Marcus despertó con los primeros rayos del amanecer, en sus brazos descansaba Linda, no se había equivocado al buscarla, ella lo comprendía, lo amaba, se dedicaba a él con cariño, Linda era lo mejor que había pasado por su vida, le besó la frente y ella abrió los ojos con pereza.
-Buenos días, mi amor.
-Marcus. . . – le abrazó con fuerza – hacía mucho que no despertaba a tu lado.
-Amanecer contigo es lo mejor que me ha sucedido.- Marcus comenzó a besarla con infinita pasión y luego con una ternura arrolladora, Linda sabía que la unión física era la manera de demostrarle plenamente cuánto le quería, entregarse a él y brindarle su ser, era la forma de permitir que su cuerpo gritará lo que muchas veces su boca no se atrevía a pronunciar.Margaret le esperaba sentada en un sillón cuando llego a casa.
-Marcus, mi amor. . . ¿dónde has estado?-Necesitaba estar solo Margaret – dijo sin detenerse, encaminado hacia su habitación
-Lo comprendo mi amor, pero soy tu esposa, al menos pudiste haberme llamado. . . me he pasado la noche en vela.
-Lo siento.
-¿Solo eso dices?
-¿Qué más quieres que te diga mujer?, déjame la vida en paz. . . he perdido a mi madre y lo único que piensas es en controlarme el tiempo, ni siquiera te interesa mi dolor, ¡ me cambiaré para el funeral, saldremos en treinta minutos.- qué diferencia existía entre Margaret y Linda; la primera solo quería saber dónde estaba todo el tiempo, le reprochaba su ausencia, la segunda se dedicaba a calmarlo y a brindarle paz, un refugio para sus heridas.
Margaret quedó atónita, ¿a qué se debía todo aquello?, aquel cambio la tenía estupefacta, además ¿eran ideas suyas o Marcus olía a fragancia y a limpio?, era como si acabara de salir de la ducha.
El funeral fue doloroso y muy triste, su hermana menor, la pequeña Marian no paraba de llorar desconsolada, sus hermanos estaban muy afligido y su padre destrozado, así que como hermano mayor, guardo la compostura y fue el pilar para todos.
Si no hubiese sido por Linda que lo había llenado de fuerza, estaría contra el piso y desmoralizado totalmente como para brindar apoyo a otros, permaneció junto a sus hermanos y su padre, Margaret nunca se apartó de él y mantuvo a Marcus muy cerca de su padre, para que este se sintiera apoyado.
-No te apartes de papá cariño, nos necesita más que nunca.
En el cementerio, todos se retiraron luego de la sepultura, Marcus tomó unos minutos más junto a la tumba de su madre.
-Gracias por todo lo que me enseñaste mamá, gracias por tu apoyo, por tu amor incondicional y sobre todo gracias por ser mi madre, estarás presente en mí siempre.
-¿Nos marchamos, padre?
-Si, Marcus- dijo con profunda tristeza.
-Padre, sé que estas muy mal por la muerte de la abue y te sientes terrible, pero quisiera irme unas semanas a casa de mi tío Roberth, claro sino te molesta, estoy de vacaciones, no habrá inconveniente con las clases, mamá y tú siempre están ocupados, estar con mis primos me hará bien.
-No hay problema hijo, ve todo el tiempo que necesites
-¿Seguro?
-Por supuesto- aseguró
-¿Pero mamá y tú. . .
-No te preocupes hijo, estaremos bien.
Había transcurrido cuatro días desde la muerte de su madre, no había podido ver a Linda, así que durante estos cuatro días mantuvo conversación telefónica con ella.
Aquella noche llegó a casa muy tarde, ya Margaret dormía, se ducho en silencio y se introdujo en la cama, al sentirlo ella abrió los ojos.
-Me dormí esperándote, cariño.
-He trabajado hasta tarde, Margaret.
-Así parece – se giró, y lo observó directamente a los ojos acariciándole la mejilla – me has hecho tanta falta últimamente Marcus.
-Lo sé y te pido disculpas cariño, he estado ocupado, la muerte de mi madre, el estrés del trabajo- enumeró angustiosamente, y ella le besó la mejilla.
