MARTINSalí de la casa con rapidez, buscando la excusa perfecta para mi salida: ir al trabajo. Pero, en realidad, mi único objetivo era seguirlos. Sabía que Laura y Bryan estarian cerca , y que esta vez no iba a dejar que la situación se me escapara de las manos. Apenas minutos después de que la puerta se cerrara tras ellos, me aseguré de mantener una distancia prudente en el auto.El día estaba tranquilo, la ciudad respiraba con calma, pero mi corazón latía desbocado. Ellos caminaban por la calle sin preocupaciones, sin saber que había alguien detrás de ellos. Les seguí sin prisa, como una sombra, siempre a un paso atrás, sin que pudieran notar mi presencia. Los vi entrar en el parque, un lugar apartado, como si fuera el escenario perfecto para lo que estaba por suceder.Y ahí fue cuando lo vi. Bryan se acercó a Laura, tomándola de la mano con una suavidad que me arrancó un nudo en el pecho. La miró a los ojos, esa maldita mirada llena de ternura. Mi respiración se hizo pesada, y por
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