NathanTan felices que éramos esta mañana, haciendo planes de tener hijos, celebrando nuestro amor de la mejor manera que sabemos, y tuvo que aparecer Stella y arruinarlo todo. Me llamó cuando vio las fotografías de nuestra boda en una revista de farándulas, me dijo que lo sabía todo, que estaba enterada de que Evelyn era la prometida de mi hermano Eliah, por eso estaba tan ansioso por legalizar nuestra unión, porque tenía miedo de que todo saliera a la luz y no hubiera nada que nos uniera. Lo que debí hacer fue decirle la verdad, en lugar de pagar por el silencio de Stella.—¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiota! —grito enfurecido.Una llamada de Annette ingresa en mi teléfono móvil en ese momento. No respondo, no quiero hablar con nadie, todo lo que deseo es que Evelyn me perdone. Espero que America la haga entender, es mi única aliada en esto. Annette vuelve a llamar, lo hace dos veces más y luego me llama Collette.¿Por qué tanta insistencia? Hablamos esta mañana, ¿será que pasó algo? Cambio
Nathan Un mes, un puto mes desde que Evelyn se fue, no sé a dónde. Me he enfrentado a sus hermanos para intentar obtener alguna información, pero ellos aseguran que no saben nada, que le perdieron la pista y que no han parado de buscarla. De haber sabido que haría algo así, me habría apostado frente a la casa de Sebastian para asegurarme de saber todos sus movimientos.Intento no pensar en que algo malo haya pasado; como dijo America, las peores noticias no tardan en llegar. Ruego a diario porque aparezca, estoy desesperado y asustado, toda mi vida es ella, si algo malo le pasa por mi culpa, no sé qué haré.Son las nueve de la mañana cuando recibo un mensaje de Collette. Ella y Grayson están al mando de los negocios desde que Evelyn se fue, no tengo cabeza para pensar en otra cosa más que en encontrarla.«Hola, cariño. No quiero molestarte con estas cosas, pero necesitamos que firmes unos documentos importantes. ¿Crees que puedas venir a Milán para hacerlo?»«Hola. Sí, iré en dos día
Nathan—Nuestro infiltrado ya está dentro del hotel, es uno de los mejores que conozco. Si Evelyn se encuentra en esa habitación, lo sabremos pronto —asegura Hugo, el hombre a cargo del equipo que Sergei contactó. Es español, pero habla muy bien inglés. Hay dos tipos más en la furgoneta, uno está detrás del volante y el segundo se encuentra a la espera de las órdenes—. El siguiente paso dependerá de lo que informe Ramón.Asiento dos veces como un acto reflejo, estoy sentado aquí, mas mi mente se encuentra dentro de ese puto hotel. He esperado demasiado, quiero saber de una jodida vez si ella está ahí o no.—Estoy dentro, veo a Giancarlo en la cama con una mujer. Los dos están dormidos. Enviaré una foto en este momento. Ella coincide con la descripción —dice Hugo leyendo el mensaje que su infiltrado envió.Me remuevo en el asiento, inquieto. La adrenalina recorre mis venas como electricidad. En cualquier momento, sabré si se trata de ella.—Ya ha llegado la imagen —anuncia Hugo y me pa
NathanSilva le revisa los brazos y pide con voz de mando naloxona. El otro paramédico prepara la inyección y trae la jeringa. Silva encuentra una vena en su muñeca y le pone una dosis.—No sabemos cuánto consumió, si no reacciona en dos minutos, le pondremos otra dosis. —Me dice con serenidad. Esta no debe ser la primera vez que atiende a alguien con sobredosis, sabe lo que hace. Espero que lo haga—. Segunda dosis de naloxona —informa antes de inyectarla. Lleva sus dedos a la muñeca de Evelyn tomándole el pulso. Un minuto después, ella abre los ojos y aspira una gran bocanada de aire, para luego toser de forma compulsiva.—Todo estará bien, amore. Todo estará bien, estoy aquí —susurro abrazándola a mí, con un mar de lágrimas cayéndole en su pelo. He revivido en el momento en el que ella reaccionó, sentía que estaba muerto, siendo consumido por las llamas del infierno.—Na… Nathan —suscita con la voz ronca—. Nathan, qué… qué haces… —pronuncia con debilidad.—Debemos llevarla al hospit
