CAPÍTULO 2

" Solo serán unos días"

Nick aún no se calmaba, al contrario, a cada segundo que pasaba se sentía cada vez más como un idiota. Vaya ridiculo había hecho frente a ella, frente a Mila. Su abuelo no importaba, pero ella…

Ella no le sostuvo la mirada ni un segundo, como si él no valiera nada. Y obviamente la popo de gallina no ayudo con la entrada que había pensado que haría, durante todo el viaje en avión,

Antes tenía problemas de autoestima gracias a su físico, pero esos temas estaban superados, y sin necesidad de un psicólogo. El gimnasio hizo su magia, y gran parte de sus complejos desaparecieron con sus rollitos abdominales.

¡Ah! Pero tenía que reconocer que con Mila era todo muy distinto.

Se quitó como pudo aquella ropa arruinada, y una mucama del piso le había pasado una gran bolsa de plastico para que pusiera en ella todo lo que deseaba desechar de lo que lleva puesto… y lógicamente lo quería desechar todo… hasta los bóxers.

Incluso sacó del antes finísimo portafolio el computador, y lo depositó con cuidado sobre la mesa de la sala de estar de su suite.

Además en el portafolio venía uno que otro documento importante, y algunos preservativos por si se presentaba acción a donde fuera.

Aunque pensándolo bien, con toda esta penosa situación dudaba mucho que lograra una erección, sobre todo después de ver la cara con que ella lo miró.

Sabía que era un estúpido  por aún pensar en esa mujer, ¿Pero que hacía? Si no podía evitarlo… su cerebro no parecía escuchar órdenes.

Nickolau llegó a pensar que la obsesión por Mila, lejos de ser insana;  se había convertido en costumbre. Su mente necesitaba algo a que aferrarse para mantenerse ocupada, y ese algo había sido «ella», la preciosa hija del farmacéutico de la esquina. ¡Qué épico!

Todas las modelos con las que se había acostado y después rechazado, lo degollarían vivo si supieran semejante dato… «la hija del farmacéutico, que se convirtió en  muy poco tiempo en toda una eminencia en neurocirugía».

Cansado de su terrible aroma, Nickolau se metió totalmente desnudo al cuarto de baño, abrió la ducha del agua caliente y dejó que el humeante líquido vital limpiara su cuerpo. Casi se gasta todo el pote de champú, y lo mismo ocurrió con el gel de baño. Por más que Nick se restregara seguía sintiendo aquel fétido y desagradable hedor de la popó de las  de gallinas.

Salió de la ducha con el cuerpo totalmente rojo de tanto restregárselo, y aún así no estaba satisfecho con el olor que sentía.

El guardarropa de su habitación estaba totalmente provisto de todo tipo de prendas, que él mismo había hecho traer en una ocasión. Así que ese no sería un problema. Allí en la Villa tendría todo lo que necesitaba, todo… excepto paz mental.

 ¿Y cómo estar tranquilo? Si sabía que, saliendo de la verja, bajando la pequeña colina, y doblando un poco a la derecha… allí había una pequeña farmacia con una casa detrás… en la que vivía su adorado tormento del pasado.

Así que era mejor que no se acomodara, y que hablara de inmediato con su abuelo, pues era un hecho que el anciano regresaría a Londres con él, tan pronto la «Neuróloga» y Archiles, el médico de cabecera de su abuelo diera el visto bueno.

«¡Solo serán unos días!» murmuró mientras que se vestía con un pantalón de chandal gris oscuro y un Polo Shit negro.

«¡Cálmate Neck!» se llamó a la conciencia…«Solo Serían unos días»… «que se irán volando».

Al mencionar la palabra «volando» cayó en cuanta que Vincent, el piloto aún estaba abandonado en la pista, y que tenía que enviar a alguien por él.

No es que no  quisiera que el payaso de Vincent reviviera lo que había vivido él con las gallinas en carne propia… pero pensándolo mejor… ese desagradable y sucio episodio no se lo desearía a nadie jamás… ni a su peor enemigo.

