" Solo serán unos días"
Nick aún no se calmaba, al contrario, a cada segundo que pasaba se sentía cada vez más como un idiota. Vaya ridiculo había hecho frente a ella, frente a Mila. Su abuelo no importaba, pero ella…
Ella no le sostuvo la mirada ni un segundo, como si él no valiera nada. Y obviamente la popo de gallina no ayudo con la entrada que había pensado que haría, durante todo el viaje en avión,
Antes tenía problemas de autoestima gracias a su físico, pero esos temas estaban superados, y sin necesidad de un psicólogo. El gimnasio hizo su magia, y gran parte de sus complejos desaparecieron con sus rollitos abdominales.
¡Ah! Pero tenía que reconocer que con Mila era todo muy distinto.
Se quitó como pudo aquella ropa arruinada, y una mucama del piso le había pasado una gran bolsa de plastico para que pusiera en ella todo lo que deseaba desechar de lo que lleva puesto… y lógicamente lo quería desechar todo… hasta los bóxers.
Incluso sacó del antes finísimo portafolio el computador, y lo depositó con cuidado sobre la mesa de la sala de estar de su suite.
Además en el portafolio venía uno que otro documento importante, y algunos preservativos por si se presentaba acción a donde fuera.
Aunque pensándolo bien, con toda esta penosa situación dudaba mucho que lograra una erección, sobre todo después de ver la cara con que ella lo miró.
Sabía que era un estúpido por aún pensar en esa mujer, ¿Pero que hacía? Si no podía evitarlo… su cerebro no parecía escuchar órdenes.
Nickolau llegó a pensar que la obsesión por Mila, lejos de ser insana; se había convertido en costumbre. Su mente necesitaba algo a que aferrarse para mantenerse ocupada, y ese algo había sido «ella», la preciosa hija del farmacéutico de la esquina. ¡Qué épico!
Todas las modelos con las que se había acostado y después rechazado, lo degollarían vivo si supieran semejante dato… «la hija del farmacéutico, que se convirtió en muy poco tiempo en toda una eminencia en neurocirugía».
Cansado de su terrible aroma, Nickolau se metió totalmente desnudo al cuarto de baño, abrió la ducha del agua caliente y dejó que el humeante líquido vital limpiara su cuerpo. Casi se gasta todo el pote de champú, y lo mismo ocurrió con el gel de baño. Por más que Nick se restregara seguía sintiendo aquel fétido y desagradable hedor de la popó de las de gallinas.
Salió de la ducha con el cuerpo totalmente rojo de tanto restregárselo, y aún así no estaba satisfecho con el olor que sentía.
El guardarropa de su habitación estaba totalmente provisto de todo tipo de prendas, que él mismo había hecho traer en una ocasión. Así que ese no sería un problema. Allí en la Villa tendría todo lo que necesitaba, todo… excepto paz mental.
¿Y cómo estar tranquilo? Si sabía que, saliendo de la verja, bajando la pequeña colina, y doblando un poco a la derecha… allí había una pequeña farmacia con una casa detrás… en la que vivía su adorado tormento del pasado.
Así que era mejor que no se acomodara, y que hablara de inmediato con su abuelo, pues era un hecho que el anciano regresaría a Londres con él, tan pronto la «Neuróloga» y Archiles, el médico de cabecera de su abuelo diera el visto bueno.
«¡Solo serán unos días!» murmuró mientras que se vestía con un pantalón de chandal gris oscuro y un Polo Shit negro.
«¡Cálmate Neck!» se llamó a la conciencia…«Solo Serían unos días»… «que se irán volando».
Al mencionar la palabra «volando» cayó en cuanta que Vincent, el piloto aún estaba abandonado en la pista, y que tenía que enviar a alguien por él.
No es que no quisiera que el payaso de Vincent reviviera lo que había vivido él con las gallinas en carne propia… pero pensándolo mejor… ese desagradable y sucio episodio no se lo desearía a nadie jamás… ni a su peor enemigo.
Se terminó de calzar los zapatos e impregnó su cuerpo de su masculina y sensual fragancia y bajó las escaleras con el cabello aún revuelto y húmedo por la ducha.
