—Maricela, recoja mis cosas personales y envíelas a mi casa.
—Si señor Smith.
Hoy era el último día de mi jefe, el señor Rodrigo, y después del fin de semana tendré otro jefe. Tomando las recomendaciones de Jessica, en el transcurso de la semana visité varias empresas y deje mi currículum por si no soportaba al hijo del ogro que es mi jefe.
—Jessica..
—Dígame señor.
Fruncí el ceño por la extraña manera de verme. —Durante estos cuatro años, demostró ser una secretaria competente. Espero que sea así cuando Sebastián esté como su jefe. —carraspeó su garganta aclarando su voz —Por hoy puede irse temprano.
Me quedo perpleja mientras lo sigo con mi vista hasta entrar al ascensor.
"¡Pero que mierdas fue eso!".
Vaya manera la suya de agradecerme por mis años soportando su amargura, sus reproches y sus demandas. Acaso es difícil decir:
"Es una excelente secretaria siga así o un gracias al menos".
Es más ni sé si lo decía por felicitarme o por agradecido, la verdad es que ni se si era bueno o malo, por que su cara parecía la de un bulldog francés cuando tiene hambre, ¿porqué lo digo?. Bueno, porque así es la cara que pone el perro que tiene Jessica cuando ella se demora con su comida.
Después de hacer lo que me ordenó, tomé mis cosas y salí directo a mi casa. Al ver la parada le grité al chófer del autobús que se detuviera.Caminé una cuadra para llegar a mi casa en los suburbios de maryville, al estar frente a la puerta, busco mis llaves, al encontrarlas abro pero antes de entrar me detengo al escuchar unos gemidos que provenían de la casa de al lado.Muerdo mi labio inferior llena de rabia porque sabía que Martha lo hacía solo por provocarme. Si, no lo iba a negar, me dolía aún que Alan, me haya cambiado por una zorra.
—Cálmate, Mari..
Cierro mis ojos para ignorar lo que escuché pero al abrirlos, miro con picardía la manguera que estaba conectada a la llave del jardín. Un lucecita se encendió en mi cabeza. Deje mis cosas en el sofá, salgo nuevamente y corrí para abrir la llave, intento ver dónde se encontraban por la ventana y al ver la espalda de mi ex marido, tomé la manguera y le quité el seguro poniéndola al máximo mientras hago que el chorro de agua entre por la ventana.
—¡¡Pero que diablos!!..
Una risita se escapa de mí al escuchar sus gritos y quejas cuando sintieron el agua fría, ambos salen y al verme desde la ventana, me miran más cabreados que nunca.
—¡Es para que se les baje la calentura!.. —les grito pero Alan se aleja de la ventana, luego escucho un portazo. —¡Carajo!..
Al ver que salieron de la habitación dejé la manguera tirada y corrí hacia mi casa, cerré con seguro la puerta apoyándome en ella con mi espalda.
—¡¡Abre la m*****a puerta Maricela!!..
Me río a carcajadas mientras lo escucho furioso ordenarme abrir la puerta de mi casa. ¡Ja, ni que fuera estúpida para hacerlo!.
—¡Tu no eres nadie para darme órdenes!.. —le grité.
—¡Por eso que es que te dejé, Estas loca Maricela, te comportas como una chiquilla!.
Eso en verdad me dolió. No pude evitar llorar porque en verdad me dolió que me dijera que me había engañado con otra solo por esa estúpida pequeñez, cuando antes decía que fuera como yo fuera, me seguiría amando.
Eso fue un golpe bajo y no lo dejaría así, busco en mi cartera el gas lacrimógeno, abro la puerta ocultando mis lágrimas, mi rabia y dolor, sus ojos me miran con rabia pero yo sonrío cínicamente.
—Dime de nuevo porque me engañaste..
—Como lo oíste, —suelta sin tapujos —Estas loca, te comportas como una chiquilla, sin mencionar que te vistes como una señora de edad. Y eso siempre lo odié.
