“DESPEDIDA DE SOLTERAS ”
A veces suelen decir que la almohada es la mejor consejera, pero no siempre funciona del todo bien. Nick tenía condiciones que cumplir… condiciones que por supuesto no estaba dispuesto a aceptar.
Pasaban las dos de la madrugada y no podía dormir, y no había encontrado a Vincent por toda la casa, y eso sin dudas tenía algo que ver con su abuelo. De su seguro había sacado a su piloto de la casa para evitar que se fuera de una m*****a vez a Londres, como era su deseo.
Aquellas cuatro paredes lo ahogaban, ya no podía seguir pensando más. Se había repetido en la mente más de mil veces aquellas absurdas condiciones que iban de lo sublime a lo rídiculo.
Podía entender que su abuelo quisiese limpiar su imagen, incluso obligarlo a tocar aquella guitarra que habia pertenecido a su padre, lo que no podía concebir de ninguna forma es que pretendiera que se casase con Mila quien obviamente ya estaba comprometida, con alguien que ella misma había escogido y con quien tenía una buena relación.
La lista pasó a paso pasó por su cabeza y volvió a odiar a todo lo que representaba la autoridad de Ulises Kronos sobre él.
Nick se había aprendido aquel documento irremediablemente, aquella lista le martillaba en la cabeza. Si cierto era que la recompensa era ridículamente tentadora, la lista era lo suficientemente despreciable como para que no le pasara por la cabeza la loca idea de dejarse llevar por la tentación de sacar el poder de Ulises Kronos de si.
No importo que pasaran las dos de la madrugada. Sencillamente Nickolau se vistió con unos jeans, una remera negra y zapatos casuales. Alcanzó una chaqueta de cuero listo para salir. Si algo bueno tenía la isla de Mykonos es que el turismo la mantenía activa a cualquier hora.
No sería difícil encontrar un bar abierto a esa hora.
Cómo pequeña venganza fue directamente al garaje personal de su abuelo. Allí había una de las reliquias familiares que Nick adoraba. Una moto Harley Davidson que era una completa maravilla.
Con demasiada destreza trajo al motor a la vida, que rugió con un ronco ronroneo. El vigilante de la verja abrió la puerta para él, algo adormilado, pero como siempre aquel empleado se abstuvo de hacer preguntas. Cosa que Nick agradeció bastante.
Salió a la calle, y condujo a velocidad moderada, hacía tiempo que no andaba en moto, y no quería que una estrepitosa caída fuera lo que le diera fin a un día de mierd@.
A unas seis cuadras de allí, localizó un bar bastante agradable abierto y no dudó en detener el motor y bajar listo para entrar.
Solo necesitaba un poco de nuevos aires, cambiar el oxígeno de la Villa que amenazaba con asfixiarlo, por algo más refrescante.
La noche era fresca y en el bar ya estaba prácticamente vacío, pero quedaba una que otra pareja disfrutando de la música, y prácticamente comiéndose vivos en la penumbra.
Adaptó su vista a las luces de halógeno que danzaban tintineando por todo el sitio y a algunos anuncios de Neón que habían por todo el local y se encaminó directo a la barra.
Allí la bartender, una sensual pelirroja le sirvió un whisky, y Nick le guiñó un ojo para corresponder al coqueteo natural de aquella diva de la noche.
Una mujer solitaria en una esquina de la barra observaba el episodio y no pudo evitar sonreír ante aquel arte que había adquirido Nickolau para seducir. Quien diría que sería un brutal seductor, un muchacho que tenía cara de no querer matar a una mosca.
El peso de una mirada, hizo que el joven se volteara para saber de donde provenía, y quien era el dueño de ese par de ojos que lo observaban con tal intensidad. Neck localizó aquel par de ojos claros, azules como el mar que bordeaba la isla, que lo observaban como un búho. De inmediato supo a quien pertenecían, Mila Papadakis.
