Ya era de día y estaba más que emocionada por salir a explorar el lugar, me puse un pantalón de mezclilla oscura y una camisa de manga larga delgada de color blanco, dejé mi cabello rubio suelto poniendo un poco de crema en él para definir mis rizos rebeldes.
Llena de entusiasmo y emoción salí a la calle, me sorprendió encontrarme con el mismo paisaje del día de ayer que llegué, personas caminando de un lado a otro, niños jugando en la calle, no me explicaba como este lugar terminó desolado en la noche.Me apetecía algo dulce para desayunar así que fui a la panadería local, en verdad todo se veía delicioso, llevé varias piezas para degustarlos en la soledad de mi habitación en la noche, al llegar al mostrador para pagar una sonriente mujer me atendió.— Buenos días... bienvenida ¿Eres nueva no? No te había visto por aquí– Así es, estoy de paso por unas cuantas semanas.– le respondí con una gran sonrisa.– Ya veo... – en cuánto miré el total en la caja registradora le tendí un billete.– Eres muy linda, tu cabello es hermoso, dorado como los rayos del sol y tus ojos claros como el cielo...Me sonroje ligeramente, los elogios me incomodaban un poco, fueron la razón por la que mi prima me odiara a muerte, nunca entendí por qué, sus ojos también eran azules, herencia de familia, su cabello era cobrizo, también muy hermoso, pero aun así ella odiaba que alguien más me elogiara, ella no está aquí, pero cada vez que alguien hace un comentario bueno en tanto a mi físico me hacía sentir cohibida.— Gracias por sus cumplidos— De nada linda... no olvides que no se puede salir de noche, es peligroso, que tengas buen día.De nuevo esa advertencia, tomé la bolsa de pan y salí del local, en verdad me intrigaban cada vez más las mismas personas, no miré nada inusual, excepto al tipo intimidante de anoche... recordarlo me puso la piel de gallina e imaginarme en toparlo por aquí me hizo sentir temerosa.Seguí caminando por el lugar pasando por una florería y un restaurante al que probablemente venga después, era un lugar agradable, una combinación entre un pueblo tranquilo y una ciudad pequeña, me encantaba, sin duda me quedaría para siempre aquí, si tan sólo me sintiera segura, pero sabía que eso no era posible, tenía que moverme, seguir huyendo, esperando terminar esta vida sin ser alcanzada, me llevé de nuevo la mano a mi collar para asegurarme que siguiera en su lugar.Seguí avanzando por el lugar hasta detenerme por un puente de piedra, bajo de el corría un pequeño río de agua cristalina que dejaba ver las piedras hermosas que había debajo, a lo lejos logré ver alguien pastoreando ovejas, era un paisaje digno de una película, me preguntaba por qué no había más turistas por aquí, era un lugar era acogedor.— La vista es bellísima... ¿no crees?– una voz masculina llegó a mis oídos de repente, demasiado cerca para mi gusto, di un ligero brinco y me separé de golpe. — Lo lamento, no quería asustarte.Era un joven de cabello castaño claro, lo tenía un tanto largo, era lacio, sus ojos era de un color miel brillante, alto y de complexión ligeramente ejercitada, me observaba con diversión, probablemente por el gran salto que pegué.— Eh... sí, la verdad es un pueblo hermoso… - le dije bajando la cabeza, me costaba mantener contacto visual con las personas.— Acabas de llegar al pueblo ¿verdad? no te había visto por aquí.— Así es, acabo de llegar el día de ayer.— ¿Planeas establecerte aquí?.- comencé a negar frenéticamente, no podía aunque quisiera.— No, yo solo estoy de vacaciones, quizás este aquí un par de semanas.— Tengo tiempo aún para convencerte de que no te vayas entonces... mi nombre es Ryan, mucho gusto. - me tendió su mano, la acepté algo temerosa, normalmente no tenía la suerte de toparme con gente tan amable y la vez que me pasó... no terminó nada bien.— Mucho gusto, soy Lluvia.— Lindo nombre...- tenía una sonrisa perfecta, era un hombre bastante atractivo, su mirada estaba fija sobre mí, la sentía como brazas ardientes sobre mi piel. — ¿Te gustaría conocer un poco más el pueblo? Sé de un lugar que venden helados estupendos.Levanté el rostro con rapidez, como una niña pequeña, en verdad me encantaba el helado aun en temporada de frío no le diría que no a una porción de un delicioso helado de vainilla, Ryan notó quizás el brillo y emoción en mis ojos, ya que una gran y perfecta sonrisa se dibujó en su rostro.— Me gustaría conocerlo si no es molestia y no estás ocupado...— Para nada, tengo todo el tiempo del mundo, vamos.Ambos comenzamos a cruzar el puente de piedra y dirigirnos a la otra parte del pueblo donde había muchas más tiendas y negocios.~~~~~~~~~Sin duda era el helado casero más delicioso que había probado, ya llevaba 3 vasitos de diferentes sabores, todos eran fenomenales; me llevé una cucharada a la boca cerrando los ojos y dejando que el delicioso sabor a fresa acariciara mi lengua y provocara una explosión de sabor en mi boca al combinarse con la dulce leche condensada, una risa algo ronca me hizo volver a la realidad, abrí los ojos para toparme con los de Ryan, quién saboreaba su cono de helado de limón mientras sonreía divertido al verme, me sentí apenada al instante y le regalé una sonrisa tímida.— Lo lamento... me encanta el helado.— Sí, me doy cuenta, pero no te preocupes, no te culpo, es verdaderamente delicioso.Era un chico agradable, empezaba a sentirme un poco más comoda con él, yo era una persona bastante perceptiva, así que no tarde en darme cuanta que éramos observados por un grupo de 3 chicos a la distancia, vestían con chamarras de piel oscuras y camisas blancas, presté atención al chico que tenía al frente, Ryan estaba vestido igual.— ¿Perteneces a un grupo de motociclistas o algo así? - le pregunté con curiosidad, él arrugó la frente, pero no dejó de sonreír, se dejó caer en el respaldo de su silla y siguió comiendo su helado.— ¿Tengo facha de motociclista? ¿Qué te hace pensar eso?— No se responde una pregunta con otra... - le dije y tomé otra cucharada de mi vasito de helado. — Pregunto por qué parece que llevan algún tipo de uniforme— ¿Llevamos? - esta vez su sonrisa se borró, me observaba con atención— Si, tú y los chicos que tienen rato observándonos, supongo que son tus amigos.De una manera para nada discreta el giró totalmente su cuerpo y miró hacia atrás, supongo que su mirada se encontró con la de ellos, ya que estos comenzaron a sonreír de una manera más amplia, yo bajé la cabeza, me sentí como una chismosa viendo su intercambio de señas a la distancia.— Tengo que irme, Lluvia... lo lamento, sé que te dije que no estaba ocupado, pero surgió un pendiente... ¿Podemos vernos mañana?Levanté el rostro y mis ojos se toparon con los de él, en realidad me encantaría tener compañía y seguir conociendo el pueblo, pero no quería que él se hiciera una idea errónea de la situación.— Si, claro, pero no es una cita... - él comenzó a reír.— De acuerdo, entiendo, solo será otra salida en plan de amigos, nos vemos mañana a las 10:00 am en el puente... ah, y no salgas de noche por favor, cierra tus ventanas.Eso último me lo dijo con total seriedad, no había ni una pizca de humor en su rostro, mirada o voz... asentí y él se dio la vuelta atravesando la calle para llegar a donde estaban los demás, me dedicaron una mirada pasajera y se marcharon. Suspiré y me dispuse a terminar mi helado.Después de comer otros dos vasitos de helados de diferente sabor por fin me marché del agradable lugar y me dirigí hasta el siguiente local que llamó mi atención. Tenía un aspecto rústico por fuera, los vidrios se encontraban ligeramente polarizados, me acerqué y puse mi mano sobre el frío cristal para ver al interior, era una