MARTIN.
Estoy aferrado al asiento, literal, estoy tan aferrado que siento que en cualquier momento haré huevo en asiento de tanto que lo aprieto. Miro al frente y noto como los autos pasan a gran velocidad a nuestro alrededor, también me doy cuenta que algunos pitan y nos insultan, mis ojos van a la conductora que sonríe mientras maneja este auto como si fuera a lanzarse del puente en cualquier momento.
Tal vez lo haga.
Aprieto el cinturón de seguridad, trago grueso al sentir mi corazón latir desenfrenado, al notar que una gota de sudor cae de mi frente y eso me hace dar cuenta de que estoy sudando, también de que mi cuerpo está temblando. No sé porqué Elise Remington maneja de esa forma, no se porque me subí al auto, no se porque no tuve seco cuando tuve la oportunidad.
Ahora moriré, sin ni siquiera, haber hecho el amor.
Que patética vida.
Pasamos el puente y veo edificios que se acercan a toda prisa, para mi alivio, Elise reduce la velocidad ya que entramos a otra parte de la ciudad y respiro, respiro aliviado de que aún viva, respiro aliviado de que esta pesadilla haya acabado y estoy aliviado de que podré tener sexo. Recuerdo la propuesta que me hizo Elise la noche anterior y la miro, ella saca un labial de su bolso y retoca su maquillaje mientras mira al espejo.
Ese rostro.
Esa boca.
Esas piernas.
Ese cuerpo.
Esas tet..
Ok, alto.
—¿Qué tanto me miras Martin? — mis mejillas se tornan rojas y decido mirar por la ventana
—Nada — carraspeo sacando el rostro por la ventana y me doy cuenta donde estamos —¿Qué? — cuestiono — ¿En serio estamos aquí? — pregunto sin poder creérmelo
—Si, aquí es la próxima reunión — sonrío
—Esto es un sueño, hecho realidad... Siempre había querido venir —
—¿Nunca habías venido? — indaga y niego con la cabeza mirándola
—Es mi primera vez — ella sonríe con malicia
—Conmigo tendrás muchas primeras veces Martin — borro mi sonrisa entendiendo el doble sentido de la frase, la miro y para confirmarlo ella me guiña el ojo y baja del auto
¿Acaso, otra vez se me insinuó?
—¿Qué? — se agacha para mirarme —¿ Piensas quedarte con esa cara de idiota todo el día? — cierro la boca porque noto que la tenía abierta y bajo del auto para llegar rápidamente a su lado
—Escucha Martin, esta reunión es con el Ceo de Imaginación, y es muy importante ; además si todo sale bien tendré una gran empresa para lanzarla al mundo — asiento
—Este lugar es increíble — digo viendo el gran edificio
—Si, lo es. Y es por eso que les ofrecí mi ayuda, para que sigan siendo increíbles por todo el mundo — asiento — El Ceo, se llama Henry Parker, tiene 30 años, soltero, hace ejercicio, ama los gatos y a los niños, pero lo que más ama es crear historias animadas para su página y es por eso que hablaremos de sus gustos y así entablamos una confianza antes de averiguar si está interesado o no — asiento y entramos al lugar
Me quedo fascinado viendo el lugar, donde mires hay creatividad, ingenio, color y vida. Entiendo porqué son una de las empresas más grandes del país, las creaciones de este lugar son vista por miles de personas y encantan a muchos, incluyéndome. Doy vuelta viendo todo a mi alrededor y sonrío con todo, hasta que un tirón del brazo me hace aterrizar.
—Deja de parecer un niño en una juguetería por Dios. Ten huevos y actúa como hombre — mira a mis ojos —¿Entendiste? — asiento
—¿Siempre es tan directa con sus palabras? — indago
—Cuando te lastiman de la peor manera, no te interesa lo que los demás sientan. Además, creo que a las personas hay que hablarles de forma directa, así entienden mejor las cosas — llegamos al ascensor y esperamos que las puertas se abran
¿Quién pudo haberla lastimado?
