Capítulo 3

Maquillo un poco mis ojeras tratando de disminuirlas que no he podido conciliar el sueño después de que los pensamientos inundarán mi mente, prácticamente tengo el tímpano roto después de haber llamado a las chicas para decirles la noticia y se han puesto a gritar histéricamente recreando escenarios poco probables entre él y yo.

    Leer tantas historias románticas definitivamente ha dejado huella en sus mentes.

***

    —¡No lo puedo creer! Entraremos al hotel más lujoso de la ciudad y veremos al chico más famoso del mundo entero— grita Vi mientras salimos del taxi y vemos el famoso hotel, suspiro pesadamente tratando de controlar mis nervios y tratando de recordarme nuevamente porqué traje a mi par de amigas gritonas y aficionadas conmigo.

Son amigas Jo, son tus muy buenas y mejores amigas, si ellas hubieran conocido a alguna celebridad coreana que te gustara mucho, ellas definitivamente hubieran hecho esto por ti.

  —Señoritas— nos recibe un joven trajeado en la entrada de la puerta y no logro contener una mirada extrañada hacia él.

  —Quién es usted? — suelo ser directa así que él no me detendrá

  —Mi nombre es Frank guardaespaldas del boxeador Escorpión, el cual me ha mandado a recibirlas— las chicas lo saludan con una sonrisa nerviosa, es alto y apuesto, su traje negro lo hace lucir desafiante así que si, es el tipo de mis amigas.

  —¿Cómo sabía nuestra hora de llegada? Jamás la dije— frunzo el ceño

  —Bueno, nuestro jefe es muy insistente con lo que quiere y me mandó a este sitio para esperarle sea el tiempo que sea a lo que doy gracias que haya llegado temprano porque si no hubiera estado aquí más horas- lo miro de una manera rara, es la segunda vez que escucho sobre el raro temperamento del "jefe"

  —Si nos permiten, ahora creo que será mejor no hacerlo esperar más, sus amigas se pueden esperar en el lobby mientras habla con el jefe- suspiro pesadamente y las chicas me dan señales de ánimo mientras el hombre y yo subimos en el elevador.

  —Hasta aquí llego yo— habla Frank cuando el elevador se abre, pero yo solamente lo miro asustada

  —¿Qué? ¿Por qué? — grito en un susurro, la planta donde hemos parado parece más un departamento dentro de un hotel, ni siquiera sé que esperaba de esto pero no parece haber nadie aquí.

  —Él suele ser un poco especial, no te preocupes hay más gente dentro, es aquella puerta— Un leve empujón de su parte me saca del elevador y estoy sola, paseo temeroso hasta la puerta que me ha indicado y respiro profundamente antes de tocar un par de veces.

    Espero un segundo al oír movimientos y rezo porque no sean escuchados y pueda salir de aquí.

  —¡Hola! — dice una chica en ropa interior demasiado alegre, trago el nudo en mi garganta.

  —Yo, creo que me he equivocado, disculpa— la chica esta divertida ante mi actitud, no doy ni dos pasos lejos de la puerta antes de ser detenida por una voz demandante.

  —No te has equivocado— Su voz provoca que mi respiración se haga pesada, trago saliva ruidosamente y respiro para poder mirarlo de frente, ahora él ha tomado el lugar de la chica enfrente y me hace una señal con la cabeza para que pase a la habitación, sin dejar ver mis nervios ante su persona paso firmemente a la habitación donde hay tres chicas con muy poca ropa sobre su cama riendo alegremente, la habitación es más amplia que la de cualquier hotel, mucho más, es en definitiva como un pequeño departamento aquí, la cama está expuesta a la vista pero poco les importa a las alegres chicas, solo me paro quieta como si con eso nadie notara mi presencia o pudiera desaparecer de aquí.

  —Ya pueden irse— demanda la voz severa y las chicas callan inmediatamente bajando su mirada, toman sus prendas para irse, pasan por mi lado mientras yo miro hacia la ventana y solo oigo como cierran la puerta para voltear a verlo, puedo ver hasta ahora como solo tiene alguna clase de pantalones deportivos en él dejando expuesto su torso.

