TODO el cuerpo me duele, y aun así me encuentro vestida como habitualmente lo hago para una salida con las chicas, jeans y una camiseta con un estampado ridículo, lista para pasar una noche de chicas, desahogando el estrés de la semana, mis amigas son unas completas locas y no sé qué tengan preparado, sin embargo debido a mi poca vida social he aceptado por ésta vez sin ánimos de escuchar sus reproches nuevamente por ser la asocial del grupo, incluso estando totalmente devastada después de un largo día buscando un buen y bien pagado trabajo.
He estudiado una carrera y he concluido mis estudios, pero las practicas se encargan mi tiempo y después de ello solo puedo pensar en enviar solicitudes.
El timbre resuena por todo mi pequeño departamento informándome de su llegada.
— ¿Qué es ese atuendo? —pregunta mientras grita de manera horrorizada la primera de ellas al verme de pies a cabeza
—¿Hola? —saludo de manera sarcástica ante su falta de modales a lo que ella simplemente rueda los ojos, Viridiana o Vi para los amigos suele ser así por naturaleza
—¡Por Dios! Pero es que yo te lo he advertido, ella no es una chica de moda —reclama Nicole en cuanto entra
—¡Seré tu hada madrina ésta noche cariño! Ponte esto —Vi me entrega una bolsa que trae entre manos.
—¿Qué tiene de malo mi atuendo? —pregunto desorientada mirándome a mí misma
—Cariño podría decirte pero nos pasaríamos la noche entera aquí y no tenemos tanto tiempo, así que rápido- ella aplaude frente a mi rostro, suspiro pesadamente y sin el afán de iniciar una discusión suspiro pesadamente para ir a mi habitación.
Salgo minutos después, los pantalones que me he puesto son demasiado apretados igual que la blusa color azul, ruedo los ojos porque esto no es mi estilo.
—¿Mejor? —les pregunto parándome frente a las dos
—Estupendo, ahora caminen que ya es tarde —ellas avanzan sin ningún problema hacia la puerta conmigo de fondo
—Esta será una larga noche —murmuro para mí misma saliendo del departamento lamentando aceptar ésta invitación.
***
Llegamos en un taxi hasta lo que parece ser un estadio o algo así.
—¡¿Ya pueden decirme a donde es que me trajeron?! —preguntó desesperada después de hacer la misma pregunta en todo el camino, las personas llenan la calle para entrar al lugar.
—¡Veremos a chicos musculosos, llenos de testosterona en bóxer y luchando!! —grita Nicole mientras entramos con la multitud de gente
—Conseguí asientos en primera fila, deberías de cambiar esa cara de espanto por una mejor, estamos prácticamente tocándolos mujer y ¡Tú no sabes disfrutar! —No estoy tan emocionadas como ellas lo parecen, pero finjo una bonita sonrisa para no hacerlas sentir mal, tomo mi asiento que está en la parte izquierda casi enfrente de la esquina del competidor el cual aún no se su nombre.
—¡¡Te querrás morir cundo lo veas!! —grita Vi ante las voces de toda la gente y raramente hay más mujeres en las gradas que hombres, llevan pancartas con grandes palabras obscenas y sexuales dirigidas a los boxeadores, regreso la mirada asqueada ante esa actuación tan superficial.
—Señoritaaaaasss ha llegado por quien tanto gritan, chicos cuiden bien a sus señoritas porque en éste momento llega el gran e inigualable ¡Escorpión! —las luces son apagadas y solo miro como se enciende un reflector para enfocar a algún hombre vestido en unos boxers y una gran bata que no deja ver su rostro, las chicas más cercanas a él tratan de tocarlo, pero él simplemente las ignora y camina hacia el ring y aunque las ha ignorado de una manera épica alguna que otra chica loca grita por haber rosado las yemas de sus dedos con alguna parte de él.
Las chicas no se cansan de gritar aún y cuando él llega al ring, se pone en su esquina y espera por su contrincante.
—Y ¿Quién peleará valientemente con él ésta noche? él gran hombre retador.... ¡La Bestiaaaaa! —los abucheos se combinan con los gritos y no comprendo porque tanto alboroto con el anterior boxeador, la llamada Bestia camina con pequeños brincos hacia el ring y cuando queda enfrente de su contrincante da algunos golpes al aire solo para demostrar lo que puede hacer sin embargo a Escorpión no parece darle ni risa sus actos.