Pero…
«¿Qué hacia ella sola a esas horas en un bar?»
Bueno, siempre existía la posibilidad de que no estuviera sola, y que ese prometido suyo la estuviera acompañando.
Nick hizo un gesto de saludo con la cabeza y espero unos instantes para saber si definitivamente ella estaba sola. Si estaba completamente sola… pues si se acercaría a ella.
Mykonos realmente no era un sitio muy peligroso… pero de ninguna manera permitiría que Mila regresara completamente sola por aquellas calles oscuras.
Pasaron unos cinco minutos y nadie llegó a juntarse con Mila… y cómo… si pasaban las tres de la madrugada para ese momento. Mila acabó su trago y le pidió otro a la pelirroja.
—¡El último!— escuchó decir a la muchacha después de haber pedido la bebida.
Nick se acercó el silencio, y la abordó. Ella estando un poco ebria, le sonrió al verlo acercarse.
Nick se sorprendió al ver que ella no se había decidido por una Margarita, un martini, un mojito o cualquier otro tipo de trago de esos que consumen las mujeres.
En su lugar Mila degustaba de un whisky de Malta al igual que él.
—¡Salud!— brindó con ella desde lejos levantando levemente su vaso. Ella levantó el vaso de whisky, e hizo un gesto de invitarlo a acercarse.
Nick se acercó con demasiado cuidado, de que aquello no fuera un espejismo. Miles de veces había visto aquella imagen en sus fantasías, y en sus sueños, pero nunca jamás se había encontrado a la Mila real en una ocasión como aquella.
—¡Llegas tarde!— lo riñó ella tan pronto él se acercó. Neck no tuvo otro remedio que sonreír, ante aquel raro comentario.
—¡Lo sé!— respondió admitiendo algo que no tenía idea… —¿Estas ebria verdad? — la interpeló Nick con una sonrisa estupida dibujada en su rostro.
—Un poquito, pero no le cuenta es nadie… ¡Mucho menos a mi padre¡— le exigió ella, y Nickolau solo afirmó con la cabeza.
—¿Te sientes bien? — le insistió Neck un poco preocupado…
—¡Estoy bien!— le aseguró ella. —Pero siéntate Nickolau Kronos, que nadie aquí va a morderte.
—¡Maudy… Sírvele otro trago aquí a mi amigo!— llamó a la chica del bar, habiendo una seña. En lo que la muchacha encargada del bar se acercaba con la Botella de whisky, el muchacho no perdió el tiempo para repasar cada detalle del rostro de Mila.—¿Qué? ¿No te gusto que te llamara mi amigo? Eras eso, antes de marcharte aquella universidad costosa eran el otro extremo del mundo.
—No éramos amigos Mila— explicó él muy despacio como si temiera romperle sus ilusiones.
—Tú nunca me consideraste tu amiga… pero yo si te veía como uno. Me hablabas muy poco… pero nos veíamos a diario, en la calle, en la farmacia… siempre estabas cerca en modo mute, pero ahí. Aún así te tenia aprecio y te consideraba mi amigo . Después te fuiste si. Desperdirte siquiera y no regresaste jamás… o bueno si…regresaste convertido en “Don Arrogante sexy” , el señor “no miro a pueblerinas”, y mucho menos a vecinas de toda la vida.
Nick casi rompe en carcajadas, ante aquella descripción de él mismo a los ojos de Mila.
«¡Ella le tenía aprecio!» no podía ser otra cosa que cierta aquella afirmación de ella, pues en su estado actual de alcoholemia no había forma que Mila Papadakis convenciera a su cerebro de mentir… por muy neurocirujana que fuera.
—¿Don arrogante sexy?— cuestionó con tono jocoso Neck—¿Acaso me confundí o me llamaste sexy?
—Sexy y… ¡Arrogante!—puntualizó ella apuntándolo con su dedo índice. — Pero si… eres condenadamente sexy.