—¡¡Eres.. un hijo de puta!! —Saco el gas para rociar todo su rostro hasta hacerlo gritar. —¡¡Maldito idiota!!..
Al verlo hincado frente a mí, lo pateé hasta el cansancio, todos los vecinos salieron al ver lo que estaba pasando pero aún así no me contuve.
—¡Alan! —al escuchar la voz irritante de Martha acercarse, mis ojos la ven con todo el desprecio del mundo y mas cuando ella lo abraza ayudando a limpiarse la cara. —¡Pero que demonios le hiciste Loca!.
Otra vez me habían llamado loca, y eso me cabrea más. A grandes pasos me acerqué a ella y la tomé del cabello.
—Si vuelves a provocarme, estúpida zorra, te juro que te darás cuenta de lo Loca que puedo ser.
Por supuesto que no pensaba con claridad, pero ellos fueron los que comenzaron, yo venía tranquila de trabajar y la perra solo para provocarme, gemía como la perra en celo que es, solo para que yo la escuchara. Aunque compararla con un perro es una ofensa para ellos.
—¡¿Pero que rayos haces Maricela?!.
Jessica me toma del brazo y me aleja de Martha.
—Vamos adentro —me guía hacia la entrada de mi casa. —Mari vamos.. —me pide al ver que no la sigo.
—Si, llévate a esa Loca —dijo Alan colocándose de pie.
—¡¡Hijo de puta, yo no soy una loca!! —me suelto de mi amiga para darle una patada en sus bolas. —¡Maldito desgraciado, eso es por haberme cambiado por una cualquiera!.
Jessica me tomó de ambos brazos hasta llevarme adentro, cerró la puerta con seguro mientras me dice que no debí haber hecho eso.
—Vamos Mari, debes superarlo..
—¡Jess, ella me provocó, gemía tan alto solo para que yo la escuchara. ¡Y no es solo eso, el muy cabron me dijo que era mi culpa que el me haya engañado porque me visto como una señora!.
—¿Eso te dijo?.
Caminando de un lado otro asentí mientras limpio con rabia mis lagrimas, era un desgraciado que no acepta que el fracaso de nuestro matrimonio fue su culpa, no mía.
—¿Aún no logras vender la casa?. —Jessica intenta cambiar el tema para que me calme.
—No, nadie quiere comprarla porque según me han dicho no tiene suficiente jardín para sus hijos. ¡te juro por dios que tengo unas ganas de..
—Ya olvidemos eso si.—me interrumpió mientras guía hasta el sofá —Mira, ¿que tal si hoy vamos a una fiesta?.
—¿Fiesta?. Jessica no estoy de humor para fiestas. —dije molesta.
—Mari, te hará bien alejarte de aquí, o es que quieres oír de nuevo a ese par teniendo sexo toda la noche. Porque después de lo que pasó estoy segura..
Sabia que iba decir que vendrían los policías por lo que pasó y tenia razón, si me quedo aquí me volveré loca si sigo oyendo sus malditos gemidos y más si viene la policía.
—¿Donde es la fiesta?.