El presentador les pide que se acerquen y es cuando los dos se quitan sus batas, es en ese mismo segundo cuando comprendo a todas aquellas chicas, su físico es lo más perfecto que haya visto, sus músculos perfectamente desarrollados. He estudiado la anatomía del hombre por cuatro años y nunca había visto nada igual, quiero tocarlos, sentirlos, unos músculos tan trabajados no suelen verse muy seguido y es afortunada la masajista que los toque, siempre he envidiado a las masajistas de atletas, su currículum es prácticamente perfecto y es muy difícil un trabajo en esas disciplinas porque su cuerpo suele ser un templo para ellos.
Sin darme cuenta noto sus ojos en los míos, creo que he retenido mi mirada tan fijamente en él que he logrado penetrar sus pensamientos, avergonzada retiro mi vista de él y me siento mejor sobre mi lugar.
—¡Eres una m*****a! ¡¡Dijiste que no te gustaban estas cosas! entonces deja a mi chico en paz!! Escorpion es mio —Vi generalmente se obsesiona con todo lo de moda así que no hago caso a su comentario pues no es a él a quien veo o bueno si, pero no me interesa él, solo sus músculos.
La campana suena y la Bestia empieza a saltar de un lado a otro, veo como Escorpión hace una media sonrisa y en un segundo da lo que parece ser un puñetazo a las costillas de su contrincante, y me sorprendo cuando veo que no se puede parar pero todo mi mundo se detiene cuando miro a Escorpión y él a Mí o por lo menos eso siento porque hay miles de chicas más aquí pero todas esas ideas se borrando mi cabeza cuando él me señala, el color se esfuma de mi cuerpo en un segundo ante la mirada de todos, sobre mí veo a la Bestia pararse pero nuevamente Escorpión es más rápido y con un gancho en la cara lo noquea de una vez por todas
—¡Eso es todo gente! ¡Solo dos golpes, dos malditos golpes y Escorpión vuelve a ser el Rey del Ring!!! —los aplausos y la euforia se sienten en el lugar incluso más que cuando hizo su entrada mientras yo solo estoy en mi silla pegada a ella sin saber cómo moverme de ahí.
—¿Qué demonios es lo que pasó? —me pregunto mientras lo veo caminar...
A mí
Mi respiración es irregular, no sé cómo controlar mi cuerpo en este momento, los nervios a la par de los gritos de las personas a mi alrededor provocan que mi mente caiga en un aturdimiento. —Ho Dios ¡Viene hacia acá! —escucho la voz de Nicole a lo lejos lo cual es raro porque está apenas a dos lugares de mí, la gente grita ante la presencia de su ídolo el cual está atravesando la mayoría de las gradas soportando los gritos de histeria y personas queriendo tocarlo. —Tu nombre—es la primera vez que escucho su voz, suena tan profunda y me pregunto si es la adrenalina fluyendo por su sistema, lo miro a los ojos, por poco tiempo sus palabras suenan graves y respira pesadamente, su demanda no es atendida por mí hasta que reacciono por un leve empujón por parte de Vi. —Yo, amm yo—me gol
Maquillo un poco mis ojeras tratando de disminuirlas que no he podido conciliar el sueño después de que los pensamientos inundarán mi mente, prácticamente tengo el tímpano roto después de haber llamado a las chicas para decirles la noticia y se han puesto a gritar histéricamente recreando escenarios poco probables entre él y yo. Leer tantas historias románticas definitivamente ha dejado huella en sus mentes.*** —¡No lo puedo creer! Entraremos al hotel más lujoso de la ciudad y veremos al chico más famoso del mundo entero— grita Vi mientras salimos del taxi y vemos el famoso hotel, suspiro pesadamente tratando de controlar mis nervios y tratando de recordarme nuevamente porqué traje a mi par de amigas gri
Nos encontramos en un avión privado directo a la primera pelea de Escorpión y según lo que escuché por parte del equipo es una de las más importantes. Después de firmar el contrato he ido a mi apartamento para hacer maletas con mi equipajejunto a las chicas, me han prácticamente obligado a marcarles todos los días a cada hora y sacarle fotos dormido a Escorpión, cosa que obviamente no voy hacer por el bien de mi trabajo. Hoy Frank ha ido en la madrugada hasta mi apartamento para recogerme, ahora estoy recostada en el asiento del avión medio adormilada, el entrenador ya se ha presentado conmigo y la nutrióloga también su edad los hace lucir como una pareja, aunque no veo mucha cercanía en ellos, aún no hemos podido despegar porque falta Escorpión quien ya lleva media hora de retraso. &m
