Después de Abril Rowling concretar sus negocios con Jean Pierre, regresaron a New York, Ana Isabel estaba ansiosa por ver de nuevo a su James. Durante el vuelo, Abril estuvo conversando y aconsejando a Ana Isabel sobre cosas que ella había hecho desde que cumplió su mayoría de edad y que le habían dado todo el poder que tenía, eso y su inteligencia para seducir a grandes empresarios. Por segunda vez, Ana descubría una gesto de amabilidad en su jefa.—En la vida, Ana Isabel, es uno como mujer quien debe tomar las decisiones. Yo por ejemplo, tuve que abrirme paso en esto del mundo empresarial. Si bien mis padres eran personas adineradas, no menos cierto es que uno debe aprender a duplicar ese dinero o simplemente quedarás en la calle. Cuando mi padre me preguntó que deseaba de regalo de cumpleaños, aunque pude escoger venir a París y hacer un tour por Europa, preferí decirle que me diera el dinero y yo vería que hacer con él. Claro si le hubiese dicho que era para emprender
Los tragos demás cumplen como siempre su cometido y cuando Ana Isabel, se dispuso a levantarse para ir al tocador, sintió que todo le daba vueltas alrededor. Su móvil iba a reventar de tantos mensajes que Lauren le enviaba, aunque no quisiera debía alejarse de su James por unos minutos, ya que por poco comete un error y le confiesa la verdad. “No puedes decirle la verdad, Ana Isabel o todo estará perdido” pensó en silencio. De la misma forma que ella, Miguel también estaba un poco descontrolado en sus pensamientos, era mejor callar, ya había hablado más de la cuenta, y eso podía echar por tierra su tan adelantado plan. Ella fue hasta el tocador, se arregló un poco el cabello y retocó su labial, revisó su móvil y apenas pudo contestarle con un “todo ok” a su ansioso amigo. Regresó a la mesa, Miguel la esperaba de pie, dispuesto a salir de aquel restaurante y ver si la noche le tenía un mejor plan. Los últimos mensajes entre ellos, iban subiendo de tono por lo que al verla sonrió
Después de la sesión de sexo en el baño, Miguel y Ana Isabel se bañaron juntos, borrando de sus cuerpos las huellas del encuentro. Una vez vestidos, Miguel la invita a desayunar en el restaurant de aquel Motel, bajan entre sonrisas coquetas y miradas furtivas. Al llegar al lobby visualizan la puerta que da con el restaurant. La chica, le indica a su magnate millonario que vaya pidiendo el desayuno, mientras ella realiza una llamada.Miguel se acerca a la barra y le ofrecen el menú de desayunos para ese día, abre los ojos como platos al ver los precios. “Joder, con lo que cuesta el jodido omelette, en la calle me compro diez”. Piensa para sus adentros. “Los ricos siempre queriendo humillar a los pobres, hasta con un jodido omelette”. Haciendo cálculos de lo que tiene en su tarjeta de débito, termina pagando el sustancioso desayuno.Omelette, rodajas de pan tostados, frutas y jugo de naranja.Miguel casi que se queda sin fondos pagando el desayuno, recibe su tarjeta y busca una mesa
James Hanks va con Lorena en el auto de ella, un Porsche Taycan de color gris. Van hablando de lo bien que la pasaron durante toda la noche y en la siguiente mañana. La seductora mujer le dice que no sabe, cuándo puede volver a escaparse con él, ya que su marido no tiene ningún viaje previsto durante las próximas tres semanas. El magnate millonario, asiente, pero un auto llama su atención. Se percata que justamente está parado en casa de su amiga de la universidad, Abril Rowling. Saca su móvil y le marca a Miguel, no puede distinguir bien si es su auto, debido al estado en el que se encuentra. Su chofer no le responde la llamada, y James vuelve a marcarle, visualiza una chica bajarse del auto, pero no llega a verle el rostro, porque ya han pasado. Al segundo llamado su chofer responde y James gruñendo pregunta: —¿Dónde estás? Silencio. Eso es lo que se escucha a través de la línea, el magnate millonario despega de su oído el móvil para verificar que la llamada no se halla co
