Dalton y Malek sacaron el paracaídas y se miraron mutuamente, preguntándose qué harían, pero no había más opciones, solo uno podía salvarse y el otro debía sacrificarse.Dalton tomó una respiración profunda, sintiendo el aire helado de la altura. Miró a Malek, cuyos ojos reflejaban el mismo miedo y la misma incertidumbre. Las nubes se arremolinaban a su alrededor, como si la misma naturaleza estuviera observando su dilema.—No puedo dejarte aquí —Dijo Dalton, su voz temblando. —No estarías en esta situación de no ser por mi culpa. No puedo ser yo quien viva sabiendo que tú no lo hiciste. Alice jamás me lo perdonaría.Malek se pasó la mano por el cabello, frustrado. Sabía que era una elección cruel, pero también comprendía que, si uno de ellos no tomaba la decisión, ambos podrían perderse.—Escucha, Dalton. —Comenzó Malek, su tono más firme. —Si hay alguna posibilidad de que uno de nosotros sobreviva y regrese a casa son Alice, debe ser tú. Tienes más que perder. Tienes familia, un hijo
—¡Espera! —Pidió Dalton alzando ambas manos en son de paz. —¡Tengo una idea que podría funcionar! —Exclamó mientras intentaba mantenerse en pie con las turbulencias.—¡Vete ahora, ya no queda tiempo para ideas! —Ordenó Malek sin bajar el arma.—¡Claro que sí! —Insistió el castaño acercándose a uno de los asientos en el que vio un rollo de cuerda que había caído de uno de los estantes de servicio. —Te ataré a mi cintura, me abrazaras como si tu vida dependiera de ello, porque es así y ambos saltaremos…Dalton sujetó firmemente la cuerda y la ató alrededor de su cintura. Luego se acercó a Malek, que seguía apuntándole con el arma.—Confía en mí —Dijo Dalton, mirándolo a los ojos.Malek dudó un momento, pero finalmente bajó el arma y permitió que Dalton lo atara a su cintura. Cuando estuvieron listos, Dalton asintió y ambos se dirigieron a la puerta del avión.—A la cuenta de tres —Dijo Dalton, tomando una profunda respiración.Malek asintió, su expresión una mezcla de miedo y determinaci
Una semana antes de que Malek fuera encontrado, él y Dalton habían logrado salir ilesos del accidente. Sin embargo, la suerte no estaba de su lado. Habían caído en una playa privada, propiedad de “La Garduña” Mafia española. Dalton fue reconocido de inmediato por los guardias que patrullaban la zona, quienes los interceptaron y llevaron ante su líder.En un oscuro y lúgubre almacén cerca de la playa, Dalton y Malek fueron sometidos a torturas e interrogatorios. Los guardias no mostraron misericordia, querían obtener toda la información posible. Dalton, a pesar del dolor, intentaba proteger a Malek y mantener su compostura.Finalmente, el líder de la mafia, un hombre de mirada fría y calculadora, se acercó a Dalton.—Tenemos una propuesta para ti. Liberaremos a tu amigo y le permitiremos regresar a salvo, pero a cambio, tú te quedarás trabajando para nosotros.Dalton levantó la cabeza, con sus ojos llenos de determinación.—¿Y qué pasa si me niego?El líder de la mafia sonrió sin humor.
