La cita

Frey me había hecho el favor de acercarme a la zona esperada de encuentro con Luna, y por inercia, este conversó de cosas triviales mientras andábamos en el carro. Me entregó otro preservativo, el cual cogí de mala gana. Sabía que solo lo hacía por fastidiar.

Al ver a Luna, estoy seguro que me brillaron los ojos. 

La chica estaba vestida con una cazadora de cuero que le hacia juego con sus ojos color avellana. En esos días comenzaba a hacer frío en el exterior por lo que era común ver a personas con vestimentas similares.

Una gran sonrisa se enmarcaba en la delicada cara de la chica, y esta fue correspondida por una torpe sonrisa de mi parte, haciéndome sentir más seguro.

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