ELISE —No creo lo que me cuentas — — Yo tampoco lo creo, y que lo viví —me siento en el sofá frente a el —Mi virgensito atrevido —aplaude —Debemos darle un premio —ruedo los ojos — Déjate de idiotadas y ayúdame — ruego —¿A qué? —cuestiona sentándose a mi lado —Solo pienso en quitarle la ropa ahora, en estar sobre él y hacerle muchas cosas — ríe — Pues él también ha de estar pensando en eso. Con un beso casi llega a tus tetas, imagínate, si le das cavida a más — sonrío Sonrío por que el beso llega a mi mente, porque no he dejado de pensar en eso estos dos días, porque quiero más de eso, mucho más y porque Martin invade mi mente a cada momento. — Ya tienes esa cara de estúpida de nuevo —miro mal a Thiago —No empieces — le reclamo —No te veía así, desde que creías que la cochinada de Giacomo era tu amor de verdad — ruedo los ojos —Esa porquería, debería dejarme en paz — digo con rabia —¿A que te refieres? — indaga —El muy imbécil, me llama pidiendo que lo perdone y que le
ELISE Sus besos recorren mi cuerpo, sus manos llegan hasta lo más mínimo de mí, sus palabras son sucias, entra y sale de mí, haciéndome jadear, lo empujo y lo hago rodar en la cama para luego subirme en él y tener el control. Mis caderas se mueven con rapidez, veo en su rostro la expresión de deleite, de disfrute y eso me anima más, sus manos aprietan mis senos y los masajea para después centrarse en las cimas duras y anhelantes de deseo, hecho mi rostro hacia atrás, sintiendo la llegada al punto del placer, él toma mis caderas para moverme más y es ahí donde exploto, segundos después él lo hace, gruñendo mi nombre. —Uff Elise — habla — Contigo siempre es increíble el sexo, pero hoy fue... Épico — me muevo y me acuesto a su lado, lo veo quitarse el condón y botarlo en la basura — Necesitaba tener sexo — digo —Lo anhelaba — él sonríe —Pues cuando quieras, estaré gustoso de complacerte — se gira y me abraza Franco Lombardi, es mi desfogue sexual y yo el suyo. Un italiano de un metr
ELISE —¿Puedes creerlo? — cuestiono incrédula —¿Y qué esperabas, que se quedará como bobo hasta que te dé la gana de estar con él — ruedo los ojos —No, claro que no— carraspeo — Solo que no esperé, que después de casi haber follado, se largara con otra como si nada — —Niña, tu empezaste — —Yo no empecé nada — digo —¿Cómo no? — miro a otro lado — Lo besaste y te le restregaste, tu lo calentaste Elise ——Ay ya, yo no le puse un arma en la cabeza para que me besara. Pero a él no le importó dejarme ahí y largarse con esa ——Te recuerdo que esa, como tu le dices, fue la que contrataste para cuidar a la madre de Martin — le sonrío —Bien dicho Thiago, para cuidar a la madre, no al hijo — me cruzo de brazos —Estas celosa— dice —Claro que no y mucho menos de Martin — digo segura y bebo de mi vino —Si claro, eso ni tu te lo crees — mete un pedazo de pasta a la boca, suspiro —Si, estoy celosa — admito y bajo la mirada — Creo que me estoy enamorando de Martin — —Ay mi virgencito
MARTIN. De inmediato el enojo, y la ira me llenan. No puedo creer que Elise se valiera de una excusa tan ridícula para hacerme venir hasta acá, y lo peor de todo, para encontrarla con lencería, en una pose subjetiva. Claro que al principio me excite, soy de carne por Dios pero, es el cumpleaños de mamá, capaz el último que tendré con ella y solo perdí tiempo que podía aprovechar. —¿Para eso me hiciste venir? — cuestiono indignado —Te hice venir para finiquitar los detalles de la reunión — —Si claro — bufo —¿Y no podíamos hacerlo con ropa normal? — su expresión cambia —Decidí recibirte con este conjuntito que recién compré — ruedo los ojos —¿No te gusta? —indaga recorriendo las manos por su cuerpo Respira Martin. ¿Qué si me gusta? Estoy que aguanto la picazón en las manos por quitárselo. Elise tiene un conjunto rojo sangre de encaje que es diminuto, hace verla sexy, candente, ardiente, y te incentiva a hacerle un sin número de cosas, pero me detengo. No volveré a caer