Estaba lista para huir así que retrocedo para aprovechar cualquier descuido de su parte pero, observo que cada vez que me alejo el da dos pasos al frente como si supiera lo que haría. "¡Mierda Maricela debiste escuchar a tu m*****a conciencia!". Mis nervios estaban a mil, me había besado con mi próximo jefe, mejor dicho con mi nuevo jefe y lo peor, es que ya me había hecho a la idea de que me lo cogería toda la noche. "Estúpida, ahora ha de creer que eres una zorra regalada igual que Martha". Mi m*****a conciencia no se callaba por ningún segundo, pero tenía razón. ¡¿Pero como demonios supo mi nombre?!. —¿Como supo mi nombre?. —Tu tatuaje, lo había visto antes —acaricia su mentón sin dejar de desnudar mi cuerpo con su forma de verme —Y como podría olvidar algo que vi recientemente. ¡Pero que mierdas dice, si eso fue hace una semana!. Y estoy más que segura que si lo vio fue cuando casi le tiro encima, el café de él señor Rodrigo, cuando iba a entrar al elevador. —Me tengo q
—¡Que demonios le pasa para llegar tarde a su trabajo!!. —Disculpe señor Smith, pero yo no tengo un auto ultimo modelo para poder transportarme. —dije sarcástica aún sabiendo que no estaba en una posición para contradecir a nadie y mucho menos a mi jefe. —¡Van dos, así que sí fuera usted, apresuro los pasos para llegar acá!. La llamada es cortada y preocupada por no decir asustada, salí a toda prisa de mi casa, llamé a tomy un amigo que trabaja como taxista y para mi suerte estaba circulando. Al llegar ni siquiera me despedí de tomy. Marco mi entrada con rapidez y entro a pasos acelerados al ascensor. Al ver que llegué a mi piso, salgo deprisa pero choqué con Jessica, ella me mira asombrada, ella iba a decirme algo pero al escuchar la voz de enfado de mi nuevo jefe resonar por el pasillo ella me desea la suerte del mundo con su mirada. Apenas había dejado mis cosas en mi escritorio y lo veo salir de su oficina. Su mirada fría me dejó perpleja, me mira con soberbia y rabia. —A mi
—De rodillas… Obedeciendo sus órdenes me coloco de rodillas frente a él esperando con ansias lo que tanto desea mi coño. —Quiero ver su trasero. —Deja de darle vueltas al asunto.. Sus manos me toman de la cintura, me gira y me coloca en cuatro inclinado mi culo, suelto un gemido cuando estalla su mano en mi trasero, observo sobre mi hombro y más excitada observo esa sonrisa tan sexy que me fascina. Con hambre mis ojos observan su miembro que aún estaba cubierto por ese bóxer que hacía ver su paquete enorme, al verme morder mi labio superior ladea una sonrisa. El corazón se me acelera cuando apreta su paquete contra mi culo, al sentir la siguientes nalgadas, gimo tan alto y sin contenerme porque lo deseaba. —Así me gustan —su voz se oía deliciosamente excitante —Listas y dispuesta para mí. Me toma de mi melena larga y negra enrollándola en su mano y estalla un par de veces más su mano en mi culo, ¡¡mierda, esto era el paraíso!!. Se detiene y extrañada lo veo sobre mi hombro, su
¡¡Joder, Joder, me voy a volver loca de tanto placer!!. Ni siquiera Me había penetrado y ya estaba a punto de explotar para gritarle, ¡¡Deja tus malditos juegos y follame!!. Sus dedos eran una maravilla que me prendía en un puto fuego infernal que iba creciendo conforme su lengua jugaba con mis pezones erectos. —¡¡Mierda, Sebastián, no pares!!.. Ni siquiera tuve el tiempo de pensar en si era lo correcto, pues mi nuevo jefe, se adueñó de mi cuerpo en un segundo y ahora no quería parar. Con mi coño húmedo a causa de la penetración de dos de sus dedos y sin olvidar su deliciosa lengua en mis tetas que me llevan a la gloria de tanto placer, estaba por estallar y es lo que más deseo. Tomo su mano pidiéndole que fuera más profundo, enarco mi espalda y gimo como una zorra cuando lo hace, ¡¡Mierda!!, ¡que tiene este hombre que sabe más de lo que aparenta!. Jadeo tan alto al mismo tiempo que escucho un gruñido gutural de su parte al ver que estoy apunto de correrme. Sonrío sin descaro