—Entiendo —susurro
—¿Te ofendió mi forma de hablarte? — me debato entre mentirle o no
—No— es lo que respondo
—Bien, porque igual no iba a cambiarla — las puertas se abren y salimos del ascensor —¿ Estas listo? — pregunta caminando delante mío y asiento — Martin, contesta — pide deteniéndose y mirándome
—Dije que si —
—No te escuché — me mira — Te diré algo Martin, algo que de verdad odio es que respondan a mis preguntas asintiendo o negando con la cabeza. Si te pregunto algo, debes responderme con palabras, no con malditas señas, porque no me interesa voltearme para verte — la miro —¿ Entendiste? — asiento y ella maldice
—Oh.. Lo siento — me disculpo sintiendo sangre en mis mejillas — Si señorita, lo entiendo muy bien — ella sonríe
—Buen niño — palmea mi cabeza y entramos a la oficina
—Elise, hermosa — un hombre le abre los brazos y ella tira su bolso a mi que agarro en el aire, mientras la veo llegar hacia el hombre y abrazarlo con efusividad
—Henry, siempre es un placer verte — se sueltan y ella toma asiento en el sofá junto a él — Martin, el es Henry, Henry, el es Martin — me acerco y estrecho la mano del hombre que me sonríe
—Siéntate Martin — obedezco —¿ Quieren algo de beber? — cuestiona
—Agua — digo aceptando su oferta
—Muy bien, agua y para ti hermosa, ¿lo de siempre? — saca su teléfono, escribe algo y lo vuelve a guardar — Pues, firmemos los papeles — abro los ojos sorprendido, Elise queda boquiabierta
—¿Qué? — cuestiona
—Sé para que viniste hermosa y hace días decidí aceptarlo — sonríe y Elise lo abraza
—Gracias, gracias — el ríe
—Gracias a ti, sé que llegaré más lejos por ti — chocan manos y la puerta se abre
Una chica rubia con un largo cabello ondulado entra y deja unas gaseosas con unos canapés en la mesa, sonrío al ver lo delicioso que se ve y sin importarme nada, tomo uno y empiezo a comer. La reunión sigue en firmas, estándares, tratos y más, cuando termina los canapés ya no están, ni ninguno de los cuatro más que trajeron después, me despido de Henry y al salir oigo como él llama a Elise.
— ¿Podemos cenar esta noche? — Elise se le acerca
— ¿Por qué haríamos eso? —cuestiona
—Bueno, debemos celebrar por esta firma — el alza las cejas con picardía
—Está bien, acepto — bajo la mirada — Ya tienes mi número — da vuelta y caminamos
—Es enserio? — pregunto sin poder creerlo
¿En serio aceptó tener sexo con él así no mas?
El solo quiere sexo esta noche, solo quiere usarla por un momento, disfrutar de su cuerpo por unas horas y luego...
¿Qué?
Mis cejas se hunden en desacuerdo con lo que acabo de presenciar, en el elevador ella esta sonriente mientras yo solo la miro fijamente.
—¿Ahora porque me miras Martin? — pregunta de repente sin girar el rostro
— ¿Cómo puedes aceptar esa cena? —cuestiono, ella alza una ceja y me mira
— ¿Disculpa? —
— El solo quiere sexo y nada más, y tu aceptaste eso — de repente empieza a reírse a carcajadas —¿Qué? — pregunto sin entender que le ocurre
—Ay Martin — susurra — ¿Eres mi padre? ¿O mi hermano mayor? — hundo mis cejas confundido
—No, no lo soy — ella se pone seria y se gira a mi
—Exacto, no lo eres, Por lo tanto, no tienes ningún derecho a cuestionar mis decisiones y mucho menos reclamarme si yo decido abrirle las piernas, al presidente de esta empresa, al presidente del país, o a un indigente en la calle. Mi cuerpo es mío, y, por lo tanto, tengo la libertad de hacer con él lo que a mí se me pegue la regalada gana. ¿Entendiste? — asiento y levanta una ceja en espera
—Si... si … — bajo la mirada —Lo siento — susurro
Me quedo callado porque no quería que se enojara, solo quería hacerle entender que ese hombre solo la quiere por el momento de placer y nada mas.
— Ya me hiciste enojar — me tuerce los ojos — Las reuniones que teníamos quedan canceladas para mañana, por lo tanto, puedes irte a casa, te acercare a tu bicicleta, mañana nos vemos — salimos del ascensor y casi corro siguiendo el paso de Elise
Noto que está furiosa y es mi culpa, así que solo meto las manos a mis bolsillos y la sigo al auto, ella abre las puertas y entro. En el camino hay un silencio sepulcral que solo es llenado por la música de la radio, miro por la ventana decidiendo que decir para disculparme, pero no logro hablar, no quiero arruinar más esto. Luego de unos 40 minutos llegamos a la otra parte de la cuidad y al lugar donde esta mi bicicleta.
— Elise, lo siento, no debí actuar de esa forma. Tiene razón, no tengo derecho a cuestionarle pero creo que merece algo mejor. Gracias por traerme y tenga una buena noche — se queda callada unos segundos y desactiva los seguros del auto.
Ok, entendí el: Lárgate ya.