Nickolau se carcajeó otra vez, ante las ocurrencias de Mila.
Esta Mila extrovertida, simpática, y risueña , tenía muy poco que ver con la mujer tímida y estirada que había visto en la casa de su abuelo y a la que había acompañado y la farmacia el día que llegó por orden de su abuelo, y ella solo lo había mirado con profundo rechazo.
Pero ella borracha era todo un espectáculo, lo había llamado incluso sexy, y eso era más de lo que creyó conseguir.
—¡Pero siéntate Neck!— exigió ella—¡La noche es joven!
Realmente la madrugada estaba prácticamente vencida, y el bar estaba por cerrar pero a Mila no le interesaba.
Ella a su extraño modo se estaba despidiendo de su libertad. De regreso a Atanes la esperaba su prometido y los últimos preparativos de la boda.
Así pasada de tragos cómo estaba, ya Nick no le parecía tan indeseable, y era hasta un buen plan pasar su última noche en Mykonos en su compañía.
Neck se sentó a su lado, y la chica le plantó el whisky que Mila había pedido para él
—¿Ya decististe de llevarte al señor Ulises a Londres?— lo interpeló Mila de pronto.
—¡Algo así!— respondió él tratando de emitar el entusiasmo de la muchacha.
—¡Bien! Tú abuelo está muy solo… es un viejecito manipulador y prepontente… pero es un amor.
Aquella descripción de su abuelo a Neck solo le causó gracia, porque en el fondo eso era su abuelo… un viejo, manipulador, prepotente y solo. Neck se dio un gran trago de Whisky y pensó en aquella soledad de su abuelo.
Ulises Kronos había perdido a su único hijo, y el sentimiento de empatía llevó a Neck, porque no podía imaginar aquel dolor tan lascerante que había sobrepasado su abuelo.
—Por cierto,¿ Y se puede saber qué haces aquí a estas horas? — preguntó él, tratando de cambiar el pasado tema emocional, y no hablar los sentimientos encontrados que sentía en ese preciso momento por su abuelo.
—¡Bebiendo!— respondió ella como si fuera lo más lógico.
—Eso lo veo— respondió él con una sonrisa de oreja a oreja. — Pero, ¿hay algún motivo en específico?¿algo que celebrar?
—Mi despedida de soltera—respondió ella haciendo un puchero con cara de estar poco convencida de casarse.
Es que a Mila aquella boda le daba cualquier cosa menos emoción. Héctor, su prometido era un hombre increíble, y podía decirse que era algo así como su pareja destinada… pero algo faltaba entre ellos. Mila lo sabía, pero trataba de no pensar en ello, solo que ebria como estaba, los miedos y duda que su subconsciente le escondía habitualmente, salían a flote todos a relucir.
—Y lo dices así con tan poca emoción— objeto Neck. —Deberías estar celebrando con amigas, borracha si, pero con un stripper cachondo disfrazado de policía bailando semidesnudo.
—Te verías muy bien disfrazado de policía—observo Mila —¿No crees Maudy? — le gritó a la bartender y esta dio una sonrisa que invitaba a cualquier cosa. Solo que Nick esa noche aunque quisiera no tenía ojos para nadie más que para la sensual rubia que tenía al lado borracha y divertida.
