La semana transcurrió rápidamente por suerte para Ana Isabel. Justo ese día se cumplía una semana desde que encontró a Fernando con Minie follando en su propio sofá. Aunque tenía la esperanza de regresar con él, no podía olvidar lo que pasó esa tarde. Motivada y aupada por su amigo Lauren, decidió que esa noche era perfecta para poner en práctica su plan de seducir a un hombre rico o atrapar a un tiburón como le decía su amiga.
Con la ayuda de él, logró maquillarse y arreglarse para aquel momento. Ana sacó los dos vestidos que tenía para ese tipo de ocasiones. Ambos algo pasado de moda y poco sensuales. Uno de color rojo, cuyo escote era totalmente cubierto, mangas largas, la falda ligeramente ajustada que caía por debajo de sus pantorrillas. El otro, de un azul intenso, falda ancha al igual que las mangas, un semi escote trasero que al usar su cabello largo, tampoco dejaba ver mucho, por no decir casi nada.—¿Cuál debo usar? —mostró girando ambos ganchos donde colgaba cada uno de los vestidos. Lauren los observó, y elevó su ceja izquierda.—¿Vas a un entierro o a un acto de graduación? —preguntó con excesiva seriedad para luego dejar escapar una carcajada estruendosa. Ana bajó la mirada.— ¡Uy no te entristezcas verdurita! Están pa-té-ti-cos.—¡Entonces, no voy a ningún lado! Se acabó. Es una estupidez de mi parte, estar pensando en conquistar a un millonario.—¡Pesimismo a la roca! —dijo en tono burlón.— No puedes darte por vencida, Ana. Miguel está de los más relajado tocando en el bar y tú, ¿piensas quedarte un viernes por la noche pensando en lo que pudo ser y no fue? Ol-ví-da-lo. Yo me encargo de arreglar esto. Tijera, aguja e hilo, por favor.Ana Isabel fue hasta la cómoda, abrió la gaveta y sacó la caja pequeña con las cosas que su amigo le pedía. De no ser por el entusiasmo con el que Lauren arreglaba aquel vestido, ella hubiese desistido de esa loca idea de salir aquella noche.Pero necesitaba distraerse, era su primer fin de semana sola, sin tener que levantarse y preparar el desayuno para Fernando, sin tener que lavarle la ropa o arreglar la casa para cuando él volviera del bar, encontrara todo arreglado. Su vida había cambiado en un abrir y cerrar de ojos.Minutos después, el vestido estaba listo. Con creatividad e ingenio, Lauren logró despegar las mangas y aprovechando que la tela del vestido era strech hizo un escote más pronunciado.—Ve y póntelo, quiero ver la obra de arte que cree. —Ana Isabel tomó el vestido.—No voltees a verme, ¿OK? —le advirtió.—Dios, soy trans, no lesbiana. Puedes cambiarte frente a mí, y ni provocarías ni el menor interés en mí. —deslizó su mano en un trazo horizontal por su pecho.Ana no tuvo otra opción, era vestirse frente a él o hacerlo en el baño y sudarse y que su maquillaje se volviera un desastre. Finalmente, terminó de vestirse, Lauren se quedó boquiabierto al mirarla. Era hermosa aquella chica, además de bondadosa. ¿Qué le había pasado al tonto de su amigo para perder a una mujer como ella?—Wow! Te ves hermosa.—Jumm! —refunfuñó ella; dudando de las palabras de su amigo fue hasta el baño y se miró al espejo, realmente estaba hermosa, ella misma estaba sorprendida con el maquillaje que le hizo Lauren y como la apariencia que le brindaba aquel nuevo vestido resaltaba su feminidad.—¿Vas a decir que miento, verdurita?—No —se cubrió la boca con ambas manos—, No parezco yo. De no ser porque soy yo misma, lo dudaría.—Ve y ponte el perfume y sal a comerte el mundo, Ana. Eres una mujer hermosa y mereces algo mejor para tu futuro. Olvida de una vez a Fer, él es mi amigo, pero no merece la mujer que eres. De verdad, de no ser por mis gustos, me enamoraría de ti.Ana Isabel abrazó a su amigo. Sus palabras le devolvían la confianza en sí misma, esa confianza que perdió días atrás. Tomó su cartera y su móvil, aguardó por el taxi y salió rumbo al bar. Su amigo Lauren le recomendó un night club cercano al Madison Square Garden.El taxi se detuvo, el vigilante de seguridad la recibió. Ella entró y fue directo hasta la barra. A su entrada, muchos de los hombres elegantemente vestidos, la miraron con interés. Quizás pensando que sus accesorios dorados de fantasía fina, eran de oro. La estrategia de su amigo, estaba resultando.Se sentó en la barra y pidió un Martini. A su lado estaba un hombre atractivo, elegante y seductor, pero por una razón desconocida, se veía un tanto pensativo. Ella cruzó sus piernas empleando las técnicas de seducción “espalda recta, pecho al frente, sonrisa amigable y mirada seductora”. Él volteó a verla y sonrió, quitó el mechón de cabello rubio que caía en su frente moviendo un poco la cabeza. Ana quedó asombrada con el sex aple de aquel hombre.