SEBASTIÁN Solo encuentro una palabra para describir a esa mujer. Fuego. Si, ella tan candente, sensual y.. ¡Joder!. Es insaciable y eso descoloca pero a la vez me encanta. Su voz, sus gemidos mientras me pedía más solo me volvían loco y es algo que jamás me había pasado, no dejo de pensar en ella, su imagen ocupa toda mi mente que jamás lograba despejar desde esa noche. Joder, se veía, tan elegante, tan hermosa como una ninfa, pero jamás me imaginé que fuera tan agresiva como una fiera, pero eso no me impediría mi objetivo, acostarme con ella pero ahora que lo he conseguido, no quiero solo una probada porque eso fue para mí y ahora deseo tener su cuerpo tan ardiente hacer fricción contra el mío, sentir de nuevo esos labios tan carnosos y apetecibles sobre los míos, y esa mirada, esa mirada que me dice que caer en sus brazos sería mi perdición. Podría decir que ella es una versión de mi solo que es una mujer. "Una mujer fabulosa e insaciable". Pero, desde que desperté, por primera ve
—A mi oficina. —dije sin detener mis pasos pero al no escuchar su taconeo me detengo para verla. Aún seguía sentada y eso me extrañó —Lo siento pero no. —dice con simpleza observando sus uñas. ¡¿Acaso es un chiste?!. —Usted trabaja para mí —la paciencia se acaba en mi —Así que obedezca. —Si es cuestión de trabajo iré, de lo contrario seguiré con mi trabajo pendiente. Así que me está provocando, bien entonces será por las malas. —De acuerdo —le doy la espalda pero vuelvo a verla sobre mi hombro. —Por cierto, quítese esa bufanda que no combina con su atuendo. La sorpresa en su rostro se hace presente así que sigo caminando al lograr mi primer objetivo y después vendría el siguiente. Ya era hora de almorzar así que le marcó al teléfono de su escritorio antes de que se fuera. —Presidencia Lombardy. "Que voz más sexy". Incluso en el teléfono su voz es tan ardiente como su cuerpo. —Hola ninfa. —apoyo mi espalda al respaldar de mi silla. —¿Lista?. —Lo siento, pero ya le dije qu
MARICELA Adicción, es lo que es Sebastián para mi, mi cuerpo exigía a gritos ser tocado por esas manos que producen tanto fuego en mi cuerpo al punto de hacerme perder la m*****a cordura. No podía resistirme a tanto placer y más si viene de mi sensual jefe. —¡Mierda!, mi casa está lejos. —golpea cabreado el volante. —¿Entonces porque no vamos a mi casa?. ¡¿Que cosa dije?!. ¡No!. Definitivamente a mi casa es el peor lugar al que podríamos ir, y ya se imaginan porque lo digo. Pero no, yo estúpidamente tengo que sugerirle mi casa. —¿Estas segura que tendremos la privacidad ahí?. —su pregunta fue como un ronroneo para mi. —¿Estas segura Marcela?. — cruzo de brazos porque todavía le da vueltas al asunto —¿Quieres o no quieres?. Al verlo sonreír por mi tono desesperado ¡Dios!, humedece mi coño por lo sensual que hace esa m*****a sonrisa. Le di mi dirección y en menos de media hora estábamos frente a mi casa y lo primero que veo es al imbécil de Alan hacerle mimos a esa perra. ¡Ja!,
No, no, no, esto no es lo que tenía mente, y ahora, ¡¿Que carajos hago para sacarlo de mi casa?!. El parece divertirse al verme cabreada y eso solo me enfurece más porque no soy la burla de nadie, eso jamás. Me quedo observándolo desde la entrada de mi habitación, Sebastián se pasea por toda la habitación sin borrar ese m*****a sonrisa que me pone nerviosa. "Pues claro estúpida, si este bombón te mueve el tapete". Movérmelo se queda corto y demasiado diría yo. ¡Mierda!, ver ese espectacular cuerpo, ¡dios!, esos músculos que me estrujan cuando me tiene debajo de su de él mientras gruñe como una bestia mientras que .. “ ¡No estúpida, deja de pensar en tantos morbos con tu jefe!”. ¡¡Al diablo, me lo quiero coger y no quiero verme como una fácil!!. Carraspeo mi garganta al sentirla seca por culpa de mi morbosa imaginación. —¿A que hora te irás de mi casa?. Intento verme tranquila pero, ¡mierdas no puedo, joder, aun no me la creo que esté en mi casa y completamente desnudo, pero hay
