El joven CEO Mendoza estaba sin palabras con lo que acababa de escuchar, no tenía idea de que eso que mencionaban había sucedido. estaba tan molesto que apenas podía disimularlo. Buscaría a Joana y le pondría un alto. — ¡¿De que diablos estás hablando?! Cuando salí de viaje Emma estaba en mi oficina. — ¡No finjas que no lo sabes, tu prometida se la llevó con ella para que le sirviera de mandadera cargando todas sus inútiles compras, y te lo advierto Rafael, no te voy a permitir que le des ni tú, ni la engreída de Joana, ese trato a Emma! — Ya te dije que no estaba enterado del asunto, y sobre mis decisiones Doménico, tú no vas a venir a decirme que hacer y que no. Yo solucionaré mis asuntos. — Eso espero, o... ¿Por qué no me la das? Emma puede trabajar con Dominic y conmigo, y no de asistente, puede tener un mejor puesto y mejor salario, pero sobre todo va a estar lejos de la serpiente esa con la que te vas a casar. En ese momento el instinto posesivo de Rafael se activ
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