“El beso de Zeus”
Neck se acercó aún más a Mila, quien se había puesto de pie después que el anciano sugiriera que se besaran en la mejilla.
Realmente aquello no era gran cosa, pero ella solo podía sentir que no conocía a aquel nombre duro e inflexible en que hacía convertido el nieto de Ulises Kronos.
Y pensar que en algún momento aquel joven que ahora exhibía todos los músculos de su cuerpo definido, había sido un chico grande pero cariñoso y noble. Ahora a aquel recuerdo amable… y a ese músculoso y casi amargado hombre eran casi imposible unirnos en una misma persona.
Ambos se acercaron, sin saber por qué lado besar la mejilla del otro. El viejo señor Kronos estalló en carcajadas pues aquel par de jovenes parecían flamencos danzando moviéndo solo el cuello.
Finalmente Mila alcanzó la mejilla de Nick y lo besó. Él solo se quedo quieto mientras la muchacha plantaba sus sensuales labios es su mejilla, haciendo que todas las terminaciones nerviosas del cuerpo de aquel hombre se despertaran… y créanme cuando digo que «todas».
Nick se quedó sin habla cuando ella se alejó de su cuerpo volviéndose a sentar, así que él convenientemente se sentó junto a su abuelo, para que no se hiciera notar que cierto amigo más íntimo se había despertado, no a su máxima potencia ni nada por el estilo… pero si lo suficientemente despierto como para hacerse notar.
Mila continuó de pie, pues ya iba siendo hora que regresara a casa, y no se sentía con muchos deseos de mirarle la cara a Nickolau después que hubiera sido cómplice de haberle mentido de aquella manera atroz, para que el señor Ulises se saliera con las suyas.
La cara de aquel joven con aquel ceño fruncido, la asustaba, pues creía que él sospechaba la verdad.
Así que sin más, se dispuso a despedirse para salir de aquel momento incómodo. A fin de cuentas su labor allí había terminado. El señor Kronos había conseguido lo que quería… y ella podría regresar a su casa a hacer su maleta y a buscar un vuelo a la Grecia continental en donde tenía trabajo que hacer, y su licencia por la muerte de su madre se estaba por finalizar.
—Será mejor que me vaya— anunció y el anciano se puso de pie, Nickolau hizo lo mismo, pero se quedó un paso por detrás de su abuelo «por obvias razones».
—Gracias por quedarte hasta que mi nieto llegara— agradeció Ulises ofreciéndole las manos a la muchacha.
—¡Despídete Neck!— lo regañó el abuelo como si fuera un chiquillo y Nickolau no pudo haber otra cosa que rodar los ojos involuntariamente, sacándole una tímida sonrisa a Mila que lo miraba, y no pasó por alto ese pequeño detalle.
El señor Ulises podía ser muy griego, y Neck tratando de no alterarlo, se acercó a Mila y esta vez fue él quien rozó la piel de la mejilla de la muchacha con sus labios.
«Por Zeus» si que eso le supo a gloria. El sabor de su piel y la textura era lo más agradable con lo que se hubieran topado sus labios jamás.
Mila se apartó y otra vez sonrío con timidez, lista para caminar hacia la puerta principal.
—¡Acompáñala a su casa, Nickolau! — ordenó su abuelo que ciertamente parecía un comandante de la guerrilla y no un frágil anciano enfermo.— Es lo menos que puedes hacer por haberla hecho esperar hasta esta hora.
Nickolau obedeció y se encaminó tras Mila a la salida principal de la casa. Antes de llegar a esta se adelantó y abrió para ella la pesada puerta de madera para que saliera.
—No es necesario que me acompañes— murmuro Mila apenada una vez que salieron al jardín.
—¿Y desobedecer al comandante? ¿Bromeas verdad? — comentó él haciéndole creer que no desobedecería a su abuelo. No es necesario hacerle saber a ella que se llevaría a Ulises a vivir a Londres lo antes posible. Ahora solo deseaba acompañarla hasta la puerta de la farmacia, para tener un nuevo recuerdo con el cual obsesionarse cuando regresara a Inglaterra.
Sabia para su pesar, que estaba enfermo… enfermo de ella, y lo peor de todo… que su mal no tendría cura.
Los años debían haber disipado aquella obsesión adolescente en vez de avivarla, y allí estaba él… contemplándola como si fuera una estrella, igual de deslumbrante, igual de inalcanzable.
Cruzaron la verja en silencio, después que un empleado la abriera para ellos y continuaron caminando en silencio en dirección a la base de la colina.
Desde su posición se veían la costa… el mar de un verde azul sin igual bañaba las playas atestadas de turistas, haciendo de la isla de peculiares colores un lugar de ensueño. Sin dudas Mykonos era la isla más glamorosa de todas las islas Cíclalas en el Mar Egeo. Desde la colina en que se encontraba la Villa de los Kronos se podía ver toda la ciudad de Hora, la pequeña ciudad que fungía como capital y corazón de la isla. Allí en Hora, Neck se había obsesionado por su vecina más cercana, a la misma que ocho años después escoltaba en silencio hasta su casa.