Por alguna rara razón Mila Papádakis aún estaba allí, sentada en el living junto a su abuelo, conversando animadamente.
Era absurdo, pero al espina de los celos aguijoneó a Nick, que solo guardo silencio para escuchar la musical risa de aquella muchacha, a la que los años no habían hecho otra cosa que favorecer. Mila sonreía despreocupadamente por alguna payasada que le había soltado su abuelo, y él solo estaba allí al pie de la escalera… parado como una estatua observándola como siempre… sin que ella se diera cuenta.
Nick la detalló en silencio, como siempre… de los pies hastael último cabello de su hermosa y talentosa cabeza. Se notaba sofisticada, elegante, sabia, y mucho más mujer. Una hembra en todo el sentido de la palabra… el tipo de mujer que todo hombre quiere tener por esposa. Perfectamente distinguida para mostrar en público… y absolutamente sensual para devorarla en la cama.
Se obligo a dejar sus cavilaciones, no estaba para tener pensamientos sucios en su actual situación. Así que mejor se apegaba a su plan inicial: Empacar las cosas del abuelo, y salir de Mykonos lo antes posible.
—Necesito que un coche vaya por mi piloto y lo lleve a un hotel— informó Nick rompiendo el momento agradable que vivían Mila y el abuelo Ulises . Más que una petición aquello se había escuchado como una orden. El viejo abuelo enarcó una ceja, y rodo los ojos como tenía por costumbre.
—¡Escucha una cosa muchachito! ¡Esta es mi casa… así que las órdenes que circulan aquí son las mias! —Nick quiso rebatir algo pero prefierio morderse la lengua antes que alterar a su abuelo—Tú piloto ya debe estar descansando en su habitación … cuando te vi llegar en esas fachas era lógico que habías dejado a un pobre piloto atrás… si no te puedes manejar en una camioneta… mucho menos podrás pilotear un avión. Un coche recibió a tu piloto y lo trajo a esta Villa. Este mausoleo griegos tiene habitaciones suficientes, como para albergar a hotel y medio.
Nickolau asintió con la cabeza, listo para regresarse por donde había venido, pero su abuelo garraspeó la garganta, avisando que lo que seguiría sería peor que caer en la Caca de los pollos otra vez.
—No recuerdo haberte visto saludando a Mila, Neck — dijo el viejo, y Neck lo sabía, sabía que su abuelo le haría algo como eso.
Se volteó hacia Mila, y caminó dos pasos hacia ella ofreciendo su mano, para un profesional y nada caluroso saludo. Mila casi toma la mano del joven, cuando el viejo Ulises Kronos, observando a la distancia la pareja que hacían esos dos , volvió a meter su cuchareta en el asunto.
—¡Pero Neck!… ¿Qué clase de saludo es ese? Prácticamente te criaste con Mila en esta misma calle. ¡Dale un beso en la mejilla a esa muchacha¡—ordenó Ulises y Neck (cómo lo llamaban en Grecia) casi sintió cómo le temblaban las rodillas.
En su marco de memoria nunca había quedado registrado semejante cercanía con Mila. Su historia con ella, se había limitado en acariciarle sutilmente la mano a la chica cuando compraba medicamentos en la farmacia.
Aquella exigencia de su abuelo, lo tomaba por sorpresa, pero él no quedaría como un cobarde, o un taquismiquis frente a ella... si lo que quería el abuelo era un simple beso en la mejilla de la chica...¡Él se lo daría!
Tenia que salir de Mykonos lo antes posible. Ahí en esa ciudad no podía ser e arrogante, sensual, y poderoso Nickolau Kronos. Bajo los dominios de su abuelo revivía el pasado, y algunas de sus viejas inseguridades regresaban. Tenía que tomar a su abuelo, y salir de esa Villa a la carrera, o se terminaría enloqueciendo.
