MARTIN.
Me levanto con un dolor intenso de la cabeza, por unos segundos mi vista da vuelta hasta que se controla y veo donde estoy, me siento en la cama y aunque quiero acostarme porque parece que voy en un carrusel a mil kilómetros por hora, solo me levanto y como puedo llego al baño para liberar líquidos. Hecho agua en mi rostro y salgo a acostarme de nuevo.
Cuando bebo, bebo como si no hubiera mañana, el hecho de que esté a salvo en mi casa luego de todo eso que bebí, es porque el dueño nos conoce a todos, desde pequeños y siempre nos lleva a casa cuando cierra. Es por eso que estoy a salvo y no en un barranco o estrellado contra un árbol.
Aunque no tengo auto.
No, yo uso una bicicleta porque los autos dañan al planeta, sí, soy un activista por el medio ambiente.
Mis ojos se cierran poco a poco y me dejo ir, pero antes a mi mente regresa la chica del cabello largo, buenas tetas y labios hermosos a la cual nalgueé, le dije que era virgen y me le ofrecí.
Una maravillosa creación de Dios.
Me despierto sobresaltado por el ruido de mi teléfono, me siento de inmediato y busco mi celular con la mirada, una vez lo localizo lo agarro, mis cejas se hunden al ver un número desconocido llamándome. No me malinterpreten, si me llaman números desconocidos, pero solo son para cobrar dineros, pero en esta ocasión hay una leve esperanza de que sea una de las muchas empresas a las cuales les dejé mi curricular por un trabajo, así que contesto de inmediato.
— ¿Aló? — carraspeo porque mi voz se escucha lenta, pastosa.
Pura voz de alguien que recién se levanta.
— ¿Señor Martin Wesley? — pregunta una voz ronca, tanto que me intimida
— Si...si, soy yo — vuelvo a carraspear
— Le recordamos de la entrevista de trabajo que tiene hoy a las 19:30— me despierto por completo
—¿Qué? —cuestiono, sin entender —¿Entrevista? — escucho un suspiro del otro lado de la línea, probablemente está harto de mi comportamiento
— Si, ayer en la noche le llamamos y coordinamos la reunión para hoy — asiento aun dudando y sorprendido — Queremos confirmar su asistencia, ya que no habrá otra oportunidad —
— Ahí estaré — respondo de inmediato, poniéndome de pie
—Muy bien, lo esperamos en el restaurante "Delicious", la reserva está a nombre de Elise Remington —
— Muy bien, nos vemos allá — cuelga y por un momento miro solo a un punto indefinido
¿Qué acaba de pasar?
¿Entrevista de trabajo?
Tengo una entrevista de trabajo.
No puede ser.
Rápido, miro la hora dándome cuenta que falta una hora para la reunión, y salgo para hablar con mi mamá, la encuentro en la sala viendo "El diario de Noah", una de sus películas favoritas, ella al verme solo me sonríe y al ver mi rostro se pone de pie de inmediato.
— ¿Qué sucede hijo? —su voz es pausada y lenta por la enfermedad
—Mami, tengo una entrevista de trabajo —me acerco a ella y sonríe.
Una de mis cosas favoritas, ver a mamá sonreír.
—¿Enserio? —asiento
—Es en una hora y en un restaurante super lujoso mamá, no tengo nada que ponerme y no quiero arruinarlo —ella pone su dedo en mis labios para callarme
—Usa el traje de tu padre —miro a mamá y la abrazo
—Gracias mamá, gracias — beso su frente —Voy a vestirme — corro a mi habitación
En solo 30 minutos ya estoy listo y salgo de casa para subir a la bicicleta pedalear hasta el lugar, llego exactamente a las 19:29. Seco mi rostro con la toalla e ignoro el hecho de que este traje me quede grande, solo necesito ir allá y sorprenderlos con mi ingenio e inteligencia y obtener el trabajo.
Entro al lugar y en minutos me guían a una mesa vacía, hundo mis cejas porque estoy a la hora, y hasta vine corriendo como si formara parte de la fórmula uno para no llegar tarde y me encuentro con que nadie me espera.
Me siento de mala gana y un poco enojado, por la falta de educación de las otras personas, me preguntan que deseo tomar y pido agua, después de esa maratón estoy sediento, aparte de sudado y cansado, así que decido sacar mi celular y hacer una videollamada a mis amigos.
— Martin —saluda Ben
—Oye pensé que estabas muerto —rio a las ocurrencias de Tim
—Dormí todo el día —
— Yo no, pobre vida de pobre. Hay que trabajar — Ben se queja
—Pues yo si dormí, me levanté hace una hora —
—Oye Martín habla Tim —¿Esa es una corbata? —cuestiona y sonrío
— Así es chicos, no van a creer lo que me pasó — ellos se acercan a la pantalla con curiosidad y yo me preparo para contarles lo de la llamada misteriosa
Pero algo llama mi atención.