—No se ve mal —soltó Nick de pronto rompiendo el incómodo silencio que los envolvía. Mila no entendió a qué se refería y solo lo miró con expresión de no haber captado nada y él se repitió esta vez siendo un poco más claro— Que no se ve tan mal, mi abuelo—. Aclaró y Mila lo miró con ojos como platos sin saber que decir… bueno podría decirle la verdad y salir de aquel maldito enrollo en que se veía envuelta por haber cedido ante un viejo manipulador como Ulises Kronos. Solo que, si decía la verdad, su ética médica era la que se vería altamente comprometida.
—Las enfermedades cerebrales suelen ser muy traicioneras— murmuro sin saber qué más decir. Si bien Ulises si tenía una encefalopatía crónica, ni él mismo ni su nieto entenderían del todo las magnitudes de semejante enfermedad degenerativa. Lo cierto era… que Ulises Kronos aunque aparentemente se notara sano, y probablemente pasaran varios años antes que los síntomas graves de la enfermedad aparecieran, lo mejor es que no estuviera solo. Así que basándose en que solo había contribuido para que un anciano no estuviera solo, Mila se relajó un poco y dejó de sentirse tan culpable. No había mentido… solo había exagerado un poco la situación a pedido expreso de su paciente. «El paciente era terriblemente mandón… ¡si! ¡Pero de que estaba enfermo… ¡Estaba enfermo!»
“Al Rojo Vivo”Continuaron caminando mientras Mila prefería mirar el piso que la cara pensativa de su vecino, con el cual no cruzaba palabras antes de hoy… hacía unos ocho años.A ella le parecía increíble que fuera él, quien caminaba a su lado, pues había jurado que a Nickolau se le había olvidado lo que se sentía caminar por aquella calle empinada. Quizás, él había olvidado del todo lo que representaba vivir allí.Ella lo reparó de reojo pensando que las revistas no le hacían justicia. Se veía mucho más guapo en persona, que en aquellas imágenes en que todas aquellas modelos anoréxicas lo opacaban.Sin que si pudiera evitarlo el cuerpo de la muchacha reaccionó a la presencia intimidante y al terrible atractivo que exudaba aquel hombre por cada poro de su cuerpo. Un frio recurrió su columna y toda su piel se erizo. Neck la miro de pronto con aquellos ojos grises y se sintió de momento totalmente desnuda, así que se obligó rápidamente apartar la mirada y mojo involuntariamente sus la
“DESPEDIDA DE SOLTERAS ”A veces suelen decir que la almohada es la mejor consejera, pero no siempre funciona del todo bien. Nick tenía condiciones que cumplir… condiciones que por supuesto no estaba dispuesto a aceptar.Pasaban las dos de la madrugada y no podía dormir, y no había encontrado a Vincent por toda la casa, y eso sin dudas tenía algo que ver con su abuelo. De su seguro había sacado a su piloto de la casa para evitar que se fuera de una maldita vez a Londres, como era su deseo.Aquellas cuatro paredes lo ahogaban, ya no podía seguir pensando más. Se había repetido en la mente más de mil veces aquellas absurdas condiciones que iban de lo sublime a lo rídiculo.Podía entender que su abuelo quisiese limpiar su imagen, incluso obligarlo a tocar aquella guitarra que habia pertenecido a su padre, lo que no podía concebir de ninguna forma es que pretendiera que se casase con Mila quien obviamente ya estaba comprometida, con alguien que ella misma había escogido y con quien tenía
“CAMBIOS DE PLANES” Ser tímido era algo que ya había olvidado, pero le era imposible no sentirse diferente ante ella. Había fantaseado tantas veces desde su adolescencia hablar con Mila Papadakis, que aún no se lo creía del todo que estuvieran así, tan a gusto, y juntos en aquel bar, que ni siquiera sospechaba de su existencia. Mila se movía al ritmo de la suave música que soñaba de fondo, y Neck la observaba totalmente idiotizado. Le resultaba doloroso el saber que ella estaba a punto de patir a Atenas, en donde un hombre la esperaba. «Un hombre que no era él» Asi que si, esa era la única oportunidad que tendría de pasar algún momento con ella. La vida entera pidiendo cinco minutos de atención de ella, y ese momento finalmente había llegado, ironías del destino que hubieran sido Justo en la despedida de soltera de la muchacha. Neck la miró con aquella admiración tan profunda y sincera que sentía por ella, extasiado por todo lo que sentía y totalmente hechizado por aquellos pro
