katerina había logrado salir de la casa, dejando a su pequeña en manos de la niñera, había decidido que necesitaba estar con Ana, necesitaba un tiempo para ella y Ana por supuesto que la secundo.En lo que la castaña cambiaba su ropa y llegaba a la puerta para devolverse, la rubia envió un mensaje de texto a su cuñado y futuro esposo.“vamos de compras”Los ojos de Cristóbal se cristalizaron en medio de una importante reunión, no le dio pena, no sintió temor de soltar sus sentimientos, pues la esperanza de que su mujer estuviese contemplando salir de la casa eran pasos de gigante en su recuperación.Porque si se habían dado cuenta que las enfermedades físicas son tan fuertes y afectan a los que te rodean tanto como las mentales. Llevaba seis meses sufriendo por el dolor de su esposa, cuando la recogió aquel trágico día, era como si se tratara más bien de una niña, no abrió los ojos hasta doce horas después, donde sus ojos estaban perdidos, lo miró pero era como si es
Para Bryan dejar sola a Xiomara no había sido sencillo, pero fue una mujer de alta sociedad la que lo había empujado a tomar tan radical decisión, iba a ser padre y eso era algo que había cambiado su manera de pensar. Pero indudablemente había cambiado sus sentimientos, el día en que se dio el primer encuentro entre la pelirroja y el padre de Ana, mientras el joven aguardaba a que su compañera de toda la vida saliera de ese lugar, encendió un cigarrillo. —Señor aquí no puede fumar —el miedo en la voz de la asistente personal de Raúl, era perceptible. Pero es que como no sentirlo, frente a un hombre de poco más de 1.85 de altura, con las manos llenas de tatuajes y el cuello en igual proporción, sus ojos verdes eran invasivos y penetrantes, sus manos eran fuertes y sus músculos se marcaban a través de la camiseta negra de una banda de rock, los jean no estaban rotos, pero si gastados y las botas negras a medio amarrar, lo hacían diferente para el lugar en el que se encontraba y el c
—¡No podemos seguir así! No aquí Cristobal, respeta. —Tu me haces perder la cordura ¿qué estabas pensando cuando te colocaste ese vestido?Una risa coqueta invadió el silencioso lugar, estaban en una pequeña habitación de la cabaña que un día había pertenecido a los padres biológicos de Martín. La pareja de esposos, que ahora actuaban como recién casados, había llegado con un par de días de anterioridad, para estar al pendiente de cada detalle de la boda, si bien tanto Ana como su rubio prometido querían algo de lo más sencillo, ni la madre de la mujer y mucho menos la sofisticada Mariana, madre adoptiva del joven lo iban a permitir. La pareja había cedido en casi todas las peticiones de las futuras abuelas, pues lo único que a ellos les interesaba era estar unidos por la ley y Dios, aunque si dieron una negativa rotunda a una lista de invitados que parecía más bien un libro de 600 páginas. Ana fue clara.—Seremos 13 personas, ni una más ni una menos, no necesito personas desconoc
—Sofía, vamos a llegar tarde, por favor apresúrate.Raúl, no estaba acostumbrado a la rutina de belleza de su por fin ahora esposa, si se habían casado en una boda nada sencilla, todo lo contrario, meses después del matrimonio de su hija, una celebración casi escandalosa se celebró en la playa, un vestido acorde a la edad de la mujer y con la elegancia que siempre la había caracterizado.Los miembros de la gran sociedad podrían haber hecho miles de preguntas e inclusive tratarla como una mala mujer, pues se conocía de la situación que pasaba su ex marido, sin embargo nadie se atrevió a decir nada, porque también sabían que no era precisamente una mujer que fuese tratada con devoción. la pareja tenía demasiada prisa, pues las nupcias rondaban su familia, esta vez era el turno del joven Stephen que había recibido la propuesta de su pareja y amor eterno, es que su padre tanto le prohibió tener durante la adolescencia y en la secundaria. Se habían reencontrado en un evento mundial, el u
MARTÍN.No se cuantas palabras sean necesarias o cuantas acciones sean requeridas en la vida, para demostrarle a alguien que se le ama, solo se que en mi caso, nunca será suficiente.Pasar por tantas rehabilitaciones, sentirme siempre solo, sentirme siempre un punto negro en medio de paredes blancas y brillantes nunca fue fácil, sabía que tenía una familia y aunque fue difícil de aceptar, ello nunca se rindieron, al principio creí que lo hacían por obligación, pero luego con el pasar de los años me demostraron su amor, con acciones y palabras, me apoyaron, me acompañaron y en cada caída me levantaron.Me había separado de ese mundo corrupto en el que había entrado por voluntad y de la mano de Xiomara, era hermosa, de eso no había duda para nadie, pero ella era como un vicio, era como el diablo en forma de mujer, tenía todos los pecados tatuados en su alma, pero la lujuria y el exceso eran los que más disfrutaba vivir junto a ella. Cuando todo se fue a la mierda, cuando el destino me d
En la suite presidencial de un lujoso hotel en París, un hombre elegante, imponente y soberbio, sostenía un vaso con whisky, mientras observaba con severa lasciva a las dos mujeres que estaban en su cama, una rubia y una pelirroja. Jugaban entre si, con sus cuerpos, con sus lenguas recorrieran el cuerpo de la otra y sus dedos eran usado para complacerse mutuamente. La visión para cualquier mortal era seductora, provocadora, para algunos podrían pasar por indecentes, el hombre quería interferir, pero no podía. —¡Toquense! —ordeno. Las mujeres que se encontraban disfrutando de sus cuerpos obedecieron, sus manos viajaron delicadamente a sus prominentes senos, luego a sus cinturas. Poco a poco cada una disfrutaba con más deseo de todo cuanto tocaban o donde introducían sus dedos. Besaban, lamian, mordían. Los gemidos inundaban la habitación y aunque el joven era consciente de lo que allí sucedía, parecía sordo. Se levantó de la silla que estaba ocupando y se acercó a las dos mujeres, l