Él engaño de mi esposo. Con pasos lentos me acerco a la puerta de la oficina de mi querido y hermoso esposo. Tengo que preguntarle qué tal me queda el nuevo vestido que Beige diseño sólo para mí. Apenas llegué a la celebración y no lo veo por ninguna parte. Pero en cuanto escucho los gemidos y jadeos bajos que vienen desde su oficina de inmediato me detengo completamente en shock y abro mi boca por lo que mis oídos están escuchando. —Ah, ah... —gime ella. —Eres tan estrecha, Bri. Me encanta que seas así —dijo mi esposo con voz jadeante. Se notaba lo tanto que estaba gozando. ¿Es él con una mujer? Vuelvo a caminar con lentitud para escuchar con más claridad los gemidos de completo placer de esa mujer, acompañados de los jadeos de mi esposo. ¿No me lo creo? Sólo siento la ira dentro de todo mi ser. Maldito desgraciado. Tres años casados, tres putos años y mira. Es que me va escuchar. Todo se irá a la mierda, todo. Del otro lado de la oficina.... Y allí nos encontrábamos los dos
Trabajar y trabajar. En eso se basa la vida cuando eres Adulto. ¿Quieres una Donna? Debes trabajar. ¿Quieres un salir a la playa o viajar a otro país? Debes trabajar. ¿Quieres un lindo vestido? Debes trabajar. ¿Quieres lograr tus sueños? Debes trabajar duro para tenerlos. Si no trabajas no tienes dinero. Y si no tienes dinero no puedes hacer las cosas que te gustan. Es frustrante, lo sé. Desde que tengo 19 años trabajo. He tenido muchos. Secretaria, niñera, repostera, panadera de todo un poco. Me gradué de Chef porque me gusta mucho cocinar y amo todo lo que tenga que ver con la comida, así como los médicos aman salvar vidas. Estuve trabajando en un restaurante por mucho tiempo, yo era la chef pero me despidieron por culpa de una compañera. Así que me tocó buscar empleo en otro sitio y me aceptaron. Pero no como Chef sino como ayudante de cocina. Qué más da por lo menos estaré haciendo lo que me gusta. Aunque en realidad lo que más me gustaría es tener mi propio restaurante en
BarbraAl salir del restaurante me voy en dirección al edificio. Dejo mi Scooter en el estacionamiento y subo al piso donde vivo. Saco la tarjeta para después entrar en mi dulce hogar. Vivo sola desde que me vine a la universidad, ya que mis padres están en Alaska. Solo me comunico con ellos cuando tengo tiempo libre. Así que es muy raro cuando los llamo. Es la razón de extrañarlos algunas veces. Me dirijo a la cocina y agarro un pedazo de pan, abro uno de los cajones y saco el envase de mantequilla de maní, para luego con una cuchara esparcir un poco sobre el pan. Después sin perder tiempo solo comienzo a comer. Luego de comer me voy a la habitación y voy a mi armario en busca de un traje para hoy. Busco y busco y encuentro el que está bien para usar. Al elegirlo lo guardo dentro de mi bolsito, luego los tacones, dejo el bolso en la cama y comienzo desvestirme para irme a la ducha y lavar mi cuerpo. Después de minutos solo me coloco un vestido holgado de color rosa y una zapatil
Barbra. Se llevaron a mi jefe para la clínica. Y todos comentaban que le había sucedido y porque se había intoxicado. Él trabajo continuó. Yo prosigo con lo mío, mientras tarareo la melodía de una canción. Empiezo a picar un queso mozarela con rapidez, luego unas papas. Naomi se acercó hasta mi lugar, sosteniendo un cuchillo y me mira con atención. —Te ves tan tranquila… —comenta —. Realmente si que lo odias. Volteo a mirarla —No exageres, ni que se fuera a morir —comento con tranquilidad. —¿Entonces dices que fue una reacción alérgica? —inquiriere moviendo el cuchillo hacia un lado. Asiento con lentitud mientras miro lo que hago —Si… —¿Pero como lo sabes? —frunce el entrecejo. —Lo dijo Jon —la miro para luego encogerme de hombros sin tomarle importancia. Eleva las cejas —Bueno, cuando lo vi salir se encontraba muy rojo. Creo que lo que le sucedió fue algo grave. —Si, lo estaba —coloco las papas ahora picadas de forma redonda sobre una tasa de vidrio. —Espero se mejore —mus
Barbra. Luego de terminar mi rutina de ejercicio tomo asiento sobre el mueble largo con asiento acolchado. Agarro mi botella de agua y tomó con rapidez hasta que no queda ni una gota. Suelto un suspiro y con la toalla. pequeña color rosa claro seco mi cuello y mis pechos. Debo mantenerme en forma, es la razón por la que tengo todo levantado, senos, trasero. Eso es bueno, no me quejó. Hoy aprovecharé mi domingo por la mañana libre. —Nos vemos, Barbra —se despide Frank mi entrenador quien agita su mano hasta mi lugar. Elevo mi mano y hago lo mismo —Nos vemos —le sonrío de vuelta. Miro al frente y veo la ciudad por al ventana del edificio en donde estoy. Observo toda la vista y veo a las personas caminar por las aceras y los autos transitar. Luego de un rato me voy a las duchas. Me quitó mi shorts y mi top para después adentrarme en uno de los cubículos he iniciar mi baño. Al estar lista sólo seco mi cuerpo y comienzo a vestirme, con uno de mis típicos vaquero y una blusa, sobre est
Barbra. No soy mujer de hacer estas cosa. Pero es mejor eso a tener sexo gratis, solo te follan y se van. Lo más probable es que este haga lo mismo, pero la diferencia será que va dejar cien mil dólares a mi disposición. Además nadie se va enterar y mi jefa mucho menos. Los clientes con tarjeta de oro son los que tiene una relación muy estrecha con ella. Que lo haga una vez no tiene nada de malo. Ay, Barbra. ¿Acaso te vas a sentir culpable? ¿Culpable de qué? Cedric ya no está contigo y perro que te ladre no tienes. Pero solo será sexo nada del otro mundo. Algo común y corriente, por los que muchos pagan y otros lo practican gratis. Por los cielos. Por mi cabeza pasan un millón de cosas. Mas dinero para mis ahorros y para poder montar mi restaurante gigante. Además no me tocará de a nada. Va pagar por hacerlo ¿Hará esto con todas las chicas que mira bailar? Realmente es la primera vez que un cliente ofrece está cantidad de dinero por tocar mi cuerpo. Salgo de mis pensamientos y ha
Barbra. Al bajar de mi motocicleta con el maletín entre las manos me dirijo al ascensor para subir. Al hacerlo marco el número de piso y este en minutos me deja en ese pasillo. Con pasos lentos me dirijo por el lugar y al llegar a la puerta que está al final, doy tres toques y después saco mi teléfono para marcar el número de Ric, quien al segundo tono responde. Llamada. —¿Qué sucedió? —habla con voz adormitada. —Solo abre la puerta —gruño. Corta la llamada. Después de un minuto veo que Ricardo abre. Lo veo usando su pijama y me mira ceñudo. —Es la 03h ¿Qué sucedió? ¿Y que es eso? —enciende la luz. Sin decir nada simplemente me adentro en su apartamento. Él luego de cerrar la puerta sigue mis pasos con pesadez. —Pareces una mafiosa que viene a entregarme algún tipo de droga o un dedo de algún amigo que mataste —se detiene en la mesa del comedor y me observa —. Me gusta tú bléiser. —Gracias —volteo y lo miro —. ¿Y para que traigo el dedo si ya lo mate? ¿Estás volviendo a ver
Barbra. Trago suavemente mientras lo observo —¿Cómo es que lo sabes? —expreso con voz firme mientras lo miro. —Porque he ido a ese lugar —comenta aún mirándome —. Y te he visto bailar. —Entiendo… ¿Y como es que te enteraste? —Por un amigo —sonríe levemente —. Debo admitir que lo haces muy bien. Realmente tienes talento. La primera vez que te vi me quedé impresionado, Barbra. —Entiendo… y gracias. Pero no te preocupes yo… me iré con Ricardo —le dedico una sonrisa desganada —. De todos modos gracias por ofrecerte. —Esta bien, entonces… te ayudaré a bajar la motocicleta —abre la puerta. —Si, esta bien —agarro la manilla y la abro para después bajar y acercarme a la cabina de la camioneta. Puedo ver que Jon, sin hacer el más mínimo gesto de hacer fuerza baja la motocicleta y después me observa. —Entonces, buenas noches. Te veo mañana en el trabajo —comenta él mirándome. —Gracias nuevamente por el aventón. —De nada, buenas noches. Se gira y sube a su camioneta. Desde mi lugar l