Inicio / Romance / Luna de miel por contrato / Capítulo 11 - Capítulo 16
Todos los capítulos de Luna de miel por contrato: Capítulo 11 - Capítulo 16
16 chapters
Capítulo 11
Antes de que podamos siquiera recuperar el aliento, el turista se levanta con una calma irritante y se acerca a nosotros con paso seguro, sosteniendo su copa de vino con la tranquilidad de quien acaba de ver el mejor espectáculo de la noche.—Bien jugado, pareja —dice con una media sonrisa, alzando su copa en un brindis imaginario—. Su química en la pista fue impresionante.Alejandro y yo le dirigimos miradas idénticas de desconfianza.—¿Qué quieres ahora? —pregunta Alejandro, con voz cansada.El hombre rueda los ojos con fingida indignación y se sienta en la silla vacía junto a nosotros, sin siquiera pedir permiso.—Por favor, no sean tan paranoicos. No quiero nada raro —asegura con tono despreocupado, apoyando su copa sobre la mesa—. Solo quería decirles que pueden confiar en mí.Alejandro entrecierra los ojos, observándolo con cautela.—¿Por qué confiaríamos en ti? —le pregunta.El turista suspira con dramatismo y se encoge de hombros.—Porque me voy mañana —responde con naturalida
Leer más
Capítulo 12
El sonido del oleaje llega amortiguado a mis oídos, acompañado por la brisa marina que se cuela entre las cortinas blancas de la habitación. Un cálido resplandor dorado ilumina el techo y, poco a poco, mis sentidos comienzan a activarse.Parpadeo lentamente, sintiendo la suave tela de las sábanas contra mi piel mientras mi estiro para tratar de quitarme la pereza. No sé qué hora es, pero a juzgar por la luz, ya es bastante tarde.Entonces, la primera imagen de la noche anterior cruza mi mente.El trencito de borrachos. Mi propio grito de emoción cuando arrastré a Alejandro a la pista de baile. Las risas de Julián grabándonos como si fuéramos una pareja de recién casados de verdad.El brindis exagerado, la ronda de shots que definitivamente no necesitábamos y, por supuesto, la mirada de absoluta derrota de Alejandro cuando se dio cuenta de que no solo habíamos pasado la noche en un bar, sino que ahora teníamos más pruebas de nuestra farsa matrimonial de las que jamás imaginamos.La ris
Leer más
Capítulo 13
El sol nos cubre mientras caminamos en silencio hacia la playa. La brisa marina no es suficiente para contrarrestar el calor sofocante, y yo, con mi bikini —uno bastante decente, porque ni loca me iba a poner la micro que Claudia insistió en que comprara—, ya estoy sintiendo cómo el sol calienta cada centímetro de mi piel expuesta.Por eso, cuando miro de reojo a Alejandro, que va a mi lado vistiendo una camisa blanca perfectamente abotonada y un short beige, solo puedo preguntarme cómo demonios no se está derritiendo.—¿No tienes calor? —pregunto con incredulidad, observándolo de arriba abajo.—No —contesta sin mirarme.Frunzo el ceño.—¿Nada? —insisto.—Nada.Miro mi propio cuerpo, donde ya noto el leve brillo del sudor en mi piel, y luego vuelvo a mirarlo a él, impecable, con la tela de su camisa apenas ondeando con la brisa marina.—¿Eres humano? —quiero saber, mirándolo como si fuera un bicho raro.Alejandro sonríe de lado y sigue caminando sin responder.Finalmente, encontramos
Leer más
Capítulo 14
La caminata por la playa se siente como una misión de alto riesgo. Con cada paso, María y Carlos nos bombardean con preguntas, y aunque Alejandro responde con su usual calma, puedo notar que está tenso. Yo, por mi parte, intento mantener la compostura, pero es difícil cuando sé que en cualquier momento pueden hacer una pregunta que nos delate.—Y dime, Isabel —dice María con una sonrisa encantadora—, ¿qué fue lo que más te enamoró de mi hijo?Mis pies se hunden un poco en la arena, y aunque el sol brilla con fuerza, de repente siento un frío repentino.Alejandro me lanza una mirada fugaz, como si estuviera esperando mi respuesta con la misma curiosidad que su madre.—Eh… bueno. —Tomo aire, recordando el guion mental que habíamos repasado—. Su dedicación, su inteligencia… y que es muy comprometido con lo que hace.María asiente, aparentemente satisfecha con mi respuesta.—Oh, sí, siempre ha sido así. Desde pequeño, Alejandro nunca hacía nada a medias.Carlos sonríe con nostalgia y de r
Leer más
Capítulo 15
—Bueno, ya caminamos suficiente. Creo que es un buen momento para sentarnos a tomar algo, ¿no creen? —dice el padre de Alejandro deteniéndose de golpe, con tono entusiasmado.María asiente con energía y nos mira a Alejandro y a mí con una sonrisa cálida.—Sí, vengan, hay un bar muy lindo justo aquí cerca.Alejandro y yo intercambiamos una mirada. Sé que él preferiría seguir caminando hasta perderse en la selva antes que compartir más historias embarazosas, pero negar una invitación de su madre parece una batalla perdida.—Vamos —dice finalmente, resignado.Nos dirigimos a un bar al aire libre con mesas de madera rústica y luces colgantes que tintinean con la brisa. El sonido de las olas rompiendo en la orilla y la música suave crean una atmósfera relajante, casi placentera.—Yo invito la primera ronda —anuncia Carlos, sentándose con una expresión satisfecha—. Hoy es una ocasión especial.—¿Lo es? —pregunta Alejandro con escepticismo, acomodándose en la silla frente a mí.—Por supuesto
Leer más
Capítulo 16
El sol sigue alto en el cielo cuando finalmente nos despedimos de Carlos y María. Después de demasiadas preguntas, sonrisas fingidas y nervios disfrazados de tranquilidad, los vemos alejarse.Suelto un suspiro largo, tan pesado como el calor que nos rodea y, sin decir una palabra, camino de regreso a la playa con paso decidido. Apenas llegamos a nuestro rincón de arena, me dejo caer sobre la reposera con un gemido de puro agotamiento.Alejandro, en cambio, se ríe con esa expresión burlona que ya me está sacando canas verdes.—¿Y ahora quién es la aburrida? —inquiere, arqueando una ceja.Levanto una mano sin fuerzas y le hago un gesto con el dedo medio antes de dejarla caer sobre mi estómago.—No estoy aburrida, estoy mentalmente agotada —respondo con voz ahogada, cubriéndome la cara con el brazo.Alejandro se sienta en su reposera y sacude la cabeza con diversión.—¿Y si te digo que todavía hay algo más que hacer?Abro un ojo lentamente, analizándolo con desconfianza.—No me digas que
Leer más
Escanea el código para leer en la APP