CAP 5 - PRIMER DIA

ELISE 

— ¿Usted es? — Vander Vall le pregunta viéndolo de abajo hacia arriba 

Infeliz 

— Es mi acompañante —digo haciendo una seña para que entre, él lo hace con timidez y cierra la puerta —Martín, por favor acérquese —le pido —Lamento que se haya retrasado, estaba estacionando mi Ferrari — sonrío y él llega a mí, le entrego la Tablet — Cuando te mire deslizas para pasar las diapositivas —asiente y comienzo 

Muy bien. 

— Bien caballeros, como ustedes saben soy Elise Remington, dueña de Remington Incorporations y motor de cientos de empresas que se han convertido en las más famosas en el mundo — hago una pausa y miro a cada uno fijamente por unos segundos —Les presenté mi plan de trabajo con ustedes, los pasos a seguir, las metas a lograr, los objetivos a cumplir, pero al parecer eso no les convenció y me llamaron para que se los diga en la cara —miro al señor Vander Vall — Soy capaz de convertirlos para finales de año en la mejor empresa de esta cuidad, soy capaz de llevarlos a un nuevo nivel de prestigio, a un nuevo nivel financiero, donde las ganancias abundaran para ustedes. Así que, ya que les presenté mi propuesta, la estudiaron y aun así me hicieron venir, pienso que deben darme una respuesta, porque caballeros, esta oportunidad no se volverá a presentar — tomo asiento y pongo mis brazos en los laterales de la silla 

— Tengo una pregunta señorita Remington —asiento para que continúe — ¿Cómo una mujer golpeada en el amor como lo fue usted, puede dirigir una empresa multimillonaria con tanta eficacia? — miro al maldito señor Vander Vall por varios segundos 

—Pues señor, el hecho de que me hayan roto el corazón no me hace menos capaz de ser exitosa. Ese fue el motor para llegar a donde estoy ahora — les sonrío 

— Eso quiere decir que lo hace por venganza — dice 

—Al principio si, señores. Lo hice para demostrarles a todos que una mujer no necesita tener algo colgándome entre las piernas para demostrar su éxito, para alcanzar lo mismo que un hombre, para llegar a ser mas de lo imaginó. Pero después, me di cuenta que si podía, y me encantó. Estoy donde quiero estar —  

—¿Sabe que? —dice el Vander Vall — Lo hablaremos y la llamamos —ruedo los ojos, sin importarme si se ve bien o no, si soy respetuosa o no  

— Seré sincera con ustedes caballeros. Yo no estoy para perder el tiempo, ya vieron mi propuesta, ya la estudiaron y me hicieron venir aquí, a hacerme perder el tiempo con sus tontas e inútiles preguntas, solo para demostrar su machismo y prepotencia, Así que no quiero trabajar con ustedes, dejé varias citas para venir aquí y viendo su renuencia a esto, pues, retiro mi propuesta y vean como salen adelante —me pongo de pie —Buenos días y cuídense — miro a Martin que se levanta como resorte y salgo del lugar con el detrás de mí.  

De reojo lo veo y noto que tiene la vista en el suelo, sus mejillas están rojas, y camina encorvado, también me doy cuenta que lleva el mismo traje de anoche y eso me hace fruncir el ceño. Según recuerdo, él mencionó que su madre está enferma y que no conseguía trabajo por la falta de experiencia, y la poca credibilidad que mostraba frente a sus empleadores, es estúpido, porque su currículo es increíble, tienes buenos logros y buenos títulos, es el hecho de que sea joven y que parezca de menos edad de la que dice que no encuentre trabajo.  

— Imbéciles — digo para llamar su atención, llamo al ascensor  

— ¿Disculpe? — cuestiona  

— Son unos imbéciles, creen que porque soy mujer, no puedo liderarlos y llevarlos a ser mejores — asiente, y entramos al ascensor  

— Así es la vida lamentablemente, usted puede ser capaz de lograr hasta lo imposible pero si no encaja en lo que para ellos es lo ideal, no lo contratan —asiento aceptando que su argumento fue muy bueno  

— Llamarán, y cuando lo hagan, los rechazare — Martin me mira  

— ¿Pero… por qué? — cuestiona confundido  

— Porque ellos me rechazaron primero, solo porque soy mujer. Ahora, yo los rechazare, por ser imbéciles — para mi sorpresa el sonríe  