Se terminó de calzar los zapatos e impregnó su cuerpo de su masculina y sensual fragancia y bajó las escaleras  con el cabello aún revuelto y húmedo  por la ducha.

Por alguna rara razón Mila Papádakis aún estaba allí, sentada en el living junto a su abuelo, conversando animadamente.

Era absurdo, pero al espina de los celos aguijoneó a Nick, que solo guardo silencio para escuchar la musical risa de aquella muchacha, a la  que los años no habían hecho otra cosa que favorecer. Mila sonreía despreocupadamente por alguna payasada que le había soltado su abuelo, y él solo estaba allí al pie de la escalera… parado como una estatua observándola como siempre… sin que ella se diera cuenta.

Nick la detalló en silencio, como siempre… de los pies hastael último cabello de su hermosa y talentosa cabeza. Se notaba sofisticada, elegante, sabia, y mucho más mujer. Una hembra en todo el sentido de la palabra… el tipo de mujer que todo hombre quiere tener por esposa. Perfectamente distinguida para mostrar en público… y absolutamente sensual para devorarla en la cama.

Se  obligo a dejar sus cavilaciones, no estaba para tener pensamientos sucios  en su  actual situación. Así que mejor se apegaba a su plan inicial:  Empacar las cosas del abuelo, y salir de Mykonos lo antes posible.

—Necesito  que un coche vaya por mi piloto y lo lleve a un hotel— informó Nick  rompiendo el momento agradable que vivían Mila y el  abuelo Ulises . Más que una petición  aquello se había escuchado como una orden. El viejo  abuelo enarcó una ceja, y rodo los ojos como tenía por costumbre.

—¡Escucha una cosa muchachito! ¡Esta es mi casa… así que las órdenes que circulan aquí son las mias! —Nick quiso rebatir algo pero prefierio morderse la lengua antes que alterar a su abuelo—Tú piloto ya debe estar descansando en su habitación … cuando te vi llegar en esas fachas era lógico que habías dejado a un pobre piloto atrás… si no te puedes manejar en una camioneta… mucho menos podrás pilotear un avión. Un coche recibió a tu piloto y lo trajo a esta Villa. Este mausoleo griegos  tiene habitaciones suficientes, como para albergar a hotel y medio.

Nickolau asintió con la cabeza, listo para regresarse por donde había venido, pero su abuelo garraspeó la garganta, avisando que lo que seguiría sería peor que caer en la Caca de los pollos otra vez.

—No recuerdo haberte visto saludando a Mila, Neck — dijo el viejo, y Neck lo sabía, sabía que su abuelo le haría algo como eso.

Se volteó hacia Mila, y caminó dos pasos hacia ella ofreciendo su mano, para un profesional y nada caluroso saludo. Mila casi toma la mano del joven, cuando el viejo Ulises Kronos, observando  a la distancia la pareja que hacían esos dos , volvió a meter su cuchareta en el asunto.

—¡Pero Neck!… ¿Qué clase de saludo es ese? Prácticamente te criaste con Mila en esta misma calle. ¡Dale un beso en la mejilla a esa muchacha¡—ordenó Ulises y Neck (cómo lo llamaban en Grecia) casi sintió cómo le temblaban las rodillas.

En su marco de memoria nunca había quedado registrado semejante cercanía con Mila. Su historia con ella, se  había limitado  en acariciarle sutilmente la mano a la chica  cuando compraba medicamentos en la farmacia.

Aquella exigencia de su abuelo, lo tomaba por sorpresa, pero él no quedaría como un cobarde, o un taquismiquis frente a ella... si lo que quería el abuelo era un simple beso en la mejilla de la chica...¡Él se lo daría!

Tenia que salir de Mykonos lo antes posible. Ahí en esa ciudad no podía ser e arrogante, sensual, y poderoso Nickolau Kronos. Bajo los dominios de su abuelo revivía el pasado, y algunas de sus viejas inseguridades regresaban. Tenía que tomar  a su abuelo, y salir de esa Villa a la carrera, o se terminaría enloqueciendo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo