—¡Que demonios le pasa para llegar tarde a su trabajo!!.
—Disculpe señor Smith, pero yo no tengo un auto ultimo modelo para poder transportarme. —dije sarcástica aún sabiendo que no estaba en una posición para contradecir a nadie y mucho menos a mi jefe.
—¡Van dos, así que sí fuera usted, apresuro los pasos para llegar acá!.
La llamada es cortada y preocupada por no decir asustada, salí a toda prisa de mi casa, llamé a tomy un amigo que trabaja como taxista y para mi suerte estaba circulando. Al llegar ni siquiera me despedí de tomy. Marco mi entrada con rapidez y entro a pasos acelerados al ascensor.
Al ver que llegué a mi piso, salgo deprisa pero choqué con Jessica, ella me mira asombrada, ella iba a decirme algo pero al escuchar la voz de enfado de mi nuevo jefe resonar por el pasillo ella me desea la suerte del mundo con su mirada.
Apenas había dejado mis cosas en mi escritorio y lo veo salir de su oficina. Su mirada fría me dejó perpleja, me mira con soberbia y rabia.
—A mi oficina. —trago grueso mientras me acomodo mi uniforme. Al entrar sus ojos no destilan más que furia. —Cierre con seguro.
Hago caso omiso a su orden y cierro con seguro, camino hasta estar frente a su escritorio, jamás en mi vida me había sentido tan intimidada por alguien, ni siquiera por el señor Rodrigo.
—¿Que necesita señorito Smith?. —dije sarcástica pero fue grave error decir eso.
Se levanta de su lugar rabioso sin despegar sus ojos de mi.
—¡Quien le dio permiso de sentarse!.
Como un resorte me levanto porque este hombre no era el mismo que conocí esa noche durante la fiesta.
Logra asustarme cuando de la nada me toma del brazo con brusquedad, hábilmente me hace verlo a la cara y me repara de arriba abajo.
—Así que una simple secretaria tuvo la osadía de golpearme. —murmura entre dientes. —Una mujer sin gracia que ni siquiera conoce la ética. —mi boca es un O por la forma en que se refería hacia mi persona —Pero ya vera señora fuentes…
¿Señora?, ¡¿porque carajos me dice señora, si apenas tengo 24 años?!.
—Me encargaré dejarle claro quién es el que paga todo.
—Bueno, el dinero es quien paga todo, mis gastos, lo suyos..
—Será mejor que guarde silencio. —me advierte perdiendo la paciencia. —Que no estoy de humor para sus chistes de mala muerte.
Pero simplemente lo ignoré porque iba a renunciar, no estaba dispuesta a trabajar para alguien que me ve como poca cosa.
—Usted,.. prácticamente me dijo pobretona muerta de hambre y eso me pareció un insulto.
—Más claro no lo pudo decir —dijo cínicamente.
¡Eso sí me dolió!. Pero no lo dejaría así —Pero bien que esta pobretona, logró moverle el tapete.
Su sonrisa se borra y se aleja de mi más que cabreado, no iba dejar que nadie me humillara y menos alguien como él, además, el me provocó y yo solo me defendí como siempre lo hago, a mi manera pero lo hice.
—Por cierto señor Smith, renuncio.
—No puede —veo que vuelve a sonreír —Porque si no trabaja, no come.
—No se preocupe encontraré un mejor empleo que este. —dije segura de mis palabras.
—¿Así? —dijo con burla —Pues no es que me preocupa su vida, pero déjeme decirle que ya he llamado a todas la empresas del país para que no le den empleo a —Toma una carpeta que tenía en su escritorio y la abre —Maricela Fuentes.
La seguridad en mi desaparece al escuchar lo último. Un sudor helado comienza aparecer en mi cuerpo porque el desgraciado me había acorralado.
—N-No es cierto —intento reírme al creer que es una absurda broma de su parte.
El presiona un botón del teléfono y comienzo a escuchar el buzón de voz que solo eran mensajes de ejecutivos de las empresas donde dejé mi currículum diciendo que no me darían trabajo. ¡pero que hijo perra, como mierdas lo hizo!.
—¡¡Es un.. hijo de puta!! —golpeo su escritorio rabiosa. —¡Quien mierdas se cree para hacerme esto!!.
El parecía feliz al verme cabreada. —Me alegra saber que tan fiera es, —niega con su cabeza sin dejar de reírse —¿dígame algo? —hace aún lado un mechón de mi cabello —Quien creés que es más peligroso, ¿una fiera, o un Demonio?.
¡¿Y eso qué tiene que ver con esto?!. ¡¿Pero como mierdas había terminado yo en esta situación?!.
—Bueno, como no sabe la respuesta, yo le demostraré que tan de peligroso puede ser un demonio.
Mi cuerpo se congela cuando sube sus manos acariciando mi cuerpo por encima de mi blusa hasta llegar a mi cuello, baja a tres centímetros y desabrocha dos botones de la camisa de mi uniforme y repite la misma caricia de esa noche. "caricia que disfrute como nunca por cierto". Sin querer suelto un jadeo cuando me toma de mis caderas.
—Odio ese uniforme, —musita en mi oído.
—Ese.. no es mi prole.. —intento desafiarlo pero mi voz se quiebra cuando muerde el lo lóbulo de mi oreja.
—Estas en mis manos, y si te rehúsas a mi órdenes, te voy a dar unas nalgadas hasta dejar ese trasero tan rojo que no podrás sentarte por días.
¡¿pero qué carajos me pasa?!,porque incluso estaba imaginándomelo a él y su mano en mi trasero. ¡vamos mari, reacciona!.
—Mañana quiero verla con tacones, una falda más corta y una blusa que se vea sexy y resalte esos deliciosos senos. —apreta mi trasero y jadeo porque cínicamente lo disfruté. —Entendido.
—S-Si señor,.. Smith.
—En privado quiero un sí Sebastián. Comprendió.
vuelve apretar mi trasero y no se porque diablos lo estaba disfrutando ya que muerdo mis labios para contener mis ganas de gemir.
—Si.. Sebastián. —musito apunto de rendirme.
El se aleja y como si nada hubiese pasado entre nosotros, me ordena que pida su desayuno y que le entregué las ventas de el último mes, con mi cara tan roja de la vergüenza, salgo de su oficina, trato de comprender lo que había pasado pero mi mente estaba cegada por la lujuria que sentía, lo único que comprendí es que estaba en sus manos y, ¡¡joder, yo lo estaba disfrutando, como nunca antes lo había hecho y quería más!!.
—De rodillas… Obedeciendo sus órdenes me coloco de rodillas frente a él esperando con ansias lo que tanto desea mi coño. —Quiero ver su trasero. —Deja de darle vueltas al asunto.. Sus manos me toman de la cintura, me gira y me coloca en cuatro inclinado mi culo, suelto un gemido cuando estalla su mano en mi trasero, observo sobre mi hombro y más excitada observo esa sonrisa tan sexy que me fascina. Con hambre mis ojos observan su miembro que aún estaba cubierto por ese bóxer que hacía ver su paquete enorme, al verme morder mi labio superior ladea una sonrisa. El corazón se me acelera cuando apreta su paquete contra mi culo, al sentir la siguientes nalgadas, gimo tan alto y sin contenerme porque lo deseaba. —Así me gustan —su voz se oía deliciosamente excitante —Listas y dispuesta para mí. Me toma de mi melena larga y negra enrollándola en su mano y estalla un par de veces más su mano en mi culo, ¡¡mierda, esto era el paraíso!!. Se detiene y extrañada lo veo sobre mi hombro, su
