LAURASu mirada tenía una intensidad peligrosa, una mezcla de deseo contenido y venganza calculada.—Martin, ya es tarde. Debemos llegar a casa… —intenté decir, pero mi voz tembló un poco, delatándome.Él sonrió más. Sabía que tenía el control ahora.—Oh, llegaremos a casa… —susurró, inclinándose hacia mí—. Pero antes voy a enseñarte lo que pasa cuando juegas conmigo.Mi respiración se aceleró cuando su mano se deslizó por mi muslo, subiendo lentamente, rozándome con una calma tortuosa.—¿Te gusta provocarme? —preguntó con voz grave, sus labios rozando mi cuello.Mis ojos se cerraron un instante, sintiendo el calor de su aliento sobre mi piel.—¿Te gusta calentarme y luego alejarte como si nada?Sus dedos subieron un poco más, haciendo que mi cuerpo reaccionara al instante.—M-Martin… —intenté decir, pero él me interrumpió.—No, no, no, mi amor… ahora me vas a escuchar.Con un movimiento rápido, me desabrochó el cinturón de seguridad y me jaló hacia él, colocándome sobre sus piernas.
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