—Buenas noches, hermosa dama. —Ana le respondió con un tono de voz engolado y seductor.—Buenas… noches. —Él la miró sorprendido, la voz de aquella mujer era seductora y muy envolvente.—¿Vienes aquí a menudo? —preguntó él.—No, la verdad soy un poco más reservada —dijo, intentando crear un halo de misterio a su alrededor (técnica de seducción n°5)—Pues de lo que se ha estado perdiendo el resto del planeta. Eres una mujer simplemente encantadora e interesante.—¡Gracias! También opino que eres un sujeto agradable. ¿Cómo te llamas?—Soy James, James Hanks, CEO de un prestigioso concesionario de autos, en la ciudad.—Wow! —respondió ella, mientras su yo interno cantaba “aleluya, aleluya, aleeeluuuya” (léase como canción)— ¡Ha de ser interesante eso de los autos!.—Realmente lo es, es un mundo fascinante, pero no quiero aburrirte con esos temas ¿y tú, hermosa dama? ¿Cómo te llamas?Ana tragó en seco, si decía su nombre aquel hombre descubriría que no era una mujer adinerada, sósecle me ocurrió decir aquella mentira.—Abril Rowling —respondió. Él elevó su ceja y sonrió, por su apellido realmente era una mujer importante.— Soy dueña de una empresa de cosméticos.—Ya decía yo, una mujer tan bella, no podía ser menos que una modelo. —Ana se ruborizó con sus palabras.La charla entre ellos resultó agradable, a ratos Ana debía pensar sus respuestas pero inteligentemente, tomaba su copa y bebía un trato para dar a tiempo a su mente de ingeniar alguna respuesta. Ella sabía que su jefa, era una mujer discreta, que más allá de promover la empresa de productos “Redline” no era fanáticas de redes sociales, se cuidaba mucho de ello. Para Abril, ser adinerada era riesgoso mostrarse en las redes, mas aún después que su propio padre fuese objeto de un secuestro varios años atrás.Eso dejaba a Ana Isabel, un tanto tranquila, si su conquista de esa noche se ocupaba en buscarla en las redes, no encontraría información sobre ella.Él miró su reloj, parecía preocupado por la hora.—¿Te ocurre algo?—La verdad es que debo viajar mañana a primera hora. ¿Quierees que te lleva a tu casa? No veo conveniente que te quedes en un lugsr como este, sola.—No es necesario. Mi chofer está por venir. —justo en ese momento recibió un mensaje de Lauren preguntando cómo iba su plan de conquista— Justo es él. —dijo sonriendo.—¿Me das tu número y así te llamo? —preguntó mientras le entregaba un trozo de servilleta para que lo anotara.—Sí, por supuesto —ella anotó el número y se puso de pie para ir al tocador.El hombre pagó la cuenta y salió rápidamente del lugar. Ella se regresó para verificar en que auto andaba. Sus ojos quedaron como un par de platos al verlo subir en el audi A5 convertible, color plomo. Tomó su móvil para pedir el uber y salir de aquel lugar. Lo había logrado. Había logrado conquistar a un multimillonario. La cartomante había dicho toda la verdad, ahora más que nunca, estaba segura que la decisión de la que hablaba la vidente se refería a tener que escoger entre James y Fernando.Llegó a su loft y Lauren aún la esperaba ansioso por escuchar el relato de los labios de su amiga.—Por fin llegas. Pensé que no vendrías esta noche.—¡Qué exagerado eres! —respondió ella mientras se quitaba los tacones y comenzaba a quitarse los accesorios.—Habla de una vez, por Dios. Me tienes comiéndome las uñas de los pies —Ana dejó escapar una carcajada y luego se sentó sobre sus piernas, enlazando sus brazos en su cuello.—Sí, sí. Conocí al prestigioso CEO. Se llama James Hanks.—¡Qué éxito rotundo! Sabía que lo ibas a lograr. Eres espectacular. Deja que el Fer se entere que se va a caer de espaldas.—No, no tiene por qué enterarse —se soltó del cuello de su amigo y se puso de pie mostrando enojo.—¿Qué dices? Tienes que decírselo. Me honrarías si dejaras que to se lo dijera.—No sé, es muy pronto. Apenas me pidió el número para llamarmw, además no quiero que Fer piense que soy una mujer fácil que sólo espero una semana para buscarle un reemplazo.—Él te puso reemplazo sin siquiera dejarte. No entiendo porque debes tenerle consideración, Ana Isabel Castello. —las palabras de Lauren hieren a Ana.Sus ojos se vuelven cristalinos. Lauren se pone de pie, acuna su rostro entre sus manos.—Disculpa verdurita, no debí decirte eso. ¡Sorry!—Tienes toda la razón. ¿Qué te puedo decir? Solo que… —hizo un breve silencio, luego miró a su amigo y le contestó— No es tan fácil aceptar que la persona con la que te inventaste un mundo te traicione.—Vamos, abrázame. No quiero que estés triste. Sabes que te quiero y que deseo todo lo mejor para ti. —abrió sus brazos y ella se acercó a él.Ana Isabel lo abrazó fuertemente y se refugió en el pecho de su amigo. Jamás se atrevería a confesarle que aún, en el fondo de su corazón, albergaba la esperanza de que Fernando regresara para pedirle perdón y todo volviera a ser realidad entre ellos. No se arranca del corazón un amor, con tan sólo tirar de él con fuerza. Siempre quedará una huella, un vacío.Miguel despierta con la alarma, por poco y no la escucha, viéndose con el tiempo justo para levantarse y llevar el coche de su jefe al auto lavado. Debía estar antes de las 10:00 de la mañana en la mansión Hanks. Mientras conduce, llega a su mente, el recuerdo de aquella sonrisa cautivante y seductora de la mujer del bar. Emocionado, evoca en su mente la noche anterior en que la conoció.Llegando al auto lavado piensa que debe ser astuto para no ser descubierto; aquella mentira había funcionado. Pero así como le había funcionado en ese momento, también podría tenerla en contra en un futuro, lo mejor era llevarlo con calma y darse a desear por parte de la chica. Luego de salir del auto lavado, retorna a la mansión de su jefe. Saluda a Margaret, quién le indica que su James le espera en su despacho. Toca la puerta y espera el acceso por parte de él, pasa y se queda a la espera de la orden de ese día. —Miguel, buenos días —saluda James Hanks, el aludido lo mira con el ceño fruncid
Esa noche después de dejar a su jefe de regreso en su casa, Miguel fue a cambiarse en la habitación de empleados para ir hasta su apartamento. Mientras se desvestía, oyó algunos ruidos extraños pero que él conocía muy bien. Por lo que se asomó en el pasillo y sorprendió a Hermes y Margaret en una situación algo comprometedora. —¡Mierda! —exclamó y la pareja que se devoraba a besos palideció al ver que alguien los había visto. —¡Miguel! —dijo Margaret empujando con fuerza a Hermes para que sacara su mano de donde la tenía oculta. Miguel se regresó a la habitación y la mujer fue a hablar con él. —Miguel por favor, no es lo que estás pensando.—Vi claramente lo que pasó Margaret. —Por favor, por favor, no le digas nada al jefe, recuerda que nos tiene prohibido tener relaciones de pareja entre sus empleados. —Miguel se encogió de hombros, James era un hombre bastante recto para algunos temas, aunque para otros no tanto. Mas, él no era quien para juzgar a su jefe.—No te preocupes,
Ana Isabel se preocupa un poco por la tardanza de James, mira su reloj de pulsera, abre su bolsa y saca su móvil que lleva algunos segundos vibrando.Lauren: Verdurita me tienes en ascuas ¿Cómo va tu cita?Ana Isabel: Bien, todo está saliendo perfectamente bien. Te cuento al llegar al loft. Besos. Guarda su móvil y pasea por el lugar, mientras mira las estrellas y sonrié. James Hanks le estaba gustando más de lo normal…En tanto, Miguel corre desesperado a la cocina, toma el envase de pimienta y se coloca un poco en la mano y luego hacia la nariz, siendo alérgico a ello, comienza a estornudar y enrojecer su rostro, va hasta la habitación se quita la ropa de James y toma una pijama, va al cuarto de Margaret, quien al verlo se sorprende de su facha.—¡Miguel! ¿Qué te ocurrió?—Margaret necesito tu ayuda. Ve a la terraza y dile que estoy indispuesto. Dile a Abril, que me dio alergia por la comida, que yo la llamo luego… James quiere que vaya ahora mismo a buscarlo. —¡Santo Dios!