¡¡Joder, Joder, me voy a volver loca de tanto placer!!. Ni siquiera Me había penetrado y ya estaba a punto de explotar para gritarle, ¡¡Deja tus malditos juegos y follame!!. Sus dedos eran una maravilla que me prendía en un puto fuego infernal que iba creciendo conforme su lengua jugaba con mis pezones erectos. —¡¡Mierda, Sebastián, no pares!!.. Ni siquiera tuve el tiempo de pensar en si era lo correcto, pues mi nuevo jefe, se adueñó de mi cuerpo en un segundo y ahora no quería parar. Con mi coño húmedo a causa de la penetración de dos de sus dedos y sin olvidar su deliciosa lengua en mis tetas que me llevan a la gloria de tanto placer, estaba por estallar y es lo que más deseo. Tomo su mano pidiéndole que fuera más profundo, enarco mi espalda y gimo como una zorra cuando lo hace, ¡¡Mierda!!, ¡que tiene este hombre que sabe más de lo que aparenta!. Jadeo tan alto al mismo tiempo que escucho un gruñido gutural de su parte al ver que estoy apunto de correrme. Sonrío sin descaro
¡¡No, No, No, joder, noo!!, ¡¡Porque carajos me tiene que pasar esto a mi precisamente en el momento más ansioso de mi día!!. —Acompáñenos.. —¡¿Que?!,.. no esto debe ser un error. —No haga las cosas más difíciles señorita. Los oficiales tomaron mis manos para esposarme. ¡Tierra tragarme por favor!. ¡¡Ayy, pero esta me las pagarás Alan, te lo juro!!. ¡desgraciado, me hiciste pasar una vergüenza con el bombón de Sebastián!. Como desearía tenerlo aquí para estrangularlo, así les doy otro motivo a los oficiales para detenerme. —Un momento —mis ojos lo ven con fijeza e ilusión al ver su mano sobre las mías que se encuentras esposadas —Ustedes no pueden entrar a mis empresas sin una orden. —No lo necesitamos.. —Por supuesto que si —replica haciendo que mi corazón gritara su nombre por intervenir —Estas son propiedades de la familia Smith y si no la tienen, ustedes están invadiendo mis propiedades. ¡¡Oh, por dios, este hombre aparte de ser un papasote, es un genio!!, ¡¡Ay!!, con más g
¡¡Maldita sea, estoy a punto de explotar!!. Me sentía en la gloria, jamás en mi vida había tenido dos orgasmos al mismo tiempo. "¡¡Mierda, en verdad que este hombre se tiene ganado el título de Demonio!!". —Sebastián.. —siento que el aire intenta escaparse por mi boca cuando su lengua penetra mi coño. —¡¡dios!!.. —Sujeto su cabeza para que la introduzca aún más pero las sujeta impidiendo que lo haga. —Ven acá. Se me dificulta la respiración. "Y Como no, si te ha dado más de lo que deseabas". ¡¡maldición sí, y aún quiero más!!. Siento sus manos tomarme a horcajadas mientras devora mis labios con gran necesidad. ¡¡Este hombre me volverá adicta al sexo!!. "¿Más de lo que ya eres?". Bueno, solo un poco, pero Sebastián me dice: aún lado. Ocupando el primer lugar. Estaba tan concentrada en este fogoso y letal beso que ni siquiera me di cuenta en que momento el había caminado hasta adentro del departamento. Al sentir la suavidad de la cama mientras soy lanzada comprendo que, ¡al fin
—¡¡Sii!!, ¡¡Joder, lo conseguí!!. La emoción por gritarlo a los cuartos vientos, es más enorme que guardar el secreto, me lanzo sobre mi cama tan feliz que había olvidado que hoy tenía trabajo porque aun era viernes, pero por el día de hoy, me daré el lujo de llegare tarde, ¡¡gracias dios!!, mi sonrisa no desaparece desde que salí de su departamento, en verdad que anoche fue una la mejor de mi vida. —hay querido Sebastián —sin evitarlo me carcajeo al recordar su cara agria cuando le dije que el estúpido de Alan es mejor que él. —Eso te pasa por simplón e idiota. Su voz excitada aún sigue en mi cabeza mientras me decía ninfa entre jadeos y gemidos. ¡joder!. Esa mirada tan penetrante de esos hermosos ojos azules me fascinan tanto y más al ver la lujuria reflejada en ellos. Con solo recordar lo que pasó anoche, mi cuerpo ardió nuevamente. Cada caricia suya está en mi piel tan viva como su hubiese sido hace un minuto y su aroma, ¡mierda!, sentir su aroma en mi piel me vuelve loca. —¡¡