Una vez terminado de lavar el auto, Miguel sale apresurado en dirección a la mansión de su jefe llegando justo a tiempo porque segundos después, James traspasa las puertas de su mansión. Miguel en la cocina saluda a Margaret, quién se encuentra haciendo el almuerzo de su jefe. El móvil de Miguel vibra, y comprueba que es James, al responder la llamada escucha la orden.—Ven a mi despacho. —Entendido, señor —murmura. Margaret lo mira levantado su ceja izquierda. —¿Ahora qué hiciste Miguel? El hombre se queda pensando, y ninguna idea acude a su cabeza. En el momento en que lo llamó cuando estaba dejando a su sugar mommy, pensó que lo había visto, pero luego su jefe le cortó y descartó esa idea. Sin responderle a Margaret, Miguel sale de la cocina en dirección al despacho del magnate millonario, James Hanks. Toca la puerta y espera que su jefe le de el acceso para entrar. Una vez adentro evalúa la expresión indescifrable de su jefe. «Vaya a saber qué le habrá picado a este r
Esa mañana Miguel está a primera hora en la Mansión Hanks, ese día le costó un poco levantarse debido a los mensajes que tuvo en la noche con su sugar mommy, se acostó tan feliz que soñó con la silueta y labios carnosos de esa diosa. Después antes de salir de casa le envío un mensaje para desearle un buen día y ahora se encuentra en la cocina de la casa de su jefe tomándose un café para terminar de despertarse. Margaret le lleva el desayuno a su jefe, y este le devuelve un gesto, que interpreta como sonrisa, le indica a Miguel, que vaya calentando el auto para salir, la mujer vuelve a la cocina y da el mensaje. Miguel termina su taza de café y sale en dirección a los coches. Luego de unos minutos, aparece James. —Llévame a la empresa, Miguel —ordena—. Necesito que pases buscando por Mp consulting unos documentos que te entregará la señora María Pierlucci, me traes esos documentos y puedes volver a casa hasta que le llame para que vengas a recogerme. —Entendido, jefe. —Ya lo
Esas palabras hacen que Miguel detenga sus manos cuando se está limpiando. Se pone pálido y definitivamente el éxtasis que sentía hace apenas unos segundos se le evapora al encontrarse en él” encrucijada. Trata de decir algo, pero ninguna palabra sale de su boca. —¿James? —pregunta la chica despegando el móvil de su oreja para verificar que la llamada no se haya cortado. Pasan varios segundos hasta que Miguel pueda responder.—Eh… sí, aquí estoy, lo siento —se disculpa, ganando un poco de tiempo. Termina de limpiarse, guarda su miembro en el bóxer, sube el cierre y abrocha sus pantalones y correa—. Ah sí, mis padres, lo que sucede princesa, es que ellos se la pasan viajando, mi padre es un hombre de negocios y no está en un sitio fijo. Hablamos constantemente por llamada, pero solo en las festividades nos vemos. Ana Isabel frunce el ceño, “¿Qué padres no querrían saber y ver a su hijo todo el tiempo?” piensa para ella, una leve sospecha se instala en su cabez
Ana Isabel llegó esa maña puntialmente a la empresa, acababa ee entrar a su oficina, cuando recibió el mensaje de su jefa solicitándole que fuese a su despacho “de inmediato.” Ella recoge su cabello con el lapicero, se coloca sus lentes de lectura, toma su agenda electrónica y se dirige a la oficina de su jefa. Toca la puerta un par de veces, antes de entrar, escucha la voz de Abril Rowling otorgándole el permiso y abre la puerta:—Con permiso Srta Rowling —se arregla la falda y se sienta. La sonrisa de Abril la sorprende, nunca la ha visto con aquel brillo especial en la mirada.— Dígame en qué puedo servirle.—La verdad no te llamaba para pedirte algo relacionado con el trabajo, sino más bien para contarte algo que acaba de sucederme. —Ana Isabel sonrió, le satisfacía saber que su jefa la consideraba de absoluta confianza en tan poco tiempo. —¿Recuerdas que te hablé en el avión sobre mi deseo de encontrar al amor de mi vida? —Ella asintió— Pues creo que finalmente lo encontré.