—Eso haré Martin, tendré una excelente noche — me mira y guiña un ojo —Ahora, baja de mi auto ecológico — mis ojos se abren en sorpresa
—¿Ecológico? — cuestiono
—Si —sonríe —Igual que en la empresa, me juzgaste sin ni siquiera haber preguntado. Me interesa el planeta —
—Yo, lo siento, yo... —
—Solo vete — se recuesta en el asiento y decido obedecer, apenas bajo, arranca el auto y se va dejándome ahí.
Buen, primer día de trabajo.
Si esta historia les está gustando, les invito a leer Talla xxl, una historia sobre amor propio
MARTIN. Estoy aferrado al asiento, literal, estoy tan aferrado que siento que en cualquier momento haré huevo en asiento de tanto que lo aprieto. Miro al frente y noto como los autos pasan a gran velocidad a nuestro alrededor, también me doy cuenta que algunos pitan y nos insultan, mis ojos van a la conductora que sonríe mientras maneja este auto como si fuera a lanzarse del puente en cualquier momento. Tal vez lo haga. Aprieto el cinturón de seguridad, trago grueso al sentir mi corazón latir desenfrenado, al notar que una gota de sudor cae de mi frente y eso me hace dar cuenta de que estoy sudando, también de que mi cuerpo está temblando. No sé porqué Elise Remington maneja de esa forma, no se porque me subí al auto, no se porque no tuve seco cuando tuve la oportunidad. Ahora moriré, sin ni siquiera, haber hecho el amor. Que patética vida. Pasamos el puente y veo edificios que se acercan a toda prisa, para mi alivio, Elise reduce la velocidad ya que entramos a otra parte
ELISE. Llego a casa y tiro el bolso por cualquier parte, escucho como la tablet recibe el golpe, pero lo ignoro, estoy furiosa. — Ay niña, no golpees la tablet —ruedo los ojos y me dirijo a la cocina —¿Ahora que te pasó? —lo ignoro y me sirvo una copa de vino Ante su atenta mirada me saco la ropa y solo me quedo en ropa interior y me siento en los bancos de la cocina, él se acerca y se sirve también, sabe que cuando estoy enojada y cansada no quiero hablar, pero también sabe, que a él se lo contaré, confío en él. — Es un idiota — hablo —¿Quién bella? —pone su mano sobre la mía —¿Tu nuevo juguete? — asiento — Él se rehúsa a ser mi juguete, es más, hoy se atrevió a criticarme por aceptar una cena — —¿En serio? —vuelvo a asentir —Si, el muy descarado, se atrevió a decirme que merezco algo más, que un polvo de una sola noche — — Ay, ternurita — hace un puchero y ruedo los ojos — Déjate de ternurita, el mocoso ese cree que por sus palabras hermosas no gozaré de un buen polvo —
MARTIN. Al día siguiente me levanto temprano para dejar cocinado para mamá, me acerco a su habitación y la encuentro aún dormida, beso su frente y bajo a cocinar, dejo el pollo guisado en el microondas con la ensalada y el pure de papas en la mesa, también el jugo de naranja lo meto a la nevera recordando que ella ama las bebidas bien heladas. Luego saco el traje de papá de atrás de la nevera y voy a vestirme, ya que solo tengo un traje y es de papá, anoche que llegué, luego de estar con Ben y Tim, lo lavé y lo puse detrás de la nevera. Me veo al espejo cuando ya estoy listo y me siento un tanto incómodo, ya que el traje si me queda flojo, pero es lo único presentable que tengo para trabajo. MI ropa normal son jeans, y camisetas llanas o con algún estampado nada más, agarro mi maletín y me subo a mi bicicleta para ir a trabajar. Como ayer terminé mal con Elise, llamé a su ayudante y el me dio la dirección de donde iba a estar, para después decirme que tenga buena noche. Llego al
ELISE. Noto como en varias ocasiones que Martin gira su cabeza y me mira, no lo miro porque estoy conduciendo y no quiero terminar en un hospital con muerte cerebral, o cuadripléjica sin poder moverme. ¿Segura que es solo por eso? Su mirada me pone un tanto nerviosa, no me mal entiendan, muchos me miran, muchos me observan, cada día y cada oportunidad que tienen, pero Martin no es como ellos, él es diferente, para él no soy solo un buen trasero o un buen par de tetas, por eso me pone un poco nerviosa. Pará el, soy diferente. Suspiro notando que faltan como 20 minutos para que lleguemos al lugar, pienso en que debí drogar otra ve a Martin para hacerle preguntas y el me contestara con la verdad, pero no pensé en eso y ahora no sé qué decir. Elise Remington, jamás se queda sin que decir. Pará mi suerte el celular de Martin, suena y dejo salir un respiro de alivio, él se disculpa y contesta la llamada. —Aló — suspira — Necesito que se quede hasta la noche por favor, cuando lle
