—¡Oh, Alonzo! Mi amante es enorme, sexy y tan caliente como el sol del verano —murmuró ella, sus palabras susurradas en su oído, con una mezcla de desdén y burla, disfrutando de cada palabra.Alonzo, al escuchar esas palabras, se tensó.Su rostro se llenó de ira, y levantó la mano, a punto estuvo de golpearla, pero los guardias rápidamente lo detuvieron.—¡Suéltenme! —gritó furioso, su cuerpo vibrando con rabia—. ¿Qué no saben quién soy? ¡Soy Alonzo Wang!—¡suéltenlo! —ordenó Kristal, su voz temblorosa, pero llena de furia.Los guardias lo soltaron bruscamente, y él cayó al suelo, golpeando la tierra con su cuerpo, como si la tierra misma lo rechazara.Roma se inclinó hacia él, su rostro firme y lleno de desprecio.—Estás donde mereces, Alonzo —dijo con una calma fría, casi cruel—. Si fueras más amable, quizás obtendrías mejores cosas. Pero, ahora, lárgate de aquí.Alonzo, con furia en sus ojos, se levantó lentamente, su cuerpo tenso, casi imparable en su rabia.—¡¿Quién te crees que e
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