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Capítulo 1 - Un hombre Misterioso

Yo quería despertar de esa horrenda pesadilla que estaba dándose lugar... Cuando él dio su primer paso hacia ella, el piso debajo de mí se abrió como una tempestad sin remedio.

Quería gritar y detenerlo "hazlo... Detenlo... Hazlo" algo en mi mente me presionaba pero yo no podía moverme. Todo se puso pálido y el nudo en mi garganta me impedía respirar.

Solo pude ver cómo él se le acercaba, se presentaba con tanta elegancia y con esa mirada encantadora que me enamoraba a cada instante... La chica sonrió y ofreció su mano, la cual tomó de inmediato y la besó.

Sentí como todos tenían sus ojos sobre mí, mi familia y amigos me observaban detenidamente... No podía creer lo que estaba viendo y me negaba a creerlo, el aroma de Carter se tornó algo diferente y más intenso.

Quería que me mirara pero no lo hacía, tomó la mano de la chica y caminó directo hacia su padre... Sentía como todo mi mundo se derrumbaba, se escapaba frente a mí, eso que tanto espere... Y me dolía.

Su padre se levanta airoso y sonríe de oreja a oreja orgulloso de su hijo... Este le da unas palmadas en el hombro de felicitaciones y el menor solo asiente sin dejar de mirar a la chica.

Algunos ya dejaron de mirarme, a excepción de mi madre y algunas chicas aprovechando el momento para burlarse, me sentía fatal, quería salir huyendo de ese salón, deseaba desaparecer.

Miró a todos lados en busca de la salida, puedo ver como todos me observan intrigados, incluso desde el inicio de esta pesadilla hay un hombre que no me ha quitado la mirada de encima. Él no se mueve pero me observa detenidamente y eso me irrita más llevándome al borde de mis límites.

Tomo mi vestido que tapaba mis tobillos y me propongo a salir del salón, intentando no correr, uno para no llamar la atención y dos porque el corcel me aprieta tanto que siento que me voy a desmayar.

No sé si todo mi ser tiembla por esta humillación o por el corcel muy ajustado, solo quiero huir... Apresuré el paso y al sentir la brisa fría y congelante sobre mi piel me detengo.

Respiré ahogada y cierro mis ojos... Mi corazón está sufriendo y no sé qué demonios hacer. Al abrirlos todo se tornó rojo, resoplaba como un animal y un doloroso aullido salió de mí.

Estiró mi cuello hasta el cielo para elevar más aquel aullido que sonaba atormentada y muy adolorido. No comprendía lo que me sucedía, estaba sufriendo y todo lo veía carmesí.

Sentía como mi pecho bajaba y subía con furia, sentía las lágrimas mojar mi pecho agitado... Quería correr, pero algo me lo impedía, mis pies se habían clavado al suelo.

Escuché mi vestido rasgarse, el frío penetraba más mi piel como si estuviera desnuda pero no podía verme, otro aullido salió de mi garganta más alto y con más dolor.

Cuando bajé la mirada, todos estaban afuera, mi sangre hirvió al ver a Carter protegiendo a su nueva compañera, mientras sostenía su mano.

Todos estaban atónitos, yo igual no entendía que sucedía, pero me movía hacia ellos, sin embargo no avancé más de dos pasos porque inmensos lobos se transformaron frente a mí.

El miedo comenzó a correr por mis venas y todos los lobos gruñen, mientras que los otros solo quedaban perplejos sin moverse.

Vi como otros de la manada tomaban su forma de lobo, gruñendo a los que se habían transformado primero. En mi cabeza no podía comprender nada.

Me sentía cayendo a un abismo y algo en mi interior lloraba como cachorro en peligro, ya no aullaba solo salía un sonido triste y quejoso. Vi cómo los lobos empezaron a atacarse unos a los otros y eso me llenó de más miedo.

Quise levantar mi cabeza pero solo me topé con la mirada de desprecio de Carter... Mientras cubría a su luna,  vuelvo a gemir en un sollozo, por lo que me doy vuelta y corro a lo más profundo del bosque.

Corrí tan lejos como podía, todo seguía con un manto carmesí. No me sentía cansada, tenía una energía sobrenatural continuaba corriendo sin ningún rumbo. Mi cuerpo no era el mismo, por alguna razón era más hábil, pero no entendía porque.

