MARTIN. Al día siguiente me levanto temprano para dejar cocinado para mamá, me acerco a su habitación y la encuentro aún dormida, beso su frente y bajo a cocinar, dejo el pollo guisado en el microondas con la ensalada y el pure de papas en la mesa, también el jugo de naranja lo meto a la nevera recordando que ella ama las bebidas bien heladas. Luego saco el traje de papá de atrás de la nevera y voy a vestirme, ya que solo tengo un traje y es de papá, anoche que llegué, luego de estar con Ben y Tim, lo lavé y lo puse detrás de la nevera. Me veo al espejo cuando ya estoy listo y me siento un tanto incómodo, ya que el traje si me queda flojo, pero es lo único presentable que tengo para trabajo. MI ropa normal son jeans, y camisetas llanas o con algún estampado nada más, agarro mi maletín y me subo a mi bicicleta para ir a trabajar. Como ayer terminé mal con Elise, llamé a su ayudante y el me dio la dirección de donde iba a estar, para después decirme que tenga buena noche. Llego al
ELISE. Noto como en varias ocasiones que Martin gira su cabeza y me mira, no lo miro porque estoy conduciendo y no quiero terminar en un hospital con muerte cerebral, o cuadripléjica sin poder moverme. ¿Segura que es solo por eso? Su mirada me pone un tanto nerviosa, no me mal entiendan, muchos me miran, muchos me observan, cada día y cada oportunidad que tienen, pero Martin no es como ellos, él es diferente, para él no soy solo un buen trasero o un buen par de tetas, por eso me pone un poco nerviosa. Pará el, soy diferente. Suspiro notando que faltan como 20 minutos para que lleguemos al lugar, pienso en que debí drogar otra ve a Martin para hacerle preguntas y el me contestara con la verdad, pero no pensé en eso y ahora no sé qué decir. Elise Remington, jamás se queda sin que decir. Pará mi suerte el celular de Martin, suena y dejo salir un respiro de alivio, él se disculpa y contesta la llamada. —Aló — suspira — Necesito que se quede hasta la noche por favor, cuando lle
MARTIN Al despertarme y dejar cocinado para mamá, me visto con la camisa blanca y el jeans negro ajustado que me compro ayer, decido, esta vez usar un poco de gel y peinar mi cabello para verme un poco más profesional, al terminar miro mi reflejo y me siento bien con el resultado. Bajo las escaleras y me encuentro a mamá desayunando, al verme abre los ojos sorprendida. — Wow. ¿Y es modelo quién es? — sonrío ante su ocurrencia y me acerco a darle un beso en la mejilla — Uniforme del trabajo mami, tengo que estar bien presentado para los dueños de las empresas en las reuniones — ella asiente — Ay hijo, no tenías que trabajar. Yo estoy bien aquí y de esta forma — tomo su mano — Lo sé, pero ambos también sabemos que necesitamos dinero para comida, servicios básicos, las cuentas y otros gastos importantes — ella baja la mirada —Entiendo mi bebé — me levanto y beso de nuevo su mejilla —Tim, vendrá en una media hora mamá. Hasta que consiga otra persona que te cuide, el estará haciénd
LISE —Ay mi virgensito — ruedo los ojos ante lo que Thiago dice — Cada vez, lo amo más — —Ya deja de decir tonterías, el solo lo hizo porque… porque si —me encojo de hombros y voy por un vaso de agua —Ay nena, ni tú te lo crees— lleno mi vaso con el líquido vital —Martin, es todo lo que has esperado — lo miro —¿De qué rayos hablas? — el me mira —Martin es atento, educado, detallista, sincero, tierno, y todo un amor. Él es todo lo contrario a la cucaracha de tu ex— asiento —Aunque lo niegues de por vida, no solo te interesa su virginidad, también te hace sentir bien cómo te trata — sonrío sin pensarlo —Tienes razón, él es diferente — susurro solo para que yo oiga —Si, y será quien robe tu corazón — suspiro con pena —Mi corazón ya no puede enamorarse otra vez — termino de beber mi agua y me siento frente a el —Él se lo llevó todo — Thiago solo me mira —A veces uno cree eso, pero el amor siempre se presenta sin avisar — lo miro — Sólo piénsalo — —Soy mayor que él, es un niño —
