Capítulo 75¡Quédate conmigo!Felipe se sintió dividido entre la necesidad de confrontar a Belinda y la lástima que le provocaba verla tan angustiada. Por esa razón se acercó un poco más y le dijo con suavidad:—Belinda, lo que hiciste fue inaceptable. ¿Por qué lo hiciste? ¡Acusar de ladrón a una persona inocente! ¡Ya observamos las cámaras de vigilancia! Nadie abrió tu bolso. Entiendo qué estás pasando por un momento difícil. ¿No crees que ya ha pasado suficiente tiempo y deberías haberte recuperado de tu divorcio? No puedes permitir que tus emociones te lleven a hacer cosas de las que luego te arrepientes.Ella asintió, dejando caer las manos y mirando al suelo, avergonzada.—No quise hacerle daño a esa mujer. Solo… no supe cómo manejarlo. En verdad lo pensé y es cierto que perdí ese dinero; estoy muy arrepentida. ¡Le pediré disculpas! Llévame allí con ella, le pediré disculpas —seguía diciendo, su voz apenas un susurro.Felipe sintió que su corazón se ablandaba ante su vulnerabilida
Capítulo 76 Prepárate para marcharteBelinda, con gesto confundido, miró a Felipe, incapaz de articular una respuesta coherente.—Yo… no entiendo lo que me estás diciendo.—Ven, te acompaño a tu habitación.La tensión era palpable. Felipe, con un nudo en la garganta, sintió la urgencia de aclarar aquel enredo emocional.Guio a Belinda hacia su habitación en silencio. Dejaron el lobby, claramente diseñado para transmitir una sensación de lujo y hospitalidad, y tomaron el ascensor sin pronunciar una palabra más, cada paso resonando como una declaración de lo que no se decía.Al salir del ascensor, ella lo seguía observando. Nunca lo había visto así; siempre fue tierno y cariñoso con ella. Nunca elevó la voz ni fue tan firme.—Felipe—, le dijo Belinda—Guarda silencio de una vez por todas. Espera que lleguemos a tu habitación—.Al llegar, él esperó a que ella pasara la tarjeta electrónica por la puerta de la habitación y ambos entraron. Al adentrarse en el pequeño salón, él se giró para
Capítulo 77 Adopción —Sube y hablaremos. Este no es el mejor sitio para tratar ese tema.Daniela resopló. Miro hacia todos lados y luego se sentó en el asiento delantero a su lado en el vehículo.— ¿Qué pasa con la custodia?, dímelo de una vez. ¡No tengo energías para jugar contigo! ¡Debo llegar a casa!—le advirtió sin mirarlo— No hablaremos aquí sobre eso. Vamos a otro sitioFelipe condujo a Daniela hasta un pequeño parque cercano, un remanso de tranquilidad que aparentemente ofrecía la privacidad necesaria para abordar temas delicados.A pesar de la urgencia de Daniela por hablar, Felipe siguió en silencio hacia una banca retirada frente a un hermoso lago artificial.El ambiente sereno del lugar trasmitía una calma que ninguno de los dos sentía en ese momento.Finalmente, él se sentó en la banca y se giró hacia Daniela, su mirada reflejando una mezcla de determinación y preocupación.—En primer lugar, quiero pedirte disculpas por lo sucedido en el hotel…Daniela sonrió burlonament
Capítulo 78 Transferencia Daniela, cada vez más confundida, se dirigió a Felipe con una mirada inquisitiva.— Felipe… ¿Qué demonios sucede contigo?— Es muy sencillo, también soy un hermano mayor y tengo derecho a ser el tutor legal. No puedes negármelo. No estoy diciendo que te los quitaré, solo deseo compartir la responsabilidad legal de su cuidado.La revelación de Felipe sumió a Daniela en un mar de emociones encontradas. La idea de compartir la responsabilidad legal de los niños con él no era de su agrado, pero tampoco podía negarles a los niños una vida mejor y el llevar el apellido de su padre. Tendría que pensarlo.— No lo sé, tengo que pensarlo.— ¿Qué tendrías que pensar? Ellos tendrán el apellido de su padre…— ¿Serías capaz de reconocerlos públicamente?— Daniela, ¿por qué eres así? Ya te he dicho que no es fácil ser hijo de Federico Ortiz. Es un hombre que ha dado mucho de qué hablar. Después de esa publicación tan escandalosa, se hace ver a los niños como un pecado ince
