Con el equipaje listo, los autos estaban preparados para salir. Alejandro abrió la puerta del coche para que Leticia entrara, y ella subió, ajena a la tormenta de emociones que se libraba dentro de él. El sol a esa hora de la mañana bañaba la carretera con una luz dorada. Los motores rugieron al unísono mientras los vehículos emprendían su camino de regreso a la ciudad. En el silencio del trayecto, Alejandro mantenía la vista fija en la carretera, conduciendo con precisión mecánica, pero su mente estaba en otra parte. La imagen de Iván, inclinado hacia Elena con esa sonrisa seductora, no dejaba de repetirse en su mente.La mañana era fresca, pero dentro del auto de Alejandro, el ambiente estaba tenso, cargado de pensamientos no expresados. Él mantenía la mirada fija en el camino, sus manos firmes en el volante. La imagen de Iván demasiado cerca de Elena, la forma en que ella le sonrió, el descaro con el que él la tocó... todo lo carcomía por dentro.Leticia, sentada a su lado, cruzó
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