MARTIN.Al día siguiente cuando me levanto, casi no he dormido mis ojos están hinchados tengo ojeras, pero es que la presión de que, la reunión más importante de mi vida es hoy me tuvo totalmente activo. Me levanto de la cama y decido ponerme uno de los trajes más caros que Elise me compró, cuando ya termino me miro en el espejo y no creo que sea yo.Me veo como un hombre adinerado, un hombre importante, y admito que eso me gusta un poco, al bajar las escaleras me encuentro con mamá y con Stella, esta última al verme silva.—Martín por Dios, te ves súper bien — doy una vuelta antes su halago — ¿Y a dónde vas tan elegante? — sonrío—Pues hoy, es la reunión más importante de mi vida, y tiene que salir perfecta. De eso depende que todo mejore en lo económico, aquí en la casa — ella sólo asiente y me acerco a mamáMis cejas se hunden en preocupación, a mamá, hoy se la ve con unas ojeras más notables y eso sólo significa que no ha dormido por el dolor, de inmediato me enojo con ella, porqu
ELISE. Miro de nuevo para atrás mientras el auto se aleja, suspiro porque no me esperaba ver a Martin ahí, y mucho menos que haya pedaleado desde su casa hasta la mía, solo para invitarme a la fiesta de celebración por la firma del contrato. El pedaleo desde su casa. Con razón estaba agitado, sudado y cansado, pero se lo veía sumamente feliz, dichoso y alegre, muy diferente a como quedó cuando me subí al auto. Triste, decepcionado y decaído. Vuelvo a suspirar, y pienso en Martin, en todo lo que hemos pasado y noto que mi corazón late más rápido y me siento necesitada de verlo. ¿Acaso ya me enamoré de Martin Wesley? — Elise — miro a Franco —¿Estas bien? — cuestiona poniendo su mano sobre la mía — No, si, no — sus cejas se unen en confusión —Solo vamos al lugar — le sonrío y él sabe que le miento, pero me ignora Mientras estamos en su habitación, y nos besamos pienso en Martin, pienso en sus besos, pienso en sus caricias, en la forma en la que ese niño tímido, callado e insegu
MARTIN Con una muy notable confusión en mi rostro, me aproximo hacia ella, quien está con la misma ropa que la última vez que la vi, y respira con dificultad, me acerco hasta estar a unos cuantos centímetros, meto las manos en mis bolsillos y la miro serio. —Hola — me saluda con una sonrisa, no le respondo, solo la miro —Fui a tu casa — eso me sorprende, pero no lo hago notar — Ah... Tu mamá, estaba ahí, ella me dijo que te encontraría en este lugar — noto como sus mejillas se ponen rojas ¿Elise Remington está nerviosa? Baja la mirada, pone el cabello detrás de la oreja, carraspea y vuelve a mirarme. —Martin, lo siento —buen inicio — No sabía que irías a buscarme, siento haberte dejado ahí en la acera mientras me iba con Franco — Así es que se llama... Franco. — Cuando llegué a su casa me di cuenta que no tenía que estar ahí, que quería.... —se queda callada —Que deseaba.... — vuelve a callar, alzo las cejas indicándole que espero que continúe —Quiero decir, que yo no quería es
ELISE Me levanto con un dolor de cabeza horrible, todo da vueltas, y mi boca esta tan seca que pide a gritos un vaso de agua, con la mirada lo busco y me doy cuenta que en mi mesita de noche ahí está, con un letrero que dice: bébeme. Con mis cejas hundidas tomo el vaso y de una vez queda vacío, la necesidad queda un poco saciada y me siento en la cama, recordando que pasó en la noche, pero no recuerdo nada, vuelvo a mirar donde estaba el agua y hay dos pastillas con una nota que dice: tómame. Mi confusión crece al no entender las notas, me levanto con las pastillas y voy por más agua a la cocina, intentando recordar algo de lo que pasó la noche anterior, las bebo y luego preparo una tostada con un vaso de yogurt para desayunar. “—¿Te gustó la canción? —“ Llega a mi mente y detengo lo que estaba haciendo, entonces a mi mente llegan muchos más recuerdos y comienzo a respirar con dificultad. ¿Le canté a Martin ayer? I like a virgen. No. Puede. Ser. Corro a mi habitación