Capítulo 79 Muñequita consentida Daniela presentía que algo se escapaba de su entendimiento, quizás por ser un poco lenta en captar las emociones a su alrededor o, quizás, porque prefería no enfrentar la realidad de lo que estaba ocurriendo.— Claro, Alfonso, eres mi vecino y amigo. Nuestros niños juegan juntos, son amigos. A las gemelas y a Fabián les dolerá la partida de sus amigos. No me quiero imaginar lo que será para tus hijos ese cambio, no solo de ciudad y de país. Solo que…— Dime… qué cosa… —pregunto ansioso.— Creo que es una gran oportunidad para ti. También pienso que estás preparado profesionalmente para vencer cualquier desafío que se te presente.La expresión expectante de Alfonso se transformó a una de decepción. Se cuestionó internamente si debía haber sido más directo, pero no estaba seguro de cómo reaccionaría Daniela y no quería arriesgarse a quedar en ridículo.Desde la primera vez que la vio, ella le impresionó. Era tan hermosa, tan encantadora. Al principio, h
Capítulo 80 Solo quería dormirTeresa guardó silencio por breves segundos y al final se encogió de hombros.—Dani, él me ofreció una ayuda extra para la casa. Está preocupado por los niños. También por ti. Está arrepentido por lo que sucedió antes. ¿Podemos darle un voto de confianza?—Eso no quita el hecho de que él no me debe gustar. Hay muchas cosas en contra. Empezando porque él no siente lo mismo. Me odia por la relación que tuvieron nuestros padres. Eso, entre otras cosas, definitivamente hace que no pueda tener algo con él.Mientras las palabras salían de su boca, Daniela luchó contra unas inoportunas lágrimas.Ella se sentía tremendamente consciente de su presencia, del alto y fornido cuerpo. Habían pasado algo más de 6 meses desde que habían hecho el amor, pero para ella solo había pasado un día. Seis meses atrás, ella había huido después de que él le hizo el amor y él descubrió que no era quien decía ser.Recordaba perfectamente cómo se sentía su cuerpo y su fresca fragancia
Capítulo 81 Planes fallidosFelipe pasó la noche en la habitación de Belinda. Cada vez que intentaba moverse, ella lo agarraba del brazo y comenzaba a llorar desesperada, impidiéndole salir.El médico de guardia le había informado que Belinda tenía un problema nervioso y que por la mañana tendría una consulta con un psiquiatra. Ante tal situación, Felipe se vio obligado a quedarse a su lado.Mientras permanecía allí, su mente divagaba hacia el paseo planificado con los niños y Daniela. Aún no había decidido si debía o no suspender el paseo. Aunque mantenía la esperanza de poder disfrutar del día con ellos, las horas pasaban y no se observaban cambios en Belinda. Incluso se negó rotundamente a permitir que la sedaran por miedo a que él se marchara.La incertidumbre y la angustia se apoderaban de Felipe mientras permanecía al lado de Belinda, atrapado entre el deseo de cumplir con lo prometido a los niños y la preocupación por la frágil situación de la mujer que tenía frente a él.Con l
Capítulo 82 Soy tu hermano mayor— ¡Lo voy a matar! Me tiene confundida, primero se porta mal, después se porta bien, casi podría decir que es el rey de la amabilidad, más tarde me sale incumpliendo sus promesas a los niños— murmuró con frustración, expresando la confusión que la envolvíaDaniela sentía que si pudiera golpearse a sí misma lo haría. Eso llamaría mucho la atención ¿no es así?Sentada en una silla frente al mar, el entorno natural no podía disipar la tormenta interna que la consumía… No quiso reconocerlo, lo negaría hasta el fin, pero cuando Felipe propuso esta salida se había ilusionado.«¿Cómo pudo hacerme eso a los niños?»«¿Cómo pudo hacerme eso a mí? », pensó— ¿Cómo se hace para dejar de ser una mujer idiota? — se preguntó en un susurro cargado de autorreflexión. La presencia y la ausencia de Felipe, despertaba una lucha interna en ella.La búsqueda de respuestas en internet le parecía en este momento tentador, como si en la pantalla pudiera encontrar la solución a