—Sofía, vamos a llegar tarde, por favor apresúrate.Raúl, no estaba acostumbrado a la rutina de belleza de su por fin ahora esposa, si se habían casado en una boda nada sencilla, todo lo contrario, meses después del matrimonio de su hija, una celebración casi escandalosa se celebró en la playa, un vestido acorde a la edad de la mujer y con la elegancia que siempre la había caracterizado.Los miembros de la gran sociedad podrían haber hecho miles de preguntas e inclusive tratarla como una mala mujer, pues se conocía de la situación que pasaba su ex marido, sin embargo nadie se atrevió a decir nada, porque también sabían que no era precisamente una mujer que fuese tratada con devoción. la pareja tenía demasiada prisa, pues las nupcias rondaban su familia, esta vez era el turno del joven Stephen que había recibido la propuesta de su pareja y amor eterno, es que su padre tanto le prohibió tener durante la adolescencia y en la secundaria. Se habían reencontrado en un evento mundial, el u
MARTÍN.No se cuantas palabras sean necesarias o cuantas acciones sean requeridas en la vida, para demostrarle a alguien que se le ama, solo se que en mi caso, nunca será suficiente.Pasar por tantas rehabilitaciones, sentirme siempre solo, sentirme siempre un punto negro en medio de paredes blancas y brillantes nunca fue fácil, sabía que tenía una familia y aunque fue difícil de aceptar, ello nunca se rindieron, al principio creí que lo hacían por obligación, pero luego con el pasar de los años me demostraron su amor, con acciones y palabras, me apoyaron, me acompañaron y en cada caída me levantaron.Me había separado de ese mundo corrupto en el que había entrado por voluntad y de la mano de Xiomara, era hermosa, de eso no había duda para nadie, pero ella era como un vicio, era como el diablo en forma de mujer, tenía todos los pecados tatuados en su alma, pero la lujuria y el exceso eran los que más disfrutaba vivir junto a ella. Cuando todo se fue a la mierda, cuando el destino me d
En la suite presidencial de un lujoso hotel en París, un hombre elegante, imponente y soberbio, sostenía un vaso con whisky, mientras observaba con severa lasciva a las dos mujeres que estaban en su cama, una rubia y una pelirroja. Jugaban entre si, con sus cuerpos, con sus lenguas recorrieran el cuerpo de la otra y sus dedos eran usado para complacerse mutuamente. La visión para cualquier mortal era seductora, provocadora, para algunos podrían pasar por indecentes, el hombre quería interferir, pero no podía. —¡Toquense! —ordeno. Las mujeres que se encontraban disfrutando de sus cuerpos obedecieron, sus manos viajaron delicadamente a sus prominentes senos, luego a sus cinturas. Poco a poco cada una disfrutaba con más deseo de todo cuanto tocaban o donde introducían sus dedos. Besaban, lamian, mordían. Los gemidos inundaban la habitación y aunque el joven era consciente de lo que allí sucedía, parecía sordo. Se levantó de la silla que estaba ocupando y se acercó a las dos mujeres, l
MARTÍN.Hoy es el bautizo de mi linda sobrina Isabella, la hija de mi hermanastro Cristobal, él y sus padres me recibieron cuando perdí a mi familia. Estamos en una pequeña habitación terminando de alistar nuestras ropas como la norma lo dicta, pues nuestra madre, Mariana, no permitiría por nada del mundo que la celebración fuese sencilla.Miro a mi hermano, tan elegante como siempre y me lanzo sobre él para jugar un rato, porque gracias a ese hombre y su esposa Katerina es que hoy estoy vivo.—Ella va a venir Martín. —Lo miro con un poco de sorpresa, pues hace casi un año que no se nada de Ana.—¿Cómo lo sabes?. —Mi garganta se siente se
ANA.FLASHBACKSalgo de mi entrenamiento de esgrima, tengo exactamente 15 minutos para llegar a mi entrenamiento de natación. Mientras voy camino a las piscinas, coloco en mis oídos los audífonos de última tecnología, cortesía de mi padre, para contestar la llamada de mi atractivo hermano mayor.—¿Dónde estás?—Voy a natación. ¿Qué quieres?. —Doy un resoplido, porque Wilson solo me llama cuando necesita algo de mi.—Si sabes que no es necesario que te esfuerces tanto.—Bueno, querido hermano, si quiero lograr mi objetivo, no se puede ir por la vida
MARTÍN.FLASHBACK.—¡Responde carajo!. —El sonido de la voz de mi hermano Cristobal es casi un susurro.Estoy en mi habitación dentro de la facultad de medicina, anoche me fui de fiesta y me pase de copas, aunque creo que de otras cosas también.Estoy metido en este espiral de drogas, sexo y rock and roll, desde hace varios años. Empecé solo bebiendo y luego probando cosas, para no llegar tan ebrio a la casa de mis padres adoptivos.—Carajo Martín, no tenías que hacer esto, no precisamente hoy, que tengo un examen tan importante. —Cristóbal está realmente molesto. Me sacude con furia, para llevarme al baño. MARTÍN.No me podía creer que de verdad este frente a mi, justo ahora su olor invade mi alma y me llena de felicidad, sus ojos reflejan una confusión total, pero no me importaba, se que esto que estoy haciendo no es sano para ninguno de los dos, sobre todo porque nuestro pasado sigue sin ser aclarado y mi pasado sigue persiguiéndome, aunque en realidad es Xiomara.Finalmente me decido a tomarla por las caderas con fuerza y la alzó para poder sentarla en el lavabo y me olvido de todo, mis besos ruedan por su rostro, mis labios se mueven hasta su cuello, mientras mis dedos aprietan sus caderas y sutilmente mis manos empiezan a subir el vestido azul y vaporoso que lleva puesto, sus manos ya no están en puños a lado y lado de su cuerpo, ahora están sobre mi cuello y siento como una de ella se desliza por mi cabellera para apretar.Nos detenemos por un segund4. EL BAÑO.
ANA.Cada beso y cada caricia que Martín me acaba de dar en ese baño, arde y duele. También me recordó lo mucho que lo amo y lo infinitamente tatuado que lo tengo dentro de mi alma. Puedo parecer la más masoquista de todo el mundo, porque pude detenerlo cuando yo quisiera, pero no quería. Lo quería conmigo. Una última vez.Salir del baño y encontrarme con la mirada escrutadora de Julián, fue un golpe duro que me aterrizó en la realidad que ahora vivo, de nada vale haber llorado noches enteras, de nada vale haber huido como una criminal y haberme escondido.Ya no soy de Martín, porque además él nunca fue mío.&