  —Yo amm pude venir en otro momento, no quería interrumpir— murmuro viendo su torso por segunda vez hasta que se pone una camisa

  —No interrumpiste nada Jo Ann— su semblante es sumamente relajado y puedo escuchar sin todos los gritos o la personas a nuestro alrededor su voz, su gruesa y relajada voz.

  —Sólo Jo— me atrevo a recordarle con un nudo en la garganta que intento quitar.

  —Bien Solo Jo, me gusta tu puntualidad— asiento sin saber que más hacer, él se sirve un vaso de agua que toma rápidamente y me ofrece uno, pero me niego, no creo que nada pueda cruzar por mi estómago ahora.

El silencio llena la habitación, me desespero un poco y creo que mis nervios toman en algún momento la habilidad para convertirse en osadía y las palabras salen sin pensarlo de mi boca.

  —¿Escucha no te conozco y debo suponer que usted tampoco lo hace, entonces porque me han llamado a media noche para que viniera aquí?  — me incómoda el hecho de que un completo extraño esté frente a mi analizándome con su profunda mirada como si pudiera ver dentro de mis ser y solo ahora después de hablar me siento un poco más valiente ante su intimidante presencia.

  —Una mujer con carácter. Bueno escucha Jo, sabrás que soy boxeador y digamos que me hace falta una masajista, investigué tu currículum y te quiero conmigo, éste es tu contrato por tres meses, si aceptas quedarte conmigo te pagaré un sueldo fijo aparte de darte viaje y transporte durante la gira, el contrato es irrevocable, lo firmas, te quedas, no hay otra opción— sus palabras son concretas y cortantes, pone sobre una pequeña mesas los papeles y una pluma frente a mí, dudo al principio de tomar el sobre pero lo hago, leo las cosas más importantes y la verdad es que sus puntos son muy buenos y favorables para mi trabajo, está dándome una oportunidad dorada justo ahora.

  —Cuando termine puedo promocionar mi trabajo contigo para futuros acuerdos? — pregunto.

     Eso le daría una buena imagen a mi currículum y prácticamente tendré una lluvia de ofertas por todos lados por el simple hecho de haber trabajado para el mayor boxeador del momento.

  —Supongo que si— él se sienta cómodamente sobre su cama y prende un cigarro, esa pose lo hace lucir tan sereno y relajado, pero provoca todo lo contrario en mí.

  —¿Puedo pensarlo? — expulsa el humo por la nariz y es entonces cuando empiezo a sentir cosquillas en mi garganta, casi nadie sabe esto, pero soy asmática y el humo hace que mis pulmones se contraigan hasta el punto de asfixiarme lentamente.

  —Necesito una respuesta ahora— la cabeza me duele y no quiero que él me vea dentro de uno de mis ataques así que saco el inhalador de mi bolso y doy una fuerte inalada, su mirada se queda fija en mi por un momento y maldice por debajo cuando se da cuenta que el humo de su cigarro ha sido el causante de mi pequeña crisis, me dejó caer en lo que parece un pequeño sillón en la esquina y veo como apaga por completo el cigarro dentro de su cenicero para después venir frente a mí.

  —¿Estás bien? necesitas un médico o algún medicamento— lo veo preocupado, su rostro está demasiado cerca del mío, pero él no parece notarlo, ha puesto sus rodillas sobre el suelo para quedar a mi altura.

  —No, estoy bien, espero que eso no afecte en mi solicitud, soy asmática— guardó mi aparato en mi bolsa y él mantiene su intensa mirada en mis ojos hasta que me muevo un poco incomoda en mi lugar y él entiende que está dentro de mi burbuja de espacio personal pues se aleja lentamente.

  —No tiene que afectar, la decisión es completamente tuya, ¿Quieres o no trabajar para mí? —

   

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