Marcus detuvo su auto frente al complejo de apartamentos, bajó de él y se encaminó a encontrarse con la que él sabía; una Linda enfurecida.
Sacó la llave y la introdujo en la puerta, al entrar se encaminó a la sala, encontró una copa hecha añicos contra la pared, una mesa puesta con velas, una botella de vino que navegaba en un recipiente con abundante agua, supo inmediatamente que había sido hielo, además en la mesa había también un pastel de cumpleaños.
Linda estaría furiosa y lo peor de todo es que tenía toda la razón; él había faltado a sus promesas.
Se encaminó hacía la habitación y abrió la puerta con cuidado. Caminó sigilosamente hasta la cama, sobre ella estaba Linda completamente dormida, llevaba un hermoso vestido rojo y zapatos de tacón alto color plateados, su cabellos se habían salido de un hermoso moño, y su cara mostraba rasgos visibles de que ella había estado llorando, Marcus se dijo:
-¡Eres un canalla, Marcus!- de verdad amaba a aquella hermosa mujer
Con cuidado se sentó sobre la cama y comenzó a acariciarle el rostro, ella despertó sobresaltada por el contacto y lo miró ceñuda.
-¿Qué haces aquí? – exigió saber
-Lo siento tanto cariño – ella realmente odiaba cuando usaba ese tono, ¡estaba cansada de escucharle decir que lo sentía!
-No quiero oír explicaciones – se negó rotundamente.
-Linda, por favor- gimió.
-Vete de mi casa, vete y no vuelvas-. Se levantó y se fue al cuarto de baño.
Se miró al espejo y observó que estaba horrible, se lavó la cara y los dientes, y decidió darse una ducha, así que se quitó el vestido, los tacones y terminó de soltar el moño, abrió una de las gavetas de la cual extrajo un paquete de toallitas desmaquilladoras, después de haber terminado esa tarea, entró en la ducha.
Estuvo allí aproximadamente veinte minutos, se cubrió con una bata de baño y se dirigió a abrir la puerta, debía desayunar algo, su estómago comenzaba a resentir la falta de alimento. Al salir no encontró a Marcus en la habitación, eso la enfureció y la desilusionó un poco, pensó que él se quedaría a rogar su perdón. Decidió ir a la cocina, y fue allí donde encontró a Marcus, quien ya le había preparado el desayuno.
-¿Qué haces aquí?, te dije que te marcharas.
-Sé lo que me dijiste Linda, pero no me iré. Debemos hablar.
-No tengo nada que conversar contigo.
-Sé que estas enojada y no puedo recriminártelo.
-Efectivamente- dijo cortante.
-Perdóname cariño, por favor.
-No te lo mereces.
-Lo sé, intenté venir cariño pero me fue imposible.
-Era mi cumpleaños. . . Diecinueve de febrero. . . ese siempre es mí día, sin importar lo que suceda, es mí día, debías estar conmigo, es el único día del año que me dedicas con exclusividad, es nuestro día para estar juntos.
-Lo siento cariño, lo siento muchísimo – se acercó y la abrazó con fuerza -Te amo linda, estar contigo me hace feliz, tu indiferencia me mata, perdóname. – ella lloraba.
-Había preparado un pastel y una cena con vino; tu favorito.
-Oh cariño. . . de verdad lo siento. . . ¿podrás perdonarme?
Ella levantó el rostro hacia él y lo besó; lo amaba irrazonablemente, él correspondió a su beso, el cual se fue volviendo más y más apasionado, más y más exigente.
-Te amo, Marcus - susurró
-Tú eres mi vida- respondió apasionadamente. -Deberíamos desayunar - sugirió él. Linda se retiró sonriendo pícaramente, le encantaba estar en brazos de Marcus, se sentía única, realmente protegida, sentía que ella podía llegar a ser lo más importante en su vida.
-Huele muy bien, cariño.
-Y sabe mejor- le susurró al oído y ella rió alegremente, porque sabía que él no hablaba precisamente de comida.
Algunas horas más tarde se encontraban en la amplia cama; Linda descansaba su cabeza sobre el masculino pecho.
-¿Marcus? - demandó
-¿Si?- le respondió con voz lenta, indicación de que se quería dejar vencer por el sueño.
-¿Me amas?