“El beso de Zeus” Neck se acercó aún más a Mila, quien se había puesto de pie después que el anciano sugiriera que se besaran en la mejilla.Realmente aquello no era gran cosa, pero ella solo podía sentir que no conocía a aquel nombre duro e inflexible en que hacía convertido el nieto de Ulises Kronos.Y pensar que en algún momento aquel joven que ahora exhibía todos los músculos de su cuerpo definido, había sido un chico grande pero cariñoso y noble. Ahora a aquel recuerdo amable… y a ese músculoso y casi amargado hombre eran casi imposible unirnos en una misma persona.Ambos se acercaron, sin saber por qué lado besar la mejilla del otro. El viejo señor Kronos estalló en carcajadas pues aquel par de jovenes parecían flamencos danzando moviéndo solo el cuello.Finalmente Mila alcanzó la mejilla de Nick y lo besó. Él solo se quedo quieto mientras la muchacha plantaba sus sensuales labios es su mejilla, haciendo que todas las terminaciones nerviosas del cuerpo de aquel hombre se d
“Al Rojo Vivo”Continuaron caminando mientras Mila prefería mirar el piso que la cara pensativa de su vecino, con el cual no cruzaba palabras antes de hoy… hacía unos ocho años.A ella le parecía increíble que fuera él, quien caminaba a su lado, pues había jurado que a Nickolau se le había olvidado lo que se sentía caminar por aquella calle empinada. Quizás, él había olvidado del todo lo que representaba vivir allí.Ella lo reparó de reojo pensando que las revistas no le hacían justicia. Se veía mucho más guapo en persona, que en aquellas imágenes en que todas aquellas modelos anoréxicas lo opacaban.Sin que si pudiera evitarlo el cuerpo de la muchacha reaccionó a la presencia intimidante y al terrible atractivo que exudaba aquel hombre por cada poro de su cuerpo. Un frio recurrió su columna y toda su piel se erizo. Neck la miro de pronto con aquellos ojos grises y se sintió de momento totalmente desnuda, así que se obligó rápidamente apartar la mirada y mojo involuntariamente sus la
“DESPEDIDA DE SOLTERAS ”A veces suelen decir que la almohada es la mejor consejera, pero no siempre funciona del todo bien. Nick tenía condiciones que cumplir… condiciones que por supuesto no estaba dispuesto a aceptar.Pasaban las dos de la madrugada y no podía dormir, y no había encontrado a Vincent por toda la casa, y eso sin dudas tenía algo que ver con su abuelo. De su seguro había sacado a su piloto de la casa para evitar que se fuera de una maldita vez a Londres, como era su deseo.Aquellas cuatro paredes lo ahogaban, ya no podía seguir pensando más. Se había repetido en la mente más de mil veces aquellas absurdas condiciones que iban de lo sublime a lo rídiculo.Podía entender que su abuelo quisiese limpiar su imagen, incluso obligarlo a tocar aquella guitarra que habia pertenecido a su padre, lo que no podía concebir de ninguna forma es que pretendiera que se casase con Mila quien obviamente ya estaba comprometida, con alguien que ella misma había escogido y con quien tenía
“CAMBIOS DE PLANES” Ser tímido era algo que ya había olvidado, pero le era imposible no sentirse diferente ante ella. Había fantaseado tantas veces desde su adolescencia hablar con Mila Papadakis, que aún no se lo creía del todo que estuvieran así, tan a gusto, y juntos en aquel bar, que ni siquiera sospechaba de su existencia. Mila se movía al ritmo de la suave música que soñaba de fondo, y Neck la observaba totalmente idiotizado. Le resultaba doloroso el saber que ella estaba a punto de patir a Atenas, en donde un hombre la esperaba. «Un hombre que no era él» Asi que si, esa era la única oportunidad que tendría de pasar algún momento con ella. La vida entera pidiendo cinco minutos de atención de ella, y ese momento finalmente había llegado, ironías del destino que hubieran sido Justo en la despedida de soltera de la muchacha. Neck la miró con aquella admiración tan profunda y sincera que sentía por ella, extasiado por todo lo que sentía y totalmente hechizado por aquellos pro