-Te necesito. . .
-Margaret. . . – empezó dispuesto a excusarse.
-No me rechaces Marcus, no podría soportarlo una vez más, últimamente me has rechazado muchas veces, llegas tarde, te vas temprano, ¡no me tocas! Marcus, te necesito. . .no sé qué sucede, ni que te mantiene alejado de mí, pero sea lo que sea podemos resolverlo juntos. . . no te alejes de mi, Marcus.
-Margaret. . .
-¿Acaso me engañas Marcus, tienes a otra?, ¿ya no me amas?
-Por Dios, claro que te amo Margaret. . .
Al pronunciar esas palabras, Marcus supo que ella no se conformaría solo con lo que le decía, la tomó entre sus brazos y mirándola fijamente durante largo rato, intentando escudriñar sus pensamientos volvió a decir.
-Claro que te amo Margaret. . .
Aquella noche Margaret sintió que Marcus, le entregaba lo mejor de sí, lo sintió tierno, apasionado, fuerte, sensual y cariñoso, así que cuando hubo culminado de acto de amor, ella se sintió inmensamente dichosa, y durmió toda la noche abrazada al pecho de su marido.
Los días y semanas, pasaban lentamente, mientras Marcus seguía viviendo a pesar del dolor por la perdida de su madre.
Margaret no lo podía creer ¿Qué hacía una mujer contestando el celular de Marcus a las dos de la mañana, y con voz soñolienta? ¡Marcus la estaba engañando! ¿Cómo era Marcus capaz de hacerle eso? Se sentía herida, destrozada, le había dado los mejores años de su vida, su amor incondicional, y . . . Marcus la engañaba.
Sentía frustración, rabia, ira, odio, estaba totalmente descorazonada.
¡No la conocía, pero odiaba a esa mujer que le robaba el tiempo que su marido le debía únicamente a ella!, aquella mujer le estaba destrozando la vida, pero que ni pensará que le dejaría todo fácil, en aquel momento Margaret quería matar a esa intrusa que se interponía en su feliz matrimonio.
Pasó el resto de la noche pensando en lo que debía hacer, y maquinando cuales serían sus planes.
Marcus llegó al día siguiente alrededor de las seis de la mañana, llegaba fresco y duchado; Margaret sintió que la furia bullía en su sangre. Había decidió prepararle un gran desayuno, cuando entró en la sala Margaret lo recibió alegremente.
-Mi amor al fin llegas- le sonrió ampliamente.
-Buen día Margaret – le besó ligeramente los labios que ella le ofrecía.
-Vienes fresco y recién duchado.
-Me quedé en un hotel cerca de la oficina.
-Me imagino lo cansado que debes estar mi amor, te preparé un excelente desayuno.
-Margie, ya he comido.
-Mi amor pero. . . es para celebrar una excelente noticia.
-¿A qué te refieres? – preguntó frunciendo el ceño.
-¡Estoy embarazada!, ¡vamos a tener otro hijo! – gritó abrazándolo, él estaba atónito ¡un hijo con Margaret, otro hijo!, se había negado un hijo con Linda, y ahora lo iba a tener con Margaret- es maravilloso mi amor, el médico dice que tengo cuatro semanas.
¡Cuatro semanas! Margaret debió haber quedado embarazada aquella noche en la que le había rogado no la rechazase de nuevo, y él le había hecho el amor.
-Margaret. . . otro hijo. . .
-Si mi amor, es maravilloso. . .
¡Linda se enfadaría!. . . no, Linda se pondría histérica. . . peor. . .Linda lo mataría.
No pudo soportar durar todo el día sin ver a Linda, necesitaba saber cuál sería su reacción, cuando supiera lo del bebé, al llegar Linda se arrojó a sus brazos
-¡Querido!, haz venido muy temprano. . . - sabía que se enojaría muchísimo así que la tomó entre sus brazos y la besó apasionadamente- admiró tu pasión, tu deseo permanente y tus ganas de amar- en esta ocasión fue ella quien lo besó, pero sintió que él no estaba relajado, sino más bien tenso, distraído.
-¿Sucede algo?
-¿Por qué?
-Te conozco Marcus, algo ocurre, y al parecer es algo muy serio.
-Vas a odiarme Linda- aquel tono le hizo volver ocho años atrás cuando le dijo que estaba casado. No quería otra noticia como esa.
-¿Voy a odiarte?, no tengo motivos para hacerlo querido.
-Pero lo tendrás.
-¿A qué te refieres?
-Linda. . . Margaret está embarazada. . .
Marcus observó fijamente su rostro, había palidecido, luego sus ojos parecían haber perdido toda expresión, parecían transparentes, vacíos, sin vida. Los labios de Linda temblaron un poco, al igual que su voz.-¿Qué has dicho, Marcus?-Está embarazada, Linda. . . no sé cómo ocurrió. . .-Está embarazada y no sabes cómo ocurrió. . . ¿no me digas que no sabes cómo se hace un bebé?- no era que ella pensara que estando casado no se acostara con Margaret, pero darle un hijo le destrozaba el alma, porque a fin de cuentas Margaret tenía de Marcus, todo lo que a ella le negaba; matrimonio, estabilidad, seguridad, una familia, su tiempo, y ahora un segundo hijo, cuando tan solo unos días atrás se había negado a la posibilidad de darle un hijo a ella.-Linda. . . mi amor. . .-Oh Marcus – gimió- vas a tener otro hijo con Margaret.-Linda. . . yo. . .-Estoy cansada de esto Marcus, llegue a mi límite, estoy harta de que Margaret tenga
Marcus llegó muy tarde a su casa, como de costumbre Margaret le esperaba, lo primero que notó fue que llegaba muy tomado, no estaba completamente ebrio, pero sí en la angosta línea que separaba la sobriedad y la ebriedad.-¿Dónde has estado Marcus?, mira nada más las condiciones en las que llegas.-¿Qué dónde estaba? – preguntó él.-Sí.-Pues... ¿dónde más?, celebrando a nuestro segundo hijo. . . - dijo con sarcasmo mientras lloraba.-Pues no pareces muy feliz – le aseguró ella mirándole fijamente.-Deja de criticarme – le gritó – es mi problema de dónde vengo, con quien estaba, y si estoy feliz o no, ese es mi asunto no el tuyo.Margaret guardo silencio, <<ella jamás le preguntó con quién estaba>>, lo que le permitía especular que había estado con aquella amante misteriosa, seguramente le había dado ya la noticia del bebé. . . ¿cómo lo había tomado ella?.-Lo siento cariño, solo quise saber. . .-Ese es p
A la mañana siguiente Marcus se levantó muy temprano, pero no salió de casa, decidió quedarse en cama.-Son las diez y aún no te levantas, ¿te ocurre algo querido?-Nada especial Margaret, sólo que no me siento muy bien esta mañana.-¿Quieres que llame al galeno?-No, solo quiero descansar.-De acuerdo querido, yo iré a comprar algunas cosas que necesito para la cena de esta noche.-Está bien, yo me quedaré en casa hoy, mientras estás fuera aprovecharé de llamar a Marcus – efectivamente así fue, Margaret salió de la casa y él marcó el numero celular de su hijo.-Buenos días, padre – respondió él chico del otro lado de la línea.-Buen día hijo, ¿cómo has estado?, no hemos podido conversar desde que te fuiste a casa de tu tío.-Estoy bien papá, he pasado muy buenos días aquí. Me mantiene la mente ocupada, así no extraño tanto a la abi.-Me alegra que la estés pasando bien hijo. . . cada día que pasa extraño más a
Dos días más tarde el teléfono residencial sonó.-Residencia Álvarez.-¿Señora Margaret?-Sí. . . ¿quién habla?-Soy el detective Domínguez.-Detective. . . ¿me tiene noticias?- preguntó sintiéndose ansiosa, su corazón palpitaba con violencia.-Sí. . . tengo mucha información para usted.-¿Tan pronto? – abrió los ojos como platos.-Se mover mis contactos, señora.-¿Sabe. . . sabe quién es ella?-Efectivamente, si está usted de acuerdo podemos encontrarnos en el Rizzo's Café.-Me parece bien.-En una hora.-En una hora- afirmó ella antes de colgar.Dijo a Marcus Jr, que saldría a una diligencia, pero que volvería pronto.Una hora más tarde el detective Domínguez la esperaba en una mesa, se puso en pie para recibirla, mientras le extendía
Linda se sentía destrozada, jamás pensó enfrentarse con Margaret, se sentía fatal por haberla lastimado, por amar al mismo hombre que ella, se sintió destrozada porque dejó a un lado sus valores para estar con el hombre que amaba, pero solo había generado un gran sufrimiento.Aquella había sido una conversación terrible, ambas se habían ofendido, pero sintió que Margaret la humillaba, que ponía en poco el amor que Marcus y ella sentían y . . . aquello no podía soportarlo.Había fallado; si, lo reconocía, pero no era una perra, ni una zorra, ni una mujerzuela, solo era una mujer que se había enamorado del hombre equivocado.Linda lloraba desgarradoramente, había cometido un pecado que si bien no fuera capital, era un pecado mortal; el adulterio, pero ya desde hace ocho años había empezado a pagar las consecuencia de aquello.Amaba a Marcus, pero Marcus tenía que estar con su familia, con el pequeño Marcus, y con esa inocente creatura que venía en camino y que
Federico y Lisa llegaron a la mañana siguiente.-¡Tía! – gritó el joven mientras corría a los brazos de su adorada tía.-¡Oh Fede!... no te imaginas cuanto te he extrañado mi amor.-Y yo a ti tía, he estado anhelando que acabaran las clases para poder venir contigo.-Te amo mi amor- luego se giró hacia su hermana y la tomó entre sus brazos-¿Cómo has estado Lisa?-Muy bien, las cosas van sobre la marcha, solo un problema he tenido, y es este adolescente clamando, gritando y quejándose de no poder estar con su tía- los tres sonrieron, ella no dudaba de que fuese así, Fede y ella se adoraban y desde que él nació se había convertido en lo que más amaba, aún por encima de sus padres, estaba Fede; su adorado Fede.-¿Te quedarás?-Solo hasta mañana, mi vuelo sale a primera hora, sabes muy bien que mi amado esposo no tolera estar sin mí- dijo Lisa con un
Margaret abrió los ojos y se quedó muy quieta en la cama, pensando y pensando en todo lo que le estaba pasando.¿Cómo era posible que su esposo llevará ocho años engañándola y ella no lo hubiese notado?¿Cómo era posible que Marcus fuera capaz de entregarse a otra, de engañarla después de haberle dado tantos años de su vida?Se sentía fea, vieja y humillada ella había conocido a Marcus siendo muy joven, se había enamorado perdidamente de él, se había jurado así misma que se casaría con él, y morirían juntos disfrutando de la vejez y tomados de la mano después de haber vivido una vida de dicha y felicidad.Sus sueños se habían hecho pedazos y todo por culpa de Linda Catillo, si tan solo pudiera borrarla de la vida y del corazón de Marcus. . . ¡ su Marcus!, el mismo que le había jurado fidelidad ante el altar la engañaba, el mismo Marcus que había jurado hacerla feliz ahora la convertía en la mujer más desdichad
Linda cayó de rodillas al suelo gimiendo y Fede se arrodillo a su lado para abrazarla.-Tranquila todo estará bien tía, todo estará bien- Linda lloraba gimiendo desconsoladamente y con gritos desgarradores, Margaret la odiaba, Marcus Jr la detestaba, y ahora se sentía totalmente avergonzada con su sobrino, levantó la vista y lo miró a los ojos sintiéndose la peor de las mujeres, la más vil, la más sucia de todas.-Lo siento tanto, mi príncipe, lo siento tanto. . . no soy tan buena después de todo.-No vuelvas a decir eso, eres una gran mujer, y no seré yo quien te juzgue. ¿Qué ocurre tía?-Durante ocho años he sido la amante de un hombre casado- respondió sollozando.-Tía. . .-Me enamoré de él, me enamoré sin saber que era ajeno – gimió-¡Es un canalla!- dijo furioso.-También fue mi culpa – lloró amargamente y comenzó a contarle toda la historia