-Más de lo que te imaginas- le besó ligeramente los labios.
-Entonces, ¿por qué después de ocho años aún seguimos en lo mismo? .
-Cariño, sé que quisieras. . .
-No se trata de lo que yo quiera, sino de lo que tú quieras Marcus, quizás si quisieras estar conmigo realmente, ya te hubieses divorciado.
-No es tan fácil, nena. . . está el pequeño Marcus en medio.
-Lo sé, y por él he esperado tanto mi amor, pero Marcus ya ha crecido, no es ningún niño. . . es solo. . . que siento que merezco algo más que sólo ser tu amante, sueño con ser tu esposa.
-Y lo serás- declaró firme.
-¿Cuándo Marcus? – levanto la cabeza del masculino pecho, se le veía muy afligida, realmente se sentía muy triste y le miró directamente a los ojos.
-Muy pronto, cariño – respondió evasivo.
-Estoy cansada de esto, Marcus. . . llevo ocho años escuchando lo mismo.
-Solo debes tener paciencia.
-¿Cuánta más?, he sido muy paciente, he tolerado mucho. . .
-Lo sé, lo sé, cariño. . . es una situación difícil, debes esperar.
-¡Estoy cansada de esperar Marcus!, llevó ocho años esperando, siento que se me está yendo la vida esperando. . . lo que es peor Marcus, siento que me hago vieja esperándote.
-No estás vieja nena. . . eres hermosa, joven, muy inteligente y además de eso te amo muchísimo
-¡Demuéstramelo!
-¿Con el divorcio? – indagó frunciendo el ceño.
-Eso me haría inmensamente feliz, pero podemos empezar por algo más fácil. . .
-¿Cómo? – quiso saber
-¡Quiero un hijo! – Marcus permaneció observándola en silencio.
-Un hijo complicaría las cosas en este momento nena.
-¿Por qué?, no quiero seguir cuidándome, quiero un bebé Marcus, ¡tengo veintiocho años, deseo ser madre!, quiero un bebé tuyo y mío, quiero tenerlo a él cuando tú no estás, al menos quiero tener el consuelo de tener a mi hijo mientras tú te ausentas, de poder amarlo, cuidarlo, arrullarlo, de ocupar mi tiempo en él, dame un hijo Marcus. . . tengamos un hijo – él la observó largo rato en silencio, le gustaría un hijo de ellos ¡por supuesto que le gustaría!, pero. . .
-No podemos nena, al menos no por ahora. – los ojos de Linda se añejaron en lágrimas – no amor mío, eso no, no llores por amor a Dios, sabes que me parte el alma verte llorar.
-No sé cómo te amo tanto y te odio en ocasiones, eres egoísta Marcus, me niegas un hijo, pero tampoco estas dispuesto a divorciarte para estar conmigo, ¡me haces infeliz! – Sollozó- tengo que conformarme con lo poco que tienes para mí.
-Sabias desde un principio que esto sería así. ¡Nunca te mentí!
-Si me mentiste. . . si me hubieses dicho desde el primer momento que eras casado, jamás hubiese dormido contigo, jamás me hubiese enamorado de ti.
-No me acuses Linda, ni te des golpes de pecho porque llevas ocho años sabiéndolo y sigues durmiendo conmigo y sigues enamorada de mí. - sentenció
-Eres un idiota Marcus . . . sabes que es porque tengo muchos sentimientos hacia ti.
-Y porque nos llevamos muy bien en la cama – aseguró cínico, estaba furioso por el comportamiento de Linda, ella lo miró atónita - no me mires así como si te ofendiera, sabes muy bien que te encanta que te haga el amor.
-Pues tú también lo disfrutas mucho.
-Es lo que digo. . . si estamos bien hasta ahora, ¿Por qué querer alterar las cosas con un bebé?
-Sal de mi casa, Marcus. . . Sal de mi casa y no vuelvas. – se giró llorando y abrazó la almohada , Marcus estaba enfurecido, se acercó a tomarla del brazo – No me toques Marcus, vete, vete y déjame en paz.
-No me iré.
-¡No quiero escucharte, no quiero verte!
-¡Sabes muy bien que no puedes vivir sin mí!. . .