LO VERDADERAMENTE DIFÍCILSe separaron de aquel beso profundo y candente para respirar, Mila parecía totalmente desconcertada, al tiempo que Neck tenía los ojos más oscuros por los momentos de pasión que habían compartido.—Yo…yo lo siento—murmuro ella, y se tapó los ojos con ambas manos. —¡Dios! ¡Esto no debía haber pasado Nickolau!Nick solo asintió con la cabeza, pero prefirió guardar silencio mientras recuperaba la compostura.Todo su cuerpo aclamaba por el contacto con Mila, pero no se lo haría saber, no aún.Solo se quedó allí mirándola mientras ella trataba de aclarar su mente.—Es tarde— se excusó ella que por fin parecía sobria — creo que debería irme— manifestó la muchacha y Nick se puso de pie para acompañarla.—Te llevó— impuso él y ella se quedó inmóvil ante aquella posibilidad— a esta hora no te dejaré volver sola — afirmó sin que se pusiera manejar otra posibilidad.—No es aconsejable— respondió ella tratando de evadirlo. Ese beso había significado demasiado— he viv
“UNA MAÑANA FELIZ DE UN MES CUALQUIERA”A Nick le costó conciliar el sueño, y como no. Estaba absolutamente ¡¡¡EU- FÓ- RI- CO!!!Nunca creyó que llegaría a besar a Mila Papadakis, y ahora que lo había hecho no creía que pudiera pasarse una semana completa sin besarla otra vez.Se había acostado cerca de las siete de la mañana, y eran a penas las nueve y treinta cuando bajo a desayunar, feliz como una lombriz.Vincent, su amigo, estaba tranquilamente sentado en frente a Ulises, y hablaban sobre temas de aeronáutica civil. Su abuelo era un erudito en navieras, pero de aeronáutica no tenía idea que supiera algo. Mas eso no era lo importante…A Nick en ese momento le importaba un carajo el tema de los aviones, la aviación o cualquier otro aparato volador. Él había tocado el cielo con las manos al amanecer, sin necesidad de haberse subido a ningún artefacto volador.No podía comer, aunque se lo propusiera… estaba tan feliz, tan concentrado en los recuerdos frescos que tenía en su memoria
UNA INSANA MUESTRA DE AMORMila tenía un horroroso dolor de cabeza cuando se bajó de aquel avión comercial en el Aeropuerto Internacional Eleftherios Venizelos de la ciudad de Atenas, la resaca era tan fuerte que sentía que se le iba a partir la cabeza en cuatro partes.Pero a resaca no era nada comparada con la humillación que sentía por haber besado a Nickolau Kronos, en medio de aquella borrachera. Lo peor de sus borracheras era que no lograba ser amnésica… ¡Se acordaba de todo! De cada respiración… de cada aliento… de cada latido… de cada escalofrió que ese hombre le hizo sentir.Se había ido al aeropuerto de Mykonos sin tener a penas un vuelo reservado, solo sabía que tenía que huir de allí, así que se despidió de su padre con decisión de escapar de la isla tan pronto que cualquier compañía aérea se lo permitiera.Ella se iba a casar y había cometido la insensatez de besar a otro hombre estando comprometida con Héctor. Una insensatez que le había movido el piso y la había hecho d
“UN PRÍNCIPE EN AVIÓN ¿Y EL CABALLO?” Mila tomó un taxi de regreso al aeropuerto internacional de Atenas nuevamente. Tenía la mente embotada, por los sucesos de las últimas horas. Todo espero excepto encontrar a su prometido en la cama con otra. Las lágrimas se negaban en salir, y ella sencillamente estaba en shock.Lo más prudente ahora mismo le parecía irse a refugiar a Mykonos, no quería ver a Héctor ni en pintura, y solo yéndose lejos lo podría evitar.Si regresaba al hospital tendría que verlo, y no había modo que se quedara a llorar en aquel departamento que solo recordaba la imagen de aquella mujer desnuda dando lo mejor de sí, para complacer a su ex prometido. «Y sí que daba lo mejor de sí»Cancelar aquella boda le costaría demasiado dinero, pero mucho peor era casarse con aquel estúpido infiel que solo se le había ocurrido darle como excusa que no la esperaba esa mañana. Entre tantas mentiras que pueden usar los hombres, y que tienen al alcance de la mano… él escogió ser est
“ UN PASEO DE REGRESO"Por supuesto aquella era la primera vez que la señorita Mila abordaba un jet privado y se acercó mirando aquel moderno pájaro de metal con la boca literalmente abierta. Aquel tipo de aeronave exclusiva solo lo había visto en las noticias de algún mandatario, presidente de un país, o en alguna película romántica en la que un magnate encuentra a una chica desposeída y se la lleva a recorrer el Mundo. « Nick podría ser un magnate… pero ella obviamente no era la chica desposeída». Ese papel no le quedaría con su personalidad… ni con su cuerpo.Ella era una cornuda, estúpida que solo se ve si dejado engañar por Héctor sin que sospechara e más mínimo indicio, pensó con amargura.Mila caminó por la pista junto a Neck en silencio hasta que ambos llegaron a la escalerilla del avión.Él la miró de pies a cabezas, y pensó que ella le quedaba perfecta a su estilo de vida. Con aquella mujer a su lado, podría comerse al mundo entero. Mila era toda sofisticación, y además