No sé cuánto tiempo he corrido, solo tengo vagos fragmentos de donde me detenía, frente algún árbol o un risco. Ya mi cabeza se siente muy abrumada, como si me faltará el aire, cierro mis ojos y siento como mi cuerpo cae sobre el suelo.

"Huele delicioso" he despertado con ese pensamiento, reviso mis brazos, piernas y abdomen porque todo me duele horriblemente.

Algo asustada miro todo a mi alrededor, no había notado que estaba en una habitación, lo último que recuerdo es que caí sobre el pasto.

No reconozco el lugar, se ve muy lujoso para ser mi casa... Tengo una sensación extraña de que no debería estar aquí.

—Buenos días jovencita. -menciona una señora al entrar a la habitación, sus manos cargaba una bandeja con comida, estaba tan estupefacta que no podía hablar. _Debe comerse todo esto y arreglarse antes que llegue el señor.

—¿señor?... De quién me habla. - me decido preguntarle pero ella únicamente sonríe y se da la vuelta dejándome una vez más sola y ahora más asustada e intrigada.

Quería rechazar la comida pero huele demasiado bien y mi estómago gruñe... No sé por qué tengo un sabor a sangre en mi boca, pero para quitarme esa sensación tomo un sorbo de jugo de naranja que estaba sobre la bandeja.

El emparedado de pierna me invitaba a comerlo y no tuve más opción que morderlo hasta acabarlo todo, me siento bien luego de ese rico desayuno y los arándanos fueron un postre muy delicioso.

Escucho que la puerta se abre y detrás de ella estaba sin duda el hombre más guapo que había visto, intento no babear en lo que veo que entra sin decir una palabra, su camisa bajo su gabardina negra le entallaba dejando en claro su figura atlética.

—me alegro que estés despierta, ya es hora que salgas de la habitación. - Su voz imponente y fría, su mirada sobre mí, me intimidaba.

—¡disculpa!!! Porque tendría que salir, ni siquiera sé dónde estoy. - no quise sonar prepotente pero así se dio, solo vi como el tenso su mandíbula y no desvío su mirada ni un momento.

—cuida tu tono y solo haz lo que te pido. - su voz no tembló en ningún segundo, su porte me decía que él no era un simple hombre, pero algo en mí me impulsaba a contradecirlo.

—porque tendría yo que hacer caso a lo que me pides... Quién eres? -levanto mi mentón para reflejar confianza, a pesar que la mirada de él siembra mucho miedo. Su perfume era exquisito  y asfixiante a la vez, nunca había percibido algo así.

—Soy tu Alfa Isaac... -en cuanto menciono esas palabras mi cuerpo se erizó, pero a la vez me causo mucha risa... Al verlo esperar alguna reverencia de mi parte.

—disculpa? Pero tú no eres mi alfa. -Vi cómo todo su cuerpo se tensaba, pero solo suspiro y me miró demasiado fijo, no podía desviar mis ojos de los de él, no sé si era por su ardiente físico o sus pupilas brillantes que me transmitían una sumisión.

—supongo que aún estás aturdida, una vez que hagas conexión con...

—ESPERA!!! Conexión?... No te equivoques, yo ya tengo una manada y lo que dices es una desfachatez... -miro a la cama si hay alguna pertenencia que yo reconozca y como no hay nada me dispongo a salir, pero él toma mi brazo antes de llegar a la puerta.

—¿A dónde crees que vas?... Abandonaste tu manada en el justo momento que desafiaste a tu Alfa y su nueva pareja... ¿Crees que podrás regresar?, solo tienes una opción y es conectarte con mi manada. O simplemente perderte.

—que te interesa a ti, si yo me pierdo o regreso a mi manada... Eso sólo es problema mío.

—eres desobediente de naturaleza o solo tienes miedo y por eso te comportas así, no tienes más opción Alana... Harás conexión con mi manada.

Su tono de voz autoritario me irritaba y más en la manera que me impedía salir, dentro de mí algo hervía al solo escuchar mi alfa y su nueva pareja... No comprendía que sucedía en mí, pero no me quería quedar en ese lugar, con ese hombre prepotente y engreído.

—no haré ninguna conexión contigo, es mejor que me dejes ir... Tú no eres mi alfa y está no es mi manada...

Intentó arrebatarle mi brazo, pero lo sostiene tan fuerte que es imposible, si sigo luchando me quedaré sin extremidad... Mis ojos se conectan con los de él y es donde mi mente lo recuerda…

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