Escuchó movimientos en la habitación por varios minutos, luego una voz que comenzaba a mostrar arrepentimiento.
-¿De verdad quieres que me vaya? – ella no respondió, por lo tanto Marcus comprendió que no era una ira momentánea, Linda estaba realmente enfadada, así que sin decir más se marchó.
Linda estaba muy dolida, triste y enfurecida, un terrible dolor atravesaba su pecho, no conocía al Marcus de aquel día; un hombre frio, cínico, cruel, sin sentimientos, que se había atrevido a ofenderla cuestionando su amor, después de ocho años viviendo a la sombra de otra mujer, siendo la amante, mientras él siempre juraba amarla, no creía pedir mucho. . . ¡Amor exclusivo para ella!, estaba cansada de ser la otra.
Marcus comprendió que se había extralimitado en sus comentarios, no entendía por qué había dicho todo aquello, supuso que la presión y el estrés le pasaron factura, justo en un mal momento, la había ofendido, la había lastimado; lo sabía, sólo que no sabía cómo remediarlo. . . no quería perderla.Cuatro días habían pasado desde aquella discusión, Marcus llamaba para disculparse pero Linda no le respondía.El primer día, llegó al apartamento de Linda un ramo de margaritas frescas y con esa fragancia tan peculiar, las mismas habían sido enviada con una nota"Lo siento mucho cariño, te pido mil perdones, te amo" siempre tuyo MarcusEl segundo día, llegaron jazmines."No podré ser feliz si me dejas, no se vivir sin ti, te amo" siempre tuyo MarcusEl tercer día, llegaron dos ramos de dalias."Mi vida es completamente infeliz sin tu presencia amor mío, muero de tristeza, por favor perdóname Linda, te amo" siempre tuyo MarcusEl c
Marcus despertó con los primeros rayos del amanecer, en sus brazos descansaba Linda, no se había equivocado al buscarla, ella lo comprendía, lo amaba, se dedicaba a él con cariño, Linda era lo mejor que había pasado por su vida, le besó la frente y ella abrió los ojos con pereza.-Buenos días, mi amor.-Marcus. . . – le abrazó con fuerza – hacía mucho que no despertaba a tu lado.-Amanecer contigo es lo mejor que me ha sucedido.- Marcus comenzó a besarla con infinita pasión y luego con una ternura arrolladora, Linda sabía que la unión física era la manera de demostrarle plenamente cuánto le quería, entregarse a él y brindarle su ser, era la forma de permitir que su cuerpo gritará lo que muchas veces su boca no se atrevía a pronunciar.Margaret le esperaba sentada en un sillón cuando llego
Marcus observó fijamente su rostro, había palidecido, luego sus ojos parecían haber perdido toda expresión, parecían transparentes, vacíos, sin vida. Los labios de Linda temblaron un poco, al igual que su voz.-¿Qué has dicho, Marcus?-Está embarazada, Linda. . . no sé cómo ocurrió. . .-Está embarazada y no sabes cómo ocurrió. . . ¿no me digas que no sabes cómo se hace un bebé?- no era que ella pensara que estando casado no se acostara con Margaret, pero darle un hijo le destrozaba el alma, porque a fin de cuentas Margaret tenía de Marcus, todo lo que a ella le negaba; matrimonio, estabilidad, seguridad, una familia, su tiempo, y ahora un segundo hijo, cuando tan solo unos días atrás se había negado a la posibilidad de darle un hijo a ella.-Linda. . . mi amor. . .-Oh Marcus – gimió- vas a tener otro hijo con Margaret.-Linda. . . yo. . .-Estoy cansada de esto Marcus, llegue a mi límite, estoy harta de que Margaret tenga
Marcus llegó muy tarde a su casa, como de costumbre Margaret le esperaba, lo primero que notó fue que llegaba muy tomado, no estaba completamente ebrio, pero sí en la angosta línea que separaba la sobriedad y la ebriedad.-¿Dónde has estado Marcus?, mira nada más las condiciones en las que llegas.-¿Qué dónde estaba? – preguntó él.-Sí.-Pues... ¿dónde más?, celebrando a nuestro segundo hijo. . . - dijo con sarcasmo mientras lloraba.-Pues no pareces muy feliz – le aseguró ella mirándole fijamente.-Deja de criticarme – le gritó – es mi problema de dónde vengo, con quien estaba, y si estoy feliz o no, ese es mi asunto no el tuyo.Margaret guardo silencio, <<ella jamás le preguntó con quién estaba>>, lo que le permitía especular que había estado con aquella amante misteriosa, seguramente le había dado ya la noticia del bebé. . . ¿cómo lo había tomado ella?.-Lo siento cariño, solo quise saber. . .-Ese es p