Deuda saldada Dalton no sabía lo que había aceptado al cumplir el trato con el jefe de La Garduña, si antes tenía un lado oscuro, ahora ya no existía ese lado porque la oscuridad estaba hecha de él y él estaba hecho de la oscuridad. Al inicio le costaba cumplir con sus trabajos en el crimen organizado y los asesinatos limpios, sin ningún rastro, pero ya después se convirtió en una leyenda de las masacres, asesinando a más de trescientas personas en diez años. A medida que la lluvia golpeaba las ventanas del viejo apartamento, Dalton se miró en el espejo. Los ojos que lo devolvían la mirada eran fríos y vacíos, un reflejo de las incontables vidas que había arrebatado. El teléfono sobre la mesa vibró, rompiendo el silencio ensordecedor. Al otro lado de la línea, la voz áspera de su contacto resonó con una mezcla de urgencia y temor. —Tenemos un nuevo encargo. El jefe quiere que lo manejes personalmente. Dalton no respondió de inmediato. Cerró los ojos por un instante, tratando de re
RenacerDiez años más tarde.Dalton respiró profundamente y cerró los ojos, tratando de calmar el torbellino de pensamientos y emociones que lo asaltaban. Mientras la limusina avanzaba por las calles de la ciudad, su mente regresaba una y otra vez a los rostros de Samuel y Alice.Samuel, su hijo, debía haber crecido mucho en su ausencia. Dalton se preguntaba si el niño habría heredado su determinación y su fuerza. Si lo recordaría como el padre que lo abandonó o como el hombre que luchó para protegerlos a todos.Alice, la mujer que alguna vez fue el centro de su universo, ahora se sentía como un sueño distante. Había pasado tanto tiempo, y la incertidumbre de no saber si ella había encontrado a alguien más lo carcomía por dentro.El traqueteo del vehículo sobre los baches de la carretera lo sacó de sus pensamientos. Abrió los ojos y miró por la ventana, observando cómo las luces de la ciudad parpadeaban como un recordatorio de la vida que había dejado atrás. Finalmente, se permitió un
Dalton salió del hotel con la mente en cualquier lado, subió a su limusina y le ordenó al chofer que lo llevara de vuelta a su hotel, con la respiración acelerada y su corazón en la garganta, miró por la ventana trasera del vehículo para asegurarse de que nadie los estuviera siguiendo.La limusina avanzó rápidamente por las calles desiertas, mientras Dalton trataba de calmarse. Sabía que había cometido un error al huir, pero el miedo había sido abrumador. Debía regresar, enfrentar lo que había sucedido y asegurarse de que Alice estuviera bien. No podía dejarla sola en ese estado.—Chofer, deténgase aquí. —Dijo de repente, su voz temblando con la urgencia de su decisión.El chofer, sorprendido, obedeció y detuvo el vehículo. Dalton salió apresuradamente de la limusina y comenzó a correr de vuelta al hotel, su mente un torbellino de preocupaciones y arrepentimientos.Pero al llegar al hotel ya era demasiado tarde, se habían llevado a Alice en una ambulancia y seguido llegó la policía,
Retornos y RevelacionesDalton, se había sometido a un cambio de imagen, comenzando a usar lentes de contacto grises y se había teñido el cabello de blanco para pasar inadvertido. Esta mañana se encontraba en una pequeña cafetería, frente al hospital, observando las noticias en la televisión mientras tomaba un café. Las últimas semanas habían sido un torbellino de eventos y emociones. Se mantenía oculto, sin dejar rastro, pero no podía evitar estar cerca de Alice y Samuel, vigilándolos desde la distancia.Una noticia en particular llamó su atención. El reportero hablaba sobre un hombre que había sido declarado muerto hace años, pero que, según nuevos informes, podría estar vivo. Dalton apagó rápidamente la televisión, sintiendo un nudo en el estómago. Sabía que debía actuar con cautela, pero el tiempo se estaba agotando.Mientras tanto, en el hospital, Alice y Mia trabajaban en ajustar su vida a las nuevas circunstancias. Samuel estaba siempre cerca, apoyando a su madre en todo lo pos
Confrontarlo—Mia, esa nota puede ser de cualquier persona. Hay muchas "M" por ahí. —Respondió, tratando de restarle importancia al asunto.Mia no estaba convencida. Se cruzó de brazos y lo miró con una mezcla de incredulidad e impotencia.—Malek, he conocido a Dalton lo suficiente para saber cuándo alguien está escondiendo algo. Si sabes algo, por favor, dímelo. Es importante para todos nosotros. —Insistió, su voz suave pero firme.Malek suspiró profundamente. Sabía que no podía seguir ocultando la verdad y que Mia merecía saber lo que estaba sucediendo.—Está bien, Mia. Lo confieso. La nota es mía. Dalton está vivo y se ha mantenido escondido para protegerlos a todos ustedes. —Dijo finalmente, su voz apenas un susurro.Los ojos de Mia se llenaron de lágrimas. Aunque lo había sospechado, escuchar la confirmación fue un choque.—¿Dalton está vivo? No puedo creerlo... —Murmuró, tratando de asimilar la información.Malek asintió.—Sí, está vivo. Ha cambiado su apariencia y se ha manteni