Contra demanda IIEl tono de voz de Jennifer era inconfundiblemente arrogante, tan segura de sí misma como siempre, lo que hizo que Alice sintiera una mezcla de frustración y desagrado.—Jennifer, tenemos que hablar. —Dijo Alice, tratando de controlar su molestia. —Ya sé todo acerca de tu acuerdo con Dalton y la verdad es que siempre te creí más digna, pero esa no es la razón de mi llamada tan repentina. Resulta que hay una infiltración en nuestra base de datos y sospechamos que podría tener algo que ver contigo… ¿Tienes algo que quieras decir al respecto?Jennifer soltó una risa burlona.—¿De verdad, Alice? ¿Crees que estoy detrás de eso también? Tienes una imaginación muy activa.Alice apretó el teléfono con fuerza, sintiendo la furia hervir bajo la superficie.—No estoy jugando, Jennifer. Tenemos pruebas de que alguien accedió a nuestra sala de servidores anoche, y no descansaremos hasta descubrir quién está detrás de esto.Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, y luego J
Los teléfonos de Alice y Dalton comenzaron a sonar sin control, llamadas, tras llamadas, mensajes de voz, mensajes de texto y decenas de correos electrónicos de todos lados.Ambos estaban paralizados, sin poder ver alguno de los aparatos, no entendían lo que sucedía, estaban incriminando a Dalton por delitos que nunca había cometido y otros que sí, pero, en efecto, ninguno de los dos estaba preparado para pasar por esto ahora.Alice y Dalton se miraron, sus rostros reflejando la gravedad de la situación. Los teléfonos seguían sonando sin cesar, y la presión aumentaba con cada segundo que pasaba.—Muy bien… Tenemos que conservar la calma. Pensemos con la cabeza fría. —Dijo Alice alzando sus manos en son de paz. —No podemos permitir que estas acusaciones falsas nos destruyan. Ambos sabemos que eres inocente y si has cometido algún delito ha sido por necesidad, podemos librarte de esto. —Le aseguró al ojiverde.Dalton asintió al tiempo que su mente comenzaba a trabajar a toda velocidad.
Al llegar a la mansión de los Colman, Alice y Dalton bajaron de la camioneta y atravesaron la entrada, se miraron mutuamente como si se comunicaran únicamente con la mirada y luego Alice tocó el timbre.El sonido del timbre resonó en la gran mansión. La tensión era palpable para ambos mientras que esperaban. Finalmente, la puerta se abrió, revelando a Edward Colman, con su expresión severa e imponente.—Alice, Dalton, no esperaba verlos aquí. —Dijo Edward, su tono neutral, pero con un toque de sorpresa.Alice dio un paso adelante, tratando de mantener la calma.—Edward, sé que esta visita es inesperada, pero necesitamos hablar contigo y con Catherine. Es urgente.Edward los miró fijamente por un momento antes de asentir.—Muy bien, pasen. Hablaremos en el salón.Los condujo a través de la lujosa mansión hasta un elegante salón, donde Catherine ya estaba esperando, su expresión igualmente seria.—¿A qué debemos esta visita? —Preguntó Catherine, con una ceja enarcada.Dalton tomó aire,
4:00 AM.El reloj marcaba las cuatro de la madrugada y la oscuridad aún cubría la ciudad mientras Alice y Dalton se dirigían al aeropuerto. Las luces de la camioneta iluminaban el camino, y el silencio entre ellos era cargado de una mezcla de ansiedad y determinación.Dalton miró a Alice, su expresión una mezcla de preocupación y amor.—Alice, sé que esto haces esto creyendo que es lo mejor, pero no puedo evitar sentirme intranquilo. No sé cuánto tiempo estaremos separados.Alice le devolvió la mirada, tratando de infundirle calma.—Lo sé, Dalton. Pero debemos ser fuertes por nosotros, por Samuel y por todos los que dependen de nosotros. Esto solo es algo temporal, y prometo que haré todo lo posible para resolver esto rápido y estar juntos de nuevo.Dalton asintió, apretando suavemente la mano de Alice.Llegaron al aeropuerto, donde Malek ya estaba esperando junto al jet privado. La pista de aterrizaje estaba iluminada, y el aire fresco de la madrugada les envolvía.—Todo está listo.