La puerta se abre y entra una mujer, pero no solo eso, es una mujer hermosa. Su cabello cae en ondas y es largo, es alta, esbelta y debo admitir que dejo de escuchar a mis amigos hablarme porque ya ni los veo, solo veo a la mujer que entra y camina por el restaurante como si fuera la dueña del mundo. Lleva un traje moderno, color blanco, que le moldea la silueta y la hace ver más impactante, y es ahí donde me doy cuenta:
Esa mujer la misma del bar.
Su mirada choca con la mía y me sonríe, me pongo de pie de inmediato, pero como soy tan torpe, choco con la mesa y el agua que bebía cae en mi pantalón, justo en la entrepierna causando un solo revuelo. Miro el desastre en mis pantalones y luego a la mujer que se acerca a mí con una sonrisa, agarro una servilleta y tapo el lugar, aunque de nada sirve porque la servilleta es mucho más pequeña que el gran manchón que tengo.
— Hola — me extiende su mano, la tomo y con la otra sigo tapando mi entrepierna - Soy Elise Remington —su mirada baja a mi entrepierna y hace una mueca
No puede ser.
Trágame tierra.
Y seguimos con esta historia, la amo ya que veremos al chico sumiso y a la jefa empoderada y dominante. Gracias por leer, chao
MARTIN.— Lo siento... yo —carraspeo —Fue un accidente —sonrío tímido y estrecho su mano —Mucho gusto — ella a acepta y la suelta despuésBuen inicio Martin.Vuelvo a intentar secar o quitar la gran mancha en mi entrepierna y como es de esperarse no tengo éxito, intento unas veces más, y nada, un carraspeo me hace levantar la cabeza. Elise me está mirando fijamente, con cautela miro alrededor notando que todos me están viendo, rio tímido por segunda vez y regreso la vista a Elise.— Tome asiento señor Wesley — me indica con su mano, trago seco y lo hago —¿Desea algo de beber? — cuestiona y agradezco su gentileza—Agua por favor — llama al camarero, le indica las bebidas y me ve luegoAdmito que la borrachera no me dio oportunidad de admirar a esta hermosa mujer. Sus ojos son verdes y te hacen mirarlos fijamente, su nariz es perfilada, sus labios son carnosos, y los lleva de color rojo sangre, lo que la hace mucho más hermosa. Su piel es de color de la porcelana y su cabello largo, lo
ELISE.Sonrío al verlo salir del restaurante, está furioso e indignado por lo que acabo de hacerle, ni si quiera mira atrás cuando sale del lugar, su rostro va erguido, su postura muy diferente a la patética, que tuvo aquí. Veo ese traje viejo que le queda grande y que sin duda alguna no es de él.Minutos después entra Thiago, mi mejor amigo, mano derecha y confidente, al ver mi sonrisa maliciosa rueda los ojos y se sienta donde minutos antes estuvo Martin, pide comida y mientras esperamos solo me mira fijamente, al ver que no le digo nada, se apoya en la mesa y empieza a hablar.— Eres una maldita — me acusa—¿Yo? —pregunto con inocencia—¿Que le dijiste que salió despavorido, o que le hiciste? —lo ignoro y bebo de mi copa—, nada —contesto cuando termino —El solo no aceptó mi propuesta ——¿Qué le habrás propuesto? ——Simplicidades — digo restándole importancia con la mano —él se asustó, y se fue —— Seguramente lo drogaste o le ofreciste sexo, una de dos —e guiño un ojo — Lo sabía,
ELISE — ¿Usted es? — Vander Vall le pregunta viéndolo de abajo hacia arriba Infeliz — Es mi acompañante —digo haciendo una seña para que entre, él lo hace con timidez y cierra la puerta —Martín, por favor acérquese —le pido —Lamento que se haya retrasado, estaba estacionando mi Ferrari — sonrío y él llega a mí, le entrego la Tablet — Cuando te mire deslizas para pasar las diapositivas —asiente y comienzo Muy bien. — Bien caballeros, como ustedes saben soy Elise Remington, dueña de Remington Incorporations y motor de cientos de empresas que se han convertido en las más famosas en el mundo — hago una pausa y miro a cada uno fijamente por unos segundos —Les presenté mi plan de trabajo con ustedes, los pasos a seguir, las metas a lograr, los objetivos a cumplir, pero al parecer eso no les convenció y me llamaron para que se los diga en la cara —miro al señor Vander Vall — Soy capaz de convertirlos para finales de año en la mejor empresa de esta cuidad, soy capaz de llevarlos a un nue