MARTIN Al despertarme y dejar cocinado para mamá, me visto con la camisa blanca y el jeans negro ajustado que me compro ayer, decido, esta vez usar un poco de gel y peinar mi cabello para verme un poco más profesional, al terminar miro mi reflejo y me siento bien con el resultado. Bajo las escaleras y me encuentro a mamá desayunando, al verme abre los ojos sorprendida. — Wow. ¿Y es modelo quién es? — sonrío ante su ocurrencia y me acerco a darle un beso en la mejilla — Uniforme del trabajo mami, tengo que estar bien presentado para los dueños de las empresas en las reuniones — ella asiente — Ay hijo, no tenías que trabajar. Yo estoy bien aquí y de esta forma — tomo su mano — Lo sé, pero ambos también sabemos que necesitamos dinero para comida, servicios básicos, las cuentas y otros gastos importantes — ella baja la mirada —Entiendo mi bebé — me levanto y beso de nuevo su mejilla —Tim, vendrá en una media hora mamá. Hasta que consiga otra persona que te cuide, el estará haciénd
LISE —Ay mi virgensito — ruedo los ojos ante lo que Thiago dice — Cada vez, lo amo más — —Ya deja de decir tonterías, el solo lo hizo porque… porque si —me encojo de hombros y voy por un vaso de agua —Ay nena, ni tú te lo crees— lleno mi vaso con el líquido vital —Martin, es todo lo que has esperado — lo miro —¿De qué rayos hablas? — el me mira —Martin es atento, educado, detallista, sincero, tierno, y todo un amor. Él es todo lo contrario a la cucaracha de tu ex— asiento —Aunque lo niegues de por vida, no solo te interesa su virginidad, también te hace sentir bien cómo te trata — sonrío sin pensarlo —Tienes razón, él es diferente — susurro solo para que yo oiga —Si, y será quien robe tu corazón — suspiro con pena —Mi corazón ya no puede enamorarse otra vez — termino de beber mi agua y me siento frente a el —Él se lo llevó todo — Thiago solo me mira —A veces uno cree eso, pero el amor siempre se presenta sin avisar — lo miro — Sólo piénsalo — —Soy mayor que él, es un niño —
ELISE —No creo lo que me cuentas — — Yo tampoco lo creo, y que lo viví —me siento en el sofá frente a el —Mi virgensito atrevido —aplaude —Debemos darle un premio —ruedo los ojos — Déjate de idiotadas y ayúdame — ruego —¿A qué? —cuestiona sentándose a mi lado —Solo pienso en quitarle la ropa ahora, en estar sobre él y hacerle muchas cosas — ríe — Pues él también ha de estar pensando en eso. Con un beso casi llega a tus tetas, imagínate, si le das cavida a más — sonrío Sonrío por que el beso llega a mi mente, porque no he dejado de pensar en eso estos dos días, porque quiero más de eso, mucho más y porque Martin invade mi mente a cada momento. — Ya tienes esa cara de estúpida de nuevo —miro mal a Thiago —No empieces — le reclamo —No te veía así, desde que creías que la cochinada de Giacomo era tu amor de verdad — ruedo los ojos —Esa porquería, debería dejarme en paz — digo con rabia —¿A que te refieres? — indaga —El muy imbécil, me llama pidiendo que lo perdone y que le
ELISE Sus besos recorren mi cuerpo, sus manos llegan hasta lo más mínimo de mí, sus palabras son sucias, entra y sale de mí, haciéndome jadear, lo empujo y lo hago rodar en la cama para luego subirme en él y tener el control. Mis caderas se mueven con rapidez, veo en su rostro la expresión de deleite, de disfrute y eso me anima más, sus manos aprietan mis senos y los masajea para después centrarse en las cimas duras y anhelantes de deseo, hecho mi rostro hacia atrás, sintiendo la llegada al punto del placer, él toma mis caderas para moverme más y es ahí donde exploto, segundos después él lo hace, gruñendo mi nombre. —Uff Elise — habla — Contigo siempre es increíble el sexo, pero hoy fue... Épico — me muevo y me acuesto a su lado, lo veo quitarse el condón y botarlo en la basura — Necesitaba tener sexo — digo —Lo anhelaba — él sonríe —Pues cuando quieras, estaré gustoso de complacerte — se gira y me abraza Franco Lombardi, es mi desfogue sexual y yo el suyo. Un italiano de un metr