librería, dado que no podía salir de noche (aún desconocía la razón) estaría bien tener algo de entretenimiento que no sea la televisión así que, que mejor que un libro. Empujé la puerta de la entrada, el sonido de una delicada campanilla de metal anunció mi llegada, había una persona en un escritorio que levantó su vista al escucharme entrar, me dio la bienvenida con una gran sonrisa y regresó a su lectura, un libro de pasta dura y color oscuro; Me adentre en la librería, entre los estantes repletos de historias por descubrir... me detuve en el área de romance, a quién no le gustaba el fantasear con un relato de amor digno de una película, imaginar el ser trat
Una vez logrando poner mi mente en blanco comencé a leer con atención y adentrándome a un mundo de fantasía y como lo predije, el amor imposible entre una plebeya y un príncipe, no era consiente del pasar del tiempo, estaba arrasando página tras página hasta que una punzada de dolor en mi espalda y cuello por mi posición me obligaron a detenerme y regresar al presente; me estiré tratando de darle un poco de alivio a mi cuerpo adolorido, miré que el interior de mi departamento era más oscuro, ya no había ni un rastro de luz, miré la hora de mi celular, dentro de poco serían las 10:00 pm, mi estómago de pronto comenzó a rugir demandando alimento, solo había comido unas piezas de pan y helado en todo el día, eso me hizo recordar que había comprado pan extra, miré la bolsa de papel café sobre la barra y me levanté por ella. Al llegar saqué un moffin de chispas de chocolate se me hizo agua la boca y mi estómago rugió nuevamente exigiendo que se le diera ese pan, le di una mordida, el sabo
No estaba acostumbrada a correr por lo tanto no tardé en sentir que mis pulmones y garganta ardían mientras tomaba aire, mis pasos se tornaron un poco más lentos y débiles, no pude continuar más, necesitaba un descanso, me detuve a tomar aire mientras apoyaba mis manos en las rodillas, los sonidos de las dos bestias peleando a muerte ya era muy bajo, pero me relaje antes de tiempo, ya que ese ronroneo escalofriante comenzó a escucharse muy cerca de mí. Levanté el rostro sintiendo nuevamente esa sensación a peligro, aquel sonido se acercaba a mí, pero no podía identificar de dónde, me disponía avanzar cuando otro hombre apareció frente a mí, su rostro estaba tan cerca del mío que sin duda pude notar esos ojos completamente negros con tan solo un ligero punto rojo en el centro, abrió la boca mostrando esos peligrosos colmillos y emitió un sonido que me llenó de terror. Acercó ambas manos a mí intentando tomar mi cabeza, pero en cuanto su fría piel entró en contacto con la mía el sonid
Cuando recobre la conciencia comencé abrir poco a poco mis ojos, tenía una sensación de haber dormido durante mucho tiempo, aunque al ver los rayos débiles del amanecer me quedaba claro el que solo habían pasado quizás un par de horas; poniéndole más atención a mi ambiente parecía estar dentro de una bodega, la iluminación era tan débil, solo podía ver sombras distorsionadas, las únicas dos ventanas que había se encontraban cubiertas con telas oscuras. Me encontraba acostada sobre el frío y polvoso piso de concreto, al intentar levantarme me di cuenta de que mis manos se encontraban atadas, a como pude y retorciéndome como un gusano logré ponerme de lado para después apoyarme en mis rodillas, Solté un quejido al apoyar mi peso en esa piel lastimada. — ¿Lluvia? ¿Ya has despertado? - esa era la voz de Ryan, se escuchaba débil y apagada. Mi cabeza voló en la dirección que apareció su voz, y entre las sombras extrañas noté que una se movió, parecía estar de rodillas así que me arrastre