No digo nada después de eso, ambos estamos en silencio el resto del camino. —Hemos llegado—salgo del coche rápidamente viendo a los demás sobre la acera esperando por nosotros antes de que Escorpión me vea avergonzada por su confesión. —Jo Ann tendrás habitación compartida con Daian, necesito que estés lista en el gimnasio del hotel en media hora para que tengas listo a mi chico—asiento ante las palabras del entrenador aún y cuando no he escuchado nada pues toda mi mente se mantiene en las palabras de Escorpión, despierta Jo, el chico solo te ha hecho un cumplido, nada de otro mundo, tomo la tarjeta de la habitación y el botones nos ayuda a Daian y a mí con las maletas. Todo el camino del ascensor es callado, el botone
Aún estamos en el gimnasio todos los del equipo y yo estoy recostada en la banca con mis audífonos puestos, Escorpión ha subido al ring hace un rato y le ha pateado el trasero al entrenador, derribándolo un par de veces con sus golpes rápidos, me he preocupado en la primera caída cuando he visto al hombre de canas contra el suelo, pero para la tercera he entendido que son movimiento controlados por ambos, algo así como un baile usual y ellos solo siguen pasos ya practicados con anterioridad. —Bien, siguen ustedes chicos —oigo al entrenador gritar mientras baja a paso lento y se sienta en un banco a la orilla pasando una toalla por su sudada frente, Frank y John aparecen cambiados con ropa deportiva desde la esquina del gimnasio y me sorprendo al verlos vestidos de diferente forma a la habitual —No sabía que ustedes boxearan co
Doy los últimos movimientos alrededor de su espalda cuando noto que su respiración se ha vuelto pesada y sé que se ha quedado dormido, no sé si despertarlo o dejar que se relaje, su día ha sido bastante pesado y más aún con ese entrenamiento, trato de moverlo un poco y ver si reacciona pero creo que su sueño es igual de profundo que el mío y entonces se me ocurre algo, voy a mi bolso y saco mi teléfono, pongo la cámara y saco una perfecta foto de él durmiendo plácidamente, se alcanza a ver un lado de su rostro junto a su perfecta y torneada espalda, sonrío como boba hacia la pantalla de mi teléfono, me recuerdo mentalmente que es una foto para mandarla a las chicas en navidad como regalo y no para mí, guardo rápidamente el teléfono en mi bolsillo cuando escucho un quejido por parte de Escorpión —Me has noqueado— dice somnoliento, verlo tan relajado es poco habitual tan p
—Puedes darme otro trago... No, espera, mejor deja la botella justo aquí—mis palabras salen atropelladas, no sé cuántas copas he tomado, pero definitivamente ya me han hecho efecto, no quiero levantarme de mi asiento porque sé que me caeré así que mantengo la mayor parte de mi peso en la barra, no suelo tomar demasiado cuando estoy con las chicas porque yo soy la responsable pero justo ahora estando sola puedo permitirme tener una súper borrachera. —Señorita creo que ya ha sido suficiente—la voz del barman deja de ser divertida y amable, el hombre trata de retirarme mi vaso y con la poca razón que queda en mi ebria mente me niego a soltarlo. —¿Cuántas de estas cosas se necesitan para olvidar a alguien? Olvídalo, ni siquiera vale la pena, lo averiguaré yo misma, maldito y ególatra hombre musculoso—grito estrellando de vaso sobre la barra y derramando el líquido, el barman parece tener cara de pocos amigos ante mis gritos escandalosos. —Ho Ricky, esta pobre niña debe tener un mal de
Trago saliva duramente y él continua con los ojos sobre mí. —Yo salí, con un… amigo —susurro temerosa al verlo tan agresivo, su vena a lado de su cuello sobresalta y su respiración es agitada, hasta ahora solo lo había visto dirigir miradas así arriba del ring, con sus contrincantes específicamente, mis malestares por el alcohol de anoche parecen pasar a segundo plano después de esto. —Te he buscado toda la m*****a madrugada pensando lo peor y tú me dices que andabas enrollándote con alguien —exploto cuando lo escucho decir eso último y sin pensarlo le suelto una cachetada, sé que no le duele, pero trato de expresarle cuánto me duelen a mí sus palabras. —¡No tienes ningún derecho para hablarme así, soy tu trabajadora, pero eso no me hace de tu propiedad, no me puedes exigir nada después de mi horar