A la mañana siguiente Marcus se levantó muy temprano, pero no salió de casa, decidió quedarse en cama.-Son las diez y aún no te levantas, ¿te ocurre algo querido?-Nada especial Margaret, sólo que no me siento muy bien esta mañana.-¿Quieres que llame al galeno?-No, solo quiero descansar.-De acuerdo querido, yo iré a comprar algunas cosas que necesito para la cena de esta noche.-Está bien, yo me quedaré en casa hoy, mientras estás fuera aprovecharé de llamar a Marcus – efectivamente así fue, Margaret salió de la casa y él marcó el numero celular de su hijo.-Buenos días, padre – respondió él chico del otro lado de la línea.-Buen día hijo, ¿cómo has estado?, no hemos podido conversar desde que te fuiste a casa de tu tío.-Estoy bien papá, he pasado muy buenos días aquí. Me mantiene la mente ocupada, así no extraño tanto a la abi.-Me alegra que la estés pasando bien hijo. . . cada día que pasa extraño más a
Dos días más tarde el teléfono residencial sonó.-Residencia Álvarez.-¿Señora Margaret?-Sí. . . ¿quién habla?-Soy el detective Domínguez.-Detective. . . ¿me tiene noticias?- preguntó sintiéndose ansiosa, su corazón palpitaba con violencia.-Sí. . . tengo mucha información para usted.-¿Tan pronto? – abrió los ojos como platos.-Se mover mis contactos, señora.-¿Sabe. . . sabe quién es ella?-Efectivamente, si está usted de acuerdo podemos encontrarnos en el Rizzo's Café.-Me parece bien.-En una hora.-En una hora- afirmó ella antes de colgar.Dijo a Marcus Jr, que saldría a una diligencia, pero que volvería pronto.Una hora más tarde el detective Domínguez la esperaba en una mesa, se puso en pie para recibirla, mientras le extendía
Linda se sentía destrozada, jamás pensó enfrentarse con Margaret, se sentía fatal por haberla lastimado, por amar al mismo hombre que ella, se sintió destrozada porque dejó a un lado sus valores para estar con el hombre que amaba, pero solo había generado un gran sufrimiento.Aquella había sido una conversación terrible, ambas se habían ofendido, pero sintió que Margaret la humillaba, que ponía en poco el amor que Marcus y ella sentían y . . . aquello no podía soportarlo.Había fallado; si, lo reconocía, pero no era una perra, ni una zorra, ni una mujerzuela, solo era una mujer que se había enamorado del hombre equivocado.Linda lloraba desgarradoramente, había cometido un pecado que si bien no fuera capital, era un pecado mortal; el adulterio, pero ya desde hace ocho años había empezado a pagar las consecuencia de aquello.Amaba a Marcus, pero Marcus tenía que estar con su familia, con el pequeño Marcus, y con esa inocente creatura que venía en camino y que
Federico y Lisa llegaron a la mañana siguiente.-¡Tía! – gritó el joven mientras corría a los brazos de su adorada tía.-¡Oh Fede!... no te imaginas cuanto te he extrañado mi amor.-Y yo a ti tía, he estado anhelando que acabaran las clases para poder venir contigo.-Te amo mi amor- luego se giró hacia su hermana y la tomó entre sus brazos-¿Cómo has estado Lisa?-Muy bien, las cosas van sobre la marcha, solo un problema he tenido, y es este adolescente clamando, gritando y quejándose de no poder estar con su tía- los tres sonrieron, ella no dudaba de que fuese así, Fede y ella se adoraban y desde que él nació se había convertido en lo que más amaba, aún por encima de sus padres, estaba Fede; su adorado Fede.-¿Te quedarás?-Solo hasta mañana, mi vuelo sale a primera hora, sabes muy bien que mi amado esposo no tolera estar sin mí- dijo Lisa con un