“CAMBIOS DE PLANES” Ser tímido era algo que ya había olvidado, pero le era imposible no sentirse diferente ante ella. Había fantaseado tantas veces desde su adolescencia hablar con Mila Papadakis, que aún no se lo creía del todo que estuvieran así, tan a gusto, y juntos en aquel bar, que ni siquiera sospechaba de su existencia. Mila se movía al ritmo de la suave música que soñaba de fondo, y Neck la observaba totalmente idiotizado. Le resultaba doloroso el saber que ella estaba a punto de patir a Atenas, en donde un hombre la esperaba. «Un hombre que no era él» Asi que si, esa era la única oportunidad que tendría de pasar algún momento con ella. La vida entera pidiendo cinco minutos de atención de ella, y ese momento finalmente había llegado, ironías del destino que hubieran sido Justo en la despedida de soltera de la muchacha. Neck la miró con aquella admiración tan profunda y sincera que sentía por ella, extasiado por todo lo que sentía y totalmente hechizado por aquellos pro
LO VERDADERAMENTE DIFÍCILSe separaron de aquel beso profundo y candente para respirar, Mila parecía totalmente desconcertada, al tiempo que Neck tenía los ojos más oscuros por los momentos de pasión que habían compartido.—Yo…yo lo siento—murmuro ella, y se tapó los ojos con ambas manos. —¡Dios! ¡Esto no debía haber pasado Nickolau!Nick solo asintió con la cabeza, pero prefirió guardar silencio mientras recuperaba la compostura.Todo su cuerpo aclamaba por el contacto con Mila, pero no se lo haría saber, no aún.Solo se quedó allí mirándola mientras ella trataba de aclarar su mente.—Es tarde— se excusó ella que por fin parecía sobria — creo que debería irme— manifestó la muchacha y Nick se puso de pie para acompañarla.—Te llevó— impuso él y ella se quedó inmóvil ante aquella posibilidad— a esta hora no te dejaré volver sola — afirmó sin que se pusiera manejar otra posibilidad.—No es aconsejable— respondió ella tratando de evadirlo. Ese beso había significado demasiado— he viv
“UNA MAÑANA FELIZ DE UN MES CUALQUIERA”A Nick le costó conciliar el sueño, y como no. Estaba absolutamente ¡¡¡EU- FÓ- RI- CO!!!Nunca creyó que llegaría a besar a Mila Papadakis, y ahora que lo había hecho no creía que pudiera pasarse una semana completa sin besarla otra vez.Se había acostado cerca de las siete de la mañana, y eran a penas las nueve y treinta cuando bajo a desayunar, feliz como una lombriz.Vincent, su amigo, estaba tranquilamente sentado en frente a Ulises, y hablaban sobre temas de aeronáutica civil. Su abuelo era un erudito en navieras, pero de aeronáutica no tenía idea que supiera algo. Mas eso no era lo importante…A Nick en ese momento le importaba un carajo el tema de los aviones, la aviación o cualquier otro aparato volador. Él había tocado el cielo con las manos al amanecer, sin necesidad de haberse subido a ningún artefacto volador.No podía comer, aunque se lo propusiera… estaba tan feliz, tan concentrado en los recuerdos frescos que tenía en su memoria
UNA INSANA MUESTRA DE AMORMila tenía un horroroso dolor de cabeza cuando se bajó de aquel avión comercial en el Aeropuerto Internacional Eleftherios Venizelos de la ciudad de Atenas, la resaca era tan fuerte que sentía que se le iba a partir la cabeza en cuatro partes.Pero a resaca no era nada comparada con la humillación que sentía por haber besado a Nickolau Kronos, en medio de aquella borrachera. Lo peor de sus borracheras era que no lograba ser amnésica… ¡Se acordaba de todo! De cada respiración… de cada aliento… de cada latido… de cada escalofrió que ese hombre le hizo sentir.Se había ido al aeropuerto de Mykonos sin tener a penas un vuelo reservado, solo sabía que tenía que huir de allí, así que se despidió de su padre con decisión de escapar de la isla tan pronto que cualquier compañía aérea se lo permitiera.Ella se iba a casar y había cometido la insensatez de besar a otro hombre estando comprometida con Héctor. Una insensatez que le había movido el piso y la había hecho d