NathanEmpujo la puerta y entro a la habitación temblando de miedo. Temo que Evelyn me rechace de nuevo, que me diga otra vez que me odia. He estado quemándome desde que me dejó, no soporto más estar sin ella. Si no logro convencerla esta vez de que me dé una oportunidad de arreglar las cosas, estaré condenado.—Evelyn, amore mio —recito con alivio inmensurable cuando la veo, está a salvo, ha recuperado el color de su piel y el rosado de sus labios.Ella aparta la vista de la pantalla de televisión que cuelga en la pared y me mira como si hubiera visto a un demonio.—¡Vete, no te quiero aquí! —grita agitada, con los ojos brillosos y expresión dolida.Aunque no esperaba un recibimiento efusivo, tenía la esperanza de que estuviera menos enojada conmigo.—Evelyn, por favor, no me pidas que me vaya. Sé que te fallé, pero te amo y no puedo vivir sin ti. No me alejes de tu lado, dame la oportunidad de reparar lo que hice —suplico acercándome a ella, no de un todo, porque no quiero alterarla
Nathan America me llamó en cuanto llegó a Ibiza, me hizo más de seis preguntas en menos de veinte segundos, y la puse al tanto de la situación sin entrar en muchos detalles. Deben estar por llegar al hospital, y sé que no estarán contentos de verme, mas no pienso permitir que me intimiden, me quedaré todo el tiempo que quiera. Piero se fue antes de que America llamara, tenía que regresar a Milán y, antes, debía ir al hotel por su equipaje. Le agradecí una vez más por todo lo que hizo y él fue modesto en decir que no fue nada, algo que jamás hubiera esperado de él. Antes de que se fuera, le pedí que mantuviera todo esto entre nosotros, que yo le contaría después a Dante. Él prometió que lo haría. Veo a Sebastian acercándose por el pasillo, hecho una furia, y me preparo para la confrontación. —Ella pudo morir, imbécil, y todo por tu culpa —espeta empujándome contra la pared. Con una mano, me presiona el pecho, la otra la usa para apuntar su dedo a mi cara de manera amenazante—. Aléja
EvelynCreí en Nathan, le abrí mi corazón y él lo resquebrajó, dejándolo desecho. Todo lo que vivimos juntos ha perdido significado. No puedo saber qué fue real y qué no. Él es una mentira, un espejismo, un desconocido. Una vez más, lo tuve todo y lo perdí. Puse mi fe en una relación que se construyó sobre falsos cimientos. Me dejé llevar por la pasión, por el deseo de llenar ese espacio hueco en mi alma. ¿Por qué fui tan tonta al pensar que sería feliz con Nathan el resto de mi vida?He recapitulado nuestra historia paso a paso y me he dado cuenta de todas las señales que estúpidamente ignoré. Por eso Nathan decía que no me merecía, por eso tenía esos ataques repentinos de inseguridad y ansiedad. Pero no había forma de que supiera que escondía algo tan grande. Pensaba que sus celos estaban justificados, que no era fácil para él saber que una parte de mi corazón pertenecía a otro hombre. Me sentía fatal por no ser capaz de darle todo, por no entregarle mi vida entera, como una vez se
EvelynHace más de tres semanas que salí de Berlín burlando a Ben, no quería que nadie supiera dónde encontrarme, necesitaba un tiempo a solas, sin llamadas ni mensajes, sin tener que escuchar que regresara o que todo iba a estar bien. Cada siete días, envío una carta sin remitente a casa de Sebastian diciéndole cómo estoy y lo mucho que los extraño a todos, sería cruel de mi parte no hacerle saber nada de mí.¿Voy a volver? No lo sé, no soy la misma Evelyn que se fue, me he convertido en una persona que apenas reconozco. Me siento enojada todo el tiempo, nada me satisface, soy como un cuerpo sin alma, como un cascarón vacío. El único momento en el que el dolor se va, y los pensamientos que me agobian se sumergen en el fondo de mi mente, es cuando contamino mi cuerpo con ese peligroso y dañino veneno, al que cada vez soy más adicta. Mis hermanos se decepcionarían de mí si lo supieran. Es mejor estar lejos, no quiero que vean en lo que me convertí, no deseo que sientan lástima por la p