ELISE —No creo lo que me cuentas — — Yo tampoco lo creo, y que lo viví —me siento en el sofá frente a el —Mi virgensito atrevido —aplaude —Debemos darle un premio —ruedo los ojos — Déjate de idiotadas y ayúdame — ruego —¿A qué? —cuestiona sentándose a mi lado —Solo pienso en quitarle la ropa ahora, en estar sobre él y hacerle muchas cosas — ríe — Pues él también ha de estar pensando en eso. Con un beso casi llega a tus tetas, imagínate, si le das cavida a más — sonrío Sonrío por que el beso llega a mi mente, porque no he dejado de pensar en eso estos dos días, porque quiero más de eso, mucho más y porque Martin invade mi mente a cada momento. — Ya tienes esa cara de estúpida de nuevo —miro mal a Thiago —No empieces — le reclamo —No te veía así, desde que creías que la cochinada de Giacomo era tu amor de verdad — ruedo los ojos —Esa porquería, debería dejarme en paz — digo con rabia —¿A que te refieres? — indaga —El muy imbécil, me llama pidiendo que lo perdone y que le
ELISE Sus besos recorren mi cuerpo, sus manos llegan hasta lo más mínimo de mí, sus palabras son sucias, entra y sale de mí, haciéndome jadear, lo empujo y lo hago rodar en la cama para luego subirme en él y tener el control. Mis caderas se mueven con rapidez, veo en su rostro la expresión de deleite, de disfrute y eso me anima más, sus manos aprietan mis senos y los masajea para después centrarse en las cimas duras y anhelantes de deseo, hecho mi rostro hacia atrás, sintiendo la llegada al punto del placer, él toma mis caderas para moverme más y es ahí donde exploto, segundos después él lo hace, gruñendo mi nombre. —Uff Elise — habla — Contigo siempre es increíble el sexo, pero hoy fue... Épico — me muevo y me acuesto a su lado, lo veo quitarse el condón y botarlo en la basura — Necesitaba tener sexo — digo —Lo anhelaba — él sonríe —Pues cuando quieras, estaré gustoso de complacerte — se gira y me abraza Franco Lombardi, es mi desfogue sexual y yo el suyo. Un italiano de un metr
ELISE —¿Puedes creerlo? — cuestiono incrédula —¿Y qué esperabas, que se quedará como bobo hasta que te dé la gana de estar con él — ruedo los ojos —No, claro que no— carraspeo — Solo que no esperé, que después de casi haber follado, se largara con otra como si nada — —Niña, tu empezaste — —Yo no empecé nada — digo —¿Cómo no? — miro a otro lado — Lo besaste y te le restregaste, tu lo calentaste Elise ——Ay ya, yo no le puse un arma en la cabeza para que me besara. Pero a él no le importó dejarme ahí y largarse con esa ——Te recuerdo que esa, como tu le dices, fue la que contrataste para cuidar a la madre de Martin — le sonrío —Bien dicho Thiago, para cuidar a la madre, no al hijo — me cruzo de brazos —Estas celosa— dice —Claro que no y mucho menos de Martin — digo segura y bebo de mi vino —Si claro, eso ni tu te lo crees — mete un pedazo de pasta a la boca, suspiro —Si, estoy celosa — admito y bajo la mirada — Creo que me estoy enamorando de Martin — —Ay mi virgencito
MARTIN. De inmediato el enojo, y la ira me llenan. No puedo creer que Elise se valiera de una excusa tan ridícula para hacerme venir hasta acá, y lo peor de todo, para encontrarla con lencería, en una pose subjetiva. Claro que al principio me excite, soy de carne por Dios pero, es el cumpleaños de mamá, capaz el último que tendré con ella y solo perdí tiempo que podía aprovechar. —¿Para eso me hiciste venir? — cuestiono indignado —Te hice venir para finiquitar los detalles de la reunión — —Si claro — bufo —¿Y no podíamos hacerlo con ropa normal? — su expresión cambia —Decidí recibirte con este conjuntito que recién compré — ruedo los ojos —¿No te gusta? —indaga recorriendo las manos por su cuerpo Respira Martin. ¿Qué si me gusta? Estoy que aguanto la picazón en las manos por quitárselo. Elise tiene un conjunto rojo sangre de encaje que es diminuto, hace verla sexy, candente, ardiente, y te incentiva a hacerle un sin número de cosas, pero me detengo. No volveré a caer