Barbra. Trago suavemente mientras lo observo —¿Cómo es que lo sabes? —expreso con voz firme mientras lo miro. —Porque he ido a ese lugar —comenta aún mirándome —. Y te he visto bailar. —Entiendo… ¿Y como es que te enteraste? —Por un amigo —sonríe levemente —. Debo admitir que lo haces muy bien. Realmente tienes talento. La primera vez que te vi me quedé impresionado, Barbra. —Entiendo… y gracias. Pero no te preocupes yo… me iré con Ricardo —le dedico una sonrisa desganada —. De todos modos gracias por ofrecerte. —Esta bien, entonces… te ayudaré a bajar la motocicleta —abre la puerta. —Si, esta bien —agarro la manilla y la abro para después bajar y acercarme a la cabina de la camioneta. Puedo ver que Jon, sin hacer el más mínimo gesto de hacer fuerza baja la motocicleta y después me observa. —Entonces, buenas noches. Te veo mañana en el trabajo —comenta él mirándome. —Gracias nuevamente por el aventón. —De nada, buenas noches. Se gira y sube a su camioneta. Desde mi lugar l
Barbra. 13h30 y me encuentro de rodillas sobre el piso frío. Me sostengo de los bordes del inodoro mientras vomito todo lo que puedo. Lo peor de tomar es la resaca. ¡Dios es terrible! Siento como la cabeza me va estallar. Sólo recuerdo las botellas de tequila, Vodka y Malibú sobre aquella mesa del bar, pero después nada más. Con cuidado me levanto del piso de cerámica y con pasos lentos me voy en dirección a la tina junto con el vestido que uso desde anoche. Me adentro en esta y después abro la larga regadera para esparcir agua en mi cabeza y sólo cierro los ojos recibiendo el agua que cae sobre mi. —No volveré a tomar… —digo para mí misma mientras, siento el agua caer en mi cabello y piel, ocasionando que se ponga de gallina. Así me quedo por casi una hora y después salgo del cuarto de baño con la toalla enredado en mi cuerpo desnudo y mojado. Al entrar en mi habitación busco de inmediato una píldora para la jaqueca en una de mis mesitas de noche. Abro una por una para ver si la
Barbra. Agarro mi teléfono y de inmediato marco al número de Ricardo, pero no atiende. Así que simplemente me voy a cambiar de atuendo para no perder más tiempo. Me quito todo el atuendo anterior y después me coloco un body negro de látex. Sin tiros y totalmente recto en el área de mis pechos, por detrás es tipo bikini. Lo acompaño con unas botas largas que dan a mis muslos y también del mismo material del body. Mi cabello lo dejo suelto y por último unos lindos guantes largos que terminan antes de llegar a mis codos. Ya lista me observo al espejo para rectificar y al ver que todo está bien y en su lugar, vuelvo a tomar asiento sobre la silla y retoco mis labios rojos. Él maquillaje sigue igual así que ya estoy lista para irme en dirección a ese sitio oscuro donde bailaré nuevamente. Así que a las 23h00 me voy en esa dirección. Al entrar al lugar entre oscuro y claro, sólo se puede ver una luz blanca que alumbra desde arriba el tubo metálico que usaré para bailar. Con pasos lento
Barbra. En cuánto salgo de la oficina de mi jefe miro nuevamente la tarjetica y después vuelvo a guardarla en el bolsillo de mi camisa. Para después salir del pequeño pasillo he ir a la cocina. Puedo ver que ya todos están en sus lugares. —Barbra, te toca acariciar los platos —dice Rupert quien pasa rápidamente por mi lado, cargando una bandeja en el cual lleva un pavo. No respondo y sólo miro en esa dirección. Suelto un suspiro cansado al ver la montaña de platos sucios. Saldré de esto, saldré de esto. Me digo en mis adentros para después perezosamente acercarme al lava bajillas y comenzar a lavar cada uno como me lo indica mi jefe. Cuando salimos del trabajo Ricardo fue quien me llevó a casa y por el camino solo nos preguntamos eso que me propondrá el jefe. —Quizás te va enviar a uno de los restaurantes. —Si… podría ser… —digo mirando al frente. —Bueno, veremos —Ricardo se estaciona frente al edificio —. Me llamas en cuando regreses del lugar. Afirmo —Si, está bien. Adiós.
