La mañana llegó otra vez, y Mónica se estaba arreglando frente al espejo para su primer día de trabajo. Sin embargo, al mirar su reflejo, por un momento no se reconoció. Era como si estuviera viendo a una persona completamente distinta. La ropa que llevaba puesta, tan elegante y cuidada, contrastaba con los viejos uniformes de limpiadora doméstica que solía vestir. Ahora se veía diferente, sentía que era diferente. Su corazón latía con nuevas aspiraciones, otros objetivos, y una ilusión renovada. Por primera vez en mucho tiempo, miraba la vida con una perspectiva distinta.Mientras se ajustaba la camisa blanca metida dentro de una falda lápiz negra, recordó con gratitud el gesto de Dylan. Días atrás, él se había preocupado una vez más por ella, enviándole ropa y accesorios. Al principio, Mónica se sintió avergonzada. No era fácil aceptar que alguien, prácticamente un desconocido que ahora consideraba un amigo, se tomara tantas molestias por ayudarla. Sin embargo, sabía que Dylan solo
Ler mais