LO VERDADERAMENTE DIFÍCILSe separaron de aquel beso profundo y candente para respirar, Mila parecía totalmente desconcertada, al tiempo que Neck tenía los ojos más oscuros por los momentos de pasión que habían compartido.—Yo…yo lo siento—murmuro ella, y se tapó los ojos con ambas manos. —¡Dios! ¡Esto no debía haber pasado Nickolau!Nick solo asintió con la cabeza, pero prefirió guardar silencio mientras recuperaba la compostura.Todo su cuerpo aclamaba por el contacto con Mila, pero no se lo haría saber, no aún.Solo se quedó allí mirándola mientras ella trataba de aclarar su mente.—Es tarde— se excusó ella que por fin parecía sobria — creo que debería irme— manifestó la muchacha y Nick se puso de pie para acompañarla.—Te llevó— impuso él y ella se quedó inmóvil ante aquella posibilidad— a esta hora no te dejaré volver sola — afirmó sin que se pusiera manejar otra posibilidad.—No es aconsejable— respondió ella tratando de evadirlo. Ese beso había significado demasiado— he viv
“UNA MAÑANA FELIZ DE UN MES CUALQUIERA”A Nick le costó conciliar el sueño, y como no. Estaba absolutamente ¡¡¡EU- FÓ- RI- CO!!!Nunca creyó que llegaría a besar a Mila Papadakis, y ahora que lo había hecho no creía que pudiera pasarse una semana completa sin besarla otra vez.Se había acostado cerca de las siete de la mañana, y eran a penas las nueve y treinta cuando bajo a desayunar, feliz como una lombriz.Vincent, su amigo, estaba tranquilamente sentado en frente a Ulises, y hablaban sobre temas de aeronáutica civil. Su abuelo era un erudito en navieras, pero de aeronáutica no tenía idea que supiera algo. Mas eso no era lo importante…A Nick en ese momento le importaba un carajo el tema de los aviones, la aviación o cualquier otro aparato volador. Él había tocado el cielo con las manos al amanecer, sin necesidad de haberse subido a ningún artefacto volador.No podía comer, aunque se lo propusiera… estaba tan feliz, tan concentrado en los recuerdos frescos que tenía en su memoria
UNA INSANA MUESTRA DE AMORMila tenía un horroroso dolor de cabeza cuando se bajó de aquel avión comercial en el Aeropuerto Internacional Eleftherios Venizelos de la ciudad de Atenas, la resaca era tan fuerte que sentía que se le iba a partir la cabeza en cuatro partes.Pero a resaca no era nada comparada con la humillación que sentía por haber besado a Nickolau Kronos, en medio de aquella borrachera. Lo peor de sus borracheras era que no lograba ser amnésica… ¡Se acordaba de todo! De cada respiración… de cada aliento… de cada latido… de cada escalofrió que ese hombre le hizo sentir.Se había ido al aeropuerto de Mykonos sin tener a penas un vuelo reservado, solo sabía que tenía que huir de allí, así que se despidió de su padre con decisión de escapar de la isla tan pronto que cualquier compañía aérea se lo permitiera.Ella se iba a casar y había cometido la insensatez de besar a otro hombre estando comprometida con Héctor. Una insensatez que le había movido el piso y la había hecho d
“UN PRÍNCIPE EN AVIÓN ¿Y EL CABALLO?” Mila tomó un taxi de regreso al aeropuerto internacional de Atenas nuevamente. Tenía la mente embotada, por los sucesos de las últimas horas. Todo espero excepto encontrar a su prometido en la cama con otra. Las lágrimas se negaban en salir, y ella sencillamente estaba en shock.Lo más prudente ahora mismo le parecía irse a refugiar a Mykonos, no quería ver a Héctor ni en pintura, y solo yéndose lejos lo podría evitar.Si regresaba al hospital tendría que verlo, y no había modo que se quedara a llorar en aquel departamento que solo recordaba la imagen de aquella mujer desnuda dando lo mejor de sí, para complacer a su ex prometido. «Y sí que daba lo mejor de sí»Cancelar aquella boda le costaría demasiado dinero, pero mucho peor era casarse con aquel estúpido infiel que solo se le había ocurrido darle como excusa que no la esperaba esa mañana. Entre tantas mentiras que pueden usar los hombres, y que tienen al alcance de la mano… él escogió ser est