“UN PRÍNCIPE EN AVIÓN ¿Y EL CABALLO?” Mila tomó un taxi de regreso al aeropuerto internacional de Atenas nuevamente. Tenía la mente embotada, por los sucesos de las últimas horas. Todo espero excepto encontrar a su prometido en la cama con otra. Las lágrimas se negaban en salir, y ella sencillamente estaba en shock.Lo más prudente ahora mismo le parecía irse a refugiar a Mykonos, no quería ver a Héctor ni en pintura, y solo yéndose lejos lo podría evitar.Si regresaba al hospital tendría que verlo, y no había modo que se quedara a llorar en aquel departamento que solo recordaba la imagen de aquella mujer desnuda dando lo mejor de sí, para complacer a su ex prometido. «Y sí que daba lo mejor de sí»Cancelar aquella boda le costaría demasiado dinero, pero mucho peor era casarse con aquel estúpido infiel que solo se le había ocurrido darle como excusa que no la esperaba esa mañana. Entre tantas mentiras que pueden usar los hombres, y que tienen al alcance de la mano… él escogió ser est
“ UN PASEO DE REGRESO"Por supuesto aquella era la primera vez que la señorita Mila abordaba un jet privado y se acercó mirando aquel moderno pájaro de metal con la boca literalmente abierta. Aquel tipo de aeronave exclusiva solo lo había visto en las noticias de algún mandatario, presidente de un país, o en alguna película romántica en la que un magnate encuentra a una chica desposeída y se la lleva a recorrer el Mundo. « Nick podría ser un magnate… pero ella obviamente no era la chica desposeída». Ese papel no le quedaría con su personalidad… ni con su cuerpo.Ella era una cornuda, estúpida que solo se ve si dejado engañar por Héctor sin que sospechara e más mínimo indicio, pensó con amargura.Mila caminó por la pista junto a Neck en silencio hasta que ambos llegaron a la escalerilla del avión.Él la miró de pies a cabezas, y pensó que ella le quedaba perfecta a su estilo de vida. Con aquella mujer a su lado, podría comerse al mundo entero. Mila era toda sofisticación, y además
"NO ME ACOSTARE CONTIGO"Nick entró a casa de su abuelo feliz como una lombriz, se sentía pleno al enterarse que aquel compromiso que le impedía acercarse a Mila se había derrumbado sin siquiera mover un solo dedo para que así fuera.Era una verdadera lástima que los sentimientos de Mila estuviesen involucrados, y que su infelicidad lo hiciera a él realmente feliz.Pero si algo había aprendido durante su vida como empresario era que nunca se podía dejar pasar una oportunidad, así que, de seguro esa noche avanzaría algo en el empeño de obtener la mano de Mila… o su corazón. Todo dependía de cómo se dieran los acontecimientos esa noche.Neck entró a la Villa y Fue en busca de su abuelo, y lo encontró muy tranquilo leyendo la prensa, apaciblemente acomodado en un sofá de mimbre en la terraza. Sus pies descansaban en una mesa baja, y era la clara imagen de la relajación, el ocio, y el sosiego.—¡Vaya! ¿¡Ya de regreso!? —observó Ulises levantando los ojos del periódico y sacándose los le
“EVITANDO UN ESCÁNDALO”Se fueron de aquella base de la colina que daba a la lujosa Villa de los Kronos, Neck pusó el auto en movimiento y se alejaron en busca de un bar un poco más alejado de todo lo que conocían.Su abuelo le había advertido que no quería verlo en la portada de alguna revista de chismes, y tampoco quería que la prensa la primera vez que lo relacionara con Mila Papadakis fuera en una borrachera.Ella sería su esposa, y la quería inmaculada a los ojos del mundo… Así como la veía él. Como su propia diosa prohibida e inalcanzable. Neck podía ser un total patán, pero jamás haría algo contra Mila. ¡Nunca Jamás!Así que alejarse del centro de la ciudadela de Hora, sería lo más inteligente, ya había tenido suerte que no lo encontraran los paparazis con ella la madrugada anterior en que la beso como un loco enamorado en medio de aquel bar, en que por casualidad se la había topado.El joven condujo por aquellas calles atestada de turistas de todas las nacionalidades a esa ho