— Buen punto — sonríe también y las puertas se abren — ¿Qué haremos ahora? — me detengo y lo miro  

— Tengo varias reuniones importantes por el resto del día Martin, de ahí serás libre, pero necesito que vistas bien — su cara es de asombro  

— ¿No me veo bien? — pregunta señalándose de abajo hacia arriba, sonrío  

— Un hombre siempre se ve bien con un traje —le halago y el sonríe con felicidad — Pero con un traje a la medida — la sonrisa se le desvanece y me arrepiento de no haber grabado eso — Este traje es lindo, pero no de tu talla, necesitas algo que te quede perfecto — se mira una vez más  

— ¿En serio me veo mal? — cuestiona  

— ¿No lo crees? — pregunto  

— Pues, creo que me veo bien — dice seguro, asiento 

— Pues, soy Elise Remington niño y si trabajas para mi, no puedes verte de esa forma — su reacción es de ofensa — El traje seguramente es de alguien más, porque te queda grande, flojo y no te favorece. Así que conmigo te vistes bien o te vas — 

— Con todo respeto señorita, pero yo no tengo dinero para comprar trajes a la medida, ni trabajo tenia hasta ayer — dice y se encorva de nuevo  

— Los trajes van por mi cuenta Martin, son tu uniforme. Toda la ropa que te compre será tu uniforme y saldrá de mi cuenta — 

— No podría aceptar que gaste su dinero señorita, me sentiría mal por ello — se niega y entiendo  

— Pues hagamos algo — me acerco un poco a él — Vayamos a la próxima reunión y si te sientes incómodo con las miradas, me dejas cambiarte de ropa — el me mira por varios segundos en los cuales no responde y eso me impacienta  

— Está bien, pero le advierto que no ganará — le guiño un ojo 

— Eso lo veremos — 

Llegamos al estacionamiento y a mi auto, camino sacando el seguro del coche y preparándome para subir, pero noto que Martin no está al otro lado del auto, de hecho, ni siquiera se ha movido, lo miro confusa. Sus ojos están abiertos de par en par, y tienen un brillo, su boca está tan abierta que se lo ve gracioso, aprovecho que parece estatua y tomo una foto de él, luego carraspeo para traerlo a la tierra.  

— Lo siento — carraspea el — Pero, ¿es… esto es un Ferrari? — intenta tocarlo pero no lo hace, es como que si temiera a romperlo  

— Si, es mi auto — respondo  

— ¿Y voy a subirme aquí? — cuestiona  

— Eso espero, ¿o prefieres ir a pie a la reunión? — el niega con la cabeza y luego sus cejas se hunden  y me mira serio 

¿Y ahora qué le pasa? 

—¿Qué? — cuestiono cruzando mis brazos  

— Los Ferraris dañan al medio ambiente — 

No puede ser.  

— ¿ Qué? — pregunto — ¿Eres un activista en contra de el daño al medio ambiente o qué? — 

Lo que me faltaba.  

— SI —responde orgulloso  

— Pues vete a pie — entro al auto y meto la llave  

— Espera — pide y se asoma a la ventana, la bajo y lo miro — No puedes dejarme aquí — alzó las cejas en una expresión “Me importa un bledo”  

— Pues, tu no quieres subir al auto, así que ve a pie a la otra reunión, que por cierto está, al otro lado de la ciudad — su rostro se descompone — No tengo tiempo Martin, ¿vas a pie o no? — 

Me mira por un segundo, luego al auto y noto la lucha interna que tiene para decidir si subirse o no, estoy muy tentada a arrancar y dejarlo como idiota ahí donde está, pero lo necesito para las próximas reuniones de hoy, así que espero que el señor “Amo el planeta” termine de pensar.  

— ¿ Y? — grito ya harta, el se sobresalta  

— Está bien, voy pero después, volvemos por mi bicicleta —veo a donde señala y en mi campo de visión hay una bicicleta vieja y hasta un poco oxidada, ruedo los ojos  

— Eso debe estar en el basurero — me pongo mis gafas —¿Vas a subir o te quedarás ahí como tonto? — el reacciona y corre a subirse al auto  

Pues, este día será interesante.  

Hola bellos, aquí un nuevo cap, está corto lo sé. 

Y recuerden que en F******k e I*******m estamos como: Genemua Libros también, así que los espero, allá.

Los quiero mucho, chao. 

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