Antes de que Dalton pudiera reaccionar, Damián se abalanzó sobre él, y comenzaron a forcejear. Dalton luchó con todas sus fuerzas, pero Damián era implacable. El ruido de la pelea alertó a Malek, quien corrió hacia la parte trasera del avión.—¡¿Pero qué carajos?! —Gritó Malek, lanzándose al enfrentamiento.La lucha continuó, con gritos y sonidos de golpes resonando en la cabina. Damián parecía tener la ventaja, pero Malek y Dalton luchaban con una determinación feroz. La situación era desesperada, y sabían que tenían que detener a Damián antes de que fuera demasiado tarde.Finalmente, con un esfuerzo combinado, lograron inmovilizar a Damián. Malek respiraba con dificultad, pero su mirada era firme.—No vas a salirte con la tuya, Damián. —Dijo Malek, su voz llena de determinación.Damián, exhausto y derrotado, miró a Dalton y Malek con una mezcla de odio y resignación.—Esto no ha terminado. —Dijo Damián, su voz un susurro.De repente, un sonido metálico resonó en la cabina cuando el
Alice condujo de regreso a la ciudad, con la vista puesta en el camino, pero su mente perdida en sus pensamientos sobre todo lo que estaba sucediendo. Aunque tenía el apoyo de los Colman y su familia, sentía que había quedado totalmente sola.Dalton iba rumbo a Turquía y Malek también se iba con él, los únicos dos hombres dispuestos a luchar por ella se habían marchado y ahora todo lo que seguí estaba en sus manos. El futuro de Monroe´s Company, la custodia de Samuel y la reputación de Dalton.Alice suspiró profundamente, intentando ahogar la sensación de desasosiego que la invadía. Las luces de la ciudad comenzaban a aparecer en el horizonte, un recordatorio de la vida que le esperaba y las responsabilidades que debía afrontar. Su teléfono vibró en el asiento del copiloto, sacándola de su ensimismamiento. Era un mensaje de Dalton:“Te amo, preciosa. Prometo que regresaré pronto”Alice sonrió con tristeza, mientras se le salían las lágrimas. Agradecía mucho tenerlo en su vida a pesar d
Dalton y Malek sacaron el paracaídas y se miraron mutuamente, preguntándose qué harían, pero no había más opciones, solo uno podía salvarse y el otro debía sacrificarse.Dalton tomó una respiración profunda, sintiendo el aire helado de la altura. Miró a Malek, cuyos ojos reflejaban el mismo miedo y la misma incertidumbre. Las nubes se arremolinaban a su alrededor, como si la misma naturaleza estuviera observando su dilema.—No puedo dejarte aquí —Dijo Dalton, su voz temblando. —No estarías en esta situación de no ser por mi culpa. No puedo ser yo quien viva sabiendo que tú no lo hiciste. Alice jamás me lo perdonaría.Malek se pasó la mano por el cabello, frustrado. Sabía que era una elección cruel, pero también comprendía que, si uno de ellos no tomaba la decisión, ambos podrían perderse.—Escucha, Dalton. —Comenzó Malek, su tono más firme. —Si hay alguna posibilidad de que uno de nosotros sobreviva y regrese a casa son Alice, debe ser tú. Tienes más que perder. Tienes familia, un hijo
—¡Espera! —Pidió Dalton alzando ambas manos en son de paz. —¡Tengo una idea que podría funcionar! —Exclamó mientras intentaba mantenerse en pie con las turbulencias.—¡Vete ahora, ya no queda tiempo para ideas! —Ordenó Malek sin bajar el arma.—¡Claro que sí! —Insistió el castaño acercándose a uno de los asientos en el que vio un rollo de cuerda que había caído de uno de los estantes de servicio. —Te ataré a mi cintura, me abrazaras como si tu vida dependiera de ello, porque es así y ambos saltaremos…Dalton sujetó firmemente la cuerda y la ató alrededor de su cintura. Luego se acercó a Malek, que seguía apuntándole con el arma.—Confía en mí —Dijo Dalton, mirándolo a los ojos.Malek dudó un momento, pero finalmente bajó el arma y permitió que Dalton lo atara a su cintura. Cuando estuvieron listos, Dalton asintió y ambos se dirigieron a la puerta del avión.—A la cuenta de tres —Dijo Dalton, tomando una profunda respiración.Malek asintió, su expresión una mezcla de miedo y determinaci