MARTIN. Estoy aferrado al asiento, literal, estoy tan aferrado que siento que en cualquier momento haré huevo en asiento de tanto que lo aprieto. Miro al frente y noto como los autos pasan a gran velocidad a nuestro alrededor, también me doy cuenta que algunos pitan y nos insultan, mis ojos van a la conductora que sonríe mientras maneja este auto como si fuera a lanzarse del puente en cualquier momento. Tal vez lo haga. Aprieto el cinturón de seguridad, trago grueso al sentir mi corazón latir desenfrenado, al notar que una gota de sudor cae de mi frente y eso me hace dar cuenta de que estoy sudando, también de que mi cuerpo está temblando. No sé porqué Elise Remington maneja de esa forma, no se porque me subí al auto, no se porque no tuve seco cuando tuve la oportunidad. Ahora moriré, sin ni siquiera, haber hecho el amor. Que patética vida. Pasamos el puente y veo edificios que se acercan a toda prisa, para mi alivio, Elise reduce la velocidad ya que entramos a otra parte
MARTIN. Estoy aferrado al asiento, literal, estoy tan aferrado que siento que en cualquier momento haré huevo en asiento de tanto que lo aprieto. Miro al frente y noto como los autos pasan a gran velocidad a nuestro alrededor, también me doy cuenta que algunos pitan y nos insultan, mis ojos van a la conductora que sonríe mientras maneja este auto como si fuera a lanzarse del puente en cualquier momento. Tal vez lo haga. Aprieto el cinturón de seguridad, trago grueso al sentir mi corazón latir desenfrenado, al notar que una gota de sudor cae de mi frente y eso me hace dar cuenta de que estoy sudando, también de que mi cuerpo está temblando. No sé porqué Elise Remington maneja de esa forma, no se porque me subí al auto, no se porque no tuve seco cuando tuve la oportunidad. Ahora moriré, sin ni siquiera, haber hecho el amor. Que patética vida. Pasamos el puente y veo edificios que se acercan a toda prisa, para mi alivio, Elise reduce la velocidad ya que entramos a otra parte
ELISE. Llego a casa y tiro el bolso por cualquier parte, escucho como la tablet recibe el golpe, pero lo ignoro, estoy furiosa. — Ay niña, no golpees la tablet —ruedo los ojos y me dirijo a la cocina —¿Ahora que te pasó? —lo ignoro y me sirvo una copa de vino Ante su atenta mirada me saco la ropa y solo me quedo en ropa interior y me siento en los bancos de la cocina, él se acerca y se sirve también, sabe que cuando estoy enojada y cansada no quiero hablar, pero también sabe, que a él se lo contaré, confío en él. — Es un idiota — hablo —¿Quién bella? —pone su mano sobre la mía —¿Tu nuevo juguete? — asiento — Él se rehúsa a ser mi juguete, es más, hoy se atrevió a criticarme por aceptar una cena — —¿En serio? —vuelvo a asentir —Si, el muy descarado, se atrevió a decirme que merezco algo más, que un polvo de una sola noche — — Ay, ternurita — hace un puchero y ruedo los ojos — Déjate de ternurita, el mocoso ese cree que por sus palabras hermosas no gozaré de un buen polvo —
MARTIN. Al día siguiente me levanto temprano para dejar cocinado para mamá, me acerco a su habitación y la encuentro aún dormida, beso su frente y bajo a cocinar, dejo el pollo guisado en el microondas con la ensalada y el pure de papas en la mesa, también el jugo de naranja lo meto a la nevera recordando que ella ama las bebidas bien heladas. Luego saco el traje de papá de atrás de la nevera y voy a vestirme, ya que solo tengo un traje y es de papá, anoche que llegué, luego de estar con Ben y Tim, lo lavé y lo puse detrás de la nevera. Me veo al espejo cuando ya estoy listo y me siento un tanto incómodo, ya que el traje si me queda flojo, pero es lo único presentable que tengo para trabajo. MI ropa normal son jeans, y camisetas llanas o con algún estampado nada más, agarro mi maletín y me subo a mi bicicleta para ir a trabajar. Como ayer terminé mal con Elise, llamé a su ayudante y el me dio la dirección de donde iba a estar, para después decirme que tenga buena noche. Llego al
ELISE. Noto como en varias ocasiones que Martin gira su cabeza y me mira, no lo miro porque estoy conduciendo y no quiero terminar en un hospital con muerte cerebral, o cuadripléjica sin poder moverme. ¿Segura que es solo por eso? Su mirada me pone un tanto nerviosa, no me mal entiendan, muchos me miran, muchos me observan, cada día y cada oportunidad que tienen, pero Martin no es como ellos, él es diferente, para él no soy solo un buen trasero o un buen par de tetas, por eso me pone un poco nerviosa. Pará el, soy diferente. Suspiro notando que faltan como 20 minutos para que lleguemos al lugar, pienso en que debí drogar otra ve a Martin para hacerle preguntas y el me contestara con la verdad, pero no pensé en eso y ahora no sé qué decir. Elise Remington, jamás se queda sin que decir. Pará mi suerte el celular de Martin, suena y dejo salir un respiro de alivio, él se disculpa y contesta la llamada. —Aló — suspira — Necesito que se quede hasta la noche por favor, cuando lle