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Todos los capítulos de ENCADENADA A UN MAFIOSO: Capítulo 1 - Capítulo 5
5 chapters
Vendida al diablo
ElenaEl mundo no se cae de golpe. Se desploma en pedazos pequeños, silenciosos, hasta que de pronto te das cuenta de que todo lo que conocías ha desaparecido.—Lo siento, Elena. No hay otra opción.La voz de mi padre se quiebra, pero no es suficiente para que lo perdone. Estoy demasiado ocupada tratando de controlar la sensación de vacío en mi estómago, ese abismo oscuro que se abre bajo mis pies cuando escucho la verdad.—Me estás vendiendo. —Las palabras salen en un susurro, frías y sin vida, como si no las hubiera dicho yo.—Es la única manera de salvarnos.Mis manos tiemblan sobre mi regazo, y un nudo sofocante me aprieta la garganta. Siempre he sabido que la familia Moretti tiene deudas, que la vida de lujo que llevábamos era solo un castillo de naipes a punto de derrumbarse. Pero nunca imaginé que mi propio padre me convertiría en el pago.No me da detalles, pero no los necesito. Todos saben quién es Dante Salvatore. El hombre al que nadie desafía. El líder de la mafia que gob
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Bienvenida al infierno
DanteElena está de pie en el balcón, con los brazos cruzados sobre el pecho y la mirada fija en la oscuridad. No intento hacer ruido cuando entro, pero lo siente. Su espalda se tensa, sus hombros se elevan apenas.Es como un animal salvaje, recién capturado. Hermosa, desafiante y llena de un orgullo inútil que solo le traerá problemas.Me apoyo contra el marco de la puerta y cruzo los brazos.—No estás pensando en saltar, ¿verdad?Ella gira la cabeza lentamente, como si le molestara que la interrumpiera en sus pensamientos. Sus ojos oscuros brillan bajo la luz de la luna, desafiantes, llenos de una ira que aún no ha aprendido a esconder.—Depende —responde con voz neutral—. ¿Qué tan alto crees que es?Sonrío.—Suficiente para romperte un par de huesos.—Tal vez valga la pena.La idea me molesta más de lo que debería.—No bromees con eso.Elena me sostiene la mirada, pero esta vez no dice nada. Quizás porque en el fondo sabe que lo digo en serio.No la traje aquí para que se me escape
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Jaula de oro
ElenaLa mansión es una obra maestra de la opulencia. Cada rincón grita riqueza, desde los candelabros de cristal que cuelgan en el techo hasta los suelos de mármol tan pulidos que podría ver mi reflejo en ellos. Pero no me dejo engañar. Todo este lujo no es más que una jaula disfrazada de paraíso.Camino lentamente por los pasillos, con la sensación constante de ser observada. Sé que Dante me vigila, incluso cuando no está presente. Hay cámaras, guardias estratégicamente ubicados, puertas cerradas con códigos que no conozco. No me lo ha dicho abiertamente, pero el mensaje es claro: no hay escapatoria.Me detengo frente a una de las enormes ventanas. La vista es impresionante. Más allá de los jardines impecablemente diseñados, se extiende una vasta propiedad rodeada de altos muros. Y más allá de esos muros… la libertad.Mi mano se apoya en el vidrio frío.Debo salir de aquí.—Bonita vista, ¿no?Me giro de inmediato.Frente a mí, apoyado contra la pared con una sonrisa arrogante, está
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El castigo
DanteMis dedos se cierran alrededor del respaldo de la silla con fuerza, mis ojos fijos en Elena mientras se aleja. Hay algo en ella que me intriga, algo que me desafía de una manera que no puedo ignorar. Cada intento suyo por escapar, cada palabra rebelde que sale de su boca, solo alimenta el fuego que crece dentro de mí. Ella quiere huir, pero aún no sabe que en este mundo, huir no es una opción.Es una lección que voy a enseñarle, y de la manera más clara posible.Me levanto lentamente de mi asiento, caminando hacia ella con pasos medidos. No tengo prisa. No necesito correr. Ella sabe lo que viene, y aunque no lo admite, algo en su mirada me dice que lo sabe. Se tensa, sus músculos rígidos como si estuviera esperando lo peor. Y lo está."Elena", digo en voz baja, mi tono es firme pero controlado. "Quisiste huir, ¿verdad?"Elena gira sobre sus talones, sus ojos desafiantes, pero hay un destello de algo más. ¿Miedo? ¿Ansiedad? No, no es miedo. Es algo más peligroso. Es la resistenci
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Promesas rotas
ElenaEl odio es una fuerza peligrosa. Lo sé bien. Lo siento en cada fibra de mi ser cada vez que sus ojos fríos me miran. Dante, el hombre que me arrastró a su mundo, que me metió en la jaula de oro de su mansión, donde todo es lujo, pero nada es realmente mío. Me prometí a mí misma que no me rendiría, que jamás permitiría que me doblegara, aunque su influencia se cierne sobre mí con cada paso que doy.Mi respiración se acelera al pensar en él. Es imposible no estar consciente de su presencia, de cómo se mueve por su propio reino, como si todo en él le perteneciera, incluso a mí. Lo odio, y me detesto por la frágil verdad que sus ojos me han hecho reconocer: no s&
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