¡¡No, No, No, joder, noo!!, ¡¡Porque carajos me tiene que pasar esto a mi precisamente en el momento más ansioso de mi día!!. —Acompáñenos.. —¡¿Que?!,.. no esto debe ser un error. —No haga las cosas más difíciles señorita. Los oficiales tomaron mis manos para esposarme. ¡Tierra tragarme por favor!. ¡¡Ayy, pero esta me las pagarás Alan, te lo juro!!. ¡desgraciado, me hiciste pasar una vergüenza con el bombón de Sebastián!. Como desearía tenerlo aquí para estrangularlo, así les doy otro motivo a los oficiales para detenerme. —Un momento —mis ojos lo ven con fijeza e ilusión al ver su mano sobre las mías que se encuentras esposadas —Ustedes no pueden entrar a mis empresas sin una orden. —No lo necesitamos.. —Por supuesto que si —replica haciendo que mi corazón gritara su nombre por intervenir —Estas son propiedades de la familia Smith y si no la tienen, ustedes están invadiendo mis propiedades. ¡¡Oh, por dios, este hombre aparte de ser un papasote, es un genio!!, ¡¡Ay!!, con más g
¡¡Maldita sea, estoy a punto de explotar!!. Me sentía en la gloria, jamás en mi vida había tenido dos orgasmos al mismo tiempo. "¡¡Mierda, en verdad que este hombre se tiene ganado el título de Demonio!!". —Sebastián.. —siento que el aire intenta escaparse por mi boca cuando su lengua penetra mi coño. —¡¡dios!!.. —Sujeto su cabeza para que la introduzca aún más pero las sujeta impidiendo que lo haga. —Ven acá. Se me dificulta la respiración. "Y Como no, si te ha dado más de lo que deseabas". ¡¡maldición sí, y aún quiero más!!. Siento sus manos tomarme a horcajadas mientras devora mis labios con gran necesidad. ¡¡Este hombre me volverá adicta al sexo!!. "¿Más de lo que ya eres?". Bueno, solo un poco, pero Sebastián me dice: aún lado. Ocupando el primer lugar. Estaba tan concentrada en este fogoso y letal beso que ni siquiera me di cuenta en que momento el había caminado hasta adentro del departamento. Al sentir la suavidad de la cama mientras soy lanzada comprendo que, ¡al fin
—¡¡Sii!!, ¡¡Joder, lo conseguí!!. La emoción por gritarlo a los cuartos vientos, es más enorme que guardar el secreto, me lanzo sobre mi cama tan feliz que había olvidado que hoy tenía trabajo porque aun era viernes, pero por el día de hoy, me daré el lujo de llegare tarde, ¡¡gracias dios!!, mi sonrisa no desaparece desde que salí de su departamento, en verdad que anoche fue una la mejor de mi vida. —hay querido Sebastián —sin evitarlo me carcajeo al recordar su cara agria cuando le dije que el estúpido de Alan es mejor que él. —Eso te pasa por simplón e idiota. Su voz excitada aún sigue en mi cabeza mientras me decía ninfa entre jadeos y gemidos. ¡joder!. Esa mirada tan penetrante de esos hermosos ojos azules me fascinan tanto y más al ver la lujuria reflejada en ellos. Con solo recordar lo que pasó anoche, mi cuerpo ardió nuevamente. Cada caricia suya está en mi piel tan viva como su hubiese sido hace un minuto y su aroma, ¡mierda!, sentir su aroma en mi piel me vuelve loca. —¡¡
SEBASTIÁN Solo encuentro una palabra para describir a esa mujer. Fuego. Si, ella tan candente, sensual y.. ¡Joder!. Es insaciable y eso descoloca pero a la vez me encanta. Su voz, sus gemidos mientras me pedía más solo me volvían loco y es algo que jamás me había pasado, no dejo de pensar en ella, su imagen ocupa toda mi mente que jamás lograba despejar desde esa noche. Joder, se veía, tan elegante, tan hermosa como una ninfa, pero jamás me imaginé que fuera tan agresiva como una fiera, pero eso no me impediría mi objetivo, acostarme con ella pero ahora que lo he conseguido, no quiero solo una probada porque eso fue para mí y ahora deseo tener su cuerpo tan ardiente hacer fricción contra el mío, sentir de nuevo esos labios tan carnosos y apetecibles sobre los míos, y esa mirada, esa mirada que me dice que caer en sus brazos sería mi perdición. Podría decir que ella es una versión de mi solo que es una mujer. "Una mujer fabulosa e insaciable". Pero, desde que desperté, por primera ve