Rexon. Las noches eran dentro de lo que cabe aburridas en este pueblo, fui enviado por mi padre, el rey de los licántropos de esta zona para cuidar de este lugar algo alejado de la civilización, empezaron a ocurrir desapariciones sospechosas de los habitantes y gran parte de los turistas, los humanos como método de precaución no salían en las noches cuando se llevaban a cabo la mayoría de los ataques, pero aun así no era suficiente, una puerta de madera y frágiles cristales no eran gran obstáculo para lo que los acechaba. Como los humanos son una raza débil e inútil que necesita protección, mi querido padre tuvo la brillante idea de mandarme a mí a cuidarlos, era un tipo de castigo, lo sabía bien, no era un secreto mi repudio hacia los humanos, los licántropos que se mezclaban con ellos solo tenían de resultado débiles cachorros Omega, nuestra raza era superior en más de un aspecto y era un insulto compartir nuestros genes con ellos, no era el único que lo pensaba, mi padre me envió
Lo primero que hice fue ir por mi ropa, mi camisa había quedado hecha trizas, solo logré salvar mi ropa interior, pantalón y zapatos, los humanos perecían tener algún problema con la desnudez ajena así que tenía que cambiarme antes de ir por ella, no quería matarla... de un infarto. Su ventana tenía un borde en el cual me subí y la observé por un extremo de la cortina, parecía un cervatillo asustado, estaba metiendo todas sus pertenencias en unas malatas que tenía sobre la cama, quería huir, ¡oh no, linda! Sin duda despertaría mi instinto de cazador, ella ahora era mi presa y sin duda la seguiría hasta el fin del mundo de ser necesario para atraparla. Cuando se sentó en la cama y cubrió su rostro aproveché para entrar en sigilo y desenchufar la televisión, seguido de eso me fui a esconder en el baño en espera de que notara la anomalía del silencio en el ambiente, claramente era más fácil tocar la maldita puerta y llevármela en cuanto abriera, si no abría podría tirar la puerta, pero
Lluvia. Los demás lobos me desataron, pero no me permitieron acercarme a Ryan, al llevarme tomé al cachorro entre mis brazos y los seguí a donde me llevaban, recorrimos unos cuantos árboles hasta llegar a una amplia casa en medio del bosque, había un bonito lago cerca, los rayos del sol se reflejaban en el agua, había varios árboles y a la distancia se apreciaban montañas en donde estaba segura de que los atardeceres se verían preciosos. Entramos a la casa y el interior era pintoresco y agradable, solo que... un poco desordenado, me guiaron por un pasillo con varias habitaciones, llegamos a la última del pasillo, me abrieron la puerta y al yo entrar la cerraron con fuerza. No le presté importancia, me metí al baño para bañar al cachorro y darme una ducha yo también, ya que tenía tierra por todos lados a causa de mi ajetreada noche anterior. La habitación era sumamente hermosa, tenía unas bonitas cortinas rosadas, las paredes eran de un color crema y la cama... tenía unas sábanas br
Rexon Venía de regreso a la casa después de irme a correr un poco por el bosque, no tenía idea de que carajo me había pasado en la mañana, detestaba a los humanos, pero tenía a una en mi casa solo porque la idea de dejarla marcharse me parecía inaceptable, lo único que me hacía sentir que no había perdido completamente la cordura era que estaba en posición de prisionera prácticamente. Le dije a los lobos que la llevaran a la habitación vacía, que casualmente recordé después que se encontraba frente a la mía, en estos momentos ella debería de estar encerrada ahí y el hecho de pensar que probablemente estaba llorando en una esquina con miedo me hacía sentir mejor. Al irme acercando a la casa miré que Said salió corriendo, tenía una sonrisa de idiota en el rostro y bueno no había mucho que decir, él era idiota, al acercarse a mí pude notar el brillo lujurioso en sus ojos, me pareció extraño. — Ey, Rex... el uniforme que le diste a la sirvienta esta... - hizo una seña aprobatoria con