Con la ayuda del sastre de la hacienda, me tomó casi una hora ponerme el vestido de novia.Cuando por fin me pude ver en el espejo, vi una versión de mí misma, familiar y extraña a la vez, y mis párpados enseguida se humedecieron por un momento.Este vestido de novia era tan precioso, igual al de mis sueños.Pero… el novio de mis sueños ya no estaba, y en su lugar estaba el alfa, Mateo, pálido e inexpresivo.— Te ves tan encantadora —La voz varonil y magnética de Mateo vino desde atrás. Caminó muy despacio hacia mí, me agarró de la mano y me llevó justo hacia el lugar donde se tomarían las fotos.La primera foto fue cuando Mateo bajó la cabeza para mirar mi perfil, con sus ojos dorados, profundos y brillantes, pero yo no me atrevía siquiera a mirarlo de vuelta.Cuando terminó la sesión de fotos, Mateo se fue de inmediato, él era un hombre muy serio, diferente a Carlos.En ese preciso momento, mi madre, preocupada, sacó su celular y subió nuestra foto de bodas a la red social de los lo
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