SEBASTIÁN Solo encuentro una palabra para describir a esa mujer. Fuego. Si, ella tan candente, sensual y.. ¡Joder!. Es insaciable y eso descoloca pero a la vez me encanta. Su voz, sus gemidos mientras me pedía más solo me volvían loco y es algo que jamás me había pasado, no dejo de pensar en ella, su imagen ocupa toda mi mente que jamás lograba despejar desde esa noche. Joder, se veía, tan elegante, tan hermosa como una ninfa, pero jamás me imaginé que fuera tan agresiva como una fiera, pero eso no me impediría mi objetivo, acostarme con ella pero ahora que lo he conseguido, no quiero solo una probada porque eso fue para mí y ahora deseo tener su cuerpo tan ardiente hacer fricción contra el mío, sentir de nuevo esos labios tan carnosos y apetecibles sobre los míos, y esa mirada, esa mirada que me dice que caer en sus brazos sería mi perdición. Podría decir que ella es una versión de mi solo que es una mujer. "Una mujer fabulosa e insaciable". Pero, desde que desperté, por primera ve
—A mi oficina. —dije sin detener mis pasos pero al no escuchar su taconeo me detengo para verla. Aún seguía sentada y eso me extrañó —Lo siento pero no. —dice con simpleza observando sus uñas. ¡¿Acaso es un chiste?!. —Usted trabaja para mí —la paciencia se acaba en mi —Así que obedezca. —Si es cuestión de trabajo iré, de lo contrario seguiré con mi trabajo pendiente. Así que me está provocando, bien entonces será por las malas. —De acuerdo —le doy la espalda pero vuelvo a verla sobre mi hombro. —Por cierto, quítese esa bufanda que no combina con su atuendo. La sorpresa en su rostro se hace presente así que sigo caminando al lograr mi primer objetivo y después vendría el siguiente. Ya era hora de almorzar así que le marcó al teléfono de su escritorio antes de que se fuera. —Presidencia Lombardy. "Que voz más sexy". Incluso en el teléfono su voz es tan ardiente como su cuerpo. —Hola ninfa. —apoyo mi espalda al respaldar de mi silla. —¿Lista?. —Lo siento, pero ya le dije qu
MARICELA Adicción, es lo que es Sebastián para mi, mi cuerpo exigía a gritos ser tocado por esas manos que producen tanto fuego en mi cuerpo al punto de hacerme perder la m*****a cordura. No podía resistirme a tanto placer y más si viene de mi sensual jefe. —¡Mierda!, mi casa está lejos. —golpea cabreado el volante. —¿Entonces porque no vamos a mi casa?. ¡¿Que cosa dije?!. ¡No!. Definitivamente a mi casa es el peor lugar al que podríamos ir, y ya se imaginan porque lo digo. Pero no, yo estúpidamente tengo que sugerirle mi casa. —¿Estas segura que tendremos la privacidad ahí?. —su pregunta fue como un ronroneo para mi. —¿Estas segura Marcela?. — cruzo de brazos porque todavía le da vueltas al asunto —¿Quieres o no quieres?. Al verlo sonreír por mi tono desesperado ¡Dios!, humedece mi coño por lo sensual que hace esa m*****a sonrisa. Le di mi dirección y en menos de media hora estábamos frente a mi casa y lo primero que veo es al imbécil de Alan hacerle mimos a esa perra. ¡Ja!,