Barbra. Habían pasado algunos días desde aquel encuentro con Travis Masson en el restaurante. No le dije nada a Ricardo. Digamos que aún lo estoy procesando. Mi jefe me descubrió. Fue quien me folló mientras yo tenía la vista vendada, y ahora para pagar lo que hice con su carro, quiere que sea su bailarina exclusiva. Así es la cosa. Travis me dijo que nos veríamos en el lugar donde iré a “mover mi sexy trasero” para él. ¿A caso siempre es así de directo para decir las cosas? Yo no me lo creo aún. Pero si eso haré. Yo le pondré algunas reglas. —El domingo haré una cena en mi casa —dijo Naomi —. Quiero que asistan. Será por el ascenso de mi esposo. Nos encontramos disfrutando de nuestros almuerzo, antes de que la hora de irnos a trabajar nuevamente acabe. —Claro, allí estaremos —dijo Scarlett. —Yo… quizás no pueda —refiero mirando mi plato vacío. Los tres me observaron de inmediato. —Estaré algo ocupada. —¿Trabajarás de noche? —inquiere Scarlett quien sorbe otra vez de su piti
Barbra.Minutos después…. Edward llegó a la casa de Vivian en su lujosa limosina blanca. —Vivian, Vivian. Salid princesa, Vivian —dijo él a todo pulmón. Vivian de inmediato salió y se asomó por la ventana con una inmensa sonrisa. —¡¿Tenía que ser el último piso?! —¡Es el mejor! —exclamó Vivian. Con el ramo de rosas rojas. Edward subió y Vivian soltó su cabello meneándolo de un lado a otro con delicadeza y elegancia. Esperando que Edward llegara hasta ella. —¿Y dime que ocurrió, cuándo el subió a la torre y la rescató? —preguntó Edward. —Que ella le rescató a él —dijo Vivian. Y acercando sus rostros, se dieron un intenso beso apasionado. The end. —Me encanta esa pareja —digo para mí misma y vuelvo a meter un poco de helado. A las 20h termina la película y con pesadez después de comerme toda una parte de chocolate, me levanto del sofá para dejarla nuevamente en el refrigerador. He irme a mi habitación para iniciar mi ducha. Tengo una hora para estar lista así que comienzo a
Travis. Días antes. Veo como se acerca Mary mi secretaria. Sólo se escucha el sonar de sus tacones y el bamboleo de su ancha cintura al caminar y acercarse a mi escritorio. —Señor Masson. Aquí tiene los documentos sobre la asociación con el señor Cox —Mary extiende la carpeta hasta mi lugar. La tomo y la miro a sus ojos cafés. —Gracias, Mary. Mary con un asentimiento sonríe —De nada, señor. La sujeto y ella se va. Lo único que hago es abrir la carpeta del demonio esta, y leo los documentos con calma. Al terminar la cierro y ya entiendo todo el interés de Pamela en ir al restaurante con Cedric. Es que maldito sea el día en el que mi padre se la cogió. Es una desgraciada. Me levanto de mi cómodo sillón y me giro para mirar por la gigante pared de vidrio. Observo toda la pequeña ciudad frente a mi. La luna brilla más que nunca y mi padre aún no llega ya es lago tarde. Ahora Cedric va meter sus narices en todo lo que tenga que ver con la línea de restaurantes de Boston. Pero me
Barbra. Me tengo que incorporar nuevamente en el restaurante ya que falté un día. Ya quiero escuchar que estarán comentando y cuchicheando sobre el nuevo jefe. Estaciono a Miss pink, me quito el casco y después de guardarlo, agarro mi bolsito y me voy a mi lugar de trabajo. Al entrar me dirijo en dirección al la habitación donde están los lokers. Es imposible no ver a mis compañeros. Cómo de costumbre, parecen una granja de pollos. Todas las mañanas es así. Un alboroto antes de iniciar nuestra labor. Comienzan hablar sobre los chismes que ya comentaron por los grupos de WhatsApp o Messenger. Bueno, los comprendo, el chisme se siente mejor cuando lo hablas en persona. No los saludo, porque al parecer la ayudante nueva lava platos, que Rupert escoge para probar sus recetas secretas, no les agrada mucho. Y bueno tampoco es que ellos me interesen. Sólo vengo a trabajar no hacer amistad con gente equis. Me encamino justo al fondo en donde se encuentran Ricardo, Naomi y Scarlett. Está