—N-No.. se de que hablas.. —¡¡Ya deja de hacerte la mosquita muerta!!. —grité cabreada. —¡A este imbécil jamás se le ocurrirá una broma que pudo dejarme sin empleo!. —sus ojos observan el taser que cargo conmigo y se asusta más, al ver las chispas cuando presiono el botón. —Solo una mujerzuela llena de envidia es capaz de hacerme algo como enviarme a dos impostores. —¡Estas loca! —me grita. —¡Llamaré a la policía!. Al ver que toma el teléfono me lanzo sobre ella y la tomo del cabello haciéndola gritar. Al escuchar sus gritos me hacen sonreír al verla sufrir y que yo la hago sufrir me llena de satisfacción, pues, ella me hizo sufrir al haber arruinado mi matrimonio y el solo recordarlo, alimenta a la fiera que soy. —Desde que te vi parada frente a la puerta de mi casa con esa sonrisita hipócrita, —la hago gritar más al imponer fuerza en mi agarre. —Me diste más que una mala espina desgraciada. —Por favor.. estoy embarazada.. ¡pero que cinismo!, aún tiene la osadía de decir que es
Tenia que encontrar un nuevo lugar para vivir pronto, no quería permanecer más tiempo en casa de Jessica, no ahora que tiene una relación formal con él tipo que conoció durante la noche de máscaras. Si, en tan solo pocos días el le dijo que quería conocerla más porque es una mujer excepcional y que seria una gran esposa. Suspiro decepcionada, no de ella, si no de mi misma. Me decepciono de mi misma por la mala suerte que tengo con los hombre y más, al elegirlos. Todos solo ven mi, mi cuerpo que por cierto, empieza a verse flácido por no poder pagar el gimnasio. "Tus padres tenían razón y no los obedeciste". “Si, mi consciencia tiene razón. Me casé a mis 19 años y ellos jamás aprobaron mi relación con Alan. "Alan jamás te dijo que eras una buena esposa que eras una mujer excepcional". Es verdad jamás me dijo que era una buena esposa. Ahora me estoy arrepintiendo de la relación que decidí tener con Sebastián, ¿porque lo digo?. Por 2 muy buenas razones. La primera: apenas hace un a
—En definitiva, te volviste loco. —me levanto de mi lugar. —Fue un error haber venido aquí.Tomo mis cosas y mi abrigo pero antes de salir mi brazo es presionar su mano y me quejo por la fuerza que impone, cabreada iba a gritarle pero la expresión de su rostro me intimidó. ¡¡Mierda, se ve más sexy!!.Estampa con fuerza su mano contra la pared, sus ojos me miran furiosos por el rechazo que le acabo de hacer. ¡joder, tengo que admitir que molesto me atrae más que nunca. ¡me desquicia por querer besarlo y que me haga suya!.—Tu no te irás. —toma mi mentón. —No hasta que yo lo permita.Me burlo sin querer pues, cree que me tiene comiendo de la Palma de su mano, ¡ja!, por favor. Acaso cree que me dejaré así como si nada, ni siquiera me deje de mi primer amor que fue Alan, me voy a dejar de un hombre que solo es mi diversión.—Tú, no eres mi dueño, que te quede claro.Me vuelve a tomar pero esta vez comencé a preocuparme pues este no era el hombre que me fascinaba.—¿¡Que te pasa!?. —Intent
Cuando creí que al fin me había desecho de toda cadena para mi vida, Sebastián entró a mi vida con un solo objetivo, y lo que más me cabrea es que como una estúpida cai en sus juegos de seducción.Grito con todas mis fuerzas mientras tiro todo lo que está frente a mi al suelo. —¡Como demonios fui tan estúpida!. Tenia más de una semana de estar en esta cárcel, ni siquiera podía salir de esta maldita habitación porque decía que volvería a huir como la última vez.Si, intenté huir pero todo fue inútil porque ni siquiera crucé el pasillo cuando el se me cruzó en el camino totalmente desnudo pues acababa de salir de la ducha."Pero no puedes negar que te morirás por saborear cada parte de su cuerpo".¡¡Mierda, si!!, eso es lo que quería pero esta vez me resistí a mis instintos Lujuriosos. Y lo peor que pude hacer es intentar golpear su garganta tal como lo hice con Alan porque el desgraciado me empotró y me susurró:"Tu no vas a salir de aquí hasta que llegue el día en que vuelva follar