Ana Isabel regresa a la mesa donde encuentra a su jefa sola, escanea el lujoso restaurant y no ve rastros de su James, suspira aliviada. Por poco y no se salva, piensa para ella. Las cosas se estaban comenzando a complicar y cada vez su mentira iba creciendo como una bola de nieve, temía que en cualquier momento le estallase en la cara. Resignada, decide hablar con James y contarle la verdad, confesarle que no es la persona que dijo ser en ese primer encuentro. Una sonrisa triste corre por su rostro, su jefa se da cuenta y pregunta: —¿Sucede algo, Ana Isabel? —la aludida niega—. Déjame decirte que tienes cara de tragedia querida —le dice su jefa; Ana está por responderle, pero Abril la interrumpe—. Mi amigo James te dejó saludos, si sabes lo que te conviene mantente alejada de él, Ana Isabel, no es un hombre para una chica como tú. Aquellas palabras dichas por su jefa, fueron una patada directo al estómago de la chica. Abril Rowling no era más que una pretenciosa y elitista muj
El móvil de Ana, suena. Ansiosa lo toma pensando que debe ser su James, pero queda desconcertada al ver que es Abril Rowling:“Nos vemos en la recepción en cinco minutos” “Lleva todos los documentos, el señor Jean Pierre mandó a su chofer por nosotras y nos estará esperando en su empresa “. Ana blanquea los ojos, su jefa ni estando a millas de su país, saluda con un buenos días. Se asegura de tener todo lo que va a necesitar y baja a su encuentro; desayunan mientras Abril comenta la emoción que la embarga al estar cerrando tratos con los franceses, porque una cosa es exportar sus productos y otra muy distinta es crear una sucursal de su empresa en Francia, en París. Ana la escucha atenta cada una de sus palabras, deleitándose con el delicioso desayuno parisino. Al terminar, se dirigen a la recepción nuevamente, donde está un hombre trajeado alto con un cartelito y el nombre de Abril. Ese día se le escurre entre las manos a Ana, la diferencia horaria también hace de las suyas,
Después de Abril Rowling concretar sus negocios con Jean Pierre, regresaron a New York, Ana Isabel estaba ansiosa por ver de nuevo a su James. Durante el vuelo, Abril estuvo conversando y aconsejando a Ana Isabel sobre cosas que ella había hecho desde que cumplió su mayoría de edad y que le habían dado todo el poder que tenía, eso y su inteligencia para seducir a grandes empresarios. Por segunda vez, Ana descubría una gesto de amabilidad en su jefa.—En la vida, Ana Isabel, es uno como mujer quien debe tomar las decisiones. Yo por ejemplo, tuve que abrirme paso en esto del mundo empresarial. Si bien mis padres eran personas adineradas, no menos cierto es que uno debe aprender a duplicar ese dinero o simplemente quedarás en la calle. Cuando mi padre me preguntó que deseaba de regalo de cumpleaños, aunque pude escoger venir a París y hacer un tour por Europa, preferí decirle que me diera el dinero y yo vería que hacer con él. Claro si le hubiese dicho que era para emprender
Los tragos demás cumplen como siempre su cometido y cuando Ana Isabel, se dispuso a levantarse para ir al tocador, sintió que todo le daba vueltas alrededor. Su móvil iba a reventar de tantos mensajes que Lauren le enviaba, aunque no quisiera debía alejarse de su James por unos minutos, ya que por poco comete un error y le confiesa la verdad. “No puedes decirle la verdad, Ana Isabel o todo estará perdido” pensó en silencio. De la misma forma que ella, Miguel también estaba un poco descontrolado en sus pensamientos, era mejor callar, ya había hablado más de la cuenta, y eso podía echar por tierra su tan adelantado plan. Ella fue hasta el tocador, se arregló un poco el cabello y retocó su labial, revisó su móvil y apenas pudo contestarle con un “todo ok” a su ansioso amigo. Regresó a la mesa, Miguel la esperaba de pie, dispuesto a salir de aquel restaurante y ver si la noche le tenía un mejor plan. Los últimos mensajes entre ellos, iban subiendo de tono por lo que al verla sonrió
Después de la sesión de sexo en el baño, Miguel y Ana Isabel se bañaron juntos, borrando de sus cuerpos las huellas del encuentro. Una vez vestidos, Miguel la invita a desayunar en el restaurant de aquel Motel, bajan entre sonrisas coquetas y miradas furtivas. Al llegar al lobby visualizan la puerta que da con el restaurant. La chica, le indica a su magnate millonario que vaya pidiendo el desayuno, mientras ella realiza una llamada.Miguel se acerca a la barra y le ofrecen el menú de desayunos para ese día, abre los ojos como platos al ver los precios. “Joder, con lo que cuesta el jodido omelette, en la calle me compro diez”. Piensa para sus adentros. “Los ricos siempre queriendo humillar a los pobres, hasta con un jodido omelette”. Haciendo cálculos de lo que tiene en su tarjeta de débito, termina pagando el sustancioso desayuno.Omelette, rodajas de pan tostados, frutas y jugo de naranja.Miguel casi que se queda sin fondos pagando el